El buen alemán

Un thriller espléndido, con una trama nada convencional. Pocos guiones han tenido la valentía de tratar con tanto realismo a los ganadores de la guerra mundial. Los enfoques maniqueos ocultan a menudo el crimen de los vencedores. Por otra parte, Soderbergh nos ofrece un merecido homenaje a películas como Casablanca, con un final menos poético pero mucho más realista: la guerra no es terreno propicio para el pragmatismo solidario norteamericano (el de Bogart de Casablanca) ni el patriotismo francés (el de Víctor Laszo de Casablanca). Es todo menos eso: tiempo de sobrevivir a toda costa, incluso al precio de la delación.

Ojo a los pretendidos homenajes, que suelen ser bodrios. El buen alemán es un pretendido homenaje al cine en blanco y negro de los años 40, pero no pasa de ser una imitación de dudoso gusto. Soderbergh ha pretendido recrear ese cine, pero no ha pasado de utilizar su técnica y sus instrumentos. No ha llegado a calar en su estilo.
Y, naturalmente, le ha salido una película de los años 40, pero una película mala de los años 40, porque en aquella década como en todas había películas buenas y muchas, muchas películas malas.

La narración es sumamente confusa; los hechos se suceden de una forma artificiosa y casual; los diálogos suenan artificialmente grandilocuentes y los actores parecen acometidos de un extraño hieratismo que parece producido en afán imitativo a otros personajes de otras películas. Hieratismo roto por escenas en que rompen sillas y orejas. Es buena, en cambio, la música que, en la primera parte sobre todo, recrea la forma con que en los 40 la banda sonora se imponía como coprotagonista de la imagen. Luego decae mucho. La fotografía es buena, rememorando también el cine de los 40, pero cayendo en ocasiones en un exceso de oscuros y contrastes.

Se ha hablado de homenaje específico al cine negro, pero en realidad el argumento no es el propio del cine negro. Ni es de espionaje. Ni es un thriller realmente. Ni pretende ser testimonio realista de la postguerra. Más que a Casablanca, recuerda a El tercer hombre, con la que comparte un escenario de ciudad dividida en la postguerra y la presencia de un protagonista entregado a investigaciones personales. Hay una constante utilización de lo que podríamos llamar temas de esas dos películas, a las que ni siquiera se acerca, que culmina en el patético final del aeropuerto.

A ratos aburre.

Steven Soderbergh ha pretendido con “El buen alemán” rodar una película con todo el sabor del cine negro de los años 40, cosa que consigue a medias. El color, las imágenes de archivo de un Berlín arrasado por las bombas, el vestuario, la composición, los enfoques o la propia trama ayudan a este fin. En este sentido las similitudes con clásicos como “El tercer hombre” y más aún, “Casablanca” llega a tal que no sólo se imitan secuencias, sino planos. Pero por el otro, tiene un tonillo entre moderno y falso que se nota. Por ejemplo, la fotografía es demasiado limpia y con menos grano que la de aquella época. Algo parecido sucede con los barridos para cambiar de secuencia. Es decir, se nota que la ambientación es falsa. Aún así esto no es lo peor. Más me molestan ciertas escenas de sexo y un lenguaje marcadamente soez que aparece por momentos, por si fuera poco cuando no hay la más mínima necesidad de ello, pues ni encaja en los personajes, ni en la época. Para recrear el cine de esa década estos tacos chirrían lo suyo. Además, dudo muchísimo que si estuvieran realmente en el año 1945 estas personas hablaran de ese modo. Por lo demás, la película tiene todos los tópicos del género, incluida una intriga algo complicada, y por supuesto, traiciones, desengaños, mujeres fatales, asesinos, palizas y hasta tugurios, alcohol y tabaco. El conjunto se deja ver pero no entusiasma tal ver por lo artificioso y vacío que te parece, por una historia que no engancha y que no está muy bien contada o por un final que se demora más de la cuenta.

En fin, “El buen alemán” se queda en un intento, medio plagio, medio homenaje, con todo el envoltorio del cine negro pero sin la profundidad y esa cosa llamada alma de la que carece este producto. Aunque también el motivo de que no resulte una película especialmente atractiva pese a que la intriga o el misterio se mantienen casi hasta el final, reside en unos personajes poco carismáticos. Jacob (George Clooney) no de dejar de ser un poco tonto y algo gris. Tully (Toby Maguire) es directamente un tipejo y ella, Lena (Cate Blanchett) llega a asustar por su frialdad y hermetismo. Sobre ésta última es que ni siquiera sé lo que pretende, ni lo que quiere. Ahora bien, los del casting se han lucido pues para un personaje con resabios a lo Marlene Dietrich del que prácticamente todos los hombres se encaprichan hubiera hecho falta una actriz al menos un poco guapa porque la Blanchett no llega ni a eso. De esta forma el personaje resulta poco creíble, incluso irritante, por sus ínfulas de grandeza. En este sentido, las pullas que le lanza su compañera rubia, un poco bruta pero graciosa, dan en el clavo. Sobre lo apuntado, a George Clooney habría que decirle que a ver si se busca a unas compañeras de reparto de más belleza porque entre las Julia Roberts y las Cate Blanchett voy a pensar que hace lo mismo que aquello que decía mi padre de ciertas mujeres: buscarse un hombre feo para que por contraste parecer ellas más hermosas. Bueno no, que sale en una con Catherine Zeta Jones y en otra con una Nicole Kidman particularmente bella.

Tenemos una película que está escrita, rodada y dirigida solo para un tipo de espectador, el que tenga una capacidad mental y craneal de premio Nobel para arriba.
Amigos lectores de esta crítica, el guión de esta cinta es tan enrevesado, liante y confuso, que es imposible entender casi nada. La película está muy bien interpretada, salvo el mismísimo Clooney que continúa en su habitual línea de mediocridad, pero es un verdadero tostón que aburre hasta la saciedad.
Recomendación: Solo para incondicionales de la tortura mental. Están avisados.

La película en conjunto queda atrás de otros films realizados por Steven Soderbergh como "Traffic" o "Erin Brockovich", pero aun así "El buen alemán" es una buena película que narra una historia que convence y que engancha desde el principio.
Lo más destacable de toda la película es la impresionante fotografía y ambientación. Todo está cuidado al mínimo detalle, y en este aspecto a la película le doy una matrícula de honor. Mientras van avanzando los minutos, el espectador parace que está viendo una película de los años 40 pero con actores del siglo XXI. Es fantástico el tratamiento del color en blanco y negro que le han hecho a la cinta. Recuerda a esas películas clásicas al estilo "El tercer hombre", donde el juego de sombras con luz era primordial. Creo que esto es lo mas destacable de la película y por eso mi nota en cierto modo sube.
Digo esto porque el guión es un poco flojo. Con esto no estoy desprestigiando la historia narrada, pero la verdad es que en ciertos momentos pides que la historia avance un poco más rápido. Además, algunas veces los personajes secundarios no quedan muy claros, y cuando durante el film se nombra algún personaje que no son los protagonistas, el espectador tiene que intentar recordar donde ha oído ese nombre antes. Creo que es un error en el guión, ya que deberían asentar mucho más a los personajes.
Con respecto a las interpretaciones, tanto George Clooney como Cate Blanchet están muy bien(ella mucho mejor que él), y ambos salvan bastante bien su trabajo. No obstante, Tobey Maguire (un actor que me gusta mucho) en este caso está en cierto modo sobreactuado, y no llego a creerme muy bien su interpretación.
Pero salvando todos estos detalles, la película creo que tiene una gran realización y que merece la pena el verla.