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El clavo

Drama. Intriga Un juez y una hermosa joven se conocen durante un viaje y se enamoran, pero al poco tiempo ella desparece. Años después, el juez encuentra en un cementerio un cráneo atravesado por un clavo. Decide investigar el caso y las sospechas de asesinato recaen sobre la mujer que debía casarse con el difunto. Lo que el juez ignora es que el esclarecimiento del crimen le traerá la desgracia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
19 de septiembre de 2009
52 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinto film del realizado por Rafael Gil (1913-86), con la colaboración como ayudante de dirección de José Antonio Nieves Conde. El guión, del propio Rafael Gil y de Eduardo Marquina (diálogos), adapta el relato “El clavo” (1881), de Pedro Antonio de Alarcón (1833-91). Se rueda en los Estudios Sevilla Films (Madrid), salvo algunas tomas exteriores reales (parte del trayecto en diligencia, escena del río, tejados del pueblo...) que se filman en Cuenca y alrededores. Con un presupuesto algo superior a los 3 M PTA, el rodaje se prolonga durante 140 días (del 23/XII/1943 al 4/V/1944). La lentitud del rodaje se debe a retrasos derivados de las restricciones en el suministro eléctrico de la época. Producido por CIFESA, se estrena el 5-X-1944 (Palacio de la Prensa, Madrid).

La acción dramática tiene lugar en Cuenca, Madrid, Nueva Mérida (localidad extremeña de ficción) y otras ubicaciones innominadas del país. Se extiende entre 1865 y 1870, aproximadamente. El juez Javier Zarco (Durán), soltero, conoce durante un viaje de Madrid a Teruel a la que dice llamarse Blanca (Rivelles), una mujer fascinante, misteriosa y reservada. Ambos se enamoran, pero ella desaparece poco después.

El film suma drama, romance, misterio y fantasía. La condición de gran cinéfilo de Rafael Gil le lleva a ver mucho cine, en especial buen cine y a estudiar algunas películas con la ayuda de la moviola, como “El secreto de vivir” (Capra, 1936). En la obra que comentamos se observan paralelismos, coincidencia, similitudes y posibles efectos de inspiración en títulos como “Rebeca (Hitchcock, 1940), “Tú y yo” (Leo McCarey, 1939) y otros. La historia de amor que construye se ajusta al relato de Alarcón, pero le añade elementos de misterio, intriga, secretos no confesados y fantasía, que trata con acierto relativo, aunque inferior al de los modelos norteamericanos en los que se inspira. Consigue envolver la historia en un clima inquietante y turbador, loable sin duda, pero alejado de las sutilezas y la vibración de sus modelos de referencia. El desencuentro de los enamorados reproduce pautas similares, aunque argumentalmente diferentes, de las que separan a Charles Boyer e Irene Dunne en la primera versión de “Tú y yo”.

Más acertado está al dotar a la obra de un aire de erotismo, sensualidad y voluptuosidad contenida, sólo sugerida, basada en la buena química de la pareja protagonista, los sobreentendidos a penas apuntados y en indicaciones casi imperceptibles, que dan testimonio de las aptitudes narrativas del realizador. En ocasiones el sobreentendido se basa en explicaciones superfluas, como es el caso del plano que se eleva desde la visión exterior del balcón de la habitación 24 del hotel, ya iluminada, al balcón de la habitación 34, también iluminada. El interés manifiesto en mostrar que los amantes se acuestan en habitaciones separadas, sugiere en el espectador la veracidad de lo contrario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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13 de febrero de 2012
37 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo recordar que era Pumares el que decía que "Vértigo" de Hitchcock, a pesar de estar considerada de forma unánime hoy en día como una incuestionable Obra Maestra, sería una película absurda, incoherente y un despropósito total si no la hubiese dirigido el Maestro inglés. ¿Por qué? Pues porque roza continuamente la incoherencia, el absurdo y la incredibilidad, pero es gracias a la buena labor de su director lo que cuenta es cómo esta contada en vez de qué es lo que cuenta.

Algo muy similar, aunque a más de uno podría sorprender, se puede decir de este inolvidable clásico del cine español de los años 40 titulado "El clavo" de Rafael Gil (sí, hay grandes películas españolas en esa época y por desgracia la mayoría de ellas aún por redescubrir). Pues si nos ceñimos al guión en sí, o más concretamente a la historia que cuenta (pues el guión es espléndido), no hay por donde cogerlo y más de una incoherencia e inverosimilitud se presenta en la explicación del crimen que se está juzgando pero, sin embargo, y esta es la gran magia del cine, nos da igual, no nos importa, porque está contado y narrado de forma tan magnífica que no nos percatamos de ello.

