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Tres anuncios en las afueras

Thriller. Drama Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como ... [+]
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Críticas 386
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2018
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin McDonagh es un tipo listo: no tiene prisa. Irrumpió como un ciclón con la excelente Escondidos en Brujas, donde osaba emparejar a Colin Farrell con Brendan Gleeson. Al cabo de cuatro años, entregó Siete psicópatas, un ejercicio al estilo Tarantino que no funcionó. Y ahora, cinco años después, se sumerge en Misuri y realiza su mejor obra hasta el momento.
Todo el mundo conoce ya la premisa: una mujer de un poblacho trumpiano, después de un año de esperar nueva información sobre el asesinato y violación de su hija adolescente, alquila tres vallas publicitarias para "animar" a la policía a actuar. No sólo los agentes de la ley, sino todo el pueblo se pondrá en su contra. Estamos en una de las zonas más reaccionarias de los reaccionarios Estados Unidos. El sheriff es un buen hombre, pero le queda poco de vida (no es spoiler, muy pronto se desvela su mal), su ayudante es un supremacista blanco con graves problemas mentales (y una madre que da miedo en cuanto la ves), y los habitantes del lugar una pandilla de patanes. Cuando uno está pensando en huir del cine, harto de la América profunda, se empiezan a producir giros sorprendentes en la trama que te clavan a la butaca. Porque McDonagh tiene la habilidad de convertir a sus monstruosas criaturas en seres humanos, seres con sentimientos, seres abrumados por el peso de la vida y la sinrazón de la muerte. Y le echa humor. En los peores momentos (véase la escena del hospital, no puedo decir más), el velo de la tragedia se rasga y aparece un soplo de humorismo que calma las heridas. Y también deja paso a la ternura cuando menos te lo esperas (La escena del ciervo). La cámara, siempre pegada a los personajes, recrea primorosamente el espantoso pueblucho, los hermosos alrededores transitados por los colores del otoño, esas casas prefabricadas horrorosas que tanto les deben recordar a los pioneros. Una inspirada banda sonora de Carter Burwell (este tipo me gusta cada día más), en la que intercala canciones, mayoritariamente country aunque no todas, adecuadas a las situaciones que estamos presenciando, arropa la historia sin hacerse oír demasiado. Y el reparto... Frances McDormand, con sus andares a lo John Wayne, domina la función con autoridad desde la primera escena. Oscar seguro este año. Woody Harrelson, en su breve aparición, demuestra que cada día está más maduro y seguro de sí mismo.
And the winner is... Sam Rockwell. Lo odias desde el primer fotograma en que le ves. Palurdo, racista, sexista, alcohólico, edípico... Todo el lote. Una lección de interpretación que te deja estupefacto. Quiero que le den el Oscar, caramba, pese a que ya sabemos que esas cosas funcionan de otro modo. En suma, una película para ver y disfrutar, con paciencia y entrega. Y a esperar otros cuatro o cinco años más. Enróllate, Martin.
Eduardo
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19 de enero de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas cuya historia puedes llegar a sentir, de una forma profunda y sólida, llegar a creer que lo que ves no es algo inventado solo para ser grabado con una cámara. "Tres anuncios en las afueras" es una de ellas.

Martin McDonagh nos deleita con una cinta cuyo guión a menudo nos sorprende mediante giros y consigue no caer en la monotonía de los cliches más vistos, donde es realmente fácil caer sin darte cuenta. Centra su historia en la protagonista y la mueve cuidadosa y constantemente a su alrededor, incluso mediante personajes que no son ella misma. No quiere contarte el antes, aunque se ve obligado a hacerlo en alguna situación, y por supuesto no cuenta el después.

Cargada de sentimientos encontrados, llega a hacer que te olvides del mero hecho de que es una película, y consigue transmitir sensaciones reales, tales como ira, tristeza, impotencia. Pero también nos alivia con varios momentos cómicos que amenizan satisfactoriamente todo ese acervo de negatividad, insisto, logrado de una forma precisa.

No pueden quedar sin destacar sin duda las grandes interpretaciones de Frances McDormand y Sam Rockwell. La mezcla perfecta entre ira y rencor acumulado, y locura e hiperactividad desatadas que acaban por hacerse uno solo y ascender a algo más en el momento cumbre, ese momento donde quieres más pero sabes que ha llegado el final, y te parece bien, porque te das cuenta de que has ido a ver, exactamente, lo que querías que te contaran.
Kevin Castaño
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28 de enero de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza bien, pero a medida que trascurren las escenas va superándose hasta llegar a un final inmejorable.

