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La favorita

Drama. Comedia Principios del siglo XVIII. Inglaterra está en guerra contra Francia. Una reina debilitada, Anne (Olivia Colman), ocupa el trono, mientras que su amiga Lady Sarah (Rachel Weisz) gobierna en la práctica el país en su lugar, debido al precario estado de salud y al carácter inestable de la monarca. Cuando una nueva sirvienta, Abigail (Emma Stone), aparece en palacio, su encanto seduce a Sarah. Esta ayuda a Abigail, la cual ve una ... [+]
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Críticas 190
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2019
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 8,5

Triángulo femenino

Nos encontramos sin duda ante una de las comedias feministas más importantes de los últimos años. El trío de ases conformado por Emma Stone, Olivia Colman y Rachel Weisz muestran la fortaleza de tres personajes femeninos, cada una con su propio sufrimiento a las espaldas, encerradas en un triángulo de amor-odio entre ellas mismas.

Stone está siendo nominada a mejor actriz de reparto en distintos premios por La Favorita. A pesar de ello, este hecho sorprende pues la intérprete es realmente la que toma el pulso al filme, convirtiéndose en la protagonista indiscutible. Abigail es un personaje redondo, uno de aquellos cuyo recorrido hace que pases de amarla a odiarla. La típica chica de campo que se convierte en una mujer sin escrúpulos en búsqueda de una vida mejor.

Lady Sarah (Weisz) es la imagen de una mujer dura, fría, sincera e inteligente, líder en un mundo de hombres y cuyo amor traspasa la pantalla. Por su parte, Colman interpreta el papel de la reina Anne de una manera sublime, el deterioro de la salud del personaje se siente real en todo momento: su locura, sus ataques de gota, su ira, sus cambios de humor constantes… Una reina despreocupada de su reino y altamente influenciable.

A pesar de que la cinta es claramente una llamada de atención sobre la fortaleza de la mujer, hay que alabar el trabajo de Nicholas Hoult, que ha pasado desapercibido pese a ser excelso. El actor de Skins o Equals en esta ocasión interpreta a un personaje receloso y algo antipático, que tan sólo busca la paz de Inglaterra y para ello busca todas las formas posibles de convencer a la reina.

Libertad sexual

Los personajes no son los típicos arquetipos basados en una idea o con un sencillo recorrido, sino que buscan en los recovecos sentimentales más profundos de cada uno de ellos y los remueven de manera constante. Nunca sabes lo que piensan o lo que pueden llegar a ser capaces de hacer. Además, el arco de transformación de los tres roles protagonistas es un elemento remarcado en La favorita.

No hay que olvidar además que la cinta es un canto a la libertad sexual. Abigail y Lady Sarah luchan por el amor y el favor de la reina, aunque con distintos objetivos. El triángulo amoroso formado muestra una realidad invisible en el cine pero cada vez con mayor presencia: el amor entre las mujeres. La favorita supone un avance más en la visibilización de todo aquello que durante siglos ha sucedido a escondidas en el mundo. El colectivo LGTBI está muy presente, aunque no como eje sino como algo intrínseco en el interior de los propios personajes. A este amor se le une el violento y tóxico entre Abigail y Mashan (Joe Alwyn), en una apertura a dar cabida a todas las maneras de querer.

Kubrick presente

El nivel estético de Lanthimos ha llegado a su mayor apogeo. Sin duda nos encontramos ante la película visual más bonita del director griego hasta la fecha. En ocasiones la cinta puede llegar a recordarnos al estilo exquisito de otras como Barry Lyndon de Stanley Kubrick, o al de otras películas de época como Anna Karenina u Orgullo y Prejuicio o series como la reciente Versalles. Destacan la profundidad de los escenarios abiertos jugando con los personajes, el juego de luces y el uso de mucha composición. No obstante, Lanthimos da un paso más.

Los planos torcidos y el abuso del ojo de pez como distorsión de la realidad es una constante a lo largo de La favorita. También destaca mucho la utilización del juego de claroscuros, imitando la realidad y evitando las simetrías, con mucho decorado de interior y poco de exterior y muchos contrapicados que ensalzan las figuras de los personajes.

Los animales no abandonan

Bien es conocido el gusto del realizador por la utilización de los animales como metáforas, así como ya lo hizo en sus célebres películas Canino, Langosta o El sacrificio de un ciervo sagrado. En esta ocasión, los elegidos son los conejos, los patos y los caballos, los animales de la realeza.

