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España España · Babilonia
Críticas de Víctor
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Críticas 8
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
17 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha pasado casi un siglo desde aquella misión de exploración de cinco años que nos mostrara la Serie Original de Star Trek, con el capitán Kirk al mando de la clásica tripulación de la nave Enterprise y setenta años desde lo que sucediera en los eventos de la sexta y última película de la saga original “Star Trek VI: Aquél país desconocido”. Ahora (año 2.363, según la serie) y tal y como vimos en esa última aventura cinematográfica, los klingon son aliados de la Federación y la principal amenaza son los Cardasianos y, sobre todo, los Romulanos.

Tenemos personajes nuevos, frescos, pero que recuperan la esencia de la original; y eso que estar a la altura de la tripulación clásica no era tarea fácil. Pronto se le coge cariño a esta nueva tripulación – aunque ya cada uno pueda preferir una u otra –, desde el excelente Jean-Luc Picard (fantásticamente encarnado por el actor Patrick Stewart) dándole vida a un capitán con un talante y aptitudes muy diferentes a las de Kirk, hasta el androide Data, pasando por la consejera Deanna Troi, el primer oficial Riker o el rudo pero benévolo klingon Worf, entre muchos otros, incluyendo unos secundarios recurrentes muy bien insertados. Y lo mismo pasa con los villanos, algunos clásicos y otros nuevos, destacando en este último grupo el temible colectivo Borg. En cuanto a lo más clásico, vemos personajes familiares con aparición en algunos capítulos, como Hikaru Sulu, Scotty, el mítico Spock o su padre, el diplomático Sarek. Se hace homenajeando la original, pero sin caer en la necesidad de la referencia constante. Esta nueva Star Trek, aunque manteniendo los fundamentos clásicos, anda su propio camino y se vale de sí misma para convertirse también en una imprescindible de la ciencia-ficción por méritos propios.

Por suerte, aquí no hubo tantas limitaciones como en los sesenta (ni a nivel presupuestario, ni ético-político) y eso dio a una edad dorada para la franquicia Star Trek, volviendo a su formato original y esta vez pudiendo atreverse con lo que la clásica no pudo. La dosis de “ciencia” está bien equilibrada con la de “ficción”, con referencias y conceptos científicos gracias a un buen esfuerzo documental como ya lo hiciera su predecesora y con un resultado igual de satisfactorio. Aún así, este esfuerzo por cierto realismo (que tampoco es tanto después de todo, pues Star Trek también tiene un toque fantasioso que es parte intrínseca de la franquicia y que viene heredado de la ciencia-ficción clásica, como Flash Gordon o John Carter); no quiere decir que no haya un gran despliegue de medios, sino todo lo contrario.
En esta misma línea, cabría decir que los efectos especiales cumplen más que de sobra, apreciándose mucho la mejora técnica entre esta y la serie original, incluyendo la mezcla de maquetas y otros efectos artesanales con las técnicas digitales que se empezaban a abrir paso. Puede que haya algunos efectos que hoy día hayan envejecido no del todo bien (sobre todo parte del CGI dado los avances en este campo de los que disfrutamos hoy día), pero habría que tener muy mala uva para calificarlo como un defecto. Por el contrario supusieron todo un hito para tratarse de una serie de televisión que se estrenó, no lo olvidemos, en 1987. Incluso antes de que la saga clásica concluyera en el cine. Otros aspectos que destacan y que podemos mencionar son los decorados o el espléndido maquillaje, fruto de un apartado artístico muy cuidado y trabajado como ya es costumbre en la franquicia. También tenemos una banda sonora a la altura, con una mención especial al tema principal que introduce la serie, que cumplen tan bien como en la original dándonos ese soniquete introductorio.

