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El honrado gremio del robo

Comedia Pearly Gates (Peter Sellers), jefe de una banda de ladrones de guante blanco de Londres, decide organizar un espectacular robo usando como tapadera una tienda de alta costura, pero un trío de inoportunos policías les arrebatan el botín. Lo mismo le ocurre a la banda del Nervios. Lo que las dos bandas ignoran es que el trío en cuestión lo forman unos gángsters australianos que se disfrazan de policías para robar a los ladrones. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2010
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clásico humor inglés en una cinta más que aconsejable. Sin duda en su tiempo tuvo que ser un muestrario de golpes hilarantes. Los clásicos personajes de ladrones y policías de este honrado gremio de ladrones tienen la marca de auténticos por lo que no hay cuidado de toparse con escenas aburridas o demasiado vistas.

El honrado gremio es una cinta a descubrir con un humor abandonado hoy día por los ingleses por culpa de la espectacularidad y el gag fácil, bastante ordinario.

Peter Sellers es Perlita, ladrón profesional y presidente de una sociedad de amables ladrones y el inspector Parker es el torpón policía encargado de darle caza. Pero el inspector Parker, el Narizotas, tendrá que atrapar primero a la banda de la TDP (Técnica del Disfraz de Policía). El protagonismo se reparte entre estos dos personajes pero es de justicia señalar que el inspector de Scotland Yard termina adquiriendo el peso de los acontecimientos.

A partir de elementos comunes como la guapa chica que anda por medio, las carreras de coches, medio millón de libras y los enredos típicos, podemos descubrir algunas secuencias sorpresivas del buen hacer de los ingleses en el cine de humor.

El caso es que con buena voluntad te ríes, vamos que te ríes. Una película bien enlazada y rematada con el final clásico pero efectivo.
floïd blue
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4 de octubre de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta película era todavía bastante pequeña y desde luego tenía muy poco mundo en cine antiguo. Quizás por ello la tenga mitificada, pero si se ve la película desde una mentalidad que no juzga sino que disfruta de cada instante, puedes encontrar multitud de detalles que como mínimo te sacan una sonrisa, hay que estar atento, a la inocencia pero picaresca de lo que pasa en el fondo de las escenas, a los motes, a las caras...

El guión no genera sorpresas, es una comedia de policías y ladrones con multitud de enredos con un toque muy Peter Sellers.

Es una película para dejarse llevar, para jugar a ser ingenuo.