La estrella de La favorita es el conejo, como símbolo de las cosas malas y la reproducción de las mismas, como aparece a lo largo de toda la cinta. Los patos aparecen por su parte ligados a la caza, un objetivo a alcanzar de los personajes pese a las consecuencias que conlleven. Los caballos finalmente aparecen como componentes de prestigio y nobleza, que surgen en los momentos de mayor clase. Animales que dicen mucho a pesar de parecer que no es así.

Aparte, la guerra entre Inglaterra y Francia poco importa realmente, pues sirve como excusa para mostrar las relaciones entre los personajes. De este modo, la rendición, el acuerdo, la derrota… son las propias relaciones existentes entre los protagonistas. El filme respira simbolismos.

Un guion más sutil

Parece que la división por capítulos de las cintas está de moda. En esta ocasión La favorita separa la película en varios clips, anunciados por unos elegantes rótulos. Este es un recurso utilizado habitualmente en el cine de algunos directores como Lars Von Trier (La casa de Jack) y se ha llevado a cabo en recientes películas en España, como en Petra de Jaime Rosales. De esta forma, la película se nos presenta como si de un relato de Jane Austen se tratara. Sin embargo, no es una narración de época habitual, Lanthimos refleja la originalidad e imaginación a las que nos tiene acostumbrados.

El libreto vuelve a mostrar un Lanthimos sutil, metafórico y provocador. Pese a la polémica y controversias que sus cintas anteriores habían suscitado, en este filme nos encontramos ante una versión más light de sí mismo, pero sin abandonar el atrevimiento que lo caracteriza.

Conclusión:

El fuerte simbolismo, la sutileza y el reflejo de la complejidad de los sentimientos convierten la cinta en un nuevo éxito del realizador griego, en esta ocasión más moderado.

Escrito por Miguel Ángel Romero
https://cinemagavia.es/la-favorita-critica-pelicula/
Cinemagavia
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21 de enero de 2019
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez son más escasas las ocasiones en que encontramos una película en la que cuyo autor se erija como el principal reclamo para hacerte salir de casa e ir al cine a ver cine. Yorgos Lanthimos es esa rara avis que provoca-evoca esa sensación ilusionante cada vez que llega a oídos de un servidor que un nuevo proyecto suyo está en marcha.

Con “La favorita” Lanthimos consigue otra delicia más en su corta, peculiar y genial filmografía. Esa elipsis de una narrativa audiovisual que hace tan suya, la cuidada puesta en escena perteneciente a un cine que ya no se hace hoy en día con esa óptica de una panorámica que produce una sensación extraña como si se doblara la imagen pero que encaja perfectamente en ese universo con esa fotografía y esa iluminación tan “Barry Lyndon” no sólo es fantástica, se establece como un personaje más durante todo el metraje. Todo el reparto está fantástico y sus protagonistas femeninas están jugando en una liga superior. Pero lo realmente encomiable es ver a un director que no se limita a deglutir y regurgitar donde su trabajo siempre trasciende el guión de la película, que en manos de un director más prudente sería un manido drama de época, donde se destacaría la ambientación y el vestuario más que cualquier otra cosa. Pero al tío Yorgos le resbalan las reglas y los convencionalismos, el es el piloto de su propia nave y por eso se arriesga a filmar bailes de extravagantes coreografías y hablar de pollas pequeñas o de menstruaciones interminables en pleno siglo XVIII, por qué el siempre va más allá en sus historias llevando a sus protagonistas a lugares internos mucho más lúgubres consiguiendo de ellos unas interpretaciones inusuales y contenidas, mostrando con violento paroxismo la sexualidad, tratando temas cotidianos de manera enfermiza y hablando de lo paradójica que es nuestra especie y como ciertos organismos crecen y pululan en alguna grieta oscura dentro del ser humano, siempre autodestructivo, impregnándolo todo de un perturbador humor negro que produce una placentera incomodidad en el espectador.