Y es que siete temporadas dan para mucho y aun manteniendo esa línea de exploración y diplomacia propia de Star Trek, volvemos a tener historias de todo tipo: desde algunas con más acción y épica como “Lo Mejor de Ambos Mundos”, a otros más volcados en el thriller político como “Unificación” o “Redención”, pasando por episodios distendidos y autoconclusivos, pero que se emplean bien en profundizar no sólo en los personajes, sino en todo lo que rodea el universo de Star Trek por medio de historias de lo más diversas, como es tradicional, con ese toque tan auténtico y genuino. Así se llegan a abarcar temas tales como la xenofobia, los choques culturales, la sexualidad, la intervención en otros mundos ajenos a la vida galáctica (la famosa "Primera Normativa") o la búsqueda vital que nos da lugar en el universo, como ocurre en el caso del androide Data, que como en otras grandes obras de ciencia-ficción, nos hace plantearnos cuestiones de gran calado existencial en torno al limite de la inteligencia articial y la vida tal y como la entendemos.

En definitiva, la continuación que merecía Star Trek. Una secuela y relevo totalmente a la altura y según mi criterio, muy merecedora del estatus de joya de la ciencia-ficción que muchos le otorgan junto a la Serie Original. Esta nueva tripulación de la nave Enterprise también acabaría dando el salto a la gran pantalla con cuatro películas que continuarían la historia de estos personajes, concluyendo con "Star Trek: Nemesis". Y para quien aún quisiera más, ahí están sus series spin-offs: “Espacio Profundo 9” y “Voyager” que continúan la historia de la Federación en este mismo periodo desde perspectivas diferentes y en paralelo a las películas.

Gracias Gene Roddenberry.
Víctor
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6
11 de marzo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La misión de exploración del Enterprise ha quedado atrás. La Serie Original (1966-69), que había sido inicialmente discreta, fue ganando adeptos durante la siguiente década en mayor medida gracias a las reposiciones televisivas, que la empezaron a convertir en el clásico que es hoy.
A finales de los años 70, Star Wars había desatado una considerable "revival" de la ciencia-ficción, por lo que los productores e implicados en la franquicia creyeron que era el momento idóneo para llevar una historia de Star Trek a la gran pantalla, situada varios años después del fin de la misión del exploración que podemos ver en la serie.

El argumento, aunque mucho más grande como era de esperar, llega a recordar a la línea que mantenía la serie original en no pocas ocasiones: amenazas especiales desconocidas y fuerzas superiores a las del ser humano, con las que nuestros protagonistas tienen que enfrentarse en una cuestión de supervivencia usando no únicamente la violencia como medio de solución de los conflictos, sino sobre todo el ingenio y la diplomacia (todo esto, siempre atravesado por una crítica constructiva y esperanzadora hacia el camino que recorre la Historia de la humanidad, llena de miserias y crímenes, sí, pero también de actos de maravilloso ingenio, heroísmo y solidaridad que nos ha hecho avanzar tanto).

La verdad es que podría pecar de lo mismo que otras producciones para el cine que nacieron de una serie de televisión: que la película sea un capítulo el doble de largo y con mayor presupuesto. La cinta tiene algo de eso: un argumento cercanos a los más filosóficos de la Serie Original pero con un despliegue de medios mucho más elevados para la ocasión (pues quien haya visto la serie se dará cuenta el salto cualitativo y cuantitativo en ese sentido). Aún así, consiguen darle una ambientación y desarrollo que saben situarnos en un entorno que nos es familiar, pero en otro momento y otro sitio que nos dejan bien claro el salto que se ha dado: Sabemos que ya no estamos en la serie, pero no pierde su esencia y eso en buena medida es positivo, especialmente si has visto la serie. En definitiva, que es mejor verla contextualizada, porque fuera de ese contexto pierde bastante, dado ya hay una historia previa que influye en buena medida de lo que nos cuentan aquí.

