Haz click aquí para copiar la URL

La bestia del reino

Comedia. Fantástico. Aventuras Michael Palin (miembro de los Monty Python) interpreta a un campesino medieval que se propone matar a un monstruo que arrasa todos los pueblos por donde pasa. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 >>
Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
11 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jabberwocky (La Bestia del Reino, 1977) se inspira, que no adapta, en el poema de título homónimo que escribió el célebre escritor británico Lewis Carroll. La película se trata del debut como director en solitario de Terry Gilliam, quien hasta el momento era conocido especialmente por su trabajo dentro del grupo cómico de los Monty Pytthon. De hecho, Gilliam ya había coodirigido alguna película con otro miembro del grupo, más en concreto con Terry Jones, en Monty Python and the Holy Grail (Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, 1975).

Sin embargo, La Bestia del Reino es una película que parte de un guión del propio Gilliam (en colaboración con Charles Alverson) y que a pesar de que cuenta en el reparto con varios miembros de los Monty Python, como John Palin y Terry Jones (este último en un papel muy menor) su autoría se debe exclusivamente a Gilliam, quien como ya he dicho, dirige exclusivamente la película. La Bestia del Reino muestra ya algunas señas características del cine de Gilliam que encontraríamos en obras posteriores, como Brazil (Brazil, 1985). También es verdad que la promoción de la película buscó descaradamente la conexión con el grupo cómico, llegando a vender la película con el título de Jabberwocky Monty Python’s[1], algo que molestó profundamente a Gilliam.

La película se adentra en una edad media fantasiosa, que en parte recuerda a la que habíamos visto en Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores. El protagonista principal es interpretado por Michael Palin es un tonelero al que su padre deshereda, con lo que debe buscarse la vida fuera del campo, marchándose a la ciudad. Entre medias, Gilliam añade una tremenda bestia, que da el título al español y que quien sea capaz de destruirla se ganará la gratitud del rey (no hace falta ser muy listo para ver por dónde van los tiros).

Lo cierto es que La Bestia del Reino no es una película histórica, sino todo lo contrario. Gilliam utiliza el contexto histórico para elaborar una fantasía delirante que poca relación tiene con la auténtica realidad. La fantasía, elemento indispensable para entender a este cineasta, aparece ya en su primera película. Eso sí, con un gusto malsano y contracultural. La Bestia del Reino recurre a influencias pictóricas como las del Bosco o Peter Bruegel[2] para elaborar una atmósfera oscura y siniestra, que tiene mucho en común con películas como Brazil. El Mundo que elabora Gilliam está distante de la realidad y para una mente cualquiera resulta imposible que se sustente. Sin embargo, una de las virtudes del director es la de ser capaz de construir un mundo que tiene sentido por sí mismo, en cuanto es mirado en su globalidad (La composición organizada de la sociedad no tiene sentido visto pieza por pieza, pero juntas forman un mosaico básico).

Seguramente mucha gente no entendió el humor del filme, y eso explica en parte la recepción comercial tan pobre del filme. Y es que la película va mucho más allá del humor surrealista de los Monty Python, añadiendo las gotas que son indisociables a Gilliam, como es un humor mucho más negro, que en ocasiones roza lo repulsivo y subversivo. Por si fuera poco, el director añade secuencias de gore[3] que pueden dejar descolocado a más de uno, que no conozca el gamberrismo delirante de este cineasta. Y es que La Bestia del Reino no es una película amable, ni trata de serlo. Parte de su gracia parte del rechazo que constantemente trata de provocar al público, mediante una estética feista (personajes sucios, vestuario que se recrea en la pobreza de las clases populares, gotas de humor escatológica).

No ayuda a la mejor comprensión del filme por parte del espectador que Terry Gilliam utilice unas formas manieristas que abigarran la película con multitud de recursos formales, desde planos subjetivos, efectos especiales cuanto menos singulares (un ejemplo lo encontramos en las secuencias en las que los personajes vuelan sacudidos por un golpe).

En realidad, Gilliam no deja de realizar una mirada sobre la Edad Media poniendo al desnudo la ignorancia y la estupidez humana. Palin es un personaje que sirve al director para describir las relaciones comerciales y lo absurdo que resulta un sistema capitalista incipiente (paradojas de tonelero, que son constantes a lo largo de la película). La Bestia del Reino es en gran parte una metáfora política.

