Star Trek III. En busca de Spock

Estamos ante la tercera aventura en cines del plantel de Star Trek y esta película, aunque una continuación necesaria y decente en la realización, baja considerablemente el nivel. No es mala, no es aburrida, tiene muchas escenas más que dignas de la memoria colectiva de los trekkies e incluso un genial villano klingon interpretado por Christopher Lloyd, que también es de lo mejor de la película. Pero baja el nivel.

Como Spock era demasiado popular, no se podía quedar muerto (el propio Nimoy convenció a los implicados en "la Ira de Khan" para matar a su personaje, y al final acabó volviendo a interpretarlo y dirigiendo la cinta, nada menos). Nimoy dirige decentemente y el carisma de los protagonistas y nuestro interés por su historia no hay quien lo quite, pero la búsqueda que emprenden al enterarse de la posibilidad de recuperar a Spock, no deja de ser un "Deus ex machina", una explicación que, a pesar de que es cierto que Star Trek siempre ha desarrollado sus argumentos por caminos metafísicos, aquí roza lo mágico y no deja de parecer algo un poco forzado después del bombazo que fue la muerte de Spock en la anterior película.

No obstante, no nos equivoquemos, prefiero que Spock vuelva aunque la explicación deje un poco desear. Spock es tan parte del Enterprise como el capitán Kirk y su muerte iba a dejar un hueco muy difícil de llenar en secuelas sucesivas. Spock es Star Trek porque representa nuestra empatía al "otro" aunque nos resulte ajeno, extraño, porque Star Trek es a eso a lo que invita: lanza un mensaje de comunicación, de diplomacia, de superar el miedo a lo desconocido y tender lazos, de adquirir una altura moral que se corresponda al potencial que tenemos como especie, que debería ser la mayor aspiración del ser humano.
Filosofía aparte, si tenemos una dirección decente, un guión pasable, unas interpretaciones que son justo lo que nos esperábamos y no más (aunque a partir de aquí, el personaje del capitán Kirk comienza a estereotiparse como un "tipo duro", cosa que por desgracia se acentúa en las secuelas dirigidas por el propio William Shatner) y muchas escenas digna de la emoción de los seguidores de la aventuras de la nave estelar Enterprise, hace que al final sea una película que muy apreciable. El apartado artístico y estético están bastante cuidados, incluyendo los efectos especiales más modernos que empiezan a consolidarse en esta época. A pesar de que pueda parecer un intermedio entre las películas II y IV con la excusa de recuperar a Spock, la cinta consigue establecer una historia propia y relativamente auto-conclusiva que le da bastante fuelle, además de combates en su justa medida, que le aportan la dosis de acción necesaria.

Con todo eso, es entretenimiento del bueno. A pesar de lo dicho anteriormente sobre lo que representa Spock para la saga, esta película no es una introspección, una mirada al alma del ser humano o a las problemáticas del futuro (en todo caso, un tema central similar podría ser la amistad, pero no más). Lo que ofrece es puro entretenimiento y una continuación de la historia que había que contar sí o sí, con la que emocionarte más por el cariño a los personajes y sus historias que por el peso humano de las mismas, aunque sin desmerecer este aspecto. Y si además eres fan de Star Trek, es obligatorio ver qué diablos ha sido de Spock y continuar con las aventuras de la tripulación del Enterprise.

Spock había muerto. Pero los fans no querían un 'Star Trek' sin Spock.
Y, con el tiempo, ni el propio Spock quiso verse fuera de su propia saga.

'En Busca de Spock' tiene su principal problema en que no es ni una historia como tal: solo es una excusa filmada para poder recuperar al famoso vulcaniano.
De hecho, casi todo su argumento es residual de la anterior aventura del Enterprise sin esconder su nostalgia hacia la idea de un posible reencuentro, girando de nuevo alrededor del planeta Génesis y el ataúd olvidado de Spock en su superficie, entre vegetación, en aquel mismo plano esperanzador que terminaba el enfrentamiento contra Khan.
¿Si el planeta pudo generarse de la nada por qué no podrá regenerar un cuerpo sin vida?
Y como demasiadas veces en la ciencia ficción, el creador inventa y las costuras se solucionarán después.

