Más allá de las palabras

Urszula Antoniak, presenta en la Seccion Oficial de la 65 edición de cine de San Sebastíán, su obra, ‘Beyond Words'.

Toma como escenario Berlín, retratado de forma magistral por el director de fotografía, Lennert Hillege, para narrarnos la historia de un exitoso abogado inmigrante polaco, que busca hallar su identidad en un contexto de aparente igualdad, pero de profunda diferenciación social. Encontramos seres que vagan por una ciudad que se muestra distante, fría, poco acogedora. Son casi autómatas con dificultad para conectarse, comunicarse y mostrar signos de calidez y cercanía. El vagar por la ciudad es signo de un viaje interior para lograr encontrar aquello que nos hace únicos, diferentes, y que nos ayuda a transcender. Es un viaje casi onírico, que sugiere más que expresa, y que nos habla de integración social, de incomunicación, y de una desigualdad, muy acorde con la gama de tonalidad expresada en su fotografía.

Película estéticamente bella, aunque con cierta dificultad para expresar y trasladar al espectador el mundo interior de los personajes.

Muy interesante co-producción entre Polonia y Países Bajos (Holanda), que narra el viaje interior y también físico, de un prestigioso abogado polaco que emigró años antes a Alemania y que, aparentemente al menos, se ha integrado de forma exitosa.
Sin embargo, a causa de dos hechos, primero el tener o no, lo debe decidir, que defender a un inmigrante, y el otro, el contacto con su padre al que creía muerto y que ahora es poco menos que un sin techo, le harán reflexionar sobre lo que en realidad es.
Y lo hace de forma sobria, concisa, nada complaciente con el espectador, resultando bastante fría sobre todo por la sabia utilización de la magistral fotografía en blanco y negro de Lennert Hillege, y también de un ritmo algo parco. Esto hace que no apasione en ningún momento, pero sí resulte interesante en todo momento, yendo el clímax de búsqueda del propio yo in-crescendo, hasta desembocar en ese viaje a los infiernos del protagonista, sintiéndose rechazado tanto por los alemanes como por los inmigrantes.
Un film con el que hay que tener paciencia, pero que no debe caer en saco roto y que invita a un profunda reflexión sobre la deriva de la Europa de hoy en día, donde aspectos como la solidaridad y el respeto al diferente están cada vez puestos más en solfa.

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*Los primeros compases

La primera imagen del largometraje es bastante interesante que con gran efectividad en la banda sonora, nos expone, como su propio nombre indica, hacia una descripción únicamente visual del protagonista de esta historia. A continuación, vemos al personaje principal hablando con un hombre que quiere contratar sus servicios como abogado. Ese hombre dice que hay alguien que quiere volver a su país natal y salir de Alemania para volver para con sus raíces.

El personaje principal de Más allá de las palabras, un abogado prestigioso de Alemania, interpretado por Jakub Gierszal, conecta con lo que ese hombre quiere pero vacila ante la situación que se le presenta y se distancia de sus sentimientos para ser consistente, frío y sombrío con el que le pide ayuda sobre esta cuestión al ser este un abogado de alta frecuencia para con estos casos.

A lo largo del metraje se nos desarrolla esta concepción que tiene el protagonista de sus raíces y nos presentan los miedos e inseguridades de un protagonista que se siente derrotado en su vida buscando constantemente conectar con su entorno y espacio. En una entrevista realizada a la directora Urszula Antoniak, esta añade: “No encontraba películas que trataran este aspecto de la inmigración, ya que este cine suele reflejar la adversidad, el rechazo y la pobreza, y presenta al inmigrante como una víctima que clama empatía.”

*Nivel Técnico

Lo primero a destacar de Más allá de las palabras, es el blanco y negro, que realza una fotografía bella y significativa. Toda la película es en B & W y se disfruta en todo momento de su impresionante construcción en cuanto a su luz y gama de grises. Los movimientos de la cámara son armónicos en conjunción con la trama. Los planos fijos son muy poderosos, manteniendo una luz exquisita y un contraluz realmente característico que se usará a lo largo de toda la película.

En cuanto a la fotografía de Lennert Hillege, este es conocido por realizar la fotografía de películas como Boody Marie (2019) que también dirige la obra. También participó en películas como Can Go Through Skin (2009) o incluso, Cadáver (2018) de Diederik Van Rooijen, con una fotografía excepcional.

Tenemos que decir que es intachable y no hay duda que ha tenido un tratamiento visual estricto y conciso. Visualmente Más allá de las palabras es hipnótica, elegante e increíblemente hermosa. Urszula Antoniak dice que, “la elección del blanco y negro no fue puramente estética, pero ayudó a construir el universo de la película a partir de oposiciones binarias.”

*Poderosos diálogos

Algunos diálogos en Más allá de las palabras son sumamente inteligentes. Un ejemplo claro ocurre cuando el protagonista, Jakub Gierszal, con su amigo abogado y su padre, recién presentado en la película, están hablando mientras comen en un restaurante de lujo en Alemania. En esta ocasión la conversación engancha dado que constantemente el protagonista tiene que ser el intermediario entre la conversación de su amigo abogado y su padre, porque hablan alemán y polaco respectivamente.