[1] Dennis Fischer, Science Fiction Film Directors, 1895-1998, Ed. McFarland, North Carolina 2000, pp.226

[2] [2] V.V.A.A, The Cinema of Terry Gilliam: It’s a Mad World, Ed. Columbia university Press, New York 2013,pp. 26

[3] V.V.A.A, The Cinema of Terry Gilliam: It’s a Mad World, Ed. Columbia university Press, New York 2013,pp. 26

http://neokunst.wordpress.com/2014/12/11/la-bestia-del-reino-1977/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película de Terry Gilliam y Michael Palin (mi Monty Python preferido). Aunque es de las primeras películas de Gilliam su sello está implícito en cada minuto de metraje de esta cinta. Ambientación oscura, gusto por lo mugriento y lo sucio, personajes extravagantes y de baja ética, fantasía (aunque no tanta como en otras de sus pelis), humor absurdo, algo de gore y por supuesto los característicos planos que se ven en toda su filmografía; estas son algunas de las características que veremos en esta cinta. Este film tiene un especial gusto por lo escatológico y por inmundo. La estructura también es la típica de las películas de Gilliam; en este caso un aprendiz de tonelero intentará conseguir empleo en el reino. Durante su camino conocerá diversos personajes y vivirá diferentes aventuras a cual más bizarra, todo esto narrado mediante bien enlazados "scketch".

Hay que tener claro que no estamos ante una película de los Monty Python. Conozco algunas personas que no les gustó porque esperaban algo al estilo del grupo cómico pero aunque algunas cosas pueden recordar, no tiene nada que ver.

Lo bueno y lo malo de Terry Gilliam es que tiene un estilo muy personal que no deja indiferente. Si eres fan del director la tienes que ver aunque no sea de sus mejores, si no te puede parecer un poco rara. Por su puesto no la veas si no te gusta el humor absurdo.

P.D. Aunque suelo ser muy crítico con los cambios de títulos en las películas extranjeras, en este caso lo veo justificado ya que 'La bestia del reino' es bastante más comercial para el mercado español que 'Jabberwocky', título "homenaje" (supongo) al poema absurdo de Lewis Carril el cual habla sobre un dragón y en el que en parte se inspiró Tim Burton para realizar su adaptación de 'Alicia en el país de las maravillas'.
Mankuku
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de febrero de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni Terry Gilliam ni Monty Python, se queda a medio camino de las dos cosas y el resultado es bastante flojo. Tiene un par de cosas que están bien, pero vamos, que no parece una película del gran Gilliam. Será porque fue la primera . . .

Un 4.5/5 porque es original.
Fuel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Terry Gilliam, y protagonizada por Michael Palin (miembro de los Monty Python), se nos presenta la historia de un reino medieval asolado por una terrible criatura, por un lado, y la historia de nuestro protagonista, un hombre muy simple que sólo quiere conseguir un trabajo normal.

Básicamente, tenemos una historia de malentendidos y casualidades, donde este hombre simplón acabará metido en mil y un problemas y tendrá que enfrentarse al monstruo él mismo.

La película hace una gran sátira a las historias de edad oscura medieval, donde se nos presenta una sociedad pobre y unas situaciones exageradas hasta la saciedad.

Aunque tiene cierto tono de los Monty Python, la verdad es que la película muy divertida no es, consigue sacar alguna sonrisa, pero es más simpática (con un tono bastante de comedia negra), que graciosa como tal.

El monstruíto mola lo suyo, por cierto, una especie de wyrm (dragón con alas pero sin patas delanteras) que se curraron bastante para la época y el tipo de peli.
TANOMUERTO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de abril de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Lo peor que puede pasarle a un héroe, quizás, es llegar a serlo sin saber cómo demonios ha pasado. Un idiota de turno, claro.
Aquí lo tenemos, a Dennis, quien llegará a ser lo que no desea y recordado por siempre por ello, en una de las aventuras medievales más repugnantes, desconcertantes y desagradables de todos los tiempos.

Todo ello salido de esa cabeza llena de pájaros que siempre ha sido el motor de las locuras y perversidades de Terry Gilliam. La locura que en esta ocasión nos concierne ocurrió en un momento de su vida en que siente que debe evolucionar lejos de la sombra de Monty Python, de hecho fue desde siempre sabido su condición de "renegado" dentro del grupo (¿sería por su origen estadounidense?); el éxito de "The Holy Grail", que a medias dirigió junto a Terry Jones, le impulsa a seguir solo igual que sus compañeros en aquel entonces, tratando cada uno de expandir sus propias ideas por separado.
Animado por el productor Sanford Lieberson, se empeña en levantar, sin contar precisamente con mucho presupuesto, una historia a partir de algo muy curioso: nada menos que el legendario poema "Jabberwocky", que tanto confundía a la pobre Alicia en su regreso al País de las Maravillas; difícil resulta extraer algo mínimamente comprensible de aquel juego indescifrable de raras palabras de tonos tradicionales y aires épicos, y quizás esa era la intención del natural de Minnesota: utilizar el disparate como elemento narrativo, como originador de un argumento y como fin último...si no, no se entiende nada.

