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Anastasia

Drama. Romance París, 1928. Tras la Revolución Rusa de 1917 y, después de varios años de exilio, un grupo de súbditos leales al zarismo sigue buscando el rastro de la Gran Duquesa Anastasia, la única superviviente de la matanza de Ekaterimburgo (1918), ciudad donde los bolcheviques de Lenin acabaron con la dinastía de los Romanov. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
6 de julio de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en algo falla la versión de "Anastasia" de Anatole Litvak es en su guión. Los personajes no paran de hablar hasta dar dolor de cabeza, especialmente cuando apenas recordamos el rostro de ninguno de ellos con las excepciones de sus protagonistas. Ingrid Bergman hace las paces con Hollywood y es premiada como regalo de bienvenida: su actuación es tan acertada como siempre, ni más ni menos.

La historia no está bien enfocada y carece de emoción alguna: desde el principio sabemos que Bergman es Anastasia y su forma de mostrárselo a los demás es simple y aburrida. Al igual que sucede con la versión animada de 1997, la verosimilitud histórica queda bastante de lado, pero al menos el film de Bluth aporta grandes dosis de entretenimiento. Al tratar con un tema interesante, el film no llega a aburrir, pero tampoco aporta gran cosa.
Juan Roures
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11 de abril de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paris 1926. El general Brynner, desterrado de Rusia, se dedica a buscar a Anastasia, la hija del zar Nicolás II, la única que puede conseguir los millones de libras que están depositados en el banco de Inglaterra. Descubre a Bergman, una mujer que sufre de pérdida de memoria y que tiene un gran parecido con Anastasia. Le enseña a poder interpretar el papel de la Archiduquesa. Pero ¿es realmente ella o ha instruido Brynner a una farsante?

Una interesante fantasía sobre uno de los mayores misterios del siglo XX. El guión de Arthur Laurents, basado en una adaptación de Guy Bolten de la obra de teatro de Marcelle Maurette, no aporta nada al misterio, pero al menos si que logra una película agradable de ver por la que Bergman consiguió un Oscar. Bella fotografía de Jack Hildyard. Rodada en Cinemascope.
Juan Marey
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25 de mayo de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El contexto histórico en el que se realiza es, una vez más, muy importante para entedender la película.

Estamos en la guerra fría.

Tenemos a Rusia, un país que tiempo atrás acabó con la Rusia zarista a través de la revolución bolchevique. El Zar Nicolás II y toda su familia fueron fusilados. Sin embargo, durante largo tiempo se alimentó la idea de que una de sus hijas, Anastasia, logró salir con vida del sótano en el que se produjo la ejecución.

Tenemos a EE.UU., el otro gran beligerante, con la industria cinematográfica más importante del mundo y que sabe, como sabe ahora, que es una máquina propagandística única.

¿Qué hace EE.UU.?, alimenta esa romántica teoría que asegura que la joven Anastasia logró huir y que aún sigue con vida.

Como podemos ver en la película, Anastasia sigue viva y se convierte así en la última esperanza de Rusia, la única posibilidad de que ese país vuelva a ser lo que era, la única posibilidad de que regrese el zarismo.

Claro, no hay que ser muy listo para ver que lo que en este caso nos intenta vender EE.UU. es que la revolución bolchevique fue muy mala para los rusos y que la Rusia próspera, grande, libre y la que de verdad quieren sus ciudadanos es la representada por la dinastía Romanov. Y todo ello lo materializamos en una buena y bonita mujer, Anastasia, interpretada por Ingrid Bergman. Vemos palacios, oro, joyas, bailes, sonrisas, elegancia y modales que nos empañan las gafas y no nos dejan ver que el pueblo ruso no era eso, ni muchísimo menos. Pero es precisamente esta la principal función de la máquina propagandística.

Dejando a un lado estas cuestiones histórico-políticas y centrándonos en el ámbito puramente cinematográfico, salta a la vista que Anastasia es una buena película, eso nadie lo discute. La banda sonora, el vestuario y la ambientación son realmente buenos.

Tenemos a Ingrid Bergman en el papel principal y por el que recibió el Oscar a mejor actriz, sin embargo, no veo que realice una portentosa actuación. Por mi parte me quedo con las actuaciones de Helen Hayes y Yul Brynner, quien por aquel entonces estaba en su apogeo cinematográfico y del que no cabe duda que es uno de los grandes nombres propios del cine.

En cuanto al final, pese a su poca credibilidad, creo que no es sino una salida fácil y lógica a la trama planteada.
DaniBalboa
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31 de enero de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta versión de mito de Anastasia no presenta incoherencias históricas importantes más allá de la propia Anastasia. No obstante, la película es muy previsible y demasiado poco emocionante. El personaje de Yul Brynner se presenta como un tipo duro y ambicioso pero se ve claro cómo evolucionará el personaje a través de la obra. Todo lo que parece complicado sucede, no hay nada imprevisto, en resumen, es tediosa.

Además, el film nos intenta vender la grandeza de los zares y el antiguo régimen ruso. Deplorable intentona anticomunista intentando vendernos la grandeza del zarismo.
Gerard Izuqierdo
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17 de febrero de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El asesinato en julio de 1918 de la familia imperial rusa, junto a varios sirvientes y animales de compañía, por parte de los comunistas, esos que van dando lecciones desde su superioridad moral como si nunca hubieran roto un plato, fue algo tan horrible que de inmediato surgieron rumores de que habían escapado de la tragedia. Las historias fueron muchos pero creo que la más fantástica era esa que afirmaba que en realidad todos se habían salvado de la matanza y que estaban a bordo de un crucero que recorría eternamente las aguas del mar Blanco, sin tocar nunca tierra. Sin embargo, la más famosa es la de la supervivencia de la hija pequeña de Nicolás II y Alejandra, es decir Anastasia, en concreto la de Anna Anderson (Ingrid Bergman), aunque no fue la única que se tenía por ella. Yo no sé si Anatole Litvak, que era ruso como también lo eran más o menos Yul Brynner, Akim Tamiroff y Sacha Pitoëff, creía en esta posibilidad pero ya en 1956 se consideraba un bulo total y con las pruebas de ADN realizadas tras la caída de la Unión Soviética no existe ninguna duda de que Anastasia falleció tristemente en 1918.

Con estos mimbres nos llega esta película de Litvak basada en la historia de Anna Anderson como si fuera o no, habrá que verlo (SPOILER), Anastasia, según la obra de Marcelle Maurette. Y aquí viene uno de los primeros problemas, que girando el argumento sobre la discutible identidad de la protagonista, a lo largo del metraje pasa a un segundo plano. De hecho, la gente que cree en ella, que son casi todos, lo hacen de buenas a primeras, porque lo dice el guión. Es más, que Anna participe en el "entrenamiento" del general Bounine (Yul Brynner) ya es sospechoso pues lo normal es que se ella se negase a participar en la farsa. Es o no es Anastasia pero no puede aprender a serlo, ni fingir. En cambio la trama se desvía con unas historias románticas que no pegan para nada, convirtiendo a "Anastasia" en una especie de "Cenicienta" (1950) color rosa para jovencitas. En fin, que la película aunque demasiado teatral no está mal hecha y algunos actores están estupendos aunque Ingrid Bergman era demasiado mayor para su personaje. Por último, desprende una nostalgia de mi adorado zarismo que hace que guste.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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