Es la primera película que me gusta más en español que en inglés.
Carolilla
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16 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
61/15(15/03/12) Entretenida comedia británica, con un aire naif entrañable, desprende una candidez notable. Es un argumento que bebe de la sencillez, cuenta como los ladrones londinenses son unas cándidos rufianes que nunca portan armas en sus fechorías, ni oponen resistencia al ser descubiertos por la policía, es un idílico mundo, pero aparece en escena una banda que se hace pasar por policías y los desvalija al salir de sus ‘trabajos’, esto provoca un caos entre la delincuencia, derivando en una reunión extraordinaria de los sindicatos del robo, el cabecilla es Pearly Gates (buen Peter Sellers), y llegan al acuerdo de pactar una tregua con la poli en la persona del inspector Fred parker (biuen Lionel Jeffries), para que estos dediquen todos sus efectivos para acabar con los intrusos. Es una disparatada bufonada que intenta reverdecer los laureles del estilo de la comedia de los Estudios Ealing ya entrados en el ocaso, no le llega a las obras emblemáticas de estos pero se ve con agrado. Es un producto ameno con escenas divertidas, basa su comicidad en la caricaturización de dos entes contrapuestos, los delincuentes y los polis, y en la punta de cada uno dos actores que destilan buen hacer, un Peter Sellers que domina el medio, desplegando una gran flema británica y que posee una gran química con el otro pilar actoral, un gran Lionel Jeffries como torpe agente. Posee un gran ritmo, muy fluido que hace nunca decaiga, con algunos diálogos ingeniosos. La escena más hilarante es su tremebundo final, una parodia de los atracos sofisticadamente preparados, acabando en una persecución que bebe de los grandes clásicos slapstick del humor mudo. Reseñar que la burlesca reunión de truhanes puede ser una sátira de la Obra Maestra de Fritz Lang ‘M’, aunque en esta el tono era algo distinto. En conjunto, una simpática cinta que no pretende más que pases un rato ameno en un mundo utópico, donde los malos no lo son tanto y los buenos polis son unos ineptos.Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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13 de mayo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento presenta una perspectiva del mundo del hampa poco tratada en el cine y, por lo tanto, su interés salta al patio de butacas desde el inicio.
La película es directa y siempre busca lo esencial de cada situación, sabe trasladarlo a la pantalla con fluidez, acerca los planos para descubrir el interior de las personas y afila los diálogos para conocer sus verdaderas intenciones.
El ritmo es frenético, su sentido del dinamismo es magnífico y la narración discurre sin barreras.
El público conoce más detalles que los protagonistas y eso crea una corriente de cercanía y complicidad que aumenta su atractivo.
Y una permanente atmósfera de humor ácido recorre toda la película.
Gran actuación de P. Sellers y del resto del reparto.
ABSENTA
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23 de abril de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto ya es el acabose. Hasta ahí podíamos llegar.
El sindicato del crimen y Scotland Yard están desesperados.
Resulta que una nueva banda de ladrones se ha introducido en la ciudad y opera por su cuenta, sin ningún respeto a las normas elementales de la corporación criminal. A modo de intrusismo laboral, vestidos de policías y procediendo a falsas detenciones, aprovechan para arramblar con las ganancias rapiñadas con el sudor de sus frentes. Unos cuantos golpes fallidos más y la sombra del desempleo planeará sobre ellos sin que parezca que haya nada que pueda solucionarlo.
La policía tampoco está nada satisfecha. Que los ladrones así camuflados se introduzcan entre sus filas, hace imposible su reconocimiento y por ende, la brillante hoja de servicios de la más gloriosa policía, Scotland Yard, se está emborronando irremisiblemente de fracaso en fracaso, convirtiéndolos en el hazmerreír de los honrados ciudadanos que pagan sus impuestos por estar protegidos.
Hay que hacer algo y rápido, antes de que el orden y el equilibrio natural de las cosas sucumba ante el caos y la anarquía de la contaminación profesional.

De sonrisa en sonrisa, me ha llevado este film, una farsa magníficamente elaborada que destila simpatía a chorros.
No comprendo en absoluto que se tilde de ingenuo, como he leído en las opiniones de otros usuarios, esta clase de humor porque a mí no me lo parece.
Satiriza y caricaturiza una situación, naturalmente, pero sin pretender reírse de ella sino con ella. Esto es lo que la diferencia y la torna amable e inofensiva, que no por ello es ingenua. La farsa, bien llevada, es un arte que merecería mejor consideración.
Más ingenuas me parecen a mí muchas películas que pretenden hacer reír a base de golpes fáciles y gags burlones y lastimosos, irrespetuosos, torpes y patéticos. Y no me hagan tirar de la lengua. Esta película, por lo menos, se nota que está currada.
Pero al lío. Peter Sellers hace un magnífico trabajo como ladrón de guante blanco que utiliza un salón de moda como tapadera. Otro tanto más se anota su colega de oficio " El nervios", que interpreta un papel tronchante. Pero, sin duda, la guinda la pone Lionel Jeffries, el policía incompetente, que nos va a ganar para la causa con su ingrato papel.
Atención a la reunión del sindicato porque me parece una escena brillante que merece todos los honores en los anales del humor. Las reuniones de los círculos empresariales están magníficamente representados.
No podían faltar, claro está, las reminiscencias paródicas de algunos films. Vean, si no, la escena del parque de atracciones, la planificación de algún atraco y algunos momentos más.
Y, por supuesto, el final tipo slapstick que rememora con añoranza tiempos más felices en su género.
Sin duda este humor ha pasado de moda. También es cierto que no es una obra redonda. Pero ¿humor ingenuo?. No. Humor sano, amigos.
Izeta
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