Hay que decir que la cinta, a pesar de sus mayores virtudes que defectos y de lo que pudo marcar su época, tampoco es ni la más distraída de Star Trek, ni la más recomendable. De las que más conservan las características de la original, probablemente. La mejor seguro que no. Además, la buena banda sonora también cumple las expectativas, siendo un punto destacable a favor de la cinta.
Esta película de ciencia-ficción hizo dar salto al cine a la franquicia, un salto más que digno y que además triunfó la suficiente en su momento como para que Star Trek se convirtiera en el fenómeno que es hoy, dando pie a diferentes secuelas que se extienden por el tiempo a lo largo de los años 80 y principios de los 90, además de diferentes series que se ubicarían aún más adelante en el futuro ('ST: La Nueva Generación' y sucedáneos) que también contarían con sus propias películas ya en los mencionados años 90, cuando la saga de la tripulación clásica del Enterprise había concluido con "Star Trek VI: Aquél País Desconocido" (1991).

En esta película no verás constantes batallas entre naves especiales, duelos físicos o con pistolas láser (en sus secuelas, podremos encontrar esto en mayor medida, lo que tampoco quiere decir que el nivel bajara) porque no es eso lo que esta película quiere contar. Sea como sea, la cinta es más de merecedora de que la veamos y la disfrutemos un rato, sobre todo como introducción a las películas de Star Trek después de la mítica serie. Fuera de ese contexto, es algo más complicada de apreciar.
Víctor
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7
24 de enero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del bajón de la última entrega, la saga volvió a ponerse las pilas y nos dejaron la entrega final de las aventuras de la clásica tripulación del Enterprise, más de veinte años después del final de la Serie Original. Aquí el nivel vuelve a subir, recordando de nuevo a lo mejor que tiene la franquicia.

La idea es simple: La caída del telón de acero que acababa de suceder con el final de Guerra Fría en la realidad, pero trasladado al escenario de Star Trek, siendo el Imperio Klingon (ejem, ejem...) la URSS. Y claro, la democrática y pacífica Federación eran los Estados Unidos.
Con esto, la película consigue hacerse interesante. Estamos ante un evento importante en el universo Star Trek. Después de tanto años, tantos enfrentamiento y peleas, parece ser que el Imperio Klingon va a abrirse a la galaxia y confraternizar con el resto de especies, en lugar de guerrear contra ellas (cosa que hace aún más ofensiva la comparación con la ex-Unión Soviética, ya que de haber un país que usa la guerra como instrumento, esos son los Estados Unidos), algo a lo que no todos están dispuestos por su arraigada desconfianza en los klingon.

Los efectos especiales vuelven a destacar (incluso más) en esta cinta de la saga, que al igual que el resto de sus aspectos artísticos, están sumamente cuidados (maquillaje de los personajes, vestuario, música...) y en las interpretaciones, la tónica de siempre: unas mejores que otras. A William Shatner se le bajan un poquito los humos y vuelve a parecer de nuevo el clásico capitán Kirk, no un rudo y simple cowboy espacial.

El desarrollo de la cinta, dentro de este escenario que hemos relatado de conspiraciones, intrigas, asesinatos y por supuesto la aventura de los protagonistas por sacar a relucir la verdad, dejan una cinta de Star Trek más que digna con la que disfrutar y ponerle el broche a la saga clásica, pasando el testigo a "La Nueva Generación" y su historia. Además, lo mediocre de la cinta anterior, hace sea mucho más fácil apreciar esta como punto y final a las aventuras clásicas de Kirk y su tripulación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor
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5
23 de enero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente la peor de la saga. Es mejor empezar así porque aunque tampoco sea una secuela con la que tirarse de los pelos, el argumento a veces, detrás de toda la metafísica, es vacuo. Otras partes de él, en cambio, son interesantes a su manera, especialmente la comparativa (que siempre estuvo de manera velada en Star Trek) entre los exploradores que un día se lanzaron al descubrimiento de nuevas tierras (durante prácticamente toda la Edad Moderna y Contemporánea) y los futuros exploradores del espacio, como símbolo de la ambición (sana o no) de nuestra especie, ya sea por cuestiones puramente materiales de conquista y expolio, o de otra clase (pura curiosidad humana, las ganas de conocer, de traspasar las fronteras que se les imponen).

