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Hasta siempre, hijo mío

Drama Liyun y Yaojun, una pareja de obreros, intenta recuperarse de una devastadora tragedia familiar en los tumultuosos años entre 1980 y el siglo XXI. Constreñidos por la política nacional de hijo único, sus vidas se transforman gradualmente por el impacto de la cambiante identidad nacional en China. (FILMAFFINITY)
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
4 de octubre de 2019
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la austeridad por bandera, el tiempo es el único capaz de moldear los sentimientos de unos personajes hoscos y agrestes, que con la acción como única forma de expresarse viven hacia adentro todas las vicisitudes que la vida o el Sino les pone en su sinuosa existencia. El camino es duro y estrecho y el guion muestra de forma pausada y tenue ese devenir serpenteante y quebradizo que el espectador recoge y moldea con pasión. Es una trama real, vivida por cualquier niño y padre, sus argumentaciones visuales encogen los helados corazones pero no dejan indiferente. La respuesta a cada movimiento de cámara es la espera de una respuesta que el fatum no despliega sin causas ni consecuencias. La abigarrada actuación de sus protagonistas, con sus intrínsecas relaciones tóxicas y fallidas, humanizan y añaden credibilidad. Las acciones encajan como un rompecabezas en la mente del espectador, difícil y lento, pero contundente en su resultado final. Escuchamoslos susurros que el director imprime en cada plano, como un canto a la eternidad de nuestras propias vidas, siendo conscientes de que sus elipsis son momentos vividos pero no expresados. El dolor se manifiesta con delicadeza y el guion consigue que acabemos entendiendo la pausada reacción finalista y la visceralidad de antaño. Las dos caras de una vida, o de una moneda...
Bolseiro
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12 de octubre de 2019
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wang Xiaoshuai consigue una obra conmovedora, que además muestra con notable excelencia, una visión fidedigna y de enorme interés, sobre los cambios que se han ido produciendo en China durante tres décadas. Lo hace a través de la ficción, del seguimiento de varias familias durante treinta años, personajes forjados en los tiempos de la Revolución Cultural, hasta nuestros días. Cuenta, además de la historia, el sufrimiento humano y las heridas morales de los personajes, fruto de las restrictivas políticas de planificación centralizada. La medida del hijo único decretada por el gobierno chino en 1978, vigente hasta 2015. Prohibiciones de tipo moral como el baile o la música ligera considerados libertinaje. Despidos masivos de empresas estatales que soportado el pueblo chino desde la época Mao hasta el confuso sistema actual en el cual los emprendimientos privados, el enriquecimiento y el desmedido consumo son ya una realidad palmaria.

Tanto la dirección como el guión de Wang Xiaoshuai constituyen un alarde de buen cine que apuesta por una forma de melodrama familiar moderno. Familias heridas que sobreviven a pesar del dolor que arrastran. Mucho penar, la omnipresente y alegórica agua inundándolo todo como símbolo de vida, pero también de destrucción; y a veces, la lenitiva música de Dong Yingda, capaz de remover las entrañas.

Xiaoshuai se decanta por la estética frugal de gestos mínimos, momentos humildes de calado dibujados con la fotografía realista de Kim Hyun-seok en tonos marrones, en ocasiones opresiva; movimientos de cámara ondulantes y suaves; el factor humano omnipresente en planos fijos. Un montaje no lineal preciso y de gran mérito. Pero lo importante de esta cinta son los hombres, mujeres, ancianos, niños y jóvenes en una excelsa y clásica narración íntima. Un puzle de insólita exactitud en las formas, un trabajo ortodoxo, calculado y preciso.

La película tiene un reparto vibrante y de enorme calidad. La sobriedad, el aguante de aquellos chinos de los años ochenta son llevados a la pantalla por artistas como Wang Jingchun y Mei Yong, inconmensurables, impresionantes como protagonistas principales; interpretaciones contenidas donde juegan las miradas, los silencios, los gestos, los abrazos; ambos recibieron sendos Osos de Plata al mejor actor y a la mejor actriz en el Festival de Cine de Berlín. Destaco igual a Liya Ai y Du Jiang, con trabajos que son un alarde de repertorio y fuerza.

