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Críticas de Cinemagavia
Críticas 3.965
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
7 de mayo de 2024
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*La premisa

Los hermanos Cairnes dirigen la retransmisión en directo de un programa de variedades nocturno o late night, como se le denomina en el mundo anglosajón. Tomando como referencia el found footage, El último late night se nutre de la verosimilitud para crear el contraste entre lo real y lo sobrenatural.

La película está ambientada en el 1977, al margen de un programa llamado Night Owls with Jack Delroy. En él, el presentador Jack Delroy (David Dastmalchian) intenta sacar a flote su proyecto personal y televisivo. Para ello, apuesta por la emisión de un especial de Halloween donde compartirán escenario un psíquico, una parapsicóloga, una adolescente a caballo entre la posesión y el trauma y un ex mago de lo más escéptico.

Dastmalchian, con su intimidante mirada de ojos abiertos, encarna a la perfección al prototipo de presentador que podríamos imaginar para este tipo de shows. Ya era hora de verle en un papel protagonista. Él, junto a Ingrid Torelli en el rol de la niña, proporcionan las actuaciones más destacables. La dualidad entre inocencia y maldad en Torelli es palpable y dota a El último late night de un regustillo incómodo, perverso. No se puede saber con certeza qué es real y qué no. Este ambiente extraño se ve exacerbado por la comunión entre terror y humor, que además potencia una tensión construida de manera progresiva y muy efectiva.

*Las formas

La estética es intrínsecamente setentera. Tanto en los tonos descoloridos y el granulado de la imagen como en la ecualización del sonido, con una tesitura menos nítida a la que acostumbramos, o en la rusticidad de los efectos prácticos. Además, tanto planos como encuadres y movimientos de cámara reman al mismo compás que la época representada. De esta manera, es muy sencillo entrar en el universo planteado en El último late night ya que realmente parece un late night auténtico.

Aunque el filme bebe de otras obras como la inigualable Ghostwatch (Lesley Manning, 1992), hay dos situaciones en las que esta verdad se dispersa y queda claro que estamos ante una ficción. Es el caso del inicio, con una secuencia de montaje que explica toda la historia de Jack Delroy y su programa. Y también el de lo sucedido durante los cortes publicitarios, donde la imagen pasa a ser en blanco y negro, probablemente para marcar la diferencia entre lo que ocurre mientras la cámara graba y lo que pasa tras ella.

En películas del estilo de metraje encontrado, uno de los grandes propulsores del terror es la incertidumbre. Aquí parece que los directores no han dejado mucho espacio para jugar con ella. Obligarnos a desechar la idea de que realmente estamos frente a un episodio perdido de un programa de televisión nocturno compromete la inmersión y la voluntad de credibilidad que propone la premisa y que sí se construye a lo largo del resto de escenas en directo. Es cierto que, de esta manera, la película es más digerible. Pero se ha conseguido a costa de sacrificar las formas tradicionales.

*La maldad

Desde la secuencia inicial se pone de manifiesto la necesidad de éxito de Delroy tras la mala racha que está atravesando. El presentador, consecuentemente, busca realizar el programa que propulsione su carrera. De este modo, presiona al límite a sus invitados y continúa con un show que, moralmente, debería haber cortado su emisión al primer problema surgido.

El último late night juega con diferentes niveles de maldad. En una primera instancia está la maldad connatural a la figura del diablo. La película está ambientada en los años en los que comienza el llamado satanic panic. Aunque no se hace referencia directa a ello, esta epidemia moral arrasó en los Estados Unidos y fue potenciada precisamente por los programas de entrevistas. En Night Owls with Jack Delroy una de las invitadas es una parapsicóloga que ha escrito un libro basado en su acompañante, la adolescente Lilly D'abo. La niña pertenecía a un culto satánico y, tras el ritual suicida al que ella sobrevive, se supone que ha sido poseída por el demonio.

Pero más allá de este terror más visual se encuentra la crítica a una industria también muy cruel, la de la televisión. Se deja entrever a qué está dispuesto cada uno por alcanzar la fama, el dinero, la notoriedad, las visualizaciones y la credibilidad pública.

*Conclusión

El último late night combina terror y humor en la emisión de un programa nocturno donde las cosas, evidentemente, salen mal. Aunque por momentos rompe sus propias reglas y elimina abruptamente la sensación de veracidad,tiene imágenes creadas con inteligencia artificial, aunque sean un par de gráficos. Donde funciona, lo hace de manera excelente. La construcción del horror escala progresivamente hasta explotar en una catártica secuencia final donde no se escatima en sangre ni violencia. Un visionado muy disfrutable.

Escrito por Ana Aliaga Díaz
Cinemagavia
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8
6 de mayo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Exploración profunda de la maternidad y la libertad de elección

Mamífera, dirigida por Liliana Torres, es una exploración profunda y reflexiva de la maternidad y la libertad de elección. La dirección de Torres merece un reconocimiento especial por su enfoque serio y auténtico. Torres logra evitar los convencionalismos, permitiendo que el espectador se sumerja completamente en la complejidad emocional del personaje principal, Lola. Su narrativa invita a la reflexión y a la empatía, abordando un tema delicado con gracia y profundidad.