Artísticamente volvemos a tener un trabajo a la altura de la saga: efectos especiales logrados, música manteniendo ese ambiente propio de Star Trek, las interpretaciones... una mejores que otras. A William Shatner se le sube un poco a la cabeza no sólo ser el director, sino el capitán Kirk, y su personaje cada película parece más un Chuck Norris del futuro, que el capitán original de la serie que tanta confianza desprendía al dar las órdenes en el puente de mando del Enterprise. No por lo duro que era, que a veces también, sino sobre todo por sus dotes de mando y sacrificio.

A ratos la película te hace pasar por el aro, pero en otros momentos también te hace dudar si no le habrán dado el guión a un pastor evangélico para que lo revisara (en todo momento también hay una discusión teológica transversal al resto de asuntos). Al final, esta es de todas las películas, la que más se parece a un capítulo largo de la serie (y no de los mejores). William Shatner no alcanza a su compañero de reparto Leonard Nimoy en cuanto a dirección, dejándonos una cinta que se deja ver pero más bien creo que a pesar de Shatner y no gracias a él. Poco más que una mera distracción si no eres fan de Star Trek.

No obstante tiene algunos pros que le hacen ser más digerible, como su enfoque hacia el entretenimiento detrás de tanta metafísica, cosa que suple otros problemas; unos personajes principales a los que ya le hemos cogido cariño y un par de elementos más que puede que nos levanten curiosidad, esa curiosidad humana para animarnos a ver "La Última Frontera" si Star Trek te está enganchando.
Víctor
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7
23 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta misión de "Salvar la Tierra", concluye esa especie de trilogía que inició "Star Trek II: La Ira de Khan" y continuó con "En Busca de Spock", cerrando un ciclo bastante memorable para la saga. La película mantiene (e incluso mejora) el nivel que dejó la anterior entrega, y aunque a ratos pueda parecer que parte del argumento deja mucho que desear (las ballenas como eje de la salvación del planeta), la historia que acaba narrando se disfruta mayormente sin reparos.

Como siempre, tenemos a los protagonistas, que ya es un buen motivo para verla; conocer que pasó tras la última cinta a este grupo de oficiales de la Federación que tantas aventuras han vivido ya. A nivel artístico se mantiene destacable (incluyendo los decorados y los efectos especiales), aunque en esta ocasión hay menor necesidad de estos, pues parte del argumento sucede en la (por entonces) actualidad, mediados de los años 80, cosa que consiguen mediante un viaje del tiempo. Musicalmente, valorar la saga es como un encefalograma plano: mantiene un buen y constante nivel musical a lo largo de toda la saga, basándose siempre en los mismos esquemas (o eso parece) y eso les funcionó, de igual manera que les funcionaría en las dos cintas restantes.
La película se pronuncia desde un principio, además de como aventura de entretenimiento, como crítica - simple, eso sí - a nuestra actual y nefasta manera de relacionarnos con el medio y los demás seres que lo habitan, así como de explotar los recursos de lo que la naturaleza nos provee. Es un "cuidado, antes de que os arrepintáis de no pensar en el mañana". Y es que Star Trek siempre ha tenido, a su manera, llamadas de atención a una humanidad que aún tiene que progresar mucho en muchos aspectos.
La película es en sí misma una obra bastante digna de Star Trek a pesar de la arriesgada apuesta de su planteamiento, con ciertos toques de humor bien avenidos, algo de acción y de nuevo con un Leonard Nimoy que cumple en la dirección sin demasiado que echarle en cara.

En definitiva: distracción asegurada de estilo ochentero, ciencia-ficción de esa que molaba aunque tuviera fallos de guión y alguna que otra escena absurda (porque luego tenía otras tantas igualmente geniales) y cumplían su cometido principal de entretener... y claro, es que a pesar de todo es una de las películas de la saga que más gusta, puede que porque sea más fácil identificarse con la problemática que plantea y el momento temporal en el que sitúa gran parte de esta, que nos es más cercano y conocido, contando una historia divertida y que también recuerda a las aventuras que vivieron los protagonistas durante la Serie Original, en el mejor de los sentidos.
Víctor
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