El tercer largometraje de Martin McDonagh es una película intensa e inclasificable. Un drama con golpes de humor negro ambientado en la "América profunda" que te atrapa desde los primeros minutos y no te suelta hasta bien pasados los títulos de crédito.
El director y guionista británico ya había llamado la atención con 7 Psicópatas, y sobretodo Escondidos en Brujas, películas interesantes pero que difícilmente pasan de buenos divertimentos. "Tres anuncios..." es una obra mucho más madura. La violencia vuelve a tener un papel protagonista,pero si en aquellas era un instrumento fundamental al servicio del espectáculo, en ésta es el todo. La violencia está incrustada en el corazón del pueblo de Ebbing, Missouri, pero no tiene nada de espectáculo, duele, da vergüenza y se muestra sólo cuando, incapaz de contenerse, se escapa. Es casi invisible (e inolvidable), pero impregna cada fotograma, cada línea del rostro de Frances Mc Dorman y Sam Rockwell, cada indirecta desafiante, cada careo. Poco a poco se va acumulando, late en el pecho y amenaza con reventar en cualquier momento haciendo que todos... personajes, director y espectadores, aprieten los dientes y contraigan el estomago durante dos horas tratando cuidadosamente de domarla.
Interpretaciones de lujo, algunas al límite sí, como los almas que representan.
Música de lujo. Delicada, profunda. A veces acompaña sin subrayar, a veces matiza, a veces contrapone, siempre conmueve.Preciosa.
Una realización sobria que va de la mano de la historia, dejándose el margen justo para desatarse (magistralmente) en cualquier despiste. Muy apropiada y muy representativa de lo que significa esta película en la carrera de su creador.
El guión tiene algunos puntos discutibles, de acuerdo, pero el conjunto es tan magistral, que estoy encantado de hacer la vista gorda en pro de la historia y su mensaje. Son tantas cosas, tantos detalles, que prefiero decir poco para no parecer un iluminado, sólo alguna queja en zona spolier, y un consejo que yo por supuesto voy a seguir: Busquen una casa de apuestas y jueguen una buena cantidad: Oscar al mejor guión original: Tres anuncios en las afueras. Victoria cantada o injusticia mayúscula
Llevo 20 años esperando a que Quentin Tarantino de el paso al frente que ha dado Martin McDonagh con esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jscasero
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28 de enero de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una soberbia película, por lo fascinante de la trama, la brillantez de los diálogos y la viveza de sus personajes. Admito que puede haber algún gazapo, aunque se perdona con facilidad ante lo absorbente de la historia (no puede haber tanta impunidad para según qué acciones, por mucho que estemos en la América profunda). Lo mejor del estupendo guión es que la enrevesada historia puede cambiar de la tragedia a la comedia con una simple frase de diálogo.

El planteamiento inicial del argumento evoluciona hacia terrenos cada vez más ambiguos y confusos, pero sin perder nunca la autenticidad y la credibilidad. La intriga sobre el asesinato y violación de una adolescente, y la lucha de su madre exigiendo efectividad a la policía, deriva hacia una fábula sobre moralidad individual y colectiva, con una moraleja bastante perversa. Cada personaje daría para su propia película, porque cada uno tiene una mochila llena de vivencias que le condicionan, un sentimiento de culpa con el que convivir, y algún que otro dilema al que enfrentarse. Nadie es totalmente bueno, ni totalmente malo (o casi nadie). Además, la película es extraordinariamente rica gracias a su estructura narrativa coral, al mostrarnos cada situación desde diferentes puntos de vista.

A pesar de lo enrevesado de la trama, es fácil sentir empatía por los personajes, y es que "Tres anuncios en las afueras" muestra situaciones que, como individuos y como sociedad, no nos son en absoluto ajenas. Todos los actores están muy brillantes en sus interpretaciones. Lo de Frances McDormand huele a Oscar, pero es que Woody Harrelson y Sam Rockwell no le van a la zaga... Una película muy entretenida, y muy recomendable.
rober
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29 de enero de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha gustado Frances McDormand porque al igual que la película es justo lo contrario de lo que una espera de las grandes estrellas de Hollywood. No es una mujer guapa, no es alta, no tiene un cuerpo de quitar el hipo, incluso ya ni siquiera es joven, pero posee esa rara cualidad que únicamente tienen algunos elegidos: la capacidad de comerse ella sola la pantalla convirtiéndose en un agujero negro que lo absorbe todo, el poder de ser un imán donde converge toda la atención del espectador.

“Tres anuncios en las afueras” es la distopía del sueño americano y la reivindicación desgarrada del derecho a no conformarse. En consecuencia, es una película donde la gente no vive en casas maravillosas con jardines verde esmeralda. No son rubios ni guapos ni van bien vestidos, ni siquiera son cultos o ricos. No representan ni de lejos el paradigma americano.

Son solo personas, algunas con gravísimos problemas. Para colmo se conocen todos porque viven desde siempre en vecindad prácticamente aislados del mundo y saben bien lo que le ocurre al otro casi antes de que le ocurra.

Por ello, pese a la intransigencia y el embrutecimiento del que hace gala más de un personaje al principio, existe también una corriente soterrada y silenciosa de comprensión, de dolor compartido, que va modificando la opinión del espectador hasta dar la vuelta a sus propios prejuicios iniciales.

Es una historia en la que una aprende sobre sí misma gracias a los demás, al igual que lo hacen los personajes de la película y casi te ves envuelta como un habitante más del pueblo en el drama grotesco, terrible, totalmente enloquecido, pero humano al fin, que hace de esta película algo realmente excepcional.
siestecita
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