En fin, una película de las buenas. Sobria pero emocionante. Contenida pero vertiginosa en la que vemos pasar la Historia reciente de China. Templada pero a la vez muy sentida. Aparentemente lenta, pero no quieres perderte ni un minuto del metraje, pues todo tiene su interés. Incluidas las miradas, los silencios, las posturas corporales de los protagonistas o los parcos pero sustanciosos diálogos.

Al final todo cierra de manera perfecta. Estamos viendo el mejor cine del siglo XXI. Hay vida después de occidente, está el cine asiático y dentro de él, la potencia que viene de China, que tiene mucho que decir y aportar al Séptimo Arte.
Kikivall
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9 de octubre de 2019
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje de nacionalidad china que recorre - con saltos en el tiempo- la vida de dos familias amigas unidas por un dramático percance que marcará el resto de sus vidas. Viendo esta película he pasado por múltiples estados de ánimo: primero aburrimiento; después desconcierto y, finalmente, sorpresa, placer y disfrute. ¡Qué maravilla de guion, cómo te envuelve, te enreda y te lleva por un sinuoso camino de sensaciones y sentimientos!
"Hasta siempre, hijo mío" , dirigida y escrita (en colaboración con A Mei) por el cineasta chino Wang Xiaoshuai, goza de una trama admirablemente bien construida, que alcanza su culmen en la última parte de la película, cuando el dolor ya se hace casi insoportable. Con 3 horas de metraje - yo hubiese prescindido de algunos minutos, pero el cine asiático suele ser así, se toma su tiempo y se recrea en cada una de las escenas- "Hasta siempre, hijo mío" está protagonizada por Yong Mei y Wang Jiu-chun, actores que han sido galardonados en el Festival de cine de Berlín - Berlinale- con el Oso de Plata por sus respectivos trabajos. No digo más. El resto tienes que descubrirlo tú.
carmen
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15 de junio de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Culpas que escapan sin olvidar el camino de regreso. Penas escondidas de la ira. Tiempos de amargura con exilio físico.

Wang Xiaoshuai desordena su historia y cuida de sus personajes desamparados. Un rompecabezas lineal que se convierte en uno de los atractivos de la obra. Contenida y triste. De ritmo lento y metraje largo.

Una delicada historia de personas que sufrieron el oleaje de una sociedad cambiante. Egos calmados con la culpa. Perdones que dan vida. Rebeldías que necesitan su tiempo. Y compromisos eternos.

Otra joya de Xiaoshuai.
La puerta de Tannhäuser
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2 de octubre de 2019
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
So long, my son (o Di jiu tian chang, en chino), está dirigida por Wan Xiaoshuai y protagonizada por Wan Jingchun y Mei Yong, ambos vencedores del Oso de Plata del festival de cine de Berlín como mejor actor y actriz. Les acompañan un reparto coral, con alma, que se debaten entre lo que es bueno para la sociedad y la individualidad. Solo un hijo por familia, como rezaban las normas, hará que una pareja y sus amigos naveguen por las aguas de una vida dura y turbulenta. La película es un puzzle de idas y venidas de presente a pasado, un velo de serenidad y paciencia y sencillez.

Nos hacemos rápido a HASTA SIEMPRE, HIJO MÍO. Empatizamos con sus personajes y sufrimos junto a ellos el avance imparable de la China de los 80 hasta la actualidad. Un cambio que nos supera y nos ayuda a entender su cultura a través de un melodrama que nos mantiene enganchados a la pantalla durante nada menos que tres horas. Se toma su tiempo para establecer relaciones, entablar empatía y presentar a sus personajes. Cómo eran, cómo les afecta lo que sucede; en definitiva, cómo la vida les pasa por encima. Por supuesto, no es una película de grandes masas, solo para amantes del cine clásico y pausado, el que unos pocos sabrán disfrutar.

En definitiva, HASTA SIEMPRE, HIJO MÍO, constituye una gran obra de arte del cine chino. Un retrato implacable de la sociedad china a lo largo de estos cuarenta años en política y economía. Una profunda y bella explicación de cómo pasa la vida para una pareja y sus amigos, con unas interpretaciones increíbles; de cómo se adaptan a los golpes y se sobreponen a ellos. Si sois amantes del cine puro, no os la podéis perder.
XuCoOo
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