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Quadrophenia

Drama Londres, 1964. El nacimiento de dos sectas juveniles rivales (los "mods" y los "rockers") tiene consecuencias devastadoras. Para Jimmy y sus compinches, una pandilla bien trajeada, adicta a las pastillas y siempre a lomos de sus scooters, ser un mod es una forma de vida, es pertenecer a su generación. La cuadrilla de Jimmy se va a Brighton, dispuesta a vivir una salvaje aventura de drogas, emociones y batallas campales contra los rockers. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No conocía absolutamente nada sobre los Mods ni sobre las circunstancias socioeconómicas que propiciaron el surgimiento y permanencia – más bien corta – de esa curiosa subcultura metropolitana y es en ese logrado reflejo en donde la película gana total contundencia. Me sorprendió además, la estrecha relación de “The Who” con estas tendencias pseudomodernistas a la vez que deploré que metieran la mano en más de una ocasión; especialmente en la última media hora del metraje tratando de adaptar la historia a sus canciones y no al revés, empero; es la pista musical uno de los ingredientes que más genera atmósfera y es un goce en sí misma.

¿Y ahora que conozco de los Mods? mmmhh …… además de que existieron, algo más y con algo de pena debo manifestar que no me importa ni me importan; aunque valoro todo el subtexto existencial como la evidenciada y proverbial futilidad de lo que representan todas esas tribus urbanas: emos, candyes, metachos, punkeros y reggaetoneros (que son los más ñeros). Cuyas motivaciones parecen solo descansar en correrías en pos de Drogas, sexo, imagen etc. y en la imitación de ídolos de barro, como reemplazo a la construcción de una sólida Identidad, no una búsqueda. Pero las causas? bueno; la película se atreve a pintar a unos padres incomprensivos con sus hijos aunado a una desesperada necesidad de aceptación: “Yo no quiero ser como los demás, por eso soy un Mod”…... ja ja!. Pero presiento razones menos fáciles – Alienación, represión – y a las que Quadrophenia atiende con timidez.

Por otro lado; Jimmy Cooper no me parece alguien que busque sobresalir, pero si le acepto su tensión angustiosa que al final y para rédito de el mismo acaba simbólica y muy satisfactoriamente y justo antes de que empezara a percibirlo como una triste caricatura de los años Mod.
Hetrigan
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19 de noviembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen de ella que es una película mítica, imprescindible...
Pues yo os digo: depende de para quien.

Soy de esas personas que está enamorada de Quadrophenia desde el primer momento en el que la vio - de hecho, no tardé en comprármela original -, pero lo que yo opine sobre ella no tiene absolutamente nada que ver en la forma objectiva con la que veo las cosas, y es que, admitámoslo, la película, aunque ya de buenas a primeras no es como para echar cohetes, va decayendo de una forma horripilante. Si a eso le sumamos que en VO me ha costado tela entender a los actores por sus acentos y que en la versión doblada no sé por qué hay escenas que ni se han limitado en traducir, nos queda algo que, si no tenemos en cuenta todo lo que su argumento conlleva, la importancia que para los fans de The Who tiene y que su banda sonora es chapeau, nos queda en un aprobado por los pelos o incluso en un suspenso.

Pero veámoslo desde otra óptica...los mods, los rockers. Ellos, le pese a quien le pese, son las bases de la gran mayoría de movimientos estéticos/musicales aprovechables de hoy en día. Fueron una generación particular, algo que probablemente no se volverá a repetir nunca, o dentro de muchísimo tiempo. Es algo que, sí, debéis admitir, la película lo refleja cojonudamente bien; los mods no eran más que rockers con otra ropa y otras motos. Tan diferentes y tan iguales. Tan influyentes.

Y sí, como ya he dicho al principio, yo soy de esas personas que ama Quadrophenia; soy una de esas mods fuera de tiempo, fan de The Who. Yo soy una de esas que le rinde culto a esta película, que puede que se lo merezca y puede que no, pero que a mi me deja rendida.
ramenluvwithu
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10 de enero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay historias que deberían permanecer por siempre como fueron.
Quitarles arrugas, rayajos, manchas... quizá las quite parte de su identidad, quizá las prive del sentido que en su día albergaron. No sería que la mancha fuera necesaria, pero quizá, extrañamente, queda mejor donde está.
Como si al quitarla, se fuera parte del encanto acumulado de un trozo de celuloide.

Así sucede con 'Quadrophenia' y sus remasterizaciones.
Uno ve la versión restaurada y sigue apreciando lo fresco de sus jóvenes personajes, viviendo en ese Londres setentero de la época. Pero en la anterior versión parecía que estabas ahí, sumergiéndote en una sensación de vivir incomparable, una que sería imposible rastrear ahora. Aún con rayajos, y mal transferida, la copia de hace años me hizo sentir una ventana abierta a un tiempo que jamás conocí, mientras la más nueva solo era una ventana, cerrada e inmutable.