Es interesante ver como juegan e interactúan con lo que se dice y con lo que no, con las apariencias y con una falsa seguridad en sí mismos constante a lo largo del film. También, la banda sonora es bella, crea una línea melancólica y desesperanzadora en algunos puntos claves de la historia y también lo hace, hacia el puro conflicto interno del protagonista. Un gran Jakub Gierszal que retrata genuinamente a este personaje. Una cinta especial y dispuesta a dar que hablar en este comienzo de 2021.

Más allá de las palabras es fría, sobrecogedora y sombría. En consecuencia, no conecta excesivamente con el espectador porque la película es algo distante pero sí que resulta interesante en toda la trayectoria y viaje del protagonista. Es una experiencia corta con una duración de una escasa hora y media. El film contiene en su haber un ritmo suave estancado en algunas partes.

*Conclusiones

Más allá de las palabras es sin duda una película agradable que se estipula directamente, fuera de los “estándares del cine” situándose en algo que no estamos acostumbrados a ver, por los temas que trata, por su elaboración y tratamiento. Un gran trabajo de Urszula Antoniak y su equipo.

Los planos son atractivos, el blanco y negro inmensamente bello. Es una historia con la que hay que tener paciencia y saber llevarla para que, en ninguna instancia, caiga en saco roto porque invita a una profunda reflexión sobre la deriva de la Europa actual donde confluyen aspectos como la solidaridad y el respeto al que es diferente.

Escrito por Cristian Urriaga Sepúlveda

Sumario

¿Qué ocurre con los inmigrantes que, gracias a su aspecto, buscan mimetizarse con los nativos de sus países de adopción? Esta película polaco-holandesa nos ofrece una mirada sobre estos casos particulares.

Reseña:

Michael (Jakub Gierszał) es un joven abogado polaco que trabaja en un caro estudio jurídico berlinés junto a su jefe y amigo Franz (Christian Löber). Un inesperado encuentro con su padre, recién llegado de Polonia y al que daba por muerto (Andrzej Chyra), producirá en él una crisis.

Michael es alto, rubio, con todo el aspecto de un alemán. Tiene un muy buen pasar, se siente totalmente integrado a la vida berlinesa y está muy preocupado por parecer alemán y ocultar su origen polaco. Es elegante y frío como la maravillosa fotografía en blanco y negro de Lennert Hillege en la que está filmada la película. No es casual que el film comience con Michael sentado en una sala frente a un poeta africano y potencial cliente que solicita vivir en Alemania, ya que el estudio donde trabaja patrocina gratuitamente a inmigrantes. Este inmigrante, su reaparecido padre, a quien aloja en su casa durante un tiempo en un intento por conocerse mutuamente y Franz, constituyen un juego de espejos que ponen en crisis su identidad y un pasado y un origen que el protagonista quiere dejar definitivamente atrás tras su nueva fachada alemana.

La película de Urszula Antoniak nos brindará sólo algunas claves de ese reencuentro y de las motivaciones de ese hijo y de ese padre surgido de la nada. Jakub Gierszał realiza una actuación magnética dotando a su personaje de matices que van más allá de su fría contención inicial. Tal vez algunas conductas de Michael no se sientan del todo justificadas, pero son decisiones respetables del guion, en una película que nos interroga con sobriedad sobre identidades en pugna y el particular caso de los inmigrantes que gracias a su aspecto buscan mimetizarse con los naturales de su país de adopción.

https://impresionescinefilas.wordpress.com/2021/11/09/mas-alla-de-las-palabras-beyond-words/

Cuando uno se enfrenta como espectador al trabajo de Urszula Antoniak en Más allá de las palabras, con su fotografía en blanco y negro, su música sutilmente evocadora y, sobre todo, la conciencia clara de estar ante una apuesta personal, es difícil inclinarse hacia una crítica desfavorable.

Sin embargo, a los pocos minutos de metraje, lo difícil es no reconocer, con pena, que estamos ante un ejercicio de pedantería fílmica, de reflexión pretenciosa, moraleja de temporada y, fundamentalmente, de desperdicio de talento.

La que se supone idea central no puede ser más interesante. Buscar nuestro lugar en el mundo y conjugar nuestra herencia con nuestras aspiraciones se centran en la obra de Antoniak en la acertada figura del joven y arrogante abogado protagonista. Un polaco afincado en Alemania que esconde su origen pero es incapaz de renegar de él. Su confrontación con otros inmigrantes y refugiados y las dudas sobre su padre desaparecido podrían, desprovista de una afectación y unas licencias pseudo-artísticas que alcanzan el ridículo, haber supuesto un poderoso retrato de un problema actual y universal.

Una lástima, por tanto, que, como decía, se desperdicie el talento de los actores, del operador de fotografía y cámara y, en definitiva, de su realizadora. No haber sido capaz (o no haber querido) mantener un equilibrio entre lo simbólico, lo narrativo y lo preciosista da al traste con un film que, al menos, no alcanza la hora y media de duración.

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