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La calle

Drama Realista narración sobre la vida de los habitantes de un edificio en un barrio pobre y la desesperación de los jóvenes por salir de él, tratando de evitar los conflictos que provocan el adulterio o las relaciones clandestinas. Los diferentes enfrentamientos cambiarán la vida de sus protagonistas para siempre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
14 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las escaleras que dan a la entrada de un portal y la fachada con las ventanas de un inmueble neoyorkino, King Vidor adapta una obra teatral ganadora del Pulitzer.

Un plano general de los rascacielos de Nueva York va descendiendo a través de los tejados hacia una calle suburbial. Desde ahí comienzan a surgir los arquetípicos personajes del vecindario: cotillas, emigrantes italianos, judíos, comunistas, amas de casa, jóvenes enamorados y no tanto...

En el guión se debaten temas totalmente vigentes en cualquier época y lugar, retratando ideales de la vida cotidiana en un grupo de gente con diversidad de opiniones. Una subtrama de adulterio y crimen bucea entre el manido argumento, rico en su mezcolanza de drama y comedia, con diálogos ágiles y claros.

Todo ello narrado por una cámara que utiliza todos los recursos técnicos posibles (travellings, picados, contrapicados, primeros planos bien dosificados...) dándole dinamismo al relato a pesar de su único decorado, mostrando incluso un prodigioso plano de la calle con la muchedumbre aglomerada, curioseando ante un hecho puntual de importancia.

Destacado reparto en el que brilla Silvia Sidney. Demostración de que King Vidor fue uno de los más notables directores en el uso de la técnica cinematográfica, un director a reivindicar, poseedor de un portentoso talento en su filmografía.
Wellesford
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18 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que una tras otra las películas de King Vidor no hacen más que confirmarle como uno de los grandes del cine clásico americano, y una de las carreras mas valietes y particulares del séptimo arte, que no tuvo problema en oscilar desde el Hollywood mas glamuroso, a la desgarrada e incluso a veces casi panfletaria ("Pan nuestro ...") propuesta social.

En esta ocasión, Vidor nos ofrece una obra costumbrista en tres actos, con formato teatralizado, y alma de lo que décadas despues conoceríamos como neorrealismo. Se nos presenta un vecindario cuyos vecinos se mueven en diferentes grados de relación, y encarnan perfectos arquetipos. La puesta en escena es tan teatral como eficaz y sobria, donde un decorado único, y el cruce de conversaciones entre los vecinos lo llenan todo. Los actores están expléndidos, y resaltar que estamos ante el primer papel de relevancia de Sylvia Sidney.

Sin embargo más allá de la economía de medios formal, y la no disimulada puesta en escena teatral, el momento del climax del fin, nos ofrece una secuencia portentosa donde pocas veces se ha mostrado con tanta brillantez el antes durante, y el después de un asesinato, la fuerza de las imágenes es brutal, y el manejo que hace de la masa portentoso.

Un film muy, muy interesante por atípico, iniciático y brillante.
zymu
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12 de agosto de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo del conocido pasaje de Machado sobre como exponer en lenguaje poético la frase "los eventos consuetudinarios que acaecen en la rúa" se puede afirmar que Vidor resuelve el problema de la misma forma que el alumno de la anecdota al responder "lo que pasa en la calle".

En esta película Vidor nos ofrece un fresco de la vida cotidiana que sobresale por la cercanía del tono de su narración. Si dejamos de lado la intriga principal, en este caso secundaria, lo que queda es un retrato sencillo de la rutina vital del ser humano. Resulta sorprendente la viveza con la que esta película de 1931 puede reflejar conflictos personales de forma valida y verosimil para el espectador del siglo XXI.

La película parece pedir haber sido rodada en un único plano, la camara, que pocas veces cambia su posición y centra su mirada en la puerta principal del edificio favorece el aspecto costumbrista del film al tiempo que crea elegantes elipsis sobre lo que ocurre al otro lado de la calle, es decir, tras la puerta de cada casa.

La vida cotidiana, con sus muchas miserias y sus buenos momentos, sus seres mediocres y sus víctimas inocentes o culpables, sus personajes principales y los que pasaban por la calle. Y en el aire la cuestión de si la vida es un decurso frustrante, monotono, rutinario y lleno de falsedad o de si tras la aparente normalidad de cada puerta subyace un drama a punto de estallar, opciones en absoluto excluyentes.