Pero más allá de las valoraciones de copia, lo cierto es que el espíritu de 'Quadrophenia' es ese: retratar un momento concreto de la vida de un joven.
En concreto, ese momento en el que todo parece más importante de lo que es, y nos creemos eternos, perfectos e inmortales. Jimmy no se siente diferente de todos los que le rodean, y esa es su mayor fortaleza, la de pertenecer a un modo de sentir las cosas único. Uno en el que no importa tanto el trabajo por la mañana y sí las chicas y las diversiones regadas con alcohol por la noche.
La ignorancia velada y casi cruel de sus jefes, o la ira de sus padres es apenas un ruido de fondo, porque él es un Mod, y eso es más de lo jamás podrá aspirar nadie.

En sus trapicheos en el enésimo bar o en su manera de ligar con Stephanie le conocemos, vemos cómo su manera de ser es ruda y desagradable, pero tiene la justificación de la juventud detrás.
Nada parece demasiado serio con ella, e incluso lo que debería ser muy serio enseguida se deja atrás con el frenesí de noches sin fin colándose en fiestas sin privarse de nada. Aquí esta historia cobra un doble valor: no solo la de mostrar la vida de Jimmy con sus amigos, sino la de meterse literalmente en fiestas de la época documentando algo que no salía en ningún lado. El efectismo huye del plano y solo queda la, quizá plana, quizá más sencilla, realidad de la que todos eran parte.
Como una fiesta de hoy, pero hace casi 50 años. Y ahí estamos, viviéndola y esperando que no vuelvan los padres antes de que bailemos con esa chica que reluce bailando.

Los Mods y los Rockers van a la playa a partirse la cara, con la música sonando que nos recuerda lo único del momento. Son eternos, son inmortales, somos los Mods.
También participamos en la lucha, en los cristales rotos con furia desatada, de igual manera que en el sexo callejero al calor del momento. La experiencia tiene la clase de carta blanca sin límites que solo da una mente anulada a pastillas, pero no se puede negar su enorme pureza, de grandísima lucha que formará parte de las leyendas del mañana. No tuvimos ninguna Guerra Mundial, crecimos demasiado acomodados para ellas, pero sí hubo una playa de Brighton.
El As de Oros, Sting como ídolo inalcanzable, nos recuerda por qué luchamos y a quién aspiramos a parecernos. No a los viejos de mirada insidiosa del trabajo, sino al tipo que tiene la misma habilidad bailando que dando puñetazos a policías, sin perder la sonrisa en ningún momento. Esa sonrisa nos da la seguridad de que este momento jamás acabará.

Pero lo malo es eso: que la juventud acaba.
Vemos a Jimmy tratando de atesorar todo lo vivido, y viendo que es tan difícil como guardar arena entre los dedos. Tarde o temprano todo se escapa, y solo queda el recuerdo. Quizá eso significa madurar.
La música se apagó hace mucho tiempo, pero en su cabeza no dejó de sonar evocando el calor del pasado verano. Eso significa algo, algo tan fuerte y tan verdadero que ni la decepción ni el cambio podrán borrar.
Un estilo de vida. Aquí quedó grabado.
Charles
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31 de mayo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece sorprendente que esta película que es un alegato en contra de las tribus urbanas, la moda social, y su falso romanticismo idealista, se ponga como ejemplo de justo lo contrario.
Las supuestas "aventuras" contra los rockers (y viceversa), las drogas y el sexo casual son solo un reflejo muy inteligente y crudamente hecho de lo que es "ser adolescente": quieres encajar, quieres pasártelo bien, quieres ser apreciado y para eso debes adherirte a unas reglas.
El protagonista, es el único que "cree" en que ser "mod" es una forma de vivir. El cree que si cumple a rajatabla con el "ideal" de la pandilla, se convierte en "alguien". Y es lo que hace toda la película creyendo que va hacia dónde debe ir con su ideal. Es el único de todo el largometraje que lo hace genuinamente, una especie de Don Quijote que finalmente se estampa contra la realidad, cuando poco a poco descubre, que todo es superficial, que nadie cree en "ser mod", solo es una moda más para encajar, y que él no ha avanzado hacia nada.
¡¡¿¿De verdad los "mod" se inspiran en esta película que los desacredita?!!! Qué amarga ironía para su guionista y director.
Cruda, sin ser demasiado cruda, ni si quiera busca que todo termine en una gran tragedia (un tentador final facilón de toda la vida), el director prefiere hacerlo con una metáfora.

PD: A parte, es una película muy interesante estéticamente, no solo la parte pandillera sino por ver la Inglaterra sesentera que refleja tan bien, y la fotografía muy lograda en todo momento. La banda sonora de los Who, fantástica.
el_desertor
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1 de febrero de 2007
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El disco homónimo de la genial banda "The Who" conduce al espectador, a veces con suavidad y en ocasiones de manera violenta, a través de la sucesión de brillantes imágenes del filme. El sentimiento de unidad a un grupo se va desvaneciendo ante la brutal presencia de la realidad, que procura colocar delante de las narices del protagonista la futilidad de su vida y la banalidad que representa la pertenencia a un grupo despersonalizar, como en su caso es el de los mods. Perfecto Sting, tanto cuando baila como cuando aporrea a los rockers, y en el juicio. Majísimo.
Guticrack
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