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El capital humano

Drama La víspera del día de Navidad, un ciclista es atropellado de noche por un lujoso todoterreno. El desgraciado accidente cambiará el destino de dos familias: la del millonario Giovanni Bernaschi, un especulador financiero que ha creado un fondo que ofrece un 40 por ciento de interés anual, atrayendo y esquilmando a los crédulos inversores, y la de Dino Ossola, un ambicioso agente inmobiliario cuya empresa está al borde de la quiebra. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
28 de marzo de 2015
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandisimo drama sobre las relaciones interpersonales y la codicia humana. Es un elegante thriller filmado con mano dura al momento de poner la cámara en el lugar exacto, exigirle lo mejor a los actores e imprimir un ritmo asombroso. El casting está sensacional, todos nos regalan actuaciones redondas y profundamente convincentes. El mayor acierto de Virzi sin embargo, es hablarnos de muchas cosas, el amor, infidelidad, codicia, destino, muerte, etcétera. Y, para el final, nos deja una reflexión asombrosa sobre la crisis económica actual y de paso le da una bofetada a las aseguradoras internacionales. Un producto cinematográfico moderno, preciso y sumamente entretenido. No se la pierdan.
Rolas
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12 de abril de 2015
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La décima película del director italiano Paolo Virzì presenta una pléyade de personajes inmersos en la podredumbre vital. Integrados en una sociedad que asciende a quienes buscan el enriquecimiento, el cual se constituye en el objetivo vital que justifica la creación de todas las burbujas necesarias.

A ritmo de suspense, creando una intriga muy atractiva, «El capital humano» gira en torno a un accidente de circulación en el que un ciclista es arrollado por un todoterreno a gran velocidad. A partir de un guión estructurado en tres capítulos y un epílogo que sirve al excelente retrato de personajes, incide en la mercantilización de nuestro entorno. Algo ya anunciado por un título que alude al valor de capitalización de una vida en cálculos del sector de Seguros.

Si bien es justa la lectura de que el origen de la crisis económica reside en ardides de tiburones financieros, bien es cierto que dicha cuestión ha sido abordada ya, al igual que las nefastas consecuencias para el ciudadano de a pie, por ejemplo en «Los fenómenos». Es sumamente interesante el enfoque novedoso que aporta aquí Virzì. Creando gracias a la interpretación de Fabrizio Bentivoglio, una fantástica semblanza de la miseria de una persona común que, este sí, pretendió vivir por encima de sus posibilidades, al abrigo de potentados mucho menos mediocres que él, y con los que comparte el desprecio por valores como la protección a la mujer gestante o a la propia progenie.

Es asimismo relevante la presentación de los diferentes precios que pagan diferentes ciudadanos por cometer un mismo error, en función de su estatus social e, incluso, de su catadura moral, de modo que a menos escrúpulos, menos pena. De una sociedad con códigos propios en la que abunda el abandono del barco que se hunde. De la capacidad de salir de pie de los tramposos que no conocen ni a sus hijos, y como mucho sufren pena de telediario.

Junto a la de Bentivoglio, «Il capitale umano» cuenta con una serie de actuaciones muy destacables. Partiendo de Fabrizio Gifuni como gurú económico y de Valeria Bruni, como mujer florero de la que sólo se espera belleza siempre disponible. Pasando por la magnética Valeria Golino, directora de «Miele». Y llegando a la gran actuación de Matilde Giolli, espléndida incluso por encima de los jóvenes secundarios Guglielmo Pinelli (ese hijo malcriado y quizá no tan sobreprotegido a quien es fácil condenar) y Giovanni Anzaldo (esa acusada personalidad). Como la decadente figura del profesor universitario creada por el gran Luigi Lo Cascio de «La meglio gioventù», alguien tan brillante como débil en lo afectivo y paródicamente artístico.

Un arte que cae presa de la especulación y es pasto de la burbuja inmobiliaria en una ciudad de la orgullosa Lombardía italiana. Donde está rodada esta fantástica cinta, en Varese, en Como y en la capital, Milano.

Me ha gustado «Il capitale umano». Intriga y personajes actuales. Entretenimiento y emoción.
Inaki Lancelot
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17 de mayo de 2015
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión, “El capital humano” es una película sobrevalorada. No la veo merecedora de tanto premio. Puedo reconocer ciertos méritos como su estructura coral, su argumento bien trabado (relatado mediante la presentación de distintos puntos de vista) y, sobre todo, su crítica devastadora contra toda la sociedad italiana. El problema es que desde el principio da la impresión de producto prefabricado, con un mensaje muy obvio. El poderoso magnate sin escrúpulos, la mujer rica desocupada y aburrida, el bufón advenedizo, los hijos de papá… Cuando han pasado apenas cinco minutos, el espectador no sabe quién ha atropellado al ciclista, pero sí puede adivinar cuál es la sensación que el director quiere transmitirle. El sentido del humor se reduce a una caricatura de trazo grueso, y los momentos más dramáticos no llegan a emocionar. El interés se acaba reduciendo a seguir los giros del argumento, aunque siempre redundando sobre la misma idea. Puedo compartir el mensaje del film, pero no ha conseguido removerme las tripas.