No hay objeciones a ese impactante inicio que se nos regala. Desde un punto de vista subjetivo, el pobre Terry Jones, caracterizado de pordiosero, es atacado por una bestia feroz que no vemos hasta quedar reducido a un amasijo de carne y huesos (bonita manera que tiene Gilliam de deshacerse de su anterior colaborador a la dirección y tomar el mando). Esto da pie a modelar una Edad Media tremendamente atroz, pero colando en ella lo que debe ser la antítesis del caballero, ese Dennis encarnado por un Michael Palin sin cerebro ninguno y de inocencia demasiado pura para un entorno tan negro.
Repudiado por su padre y una asquerosa bola de carne llamada Griselda, de la que él, en su pobre imbecilidad, está enamorado, decide ir a probar suerte a la ciudad lejos de la ciénaga en la que vive. Entonces la maniobra del director es extraña y, por lo menos a mí, no agrada en absoluto. La criatura presente (bueno, no tanto) al principio, de la que no deja de hablar la gente y que da nombre al film, no aparece como tal; si la recordamos es porque se menciona con temor y molestia todo el rato o vemos las sanguinarias consecuencias de sus ataques. En realidad se utiliza el poema de Carroll con una retorcida intención...

Y es que, ya que el autor lo creó como un burlón reflejo (literalmente, pues Alicia lo leía frente al espejo) de la literatura y poesía elevada del momento, el director construye en torno a él una burla del cine histórico-épico y de los cuentos heroicos de espada y brujería. ¿Se podría decir que es la misma decisión que Corman tomó cuando adaptó el poema de "El Cuervo" de Allan Poe? Su gesta, con todo lo que contiene, queda al otro lado del sucio espejo, lo malo es su persistencia en reciclar el universo de "The Holy Grail" para demostrarlo.
De nuevo, efectivamente, somos lanzados a un medievo putrefacto, de ignorancia y brutalidad, donde los nobles, despiadados, siguen disfrutando tranquilamente de sus riquezas, mientras los pobres comen ratas fritas y se odian entre ellos. El problema es este, precisamente, lo bajo, lo repulsivo de este microcosmos; parece que Gilliam, que con poco dinero despliega un imaginario alucinógeno, elaborado y rico en detalles y ambientes, necesita la ayuda de sus compañeros para refinar ciertas cosas. A él le gusta generar impacto en el espectador, por eso recurre tanto a la violencia extrema, a lo escatológico, lo burdo, a lo relacionado con los estados anímicos.

Sin embargo los "gags" que concibe son repetitivos y se estiran hasta la saciedad en secuencias finalizadas con una nota de humor negro perverso que no resulta tan graciosa como él se cree. Esto produce que la trama se ralentice, se estanque y no evolucione en absoluto, esto y la troupe de aborrecibles seres que la componen, empezando por un protagonista que da vueltas inútilmente (más de una hora y aún está en la ciudad sin saber qué hacer), que ocupa momentos pensados como "sketches" autoconclusivos donde los secundarios llegan y se van, aparecen y desaparecen.
No se trata de menospreciar a tan buenos actores como Warren Mitchell, John LeMesurier, Bernard Bresslaw o ese brillante Max Wall de rey, pero el director no atina con sus diálogos ni con el tiempo que deben durar en pantalla, y las presencias de John Cleese, Graham Chapman y Eric Idle ayudarían bastante. Al menos ellos sabrían desprender una cierta simpatía; los roles que a los otros les asigna Gilliam causan náuseas, y poco o nada podemos desear seguir viéndoles ni escuchándoles (sólo a la bella Deborah Fallender, cuya princesa, aunque subnormal, por lo menos es inocente y buena...). ¿Y qué hay del Jabberwocky?, se preguntarán.

Pues nada de nada. La concepción de la bestia era algo metafórico y pierde su encanto al aparecer (hacia el final y, debido a la evidente falta de presupuesto, muy poco tiempo); además, la manera que tiene Dennis de involucrarse en su cacería es una idiotez, aun encajando con el personaje: un héroe por accidente que recibe lo que siempre mereció pero sin ser consciente de ello.
Gilliam seguiría regresando a estos disparatados universos históricos, pero con mucho más acierto que en esta ocasión. Yo, por mi parte, quedé tras ver el film como Alicia tras leer el poema: mi cabeza está llena de ideas, pero no sé exactamente cuales; alguien dio muerte a algo, eso seguro...
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow