La favorita

Interesante film con buen guion y buenas actrices.
Estimulante dirección y música original.
En conjunto es una buena película pero algo no termina de llegar... Creo que el final pierde fuelle y le resta fuerza a todo lo anterior.
Metraje innecesariamente largo.
Oscar no sé si merecido pues aunque la actuación destaca, el personaje no es tan memorable.

Me he tomado la molestia de leer detenidamente en la Wikipedia en inglés sobre esta película y su veracidad histórica. La verdad es que es mucha y me refiero a la historia de ese casi triángulo amoroso formado por la reina Anne, lady Churchill y su prima venida a menos a principios del siglo XVIII, pero que sabe remontar en la escalera social fue casi tan cual como se cuenta en la película.

Si alguien no supiera lo que significa esa palabra, favorito, no tiene más que ver este film. En él se ve perfectamente como la reina tiene una persona que podríamos definir entre amiga y amante. Le sirve también de consejera incondicional, papel muy importante en un mundo donde todo el mundo te la quiere clavar por la espalda y careces de todos los elementos tecnológicos con los que contamos ahora.

La lucha que se produce entre la favorita ya establecida, -acostumbrada a su papel, a mandar más que la monarca misma-, y la recién llegada, con todos los visos de tener todos los puntos de ser la nueva favorita a poco que la otra se despiste es el tema central de este británico film. Y digo lo de británico siendo consciente de que su director es griego y de que su principal protagonista, la guapa e interesante Emma Stone, es norteamericana. Tiene todos las características de las películas británicas: una recreación ambiental excelente, una fotografía perfecta, una interpretación a la altura de los grandes intérpretes ingleses; eso sí, tanta perfección técnica no hace que un buen guion, que sin duda lo es, la convierta en una obra maestra. Falta algo más de desgarro en esas relaciones intempestuosas; pero dicho esto, nada que objetar al alto vuelo alcanzado por este más que estimable film.

Yorhos Lanthimos parece declarar aquí un odio al cine moderno. Firma un film que bebe de tiempos más clásicos, siendo "Eva al desnudo" su gran y constante fuente de inspiración. Como "Vatel", tenemos una recreación de época exquisita en sus mimbres, sumergiéndonos de inmediato en una fábula contada con la maestría de los grandes narradores.

Tres actrices privilegiadas dan vida a reina, favorita y ambiciosa cortesana en proyección de serlo. Todas son divinas, aunque quizás sea Emma Stone la que recibe el mayor caramelito, al tener una evolución constante desde la primera y sórdida escena del carruaje hasta alcanzar la cima.

Más allá del trono inglés, se nos brinda una aguda reflexión sobre las ambiciones y miserias humanas, a los caprichosos, volubles e inseguros que somos, además de medir cuánto estamos dispuestos a soportar a cambio de colmar una meta.

Pese a lo profundo del discurso, no se hace nada pesada y tiene un clima de clásico que no queda empañado por excesos pretenciosos. Una de las mejores cintas de 2018.

Esta reconstrucción de casi los últimos años de la desgraciada reina Ana de Inglaterra es sorprendente por la puesta en escena de un manierismo exagerado, entre lo bello, lo ridículo y lo grotesco.
Si a eso se añade la gran interpretación de Colman, Stone y Weisz, a cual mejor, pero destacada Colman, se tiene un resultado muy fuera de lo habitual y digno de verse y de disfrutarse.
La película se centra en las relaciones de las tres mujeres y los acontecimientos políticos figuran como simple contexto.
Echo de menos que el relato no siguiese con las vicisitudes posteriores de esas tres mujeres, históricamente muy interesantes.

Vi “The Favourite” (“La Favorita”, 2018, RU), del director griego Yorgos Lanthimos [1973- ], con guion de Deborah Davis y Tony McNamara. El reparto es de lujo (incluso se instaura un triunvirato femenino difícil de olvidar): Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz. La narración, ligeramente biográfica pero que no puede considerarse como histórica completamente, y con algunos toques de comedia negra y humor excéntrico, se centra en la última reina de los Esturdos, Anne (Colman), quien gobernó entre 1707 y 1714, y cómo ella afronta (o delega) los temas del gobierno en dos mujeres: Lady Sarah (Weisz) y Abigail (Stone). Es de señalar que la cinta ha merecido muchos premios, destacándose, sin ser el único, el Óscar a mejor actriz concedido a Olivia Colman. Estéticamente, la película tiene el sello propio de Lanthimos, al que se suma el extraño pero interesante manejo de cámaras, la buena fotografía (mérito de Robbie Ryan) y la contundencia de la música. Es de señalar que el director busca conscientemente reflejar la soledad de los personajes al ubicarlos en grandes espacios, así como inquietar al espectador al poner la cámara en lugares poco convencionales. Agrego, con aplausos, que las actuaciones protagónicas femeninas son de altísimo nivel. Ahora, pasando a temas de contenido, la obra toma elementos biográficos, pero no está interesada en modo alguno en reflejar con veracidad lo que sucedió, por lo que el espectador no puede creer que el filme le expone un pasaje de la historia política inglesa. Sin embargo, sí tiene valor político en tanto que la cinta logra expresar cómo la vida privada de los gobernantes termina por fundirse con la vida pública de sus organizaciones políticas. Si se me permite ser algo reduccionista, aquí la ambición, travestida de amistad, se retrata perfectamente en la conquista del cuerpo (y por ende del poder) de la reina. Los pecados se difuminan para terminar siendo políticas públicas. Una buena película para meditar los detalles privados del poder público. Podría pensarse que esa privatización de lo público, que permite que los asuntos íntimos de los poderosos terminen siendo políticas de Estado, fue algo muy presente en las monarquías, pero sigue siendo un sello propio de culturas donde se cree que el poder es moneda heredable entre familias poderosas. Otro aspecto que rescato, para un análisis posterior, es cómo se refleja el sistema de gobierno inglés, en este caso el cogobierno existente entre Parlamento y Reina, que si bien ha mutado mucho hasta nuestros días sigue, por el peso de la tradición, manteniendo algunos elementos que han logrado sobrevivir hasta nuestros días (para empezar, el espacio donde sesiona el Parlamento). Finalmente, debo señalarlo, la obra exige un compromiso del espectador, porque su forma narrativa (con su particular comedia grotesca), tan diferente a los usos comerciales a los que estamos acostumbrados, la hace lenta y, en algunos momentos, un poco aburridora. Pero si el espectador piensa, en los momentos en que el filme le permite divagar, en la fotografía, las actuaciones y el manejo de cámaras, podrá darle un merecido sitio a lo que ve. La recomiendo, con los matices ya vistos. 2019-11-15