Lejos de la tierra quemada

Una de las cosas que más valoro en una película es que me sorprenda, y otra, que me emocione. Y ambas sensaciones tuve cuando vi ayer “The Burning Plain”. Mi valoración por tanto debería ser altísima para esta película, si no fuera porque la emoción fue el enfado y la sorpresa, la de preguntarme continuamente durante la proyección cómo puede alguien producir un guión tan malo y previsible. No tenía demasiadas referencias de la película más allá del reparto y la curiosidad por si un guionista de cierta reputación podría haber aprendido el oficio de director.
Pues bien, la respuesta es que no, no ha aprendido nada. Quizás le ha faltado a Arriaga precisamente eso, un buen director que le explicara que buena parte de las escenas más intensas de la película eran emocionalmente absurdas y que no había forma de filmar eso sin que chirriase por todas partes. No hay manera de creerse a unos personajes con reacciones pretendidamente efectistas pero en la práctica incongruentes y a veces hasta surrealistas (¡¡vaya final!!), con menciones especiales para la atormentada Charlize, quien, fatalmente dirigida no deja de poner caras “dramáticas” para subrayar su atormentado pasado y para Kim Basinger, que a falta de líneas de diálogo y de expresividad en la cara por culpa de su cirujano plástico, naufraga en su intento de mostrar amor intenso para quedarse en simple calentura de bajos. Por otra parte, el cacao que ocasiona la presencia de personajes anglófonos e hispanohablantes no podía estar peor resuelto: padres e hijos mexicanos viviendo en México que se hablan en inglés, personajes que en un diálogo no entienden ni una palabra del otro idioma, pero que milagrosamente, dos días después (posiblemente después de haber seguido el curso “el inglés con 1000 palabras”) ya comprenden a la perfección a los yanquis…
Mención aparte merece la repetición del modelo de guión (porque ya lo vimos ¡y no hace tanto! en Babel) con flashbacks continuos y cambios de localización absolutamente innecesarios que al final más que entretener aburren. ¡Pero si a los 20 minutos de proyección ya toda la sala sabe quiénes son los personajes y hasta cómo va a terminar la película! ¿Para qué tanto mareo?

La alianza entre Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriga en funciones de director y guionista respectivamente, produjo una trilogía sobre el dolor universal que nos reportó horas de sufrimiento y dramatismo impagables. Tras su ruptura profesional, ambos han escogido caminos separados, pero aunque ninguno de ellos lo mencione, parece que sus primeros trabajos por separado están hechos para demostrar quién era el verdadero precursor de la alabada trilogía. El primero en hacer la intentona es Guillermo Arriaga, que de esta forma se sienta por primera vez en la silla del director contando con un guión que lleva su propia firma y que vuelve a estar estructurado en constantes saltos temporales y espaciales.

Aunque este tipo de narración esté ya bastante manoseada, hay que decir en su favor que a diferencia de muchas otras películas similares no existe el caos narrativo como tal, es decir, no es complicado situarse dentro de la narración, se sigue el hilo con facilidad, tal vez tanto que puedes anticipar las distintas sorpresas respecto a cómo están enlazadas las historias antes de que Arriaga destape sus cartas, algo que va haciendo a lo largo de la cinta y no en los cinco minutos finales, que es muy de agradecer.

Lejos de la tierra quemada está poblada por personajes muy torturados, quizás demasiado. Todos acarrean con algún terrible trauma y aun así somos incapaces de conectar con ellos. Los dramas que viven estos personajes no son muy diferentes a los que vivieron los de Babel, 21 gramos o Amores perros, aun contando con el esfuerzo y empeño del reparto, en especial el de la cuota femenina (Charlize Theron, Kim Basinger y la novata Jennifer Lawrence), no nos emocionan tanto como aquellos.

No deja ser curioso que en su ópera prima, Guillermo Arriaga esté más acertado en la labor de dirección que en la de guionista, de la que ya tiene bastante experiencia. Arriaga no pertece a la liga de intrusismo profesional fallido liderada por Frank Miller con su fallida The Spirit, construye una película interesante, muy bonita, con imágenes muy potentes que recrean los estados emocionales de cada personaje, pero no llega al nivel de excelencia que consiguió con sus anteriores trabajos como guionista, incluído el libreto que escribió para Los tres entierros de Melquiades Estrada. Tal vez a la próxima lo consiga.

148/06(09/04/09) Enfermizo drama realizado por el guionista habitual de Iñarritu, que no se ha complicado la vida y se ha metido en su universo particular donde el dolor más patológico está siempre presente, donde no hay lugar para un remanso de esperanza, todo resulta demasiado seco y difícil de tragar, se te hace una bola, y por supuesto contado a base de flash-backs, que convierten la cinta en un rompecabezas. Este film no aporta nada nuevo a las cintas de Iñarritu, sobre todo con "21 gramos" de la que copia muchísimo, es por ello que da la sensación de estar estirando la misma historia una y otra vez, con personajes autodestructivos atormentados, que para más inri suele colocarlos en lugares siempre áridos, donde la sensación dolorosa sea más intensa, valgan como ejemplo "21 gramos" y "Babel", por lo que la originalidad no está presente aquí. Los actores cumplen, destacado Charlize Theron en un complicado papel con el que consigue hacerse, trasladándonos sufrimiento y angustia en un personaje marcado por la tragedia. Recomendable a los que gustó “Babel” y “21 gramos”. Fuerza y honor!!!