Para tenerte entretenido una tarde de domingo (que no es poco), pero nada más.
rober
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23 de abril de 2018
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El trasfondo se ofrece diluido y el resto, es de un trazo grueso desconcertante. La historia coral se pierde demasiado en escenas que aportan poco al desarrollo en conjunto, con personajes que terminan resultando aburridos; demasiado comunes en sus limitadas miserias, no consigues empatizar con ellos, convertidos en caricaturas, que solo son eso.
Los excesivos diálogos a que nos tiene acostumbrado el cine italiano, entorpecen la narración. El mensaje final resulta obvio en exceso: Finanzas especulativas creadas en una sociedad que se mueve dentro de esas apariencias vacías que solo otorga el dinero.
MIRADA MILENARIA
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10 de abril de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pueden observarse sobretodo dos rasgos que El capital humano comparte con esta serie de películas italianas más o menos exitosas de los últimos años. Como en los casos de La nostra vita, Viva la libertad o Calabria, se trata de una película de denuncia, que se propone radiografiar un determinado sector social. Y como en los casos de Gomorra, La gran belleza y nuevamente Calabria, al mismo tiempo es una película interesada en las formas, en explotar abiertamente su condición cinematográfica. Si los trabajos de Mateo Garrone y Francesco Munzi (Gomorra y Calabria) optaban por una puesta en escena hiper-realista pasada por el filtro de un montaje dinámico; mientras que Paolo Sorrentino (La gran belleza) apostaba por una planificación excesiva, visualmente deslumbrante y en un delicado equilibrio entre lo metafórico y lo literal; Paolo Virzi presenta un relato episódico haciendo uso del (hoy en día más que manido) “recurso Rashomon”: diversos puntos de vista (en este caso, tres más epílogo) de una misma historia, cuyos hechos varían en función de quien la cuente.

Pero así como en los casos de Gomorra y La gran belleza el fondo tenía un peso incontestable, en El capital humano Paolo Virzi hincha más de lo necesario el envoltorio. Un envoltorio que, es cierto, siempre se encuentra al servicio de una tesis, solo que de una forma tal vez demasiado evidente. Este pequeño lastre no impide que disfrutemos de determinados aciertos con los que sí cuenta la película. Están, por ejemplo, las brillantes interpretaciones de Valeria Bruni y Fabrizio Bentivoglio, en el papel de dos personajes cuya efectividad resulta de su ingenua (y ridícula) apariencia. Pero la sobrecarga de pretensiones del director hace que su credibilidad ande por la cuerda floja. Para entendernos, pensemos en los casos de Fargo o El sueño de Casandra. Son películas en que la práctica invisibilidad de las formas (alguien podría llamarlo realismo) contrasta con la excentridicad de los personajes, gracias a lo cual resultan creíbles.

Pero El capital humano no cuenta con esta transparencia, hecho que deja en tablas a Bentiboglio y Bruni en su batalla por alejar a Dino y Carla del estereotipo. Digo en tablas porque tampoco se trata de un absoluto fracaso: aun siendo un trabajo de pretensiones evidentes, su visionado se hace relativamente ligero. Estamos ante un producto claramente pensado para captar el interés del público, y hasta cierto punto (aunque perdiendo legitimidad) consigue su objetivo. Podríamos decir que lo que no logra por el camino intelectual lo logra por el camino del “cotillaeo”: si bien la seriedad del relato se ve afectada por un formato algo caprichoso, también consigue despertar cierta curiosidad (no me atrevo a decir interés) por el desenlace de los hechos. Es decir, como quien visiona un culebrón bien orquestado, podemos dejar de tomar en serio los acontecimientos para disfrutar de un espectáculo más o menos entretenido.

El problema está en que el director trata con demasiada frecuencia de recordarnos su verdadera intención: hablar con propiedad de temas en cierto modo trascendentes. Y el caso es que este objetivo, ahora sí, le queda pendiente. Especialmente teniendo en cuenta la clase de desenlace que nos plantea, que convierte la película en una suerte de juicio entre buenos y malos. Vamos, que nos encontramos ante una serie de pretensiones que no se corresponden con las formas. De ahí que ciertas concesiones que podrían funcionar en determinado tipo de película resulten molestas en la que nos ocupa (pienso en la secuencia del encuentro entre los dos personajes citados, en lo que será la resolución del tercer relato). Con lo que lo más probable es que una vez transcurridos los 109 minutos del metraje (muy llevaderos, también hay que decirlo) todo lo vivido permanezca en este lapso temporal.
Martí
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