Además de Sidney, en este trabajo sobresalen los papeles interpretados por Estelle Taylor y Beulah Bondi. Para ver en sesión continua con Dead End, de temática similar y misma protagonista.
Louis
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30 de septiembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una estupenda película de King Vidor, en los albores del sonoro, muy poco conocida al igual que muchas otras de este magnífico director, que no sé por qué, las televisiones y las distribuidoras dejan de lado, limitándose a publicitar dos o tres ( es el autor de " Duelo al sol" y " El manantial" ), arrinconando vergonzosamente otras que, si no es de casualidad, el espectador cinéfilo difícilmente va a descubrir.
Sin embargo, ésta es una película muy meritoria.
Basada en una obra teatral de Elmer Rice, Vidor no se molesta en absoluto en tratar de ocultar su origen teatral pero, eso sí, a pesar de que la trama transcurre en un sólo lugar ( un edificio de viviendas de un barrio pobre de Nueva York), más concretamente en su fachada y en las escaleras que dan acceso a ella, y la acción transcurre en un sólo día, Vidor consigue realizar una película ágil y dinámica a base de mover su cámara a través de muchos ángulos, algunos muy arriesgados e incluso consigue momentos de emoción extrema con la utilización de grúas y panorámicas en los momentos más líricos del film.
La historia que nos cuenta es la de un vecindario. Como acertadamente han señalado algunos usuarios, Buero Vallejo también nos regaló un tema parecido con su " Historia de una escalera", que los más mayores de esta página recordarán por su emisión en el mítico " Estudio 1" de TVE.
Ni qué decir tiene que este tema se ha tratado muchas otras veces en el cine y televisión, ya que ese microcosmos que forman los diversos habitantes de una vivienda, componen un magnífico retrato social en su diversidad.
Así, en el caso que nos ocupa, el vecindario está compuesto por un variopinto grupo.
Jóvenes, viejos, judíos, analfabetos, cultos, conservadores, inmigrantes, tradicionales, modernos, cotillas y solidarios...Todos están mezclados y obligados a convivir, siquiera un rato en el portal, mientras interactúan entre ellos y se van definiendo a medida que transcurre el metraje mientras una tragedia les acecha.
Película corta ( apenas 80 minutos), tiene momentos brillantes y su visionado, como si fuera teatro, no creo que debiera ser obstáculo para disfrutar de ella.
A mí me ha gustado mucho y por ello la recomiendo.
Izeta
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18 de mayo de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El todo terreno King Vidor (1894-1982) que consiguió estar 7 décadas en activo y hoy injustamente casi olvidado, adapta con solvencia y acierto la obra de Elmer Rice´s. Casi 20 años después nuestro Buero Vallejo ganó el Lope de Vega con "Historia de una escalera" heredera sino deudora de la obra de Rice´s.
Obra coral con un "primer y segundo acto" donde Vidor no renuncia a la teatralidad apoyándola con técnicas cinematográficas que subrayan y mejoran la acción.
La presentación de personajes, bien interpretados, reflejan el microcosmos humano de una casa de vecinos neoyorquina extrapolable a cualquier comunidad universal.
Hace calor en esta calle en un verano donde las ilusiones, esperanzas, frustraciones y miserias de los inquilinos de este inmueble salen a las ventanas y las escaleras, charlan, sufren, ríen y son testigos de la vida y la muerte. La calle es la vida misma.
Antes de que la censura metiese mano Vidor se permite teorizar y hacer critica social. Bolcheviques, judíos, inmigrantes, todos dan su punto de vista. El amor en todas sus facetas y con todas sus aristas siempre está presente como motor esencial de alegrías y desgracias.
Es en su último tramo donde Vidor ejerce más sus dotes de director (magníficos travellings) saca la cámara fuera de la fachada de la casa y nos regala algunas escenas de maestro, quizás para compensar la caída en el melodrama del texto original con diálogos y situaciones algo forzadas y cargadas de moralina.
Paradojicamente la obra de Rice´s había recibido en el 29 el premio Pulitzer, quien había sido el padre de la prensa amarilla, prensa que critica la propia obra y la película dejando bien claro que el poder del cotilleo, las habladurías y el que dirán está fuertemente arraigado en las sociedades que hemos construido.
ELZIETE
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