Spartacus: Venganza (Serie de TV)

Segunda temporada de Spartacus, que aunque todavía interesante, no está a la altura de la anterior. “Blood and Sand” se ambientaba en una escuela de gladiadores. Se trata del escenario ideal para encajar violencia, combates épicos, intrigas, ambición, injusticias, pasiones, amores imposibles… sin que todo desentone.

Ahora la situación ha cambiado. Los personajes abandonan el ludus, son una banda de rebeldes que merodea por Capua y alrededores. Ya no es tan fácil desarrollar en este escenario esos elementos. Se pierde pues parte de la épica de los combates de gladiadores, la intriga ya no está tan desarrollada, las ambiciones no pueden ser las mismas, etc.

Por si fuera poco, esta serie adolece de otros problemas. Entre ellos el del cambio de cara de dos de sus protagonistas. El de Naebia, no tiene nombre, casi hubiera sido preferible matar al personaje para dar a Crixo mas motivos de venganza que dejar que esa actriz haga el papel. El de Espartaco era obligado. El sustituto no es malo, aunque se hace raro de ver, por alguna razón el personaje ya no tiene el carisma de antes.

Hay mas problemas con los personajes. En “Blood and Sand” existían cantidad de personajes memorables: el propio Espartaco, Enomao, Assur, Glabro, Lucrecia y Batiato ... En “Gods of the Arena” además se nos presenta a Gannicus, Melitta o Tulio. Todos ellos personajes interesantes y con carisma. En este temporada, ninguno de los nuevos personajes da la talla. Ninguno se salva. Para tratar de solucionar el tema a los guionistas no se les ocurre otra cosa que rescatar a personajes anteriores, que si bien es un acierto con algunos, no lo es tanto con otros, pareciendo en muchos casos, metidos con calzador.

Tampoco las relaciones entre personajes están tan logradas. No quedan muy claras algunas motivaciones de estos o por que cambian de actitud. Da la sensación de que se podía haber mejorado el guión en ese aspecto y haber quedado una temporada mucho mas redonda.

De todos modos “Vengeance” sigue siendo interesante de ver. Las coreografías de los combates siguen siendo muy buenas. Hay momentos épicos realmente logrados y sigue teniendo parte de chispa de las anteriores, con varios capítulos, como el quinto o el último, que rayan a un nivel alto. Sin duda te deja con ganas de más. A ver si la tercera y última temporada remonta.

La pérdida de Andy fue un mazazo. Andy era el perfecto Spartacus, estaba magnífico en el papel y lo había perfilado maravillosamente.
Pero sobre eso no podemos hacer nada, así que tenemos a Liam, que sin ser tan bueno con Andy, toma el personaje con toda la dignidad posible.
La historia ha evolucionado y cambiado desde la primera temporada. Cualquiera que haya leído la historia de Spartacus debería saber de sobra qué derroteros lógicos iba a tomar la serie. Ya no hay luchas en la arena, evidentemente; ya no hay tantas intrigas, evidentemente. La serie va siguiendo el ritmo del personaje histórico, cosa que se agradece, teniendo en cuenta cuán poco rigor histórico suelen tener gran parte de las series y películas que nos llegan.
Algunos secundarios comienzan a desdibujarse, quizá para dar aún más protagonismo a Spartacus, quizá porque la historia ya no los contempla del mismo modo.
Pero de cualquier forma, Spartacus es una serie que merece la pena ver y disfrutar.

Al leer esta crítica supongo que eres seguidor de la serie, aún así debo hacer una breve introducción antes de hablar de esta temporada.

Mi apreciación nostálgica por Spartacus: Sangre y Arena (han pasado 2 años desde que la vi) y la positiva impresión dejada por la precuela me hacen favorecer a esta serie, pero aún así, reconozco que Spartacus es CGI, SEXO Y MUERTES. Borbotones de sangre, desnudos gratuitos, slowmotion y súper slowmotion, un intermedio entre Softporn y pornografía explícita, tanta sangre digital como para llenar todo el Océano Pacífico y tanta pantalla verde como 300. Todo eso es cierto, hay depravación gráfica gratuita en exceso y eso es el entretenimiento de Spartacus; lo es porque estamos en una época donde la censura y la pureza brillan por su ausencia. Los productores dicen que es por “fidelidad histórica” pero Jupiter´s Cock a la fidelidad histórica, no es más que morbo y comercio.

Hay gente que disfruta eso y otra que no, pero en mi caso disfruto Spartacus por los conceptos dramáticos que ofrece, la complejidad y carisma de los personajes, la trama entretenida que posee, pero por sobretodo, el potencial abrumador que destila. La historia real de Spartaco, el mito y la leyenda del hombre tiene tanto pero tanto potencial en concepto dramático que únicamente una serie sería el formato perfecto para explotar todo eso potencial. Es más, con conocer el significado histórico real del personaje de Spartaco, luego de ver el capítulo 1x13 Kill´Em All estaba seguro que la serie pasaría a la historia al igual que el personaje que representaba, porque sería lo más ÉPICO en la historia de la TV.