“La favorita” no es una obra más ni una película menor, es la culminación de un estilo. Lo nuevo de Yorgos Lanthimos tal vez no sea el típico drama de época que cualquiera esperaría ver. Pero eso sí, es brillante.
Ángel Moreira
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14 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
07/07(09/01/19) Sugerente drama histórico (no sé dónde está la comedia que muchas han visto, incluso los delos Globos de Oro, que la nominaron en esta categoría), dirigido por el heleno Yorgos Lanthimos, cineasta valiente que gusta de realizar films malsanos, surrealistas, enmarcado en universos que rozan lo absurdo, donde lo estático marca la acción, aquí hace hasta la fecha su obra más fácil digerible con este relato, que aun así mantiene parte de los mantras del cine del griego, como los rituales de control y dominación (‘Canino’), sobre lo espurio y críptico del amor (‘Langosta’), los abusos del poder y su corrupción moral (“Langosta”), o los sacrificios por un bien mayor (‘El sacrificio de un ciervo sagrado’). Todo esto enmarcado en un sátira social que recuerda en su indefectiblemente a “Eva al desnudo” (1950), cruzado con una puesta en escena deudora claramente de la kubrickiana “Barry Lyndon” (1975) y “El resplandor” (1980), esto por el manejo singular de la cámara (grandes angulares, entes súper anchas, grandes profundidades de campo, y hasta ojos de pez). También del genial neoyorkino Stanley y esta referida cinta se pueden ver similitudes en las ansias arribistas de los protagonistas (como en su estructura por capítulos), y también paralelismos entre el cine kubrickiano y el de Lanthimos en el distanciamiento y frialdad con que trata a sus personajes, como también se pueden ver trazas malsanas de la película “El sirviente” (1963) de Joseph Losey sobre la novela de Robin Maugham. Por primera vez en la filmografía de Yorgos el guión es ajeno y tampoco participa su colaborador habitual Efthymis Filippou, el libreto es obra de Deborah Davis y Tony McNamara que se centra en la corte inglesa de la Reina Ana (1702-1714), donde dos mujeres se disputan el ser las favoritas de la monarca, entrelazando maquinaciones, traiciones, y juegos de poder, ello en un universo marcadamente de mujeres, el empoderamiento femenino en un mundo de hombres. La Reina Ana, último miembro de la Casa de Estuardo, definida durante siglos por las cosas más mordaces que Sarah había escrito sobre ella después de su muerte.Ha tenido cinco nominaciones a los Globos de Oro, incluyendo a película (Musical o Comedia), ganadora de Mejor actriz para Olivia Colman(Comedia o Musical).

El director coloca en el centro de su diana la hipocresía y culto a falsas apariencias de submundo sumido en superficialidad y culto a la personalidad, despliega juego de engaños y manipulaciones sobre el tapiz de la corte inglesa del XVIII, lugar cuasi-claustrofóbico, puede recordar la casa de “Canino”, aquí la sociedad mundana queda lejos, el hedonismo mezclado con el canibalismo se apodera de las ambiciones de los personajes, en un tablero-palacio donde en sus salas hay carreras de patos, o el dormitorio real tiene a 17 conejos de acompañantes de la Reina. Monarca solitaria, triste, caprichosa e insegura que alienta una competición por su persona, la de dos mujeres, mandataria acuciada por la indecisión sobre si es mejor continuar o no con una guerra, y que todos los que tiene alrededor intentan mangonear por sus intereses personales. Es este un universo decadente donde campan a sus anchjas personajes grises, la bondad es algo inexistente, todo es individualismo y darwinismo social, sálvese el que pueda, aunque para ello deban pisotear (o envenenar) a los demás. Un desarrollo donde Cual abanico se abre un catálogo de las miserias humanas, sus ansias desmedidas de supervivencia, sus anhelos de escalar (socialmente), las ganas de tener poder, donde la corrupción moral es primordial para poder moverse en esta ciénaga de codicia. Un juego de seducciones parasitarias donde el sexo es un arma más poderosa que una espada, donde la lealtad y traición es una senda afilada que corta, una guerra de sexos (con algunos elementos de screw-ball), rivalidades y amores de conveniencia son recursos de ataque y sugestión, el verdadero y desinteresado cariño es un ente invisible para una monarca voluble y patética.

Todo evolucionado mediante ritmo ágil, diálogos inteligentes, situaciones ingeniosas sugerentes, en in crescendo dramático incisivo, con recursos mordaces en el sentido de su anacronismo. Un mundo tan machista el del SXVIII donde son las mujeres las que lo manejan todo, donde es el amor lésbico motor de las reacciones del poder, donde todo un Imperio está pendiente de la decisión de una mujer, donde la gran consejera de la Reina es mujer, donde la persona que puede quitar este privilegiado puesto es otra mujer, donde los hombres son satélites que bailan al ritmo de estas mujeres, mujeres que manejan sus atributos como su artillería para medrar en este mundo supuestamente de hombres; Este elemento se suma a algunos anacronismos, ya desde sus diálogos claramente modernos, o con ese baile ultra-chic con una coreografía propia del SXX, con una banda sonora donde convive la música clásica (Bach, Vivaldi, …), con Elton John, otorgando un carácter cuasi-atemporal al relato.