Casi las 0:00 y empiezo a olerme que esto del fin del mundo maya ha sido una bacalada más grande que los libros de autoayuda de Valdano… pero (y esto es verídico) en 2011 un científico de la NASA llamado Craig Kasnoff avisó tres naves espaciales cerca de Júpiter (y por tanto de Ganímedes) tres inmensas naves espaciales que, si mantenían rumbo y velocidad, llegarían a La Tierra en estas Navidades. Sea como sea, parece que lo mismo me da tiempo a escribir otra crítica que tenía pendiente, la de “Lejos de la tierra quemada”. La empecé varias veces y no daba con el punto para publicarla, lo que seguramente sea debido a que no tenía claro lo que quería contar. Fuera de contexto, la película me pareció bastante sosa, un reparto plagado de rostros conocidos interpretando con desgana y a ritmo de fado portugués una historia bastante justita en la que únicamente un par de artificios de guión ponían un poco de sal.

Investigando un poco más, resulta que se trata del debut como director de Guillermo Arriaga, hasta ahora guionista responsable de varias obras (“Amores Perros”, “21 gramos”, “Los tres entierros de Melquíades Estrada” y “Babel”) que generaron una especie de moda por el cine mexicano y colocaron al director de muchas de ellas, González Iñárritu, en un pedestal a la altura de Almodóvar. Sí, si una cosa es segura en el mundo del cine es que cada poco tiempo los poderes fácticos del mundo de la cultura declaran oficialmente que “es la hora del cine del país XXX”, eligen a tres directores de ese país y los rodean de epítetos como “bocanada de aire fresco”, “reinventores del cine” y demás clichés. Recuerdo haber vivido la revolución del cine iraní, luego la del coreano y luego vino esta que comento del cine mexicano. Por no extenderme demasiado y sabiendo que lo que voy a decir convertirá esta crítica en una de las peor valoradas, resumiré diciendo que esa supuesta oleada de aire fresco me pareció cloroformo puro. No digo que las interpretaciones no sean magistrales o la fotografía brillante, pero las historias eran demasiado dramáticas y el ritmo demasiado cansino para lo que puedo resistir.

El caso es que, por lo que he averiguado, Inárritu y Arriaga tarifaron y Arriaga decidió dirigir sus guiones. “Lejos de la tierra quemada” es digna hija de su padre: dramas y traumas no superados para aburrir con el eje argumental del contraste entre el EEUU adinerado y amoral y el México pobre pero rico en principios; entre la felicidad a costa del qué dirán y el éxito profesional renunciando a los valores. La puesta en escena es lenta, no utilizando tres planos lo que puedes contar con treinta, y tan solo una fragmentación de la historia en presente y pasado con un montón de saltos en el tiempo dan un poco de vida a la cosa… a costa de perder naturalidad.

La película es elegante pero lo apuesta todo a una historia a tres bandas que resulta más previsible de lo que hubiese deseado Arriaga y deja un enorme regusto a vacío. En la asignatura de guiones de la Universidad del Cine seguramente un 10, en mi valoración un 6 justito. De todos modos, para lo que me queda en el convento, me meo dentro y me voy tranquilo: no es peor ni más entretenida que “Babel” ni “21 gramos”. Nos vemos en el Paraíso Maya.

Seguramente habían buenas dosis de curiosidad y expectación para comprobar qué nos iba a dar el guionista Guillermo Arriaga en su debut como director después de su “divorcio” cinematográfico de Alejandro González Iñárritu. El resultado es una película que conserva parte de las características que caracterizaron los trabajos del dúo mexicano pero que no alcanza la brillantez de películas como “Amores perros” o “Babel”. “Lejos de la tierra quemada” se presenta como una película de historias entrecruzadas, que invita al espectador a dejarse llevar por ellas sin que sea conveniente que este se haga más preguntas de la cuenta para que la resolución final sea más efectiva. Arriaga se muestra como un director solvente, que sabe mantener un buen pulso narrativo e incluso es capaz de regalarnos momentos realmente bellos como el plano de la figura de Charlize Theron al borde del acantilado. Por contra, la consistencia de las diferentes historias acaba siendo algo irregular, siendo la protagonizada por Kim Basinger y Joaquim de Almeida la menos creíble bajo mi punto de vista.

Lo que no se puede negar es que “Lejos de la tierra quemada” es deudora de los anteriores trabajos de Arriaga como guionista, tanto por el estilo de narrar las historias como por los parajes donde estas están localizadas. La frontera méxico-estadounidense sigue siendo tierra fértil para hablar de la complejidad de las relaciones humanas, tanto las familiares como las amorosas y los diferentes personajes sometidos la mayoría de las veces a situaciones límite, continúan sobreviviendo a la lucha diaria de una jungla que sigue poblada de “amores perros”.

Lo mejor: consigue sorprender.

Lo peor: su irregularidad.