Los japos, amantes absolutos del cine de monstruos gigantes desde la primera peli de Godzilla, nos traen en esta ocasión algo distinto, una de dinosaurios que permanecieron en “stand by“ hasta que reviven de pronto...

La peli está bien grabada, tiene buen presupuesto y buenos efectos especiales, en esta ocasión no de edificios destruyéndose, sino más bien de terremotos y otros desastres naturales.

Los monstruos no son lo mejor del mundo, no salen mucho y te dejan con ganas de más, pero al mismo tiempo la peli consigue mantener el misterio bastante rato hasta que aparecen, y hay más muertes y sangre de lo que uno está acostumbrado a ver en el cine de “kaijus“.

Eso sí, si hay algo insoportable, es la banda sonora. Que estés viendo escenas de destrucción mientras suena ese rock setentero, no pega nada. Y que conste, que la música es bastante buena... pero no para esta peli.

León Klimovsky nos trajo en los 70, la edad de oro del llamado “fantaterror español“, esta visión suya de la historia del conde Drácula (y familia, en esta ocasión).

Contando con una magnífica ambientación, donde la música, las vestimentas y la palidez mortecina de los vampiros logran transportarte a otro tiempo, y con algunas actuaciones memorables, como la del propio Narciso Ibáñez Menta, que está verdaderamente genial en el papel del famoso conde (o su descendiente, no queda muy claro).

Si hay algo que me falla, y bastante, es el papel de la protagonista, que me parece insoportable, y teniendo en cuenta que gran parte del peso de la peli recae en ella... pues os podéis imaginar.

Aún así, una buena muestra de cine vampírico made in Spain que vale la pena ver.

A ver, por dónde empiezo… Antes de nada, hay que decir que esto no es una película como tal, es una representación de una pequeña parte de la obra de teatro de la Ópera de Pekín sobre la famosísima historia del “Viaje al Oeste”, representada sobre escenarios cinematográficos y grabada como si de una película se tratase, aunque con vestuarios, efectos especiales y cosas así más propias de un teatro, dando la sensación de “infantil” en el tema de los monstruos y demás.

Es algo curioso de ver, sobre todo a la hora de las peleas, que son más coreografías acrobáticas que otra cosa, realmente conseguidas, pero que no dan efecto de peleas reales como tal.

También hay que decir, que de los 96 minutos que se supone que dura, realmente la “película” como tal dura 1 hora, y luego hay una grabación directa en la Ópera de Pekín de otra parte de la historia, ya directamente sobre el escenario, y con los platillos “musicales” típicos de estas obras chinas, que a mí personalmente me estaban poniendo la cabeza como un bombo, y acabé por quitarla al poco rato de empezar este relleno raro de más de media hora.

Mi puntuación va sobre la “peli”, como tal, el resto ni lo tengo en cuenta.

Otra más “hongkongnesa“ sobrenatural de los 80, que llevo ya un buen puñado de ellas vistas, y no suelen defraudar.

En esta ocasión tenemos a una especie de espíritu-demonio-gato, que se dedica a poseer personas y cargarse gente, para alimentarse de sus almas hasta conseguir la energía vital necesaria para conseguir un cuerpo real. Pero el descenciente de una familia de monjes taoístas dedicados a impedirlo, hará lo posible para detenerlo.

Tiene todos los elementos típicos de este género tan trillado en esta zona del mundo en su época, con la diferencia de que es bastante más seria de lo que suelen ser estas pelis. Tiene algún que otro momento de humor tonto, que es a lo que me refiero, pero contados y que no estropean la cinta, y sin embargo, cuenta con un montón de muertes.

Efectos visuales de luces sobre pantalla muy de los 80 y una historia decente hacen de esta peli algo que vale la pena ver si te gusta el rollo.

Una de esas películas que me pasó desapercibida en su época, por ser un género que no me llamaba mucho la atención en su momento, y que he ido dejando durante años y años pendiente, hasta que por fin le ha llegado la oportunidad.

Digamos que es una peli “muy de su época“, con los típicos estudiantes salidos y cabezahuecas, la mayoría bastante mayores de lo que pretenden aparentar, y se les nota, y con una forma de ser, pues eso, muy de los 90.

Es un slasher bastante light en lo que a muertes y sexo se refiere, aquellos años no fueron nada buenos para el género con tanta censura, y tiene ciertas escenas y comportamiento que dan un poquillo de vergüenza ajena a veces, fruto de un casting algo regulero, y un guión que lo acompaña al mismo nivel.

Tiene cierto ambiente de “misterio“, donde todo el mundo parece sospechoso en cierta medida, y eso mola.