Lo único épico de la temporada es 2x05 Liberatus. Ese capítulo es lo único verdaderamente memorable en toda la temporada porque los otros 9 episodios dejan muy pero muy indiferente, sirviendo solo para pasar el rato. Liberatus es el mejor episodio, no por su aire “épico”, sino porque tiene la mayor calidad en toda la temporada. La calidad de este episodio se equipara a los excelentes episodios de la 1° temporada. Si todos los episodios de Spartacus: Venganza hubieran sido de la misma calidad de Liberatus tendríamos una temporada BESTIAL; aunque para explotar todo el potencial de la serie los 10 episodios tuvieron que haber superado a Liberatus.

Es un capítulo muy complejo, pasan tantas cosas importantes, intensas y trascendentes al mismo momento que al director se le escapan de las manos varias cosas. Una violencia excelente que asegura el entretenimiento, demuestra el ingenio y la creatividad además de compaginarse con la intensidad de los conceptos dramáticos. Regresan personajes de poca presencia hasta el momento e introducen nuevos, otros ya conocidos son presentados en situaciones interesantes que dan una nueva perspectiva a su perfilado. Nos dan una probada de la leyenda, se siente la magia de contar solo con palabras hechos INMORTALES, nos demuestran la unión y la planificación de un hombre que lucha por una causa, es un episodio que narra el tipo de hazañas que hacen a Spartaco un personaje histórico todavía recordado, hay un giño genial a 300, diálogos que hacen vivir a los personajes en su máxima expresión, nos ofrecen intrigas y moral de la alta clase social romana, nos dan batallas excelentes junto a todo un clima de tensión y grandilocuencia en todo momento, tenemos escenas pequeñas con calidad de los climax de finales de temporada, es un episodio con una narrativa ya conocida pero expresada de una muy buena manera sin arruinar la idea ni decepcionar. Es una OBRA MAESTRA

Ahora sobre el resto de la temporada. Como espectáculo Hay tantas muertes en esta temporada que perfectamente podría llamarse Spartacus: Matanza. Repiten hechos que sucedieron en temporadas anteriores los cuales le quitan seriedad a la historia porque no se concibe como pueden pasar situaciones tan similares más de 2 veces dentro de ese tiempo y mismo círculo de personas. Por cada muerte de un rebelde mueren 20 soldados romanos haciendo poco disfrutable la batalla entre soldados y rebeldes. Además, para revivir la primera temporada y sus virtudes toman de excusa la difícil realidad de la unión en una rebelión conformada por diversas etnias, culturas y lenguajes y exageran las diferencias y conflictos intestinos para mostrar batallas y peleas entre los gladiadores. Con el apartado visual hay un bebé que parece un supositorio con ojos. La violencia en general es insuficiente, bastante insípida al igual que las peleas. Finalmente los eventos “épicos” tienen un horrendo CGI. Entiendo que es una serie y tanto el presupuesto, recursos y tiempo es limitado en comparación a una película, también que los encargados de efectos especiales se esfuerzan muchísimo pero lamentablemente algunas secuencias CGI son malísimas tipo Asylum.

Sobre los personajes y actores estaba entristecido y desesperanzado con la lamentable salida de Andy Withfield de la serie porque no me imaginaba la serie de Spartacus sin él como Spartaco y tenía toda la razón. Liam McIntyre simplemente NO SIRVE para el papel. El cambio de la actriz para interpretar a Naevia es terrible. En apariencia es HORROROSA y se parece a Rihana con el corte de pelo. Finalmente tengo que rendir tributo a Ashur interpretado MAGISTRALMENTE por Nick E. Tarabay. Que PERSONAJE. Ashur es sin duda uno de los mejores personajes de Spartacus, prácticamente es quién mantiene calidad en todos pero absolutamente todos los episodios de la temporada. No hay escena, situación, dialogo o escena en la cual decepcione, siempre que aparece en escena demuestra su talento y hace olvidar durante su screentime lo decepcionante que pueda ser el capítulo.

Sigo en Spoiler hablando de las tramas de la temporada, el final y las muertes, todo sin ser muy específico en los primeros 2 temas pero explícito en el último.