*Actuaciones convincentes y apoyo emocional del elenco

Es esencial destacar las interpretaciones de los actores principales, particularmente la de María Rodríguez Soto como Lola. Rodríguez Soto logra transmitir con éxito la vulnerabilidad y determinación de su personaje, lo que añade una capa adicional de autenticidad a Mamífera. Además, el resto del elenco ofrece un sólido apoyo emocional a la trama, lo que contribuye a enriquecer la experiencia cinematográfica.

*Atmósfera íntima y realismo técnico

Se centra en los aspectos técnicos de la película, como la cinematografía íntima y la banda sonora sutil. Estos elementos se combinan para sumergir al espectador en la experiencia emocional de los personajes, creando una atmósfera realista y envolvente. La dirección de fotografía y el diseño de producción también merecen elogios por contribuir a la creación de este ambiente auténtico.

*Conclusión

Mamífera ofrece una mirada conmovedora y honesta a los desafíos de tomar decisiones sobre la vida y la identidad personal. Con una dirección sensible, actuaciones destacadas y un enfoque técnico cuidadoso, la película logra abordar de manera reflexiva y sincera temas tan complejos como la maternidad y la libre elección de no ser madre. Es una obra que invita a la reflexión y que deja una impresión duradera en el espectador. En resumen, Mamífera es una película que no solo entretiene, sino que también desafía y enriquece la perspectiva del espectador sobre temas universales y humanos.

Escrito por Pablo Veiga Carpintero
Cinemagavia
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7
6 de mayo de 2024
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*Sumergidos en el Misterio de Littlehampton

En Pequeñas Cartas Indiscretas, nos adentramos en la pintoresca ciudad costera de Littlehampton durante los años 20, donde un escándalo desata una serie de eventos intrigantes. El guion, potente y bien construido, mantiene al espectador enganchado hasta el último momento, mientras la agente de policía Gladys Moss se enfrenta al desafío de resolver el misterio detrás de las cartas obscenas. La trama, divertida e interesante, promete una experiencia cinematográfica emocionante.

*Efectividad en la Simplicidad

Bajo la dirección de Thea Sharrock, Pequeñas Cartas Indiscretas logra capturar a la perfección la atmósfera de la época y el ambiente de la ciudad costera. Aunque no se destaca por su innovación, la dirección de Sharrock es simple pero efectiva, contribuyendo al desarrollo fluido de la trama y al éxito general de la película. La capacidad de sumergir al espectador en el misterio y la intriga es notable, lo que añade un valor significativo a la experiencia cinematográfica.

*Colman y Buckley Brillan

El punto culminante de Pequeñas Cartas Indiscretas son las actuaciones de Olivia Colman y Jessie Buckley, quienes entregan interpretaciones convincentes y cautivadoras. Su química en pantalla y su habilidad para transmitir emociones hacen que los personajes cobren vida de manera brillante, lo que permite al espectador involucrarse aún más en la historia. El talento actoral de Colman y Buckley añade una capa adicional de profundidad y autenticidad a la película.

*Solidez en Montaje y Fotografía

En cuanto al aspecto técnico, Pequeñas Cartas Indiscretas ofrece un trabajo sólido en términos de montaje y fotografía. La edición hábil y la cinematografía cuidadosamente diseñada contribuyen a crear una atmósfera envolvente y visualmente atractiva. Estos elementos técnicos complementan eficazmente la narrativa y las actuaciones, enriqueciendo la experiencia cinematográfica en su conjunto.

*Conclusión

En resumen, Pequeñas Cartas Indiscretas es un misterio excéntrico de los años 20 que combina una trama divertida e interesante, una dirección efectiva, actuaciones destacadas y un aspecto técnico sólido. Con una mezcla de intriga, humor y drama, la película ofrece una experiencia cinematográfica satisfactoria para el espectador, asegurando un lugar entre las historias memorables del cine contemporáneo.

Escrito por Pablo Veiga Carpintero
Cinemagavia
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6
5 de mayo de 2024
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*Recordar es volver a vivir

Las dos estrellas interpretan a Willa y Bill, amantes cuando eran estudiantes hace 25 años, antes que se reencuentren en el aeropuerto cuando sus vuelos se retrasan. Sus intercambios inicialmente incómodos insinúan que la pareja no terminó feliz. Atrapados juntos en el futuro previsible, Bill comenta que sufre de “ansiedad anticipatoria” y Willa se describe como una “practicante del bienestar en las artes curativas”. En la espera, ambos repiten los aspectos más dolorosos de su relación anterior, que incluyen que Willa se acostaba con otros hombres y el aborto espontáneo de su bebé.

