Martín Scorsese, maestro de maestros, firma la que posiblemente sea su película más comprometida socialmente hablando.
Un western "invertido" donde los indios son los buenos y los vaqueros los malos. Los caballos dejan paso a unos cochecitos de lo más cuqui y en lugar de revólveres se desenfundan jeringuillas. Aquí los pistoleros no son justicieros carismáticos, son sabandijas que disparan por la espalda y se venden por un plato de judías. Y los duelos... los duelos no se libran en la calle principal en frente del Saloon, se resuelven sentados en habitaciones oscuras donde los susurros al oído recuerdan al silbido de las balas. Aquí el oro es negro y los bastos paisajes del desierto están encerrados en el corazón de los vaqueros. Unos vaqueros mucho más cercanos a La Familia mafiosa de Uno de los Nuestros que a aquel simpático Grupo Salvaje de Peckimpah.

Casi tres horas y media a un ritmo pausado donde las escenas van goteando sin llegar a hacerse pesadas pero que me dejan la sensación de que un Scorsese en plena forma, o simplemente más pasional, hubiera acelerado muchas partes, hubiera creado picos de tensión y sobre todo hubiera encontrado hueco y recursos para explorar a fondo la relación entre los personajes de Di Caprio y Lily Gladstone. Relación que queda muy desdibujada en este montaje y es fundamental para darle al relato una dimensión psicológica que complete este desmitificador retrato del mal y del pecado original de EE.UU.

Un thriller tan entretenido como inesperado sobre la venta de derechos del popular juego de origen ruso. Narrada con un ritmo ágil y firme nos engancha con muchos toques de comedia y poco a poco nos sumerge en una trama de espionaje con el fondo de la corrupción durante los últimos coletazos de la Unión Soviética. Un tema con evidentes resonancias en la situación geopolítica actual.

Igual que es inevitable establecer paralelismos con el actual enfrenamiento de bloques oriente-occidente, también lo es comparar la narración de Tetris con la de " La Red Social" el peliculón de Fincher del que parece haber tomado prestado todos sus recursos formales. Creo que es una muy buena imitación pero que no llega a brillantez del original en casi ningún aspecto . Lo cuál por otra parte era muy difícil.

Los diálogos van cayendo a un ritmo vertiginoso pero sin llegar nunca a atropellarse y nos van guiando por esta red de mentiras internacional de la mano de nuestro héroe, Henk Rogers, el honesto americano que se jugará todo lo que tiene por el bien de su país. Ah, no! El que lo daba todo por su país era el comunista, éste lo da todo por la libertad.
Lo interpreta Taron Egerton (Elton John) y en mi opinión lo hace muy bien a pesar de la dificultad de crear un personaje creíble que funcione tanto en los momentos de comedia como cuando la cosa se va oscureciendo.
Seamos justos, la película parece mucho más interesada en resultar entretenida (y lo consigue) que en dar mítines políticos, lo cual es muy de agradecer.
Sin embargo en mi opinión el guión tiene dos manchones mayúsculos que especificaré en spoiler:

Sigue en zona Spoiler

Una comedia entretenida y ligera que tiene como principal virtud unos diálogos ágiles y bien interpretados.
La película está dividida en 5 episodios independientes que sin embargo tiene bastantes cosas en común ya que todos giran en torno a las relaciones afectivas, principalmente de pareja de unos personajes de mediana edad que se mienten entre ellos para "tal vez" hacerse la vida más fácil.
Como ocurre siempre con las películas episódicas no todas las historias tienen el mismo nivel. Personalmente la que más me ha gustado es la segunda, protagonizada por Alex Brendemuhl, María León y especialmente Antonio La Torre. El conflicto que plantea está bastante visto pero reconozco que me lo he comido y me parece que es la que mejor resuelta queda.
Miento. El cierre de la última (Quim Gutiérrez, Verónica Echegui y Brays Efe) es posiblemente el más redondo pero la historia y las interpretaciones me han parecido mucho más flojas a pesar de que otra vez Quim Gutiérrez hace muy bien de Quim Gutiérrez.
La primera ( Anna Castillo, Chino Darin y Javier Rey) es de las más divertidas pero me da la impresión de que se ha dejado el clímax en la sala de montaje.
La de Alejandra Giménez, Maribel Verdú y Nora Navas es puro diálogo y hubiera funcionado casi igual en la radio que en el cine.
Y por último la de José Coronado es la que me deja más frío. Ni simpatizo con el personaje de Alejandra Onieva ni entiendo la reacción del de Coronado. O me he perdido algo de esta parte o soy demasiado hetero-básico.