Casi todos los dioses suelen compartir unas cuantas características: son muy coléricos, vengativos y celosos.
Las deidades grecorromanas, lejos de dar ejemplo de virtud y sabiduría, eran los entes más caprichosos y veletas del mundo. Poseían todos los defectos humanos multiplicados por dimensiones olímpicas, obviamente, y ningún mortal podía osar siquiera desafiarlos, porque se aventuraba a caer fulminado por el rayo de Júpiter.
Yo diría que en esta temporada de “Spartacus” son tantos los soberbios que pretenden encumbrarse a sí mismos por encima de los mismos dioses, que éstos se cabrean de lo lindo y Júpiter tiene bastante trabajo enviando sus coléricos rayos a la Tierra. Cualquier humano con aires de grandeza corre grave peligro de hincharle las narices a alguna deidad, porque nadie puede competir con los inmortales. Han de ser los primeros en todo.
Tampoco es que los dioses respeten gran cosa a los demás mortales; ni los más sencillos y humildes se libran, pues una de las ventajas de ser un dios romano es que puedes hacer lo que te dé la gana con los frágiles humanos y eso se tiene que subir a la cabeza. Debe de ser muy divertido experimentar con ellos como si fuesen conejillos de indias. Así que cuando un inmortal se aburre le da por juguetear con esas criaturas como el gato que atormenta a sus pequeñas presas antes de devorarlas.
El caso es que los humanos tropiezan cien veces con la misma piedra y no aprenden cuando de ambición, lujuria y otras bajas pasiones se trata. Se vuelven ciegos, voraces, celosos, envidiosos. Siempre quieren más. Mucho más. Ansían verse por encima del resto. Y para ello arrollarán a quien se cruce en su camino.
Ya se visualizan a sí mismos como dioses en la cima del Olimpo, pisando en su prepotencia la cabeza a la inmensa multitud de los que están debajo, y ése es su peor error, creerse al mismo nivel que Júpiter, Juno, Minerva, Venus, Marte, Neptuno o Plutón. Éstos no se lo consentirán.
En “Spartacus: Venganza” hay muchos falsos dioses incitando la cólera divina. Gentuza de alta cuna vestida con ropas elegantes o de baja cuna que codicia riquezas robadas. Pero olvidan que la peor gentuza que hay son los dioses en los que cada cual cree a su egoísta manera, y el castigo será terrible.
Continúan las sangrientas intrigas de los soberbios por el poder, mientras Espartaco y sus seguidores, todavía pocos, empiezan a dar duras dentelladas a la esclavista República. El líder tracio da cada vez más muestras de una prodigiosa capacidad para la estrategia, la ecuanimidad y una obstinación que le impide dejarse vencer por los golpes y la desesperación; siempre parece encontrar soluciones incluso frente a los mayores atolladeros. Quienes lo rodean, hasta los que al principio eran escépticos, lo miran con respeto y creciente asombro, y la fe en la causa por la libertad que él desborda termina por inundar al resto.
Y mientras los veleidosos dioses se divierten a costa de las personas, la fe más fuerte no es la que mueve a creer en ellos, puesto que no son compasivos ni dignos de confianza; la más fuerte es la que mueve a los esclavos a ser libres, a buscar un lugar de paz donde nadie se atribuya el derecho de someter a nadie, a encontrar un hogar donde vivir felices, con las únicas riquezas de tener una familia y amigos con los que compartir lo bueno y lo malo, las pequeñas cosas de cada día, sin más preocupaciones que la dureza que la vida de por sí ofrece sin necesidad de empeorarla con guerras y esclavitud.

198/05(10/09/12) Muy entretenida tercera temporada de esta sangrienta y erótica serie, a los que gustaron las dos primeras entregas no decepcionará con respecto a las altas dosis de hiperviolencia y de escenas de sexo, plagada de traiciones, conspiraciones, sangre, sexo, venganzas, sacrificios, con la moraleja manida de <La unión hace la fuerza>, con el horizonte de la Libertad en el fondo, todo con un aire a comic muy disfrutable, baja en respecto al obligado cambio de protagonista de Andy Whitfield por el Spartacus de ahora, Liam McIntyre (Descanse en Paz). En esta entrega los gladiadores huidos se esconden en los bosques confabulando en contra del Imperio romano y Spartacus anhelando venganza, la arena del circo se deja de lado, solo aparece en un espectacular capítulo, y la compleja e interesante relación que había en el Ludus entre los esclavos y sus dueños romanos ha desaparecido, los enfrentamientos intestinos se dan ahora en el bando romano por la reaparición de una misteriosa por su comportamiento, Lucrecia (buena Lucy Lawless), como se interrelaciona con Elitia (arrebatadora Viva Bianca) y con el pretor Glaber (buen Craig Parker), en el bando de los gladiators se da por las diferentes puntos de vista de afrontar las vendettas y las luchas contra los romanos. La trama sin ser sobresaliente no insulta a la inteligencia, aunque es una mera excusa para las luchas constantes, coreografiadas de modo magnífico, siempre imprevisibles, alternado ingeniosamente la cámara lenta con la rápida, siempre megasangruientas, con un tramo final de la serie con las más espeluznantes vistas en ella. Destaca entre los gladiadores la carismática llegada de Gannicus (carismático Dustin Clare) en el cuarto capítulo, el héroe de la anterior temporada que se gana al público con su mirada penetrante y su laconismo, el único entre los luchadores que aporta complejidad a su actuación, el resto van de los planos a los caricaturescos, llama la atención la bajada de importancia de Crixus (desdibujado Manu Bennett), un pelele que parece haya caído en la marmita de tila. En el lado de los romanos hay más ambigüedad, el triángulo Lucrecia, Elitia y Glaber es lo mejor de la temporada en cuanto a emisión de emociones, con una Lucy Laweless inmensa, la tara es la forzada relación con Assur, nada creíble la sumisión de esta, chirría con la poderosa personalidad de Lucrecia. (Continua en spoiler sin)