*Anuncios molestosos

Mientras tanto, el aeropuerto está cada vez más desierto y aparentemente uno de cada dos pasajeros logra abordar un vuelo. El lugar en sí parece estar guiando sus destinos, la megafonía haciendo anuncios cursis y a menudo respondiendo directamente a sus comentarios, y los carteles electrónicos que transmiten mensajes como “El tiempo lo hará” o “Solo conectar”. El último mensaje resulta instructivo: la pareja reaviva cálidamente su afecto mutuo y finalmente bailan juntos por el aeropuerto vacío.

*Un escenario, pocos recursos

Lo que podría haber resultado eficaz teatralmente resulta totalmente artificial y esquemático en la pantalla, a pesar de los considerables esfuerzos de Meg Ryan como directora e intérprete. Ella proporciona ideas reiterativas al escenario único, una vertical que separa a los personajes y con tomas exteriores repetidas del aeropuerto, por lo que el proceso resulta más un telefilme. Si bien el abundante encanto de Ryan es tan evidente como siempre, su personaje desafortunadamente parece un arquetipo torpe.

*Conclusión

Sin embargo, Lo que sucede después resulta atractivo a veces, gracias a la química entre Meg Ryan y David Duchovny, este último emplea sus dotes cómicos inexpresivos y perfeccionados con excelentes resultados. De ese modo, si se está buscando una película para pasar el fin de semana, esta comedia romántica es la alternativa para recordar a una actriz/directora que está haciendo catarsis de su propia vida, al igual que todos nosotros.

Escrito por Renzo Bill
Cinemagavia
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5
3 de mayo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Incómodamente tediosa

Con un argumento poco más que insípido comienza el metraje de La vida soñada de Miss Fran: Después de la marcha de una antigua compañera, un joven integrante (Dave Merheje) llegará a la misma oficina en la que trabaja Fran (Daisy Ridley), una introvertida y apática mujer. Los protagonistas comienzan una especie de comedia romántica donde la incomodidad supera a la comedia y la desgana al romanticismo. Con cada interacción de estos, el espectador siente una vergüenza ajena provocada por las forzadas conversaciones y situaciones a las que son sometidos durante la obra. Es difícil de ver por el poco trasfondo que se nos da de absolutamente nada, creando un desapego entre la audiencia y la historia, que se mueve de forma irregular y muy lenta mientras su relación va tomando forma.

La apatía vital que siente el personaje al que da vida RIdley no tiene nada que aportar más que eso mismo, que no puede disfrutar nada en la vida. No es causa ni causante, no es un medio para movilizar al personaje, es un fin en sí mismo sobre el que se da vueltas noventa minutos de manera forzada y pesada. El personaje que viene a intentar socavar esa soledad es un hombre divorciado escrito única y exclusivamente para crear situaciones extremadamente incómodas. La culpa no reside en ningún lugar más allá de un guión que imita una sensibilidad contemplativa sobre la soledad a la que ni siquiera se acerca. Se intenta hacer poesía de la nada absoluta y como es de esperar, aparecen unos versos completamente vacíos.

*Ni transmite ni parece preocuparse por ello

En su faceta más filosófica, Rachel Lambert nos viene a hablar de la dificultad de entablar relaciones sociales, de la falta de comunicación y de los inadaptados sociales. ¿Aquellos que viven en los márgenes, aman, sufren y sienten igual que los que no lo están? Pues es un buen planteamiento que queda sin resolver, ya que la narrativa se empeña en hacer brillar lo menos interesante de cualquier elemento, hecho que acaba por aportar una lentitud soporífera al film que sumado a un desconocimiento general, nos hacen ver algo completamente sin pulir, una especie de borrador llevado a producción.

Y no se confundan, con esto no se hace referencia a que haya una falta de mensaje, si no que nos se nos deja ver absolutamente nada hasta que finalmente, se nos lanza de manera violenta. Una historia hecha para su formato original (el de cortometraje), que hace que este largo se sienta estirado al máximo sin aportar nada nuevo ni original.

Una de las únicas cosas que resaltaría positivamente en La vida soñada de Miss Fran es el depresivo ambiente conseguido, que envuelve la cinta y da cobijo a los personajes. Un ambiente general bien cuidado, que aunque no resalte especialmente, hace que los personajes tengan un espacio (que aunque desconocido completamente para el espectador) seguro en el que moverse, así como coherente y armónico con estos. Su desaprovechamiento es ciertamente frustrante, pues no se nos muestra de mala manera ni de forma obvia, sino que se siente por los escenarios, las conversaciones y los comportamientos más que por el contemplativismo tan común en cintas de corte independiente. Podría haber funcionado bastante bien con otro tipo de guion más satisfactorio en lo narrativo y no tan centrado en sus tristes personajes.

*Conclusión

Una trama prácticamente inexistente es poblada con un grupo de insípidos y cargantes inadaptados sociales con complicaciones para sentir nada más que una tristeza y tedio vital que impregna cada una de las lentas escenas que conforman el largo. Es por eso que sus aspiraciones poéticas se quedan tristemente en poco más que eso, aspiraciones. Una frustrante decepción.

Escrito por Mario Peña Pérez
Cinemagavia
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