En el aspecto visual la película es de lo más sencilla y está casi siempre articulada por un plano conjunto de los intérpretes y el plano/contraplano de cada uno de ellos. Un poco más de audacia con la cámara o la puesta en escena hubiera sido de agradecer aparte de que aún con este esquema tan sencillo hay bastantes cortes que saltan de raccord, imagino que para priorizar la toma buena de los actores y actrices.

En definitiva, un pasatiempo bastante agradable y cercano que dará para contar algún chascarrillo o vivencia propia después del visionado pero que a día de hoy parece más propio de una plataforma que de la gran pantalla.

Casi dos horas de entretenimiento de baja intensidad recordando la actuación de la selección española de Waterpolo en las olimpiadas de Barcelona 92. Un equipo liderado por Manel Estiarte y en el que también destacaban Pedro García Aguado (Conocido por el programa de TV Hermano Mayor) y el malogrado Jesús Rollan.
La película se sigue con relativo interés pero no ofrece nada que no hayamos visto ya un millón de veces. La llegada de un nuevo entrenador con duros métodos, la rivalidad entre los jugadores de la federación madrileña y la catalana y los problemas con las adicciones de Pedro García Aguado son los principales conflictos de la cinta pero no sé ahonda en ellos ni para bien (hubiera estado bien conocer algo más de la personalidad de algunos de los protagonistas) ni para mal (no cae en el amarillismo al tocar el tema de la droga)
Al igual que el resto del metraje la escenas deportivas , condesadas sobretodo en el último tercio, están rodadas con solvencia aunque sin brillantez pero hay que reconocer que la película puede llegar a emocionar a los más sensible(ros) y lo hace sin regodearse en los efectismos y manipulaciones típicos, tópicos y en parte inevitables del cine deportivo.
Interesante el trabajo de los dos actores principales, especialmente el de Álvaro Cervantes, al que tenia en poca consideración y que me ha gustado con su contenida , casi fría, interpretación de Manel Estiarte.
Si uno no espera gran cosa "42 segundos" puede ser un pasatiempo de sobremesa cuando menos aceptable. 5'5

Una ópera prima meritoria y que se deja ver pero esperaba otra cosa.
Una gran premisa que podría haber ido mucho más lejos en su crítica social, en la exploración de los personajes, en el retrato de la España rural o al menos como ejercicio cinematográfico. Pero nada de eso. Desgraciadamente Cerdita deviene en otro thriller más para todos los públicos.

Las buenas críticas, mi gusto por el terror y el gran recuerdo que conservo del cortometraje original me hicieron ver Cerdita con una expectativa quizá demasiado alta.
La primera media hora está bastante bien. Es un arranque duro y seco que consigue cierto realismo y en el último momento incluso una pizca de belleza. Durante esta primera media hora asistimos a un drama sobre el buying, que como algunos ya sabíamos por el corto y otros por el trailer termina pegando un oportuno volantazo hacia el terror. Justicia poética que después de lo sufrido deja al espectador relamiéndose la sangre de los labios con ese placer culpable que nos brinda ser malos a través de la ficción. Un regusto más q satisfactorio.

A partir de aquí la historia se va por el sendero del thriller, en mi opinión el sendero más manido y menos interesante de los que podía haber escogido. La investigación y los toques de humor son tan torpes como los personajes y el guión, que deambula sin rumbo durante toda su parte central.
No se explora el tema del buying, no solo no se amplía el retrato rural sino que se empobrece a base un humor simplón y personajes muy pocos desarrollados, muy lejos del espíritu de Fargo cálido que parece pretende evocar. Tampoco el personaje protagonista sale fortalecido, no se profundiza ni en su dolor, ni en sus relaciones, ni en sus deseos, no comprendemos sus decisiones pero tampoco nos sorprenden, termina convertida en poco más que la clásica reina del grito versión XXL. La distancia con la prota y el desinterés que me produce la investigación hacen que me desconecte. En mi opinión Laura Galán está muy bien en su interpretación, al igual que Carmen Machi y la mayoría del reparto principal pero los personajes están malogrados desde un guión que los utiliza como herramientas narrativas y no como personas reales.
Un buen ejemplo es "el malo". Todas y cada una de sus acciones son un sinsentido, desde ponerse la capucha hasta lo que hace o deja de hacer con las chicas. Por otra parte su físico y su mirada despiertan más ternura que terror y esto, parece cobrar sentido cuando protagonista y antagonista se acercan y la película gira hacia un rincón malsano más acordé con lo que nos prometía el cartel.
Con esta esperanza llegamos hasta la media hora final, la que encierra los momentos más cercanos al cine de terror y dónde la inspiración de La Matanza de Texas está más presente que nunca. Presente en la estética de matadero de pueblo, cuerpos colgando, y gritos de mujer en primeros planos ensangrentados pero muy lejos de los escalofríos, la repulsión y el gore que proporciona la obra maestra de Tobe Hooper.
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