Lluvia de albóndigas 2

La chavalada puede estar de enhorabuena, sobre todo los más peques y sus papis a la hora de incluir una salida al cine dentro de sus ratos de ocio. La animación sigue siendo un filón y da pingües beneficios como esta segunda parte colorista e imaginativa orientada al público antes referido.
Si bien el guión es bastante simplón y está muy alejada de las obras de arte periódicas a que nos viene mal acostumbrando Pixar y cía, se deja ver con simpatía, en un remedo de Parque Jurásico alimenticio, con un buen mensaje de respeto por la vida animal por una lado y por otro con un ojo puesto en el merchandising.

“Las segundas partes nunca fueron buenas”, como sabiamente dijo Miguel de Cervantes, una cita que en la actualidad ha tomado un importante valor en el cine; y que en el 99,99% de los casos es cierto, pero como también dijo otro gran escritor llamado J.R.R. Tolkien: “no es oro todo lo que reluce” (referido a la afirmación de la primera cita) , por ello, este filme animado es una excepción.

Esta secuela carece del poder narrativo de la primera (teniendo en cuenta la limitación del poder narrativo de una película de animación para los más pequeños), ya que continúan el mismo argumento y lo alargan como si de un chicle se tratase. Los personajes siguen en la línea y sacan un villano un tanto forzado y previsible a primera vista (eso no es malo, recordemos que es una película de niños). En este punto, os preguntaréis: ¿cuál es, entonces, el punto fuerte de la película? Su gran poder visual. En efecto, hay un gran despliegue de originalidad e imaginación a la hora de plasmar ese mundo de comida-animales que el protagonista ha concebido. Se consigue crear un vínculo afectivo con los nuevos personajes (seguimos hablando de niños) y sacarán alguna que otra sonrisa y carcajada.

La estructura del filme es sencilla: introducción (presentan a los personajes que ya conocemos y al problema), desarrollo (se trata de buscar una solución al problema) y desenlace (el argumento da el giro de tuerca “inesperado” y el problema es resuelto). La moraleja, como en toda película de animación infantil, es “bonita” y salta a la legua durante toda la película: el poder de la amistad, la confianza en uno mismo… Hasta aquí parece que hay más cosas malas que buenas, pero no caigamos en el error habitual: si fuese una película de adultos, lógicamente sería una desfachatez, sin embargo, el filme va dirigido al público más pequeño, y en ese sentido la película (aunque podría mejorar) es notable. Además, los padres no se lo pasarán del todo mal, hay algunos guiños que solo ellos entenderán (pues los niños no creo que estén muy al tanto del mundo político) y no hará falta que miren el reloj para ver pasar el tiempo cada cinco minutos…y eso ya es una ventaja.

Sin llegar a cotas altamente memorables (ni de dinero, ni de críticas), ‘Lluvia de albóndigas’ se convirtió hace unos años en un éxito de taquilla. Su combinación imaginativa de humor con la comida (algo con lo que todos los niños y padres se terminan peleando) funcionó lo suficiente como para realizar una secuela, capaz de retomar la acción justo donde la dejamos la última vez.

Y como sucedía en la primera entrega hay que volver a avisar a los padres: cuidado con el aburrimiento. Hay una fase intermedia de la película bastante pesada donde da la sensación que no pasa nada. A pesar de esos ecos a ‘King Kong’ o más claramente ‘Parque Jurásico’ hay un pequeño bajón de ritmo a mitad de película que afecta mucho al desarrollo de la misma. Es justo donde nuestro protagonista (ya sin la voz de Flippy y no le he echado en falta) debe tomar las decisiones más importantes.

Esto no quiere decir que los más pequeños se vayan a aburrir, al contrario, el muestrario de bichos de la isla, las situaciones y alguna que otra coña conseguida hará las delicias de los más pequeños, siendo una película recomendable para llevarlos a ver (indudablemente está repleta de originalidad).

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Hay una apreciación que si no la hago reviento; la saga "Lluvia de albóndigas" es, con diferencia, lo mejor que ha salido de los estudios Sony Pictures Animation. Pero con mucha diferencia.
"Lluvia de albóndigas 2" es una película que mantiene la mayoría de los elementos que convirtieron a su predecesora en una autentica sorpresa y que, a la postre, sirvieron para encumbrar a sus realizadores, Phil Lord y Christopher Miller. Esta segunda entrega, con el tándem anteriormente citado dejando la silla del director a otros, sigue siendo un auténtico derroche de imaginación. Partiendo como claro homenaje a "Jurasic Park" (Steven Spielberg, 1993), crea un universo de comidanimales con el que es imposible no quedarse hipnotizado mirando la pantalla. Puede decirse que, visualmente, es un goce. "Lluvia de albóndigas 2", además, alardea de un precioso colorido y de un ritmo electrizante que te mantienen embelesado. El film es tremendamente divertido, resultando imposible no enamorarse de cada personaje de la historia.
Seguramente, donde más dudas deja la película es en su esquema, parte en la que no aporta nada nuevo. Y es que, lo inesperado que depara la cinta, siempre es ofrecido al margen de la historia principal. Incluso podría decirse que el primer acto del film resulta un poco forzado, es cierto que todo sucede por y para provocar el ansiado viaje a la isla, pero es que muchas de las cosas que acontecen en la introducción parecen metidas con calzador.
En fin, una piedra en el zapato que tampoco debe restar un ápice al disfrute que provoca "Lluvia de albóndigas 2". Un entretenimiento muy digno, una bendita locura que hará que saquemos el niño que llevamos dentro.

En estas fechas uno tiene que hacer de buen tío y cumplir con las obligaciones que esto conlleva. Así pues acudí al cine con mi sobrino a ver la secuela de Lluvia de albóndigas. Por descontado que no he visto la primera y ni sabía que existiera. Lo más satisfactorio de todo y creo que ya lo he comentado en más de una ocasión es ver al chaval pasárselo bomba junto a otros niños y que poco a poco vayan aficionándose al cine.

La película en sí no está mal, trata de un joven científico cuyos servicios son requeridos por un magnate, también científico y de personalidad sospechosamente parecida a la de Steve Jobs, para que le ayude a desconectar la máquina que inventó el joven que está fabricando alimentos gigantescos que pueden poner en peligro a la humanidad. Pero lo que en realidad pretende el pérfido magnate es apoderarse de dicho invento para distribuir su producto a gran escala.

La trama encierra un bonito mensaje sobre la importancia de la amistad como suele ser habitual en éste tipo de films. Los personajes son muy divertidos y su comicidad está potenciada por el gran trabajo de los actores de doblaje entre los que destacan la conocida actriz televisiva Carmen Machi y el showman Santiago Segura cada vez más versado en el trabajo de doblador.