Emma Stone (me tienen loco esos ojazos!) como egoísta advenediza Abigail cuyo padre vendió “su coño a un gordo alemán”, despliega desarrollo vibrante desde que aparece en palacio embadurnada en barro, mugrienta, empezando un ascenso inteligente donde las armas de mujer serán desplegadas para ir ascendiendo en la escala de la corte, desde “fregona” de cocina intentará acercarse lo más posible a la monarca, quiere ser “su favorita”, para ello deberá aplastar a su rival (Lady Sarah), donde la moralidad y nobleza serán un ente desaparecido. La actriz la encarna con picardía, con vigor, con entereza, manteniendo maravilloso tour de forcé femenino con Weisz y con Colman, juego de haber quién sabe manipular mejor; Rachel Weisz da vida a Lady Sarah, mujer de confianza de la reina Ana, tiene gran poder de sugestión sobre ella, cual Pepito Grillo le susurra lo que debe hacer, lo malo para ella es que tarda en darse cuenta del peligro supone para su status... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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19 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un director contemporáneo que me ha sorprendido muy gratamente ese ha sido el cineasta griego Yorgos Lanthimos con sus excelentes "Dogtooth", "The Lobster" y "The Killing of a Sacred Deer", peliculas en las que me sumergo siempre que tengo un rato libre, así que era de esperar que estuviese esperando "The Favourite" desde su anuncio. Una vez que la he visto me he encontrado con una maravillosa película pero con una decepcionante película de Lanthimos.

La película nos presenta a Anne de Gran Bretaña (Olivia Colman) la última reina Estuardo, que debido a su fragil salud, su papel de dirigente del pais recae en su amiga, amante y confidente Lady Sarah (Rachel Weisz) que la manipula para lograr sus propios objetivos, pero todo cambia cuando llega a la corte Abigail Hill (Emma Stone), una criada que se hará amiga de la reina con el objetivo de escalar clases sociales, lo que provocará una rivalidad entre Sarah y Abigail.

Como película es una delicia, la ambientación es exquisita, el vestuario y peluquería es tan extravagante como el de esa época, la banda sonora es genial, las actuaciones del trío protagonista son exquisitas, sobre todo la de Colman y la dirección de Lanthimos es genial aunque no tan arriesgada como en sus obras anteriores, y eso que usa ojos de pez en un drama de época...

Como película de Lanthimos es un poco decepcionante, se nota mucho que la dupla Lanthimos-Filippou no ha participado en el guión y por tanto la hace más asequible para el gran público, no como sus pelis anteriores más experimentales y turbias. No hay muchos elementos que te recuerden a su peculiar estilo, de hecho, cualquier otro director la podría haber dirigido y el resultado seria muy similar.

Espero que la próxima película de este director recupere su estilo tan característico y peculiar y no empieze a tirar por el cine más "mainstream", porque si no ya no quedará nada de aquel hombre del que me enamore, eso sí, nadie le quita a "The Favourite" que sea un peliculón en toda regla.
Riesgo Doceñal
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19 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yorgos Lanthimos dirige su película más accesible, o lo que es lo mismo, su película menos rara. Utilizando un guion ajeno, filma echando mano de sorprendentes decisiones estéticas -el ojo de pez, los grandes angulares-, manifestando su gusto por los contrastes, y dejando patente en casi cada plano un humor insólito, negro, en ocasiones absurdo, que derrocha mala uva y que se ha convertido en su sello personal.

Las intrigas de palacio de este drama de época resultan singularmente entretenidas. La frivolidad de la corte, las ansias de medrar en la escala social, las traiciones, las conspiraciones, la ambición de poder, la utilización del sexo como arma, los azares que marcan el destino de un país son diseccionados desde la extrañeza y la ligereza, al modo de un juego infantil y banal cuyas caprichosas reglas permanecen sujetas al carácter voluble de una patética reina chiflada. Porque la cuestión, como siempre, como diría Humpty Dumpty, es saber quién manda.

El trío de actrices deslumbra. Olivia Colman quizá sea la más desconocida de las tres pero domina con soltura todos los variados registros de su personaje. Rachel Weisz muestra mucha clase y Emma Stone posee un increíble talento y tiene un gran futuro.

A los directores tan personales como Lanthimos les conviene, cada cierto tiempo, imponer límites a su creatividad. Es ahí cuando se vuelve indudable la validez de su mirada.
Jackie Daytona
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