Afortunadamente, la historia se guarda un as en la manga en el Comandante Kruge, un imprevisible oficial klingon que con los rasgos de Christopher Lloyd se convierte en la estrella tapada de la función, sumando un excéntrico sentido del humor con una sangre fría casi despiadada.
Para él, el planeta Génesis representa una nueva oportunidad de acumular algún tipo de poder, y de nuevo parece que tiene que venir la Federación a tocarle las narices, enarbolando una bandera de paz y entendimiento que para él tiene más de control totalitario. Su filosofía parece ser un perverso "no van a cruzar esta línea", que otorga algo de acción a lo que por otro lado solo es una especie de búsqueda almibarada que busca celebrar la vida y milagros de Spock.

Resulta extraño darse cuenta de que el puente de mando de la Enterprise no será el mismo sin aquel vulcaniano científico, y que su frase de sacrificio carece de toda la lógica que se le pudo atribuir en su momento: la necesidad de muchos pesa más que la de un individuo, pero no tiene sentido si ese individuo forma parte de algo tan unido como esta tripulación.
No se desarrolla, pero queda en el aire una suerte de madurez del universo 'Star Trek', al concebir una de sus piezas como figura elemental de su conjunto, y hacer lo imposible para rescatarlo de unos klingons que desconocen su valía, más sanguinarios que nunca, considerándole un trozo de carne.
Empiezan a pesar más la camaradería que el frío método de misiones espaciales, y ese pensamiento bien vale cualquier sacrificio, por la primera misión que lleva a la Enterprise a un territorio desconocido no para investigar nuevos territorios o formas de vida, sino para recuperar algo que ya conocen y sin lo que no podrían pasar.

Los sacrificios, finalmente, se vuelven más dolorosos de lo esperado, planteando la pregunta de si ha merecido la pena volver a Génesis, planeta renovador de vida y ahora volcán activo de muerte, dejando a Kirk más desamparado de lo que nunca estuvo.
Pero incluso en esa situación la respuesta más obvia sigue siendo la más acertada: ¿no parece una tarea noble viajar más allá del universo conocido por un amigo?

En suma, las salidas de guión chapuceras y las situaciones no del todo explicadas dejan esta entrega como un mecanismo de resurrección más que una película propiamente dicha.
Aunque no importa, porque siempre será satisfactorio constatar que, habiendo perdido la parte más esencial de si mismos, Kirk y Spock podrán seguir contando con su mutua compañía.

Prácticamente podrían haber cogido la mitad de esta película para ponerla en un montaje extendido de La ira de Khan, ya que estamos ante una historia continuista de la anterior donde la mayor parte del metraje es una introducción enfocada a la misión que le da título.

Aún así se salva gracias al talante de sus queridos personajes y algún que otro destello de un guión que prepara el terreno para hacer despegar de nuevo el Enterprise en la gran pantalla. En definitiva, un largometraje "justito" aunque agradable para los trekkies, pero que dejará muy frío al público poco conocedor de esta saga espacial.

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Esta secuela en realidad es una prolongación de Star Trek II, que es de las mejores y mas completas películas dentro de la saga. Por tanto no tiene ningún sentido ver la III sin haber visto poco antes la anterior. Vista en conjunto la película es buena y da un toque final a la anterior, sin llegar a superarla. Si se ve sin tener la anterior en mente la película pierde sentido y aporta poco, por no decir nada, al espectador.

Después de "Star Trek II: La ira de Khan" llega "Star Trek III: En busca de Spock". Es curioso y tiene gracia porque, en un principio solo tenían las líneas argumentales para las dos primeras películas. Pero, viendo el éxito arrollador que tuvo la segunda y las nuevas líneas argumentales que dejó abiertas, además de ser la primera película de la saga en donde Leonard Nimoy dirige, tuvieron que hacer la tercera.

La verdad, como cambio de curso de la saga y la franquicia, es una buena introducción. Pero, se queda con el 8 porque flojea un poquito en el desarrollo (pero, un poquito, no os paséis). Aún así, NO deja de ser una película interesante que deja un buen sabor de boca nada más verla.

¡No se la pierdan!