Es realmente maravilloso, porque esa es la palabra, maravilloso, cómo está planteada toda la fatalista atmósfera de la película, como nos cautiva ese tono onírico, fantasioso, fantasmagórico, romántico, misterioso y muy fatalista de todo el relato; como los diálogos derrochan (y desbordan) ingenio y brillantez que ya quisieran la amplía mayoría de las sitcoms actuales; cómo la química entre todos actores (soberbios Amparo Rivelles y Rafael Durán) es simplemente perfecta; cómo la envolvente y sobrecogedora música de Juan Quintero te conmueve y cómo avanza la trama, como ocurre solo con las grandes películas, sin que nos demos cuenta. Todo un prodigio de dirección. Todo un prodigio de planificación. Todo un prodigio para demostrar, por enésima vez, que el cine, como arte que es, lo que importa es las sensaciones que produce aunque la historia que cuente tenga más cabos sueltos de los que serían recomendables.

Pero claro, ¿quién quiere películas académicamente perfectas cuando estas obras tan imperfectas son tan cautivadoras, embriagadoras y fascinantes?

www.eldespotricadorcinefilo.com
El Despotricador Cinéfilo
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28 de marzo de 2016
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, buena película española de hace más de 7 décadas. Y es que aunque algunos indocumentados no lo sepan o no quieran enterarse, en España siempre se han hecho buenas y malas películas, en los 40, los 50, los 60, los 70 .... y en la actualidad. Porque en el fondo sólo hay dos tipos de cine: el bueno y el malo, independientemente de las épocas, paises, géneros y modas.

"El clavo" en un melodramón con todas las de la ley, basado en un cuento de Pedro Antonio de Alarcón, lo que ya de por sí es una garantía para el guión. Las interpretaciones son magistrales por parte de una bellísima Amparo Rivelles y muy buena del galán Rafael Durán (ligeramendte sobreactuado, pero eso era lo normal en la época, se interpretaba así). También sobresaliente el secundario Juan Espantaleón, otro clásico.

Fotografía y banda sonora excelentes y perfectamente adecuadas, dirección extraordinaria del siempre solvente Rafael Gil (uno de los directores a recuperar ya, junto a Edgar Neville, Nieves Conde y alguno más). El guión engancha desde el principio, nunca aburre y el final, si bien con la inevitable moralina, es coherente y no desentona.

En resumen, buena película perfectamente disfrutable. Que queréis que os diga, yo la prefiero a todas las Torrentes, Fugas de Cerebros, Airbags y Amantes Pasajeros habidas y por haber. Y es que volvemos a lo de antes: hay cine bueno y cine malo. Lo había hace 90 años y lo sigue habiendo ahora.
Sir Lancelot
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19 de abril de 2016
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arrebatador melodrama decimonónico espléndidamente filmado por el prolífico Rafael Gil. De un clasicismo y elegancia majestuoso, “El clavo” es una adaptación de una novela breve de tema policíaco escrita por Pedro Antonio de Alarcón, publicada en 1853, inspirada en un relato publicado en Francia. Un argumento de una fuerte intensidad dramática que no resiste un serio análisis lógico de las circunstancias y de los hechos acaecidos, pero como yo entiendo que el cine es emoción y es ficción, se permite unas licencias inherentes al arte cinematográfico, pleno de fantasías, inexactitudes y espejismos que disfrazan la realidad y que a veces solemos olvidar cuando recurrimos a criticar la verosimilitud de la trama.

Ambientada en los campos de Castilla, narra la desventurada historia del juez Javier Zarco (un convincente Rafael Durán) que durante una viaje conocerá al amor de su vida, una bellísima Amparo Rivelles de 19 años encarnando a la misteriosa Blanca, una mujer ambigua y torturada por sus obligaciones familiares. Una gran producción de CIFESA, de una ambientación fastuosa, donde se recrea ese mundo de las postas, las románticas diligencias recortadas sobre el horizonte, donde trabar amistades. Unos diálogos magistrales por su calidad literaria. El baile de máscaras, el naturalismo de la comida campestre, el tono jocoso de comedia de costumbres que se crea entre los ayudantes del juez. Unos secundarios muy bien definidos, donde destaca un prodigioso Juan Espantaleón: “Ayer encontramos un clavo y andamos buscando el martillo”.

La espléndida fotografía refleja un tono pesimista de cielos encapotados y claroscuros tenebrosos. Una película de amores tempestuosos, de atmósfera romántica donde el azar juega un papel fundamental en el devenir de los personajes, Javier y Blanca se encuentran en un viaje por casualidad, lo mismo ocurre con la visita circunstancial al cementerio, el traslado imprevisto como juez, su ascenso en la carrera judicial. Su obsesión irrenunciable por Blanca, su excesivo celo profesional jugará en su contra cuando intenta resolver un crimen olvidado. Todos los avatares de los protagonistas, parecen condenados a sufrir una cruel burla del destino. “El clavo” pese a las evidentes incongruencias de su guión, y analizándola con perspectiva histórica, me parece una historia que te atrapa, por el misterio y la pasión amorosa, en mi opinión, una de las mejores películas de los años cuarenta.
Antonio Morales
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30 de septiembre de 2009
26 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
El afamado investigador dejó la pipa sobre la mesa y apagó la tele.

—Watson, creo que he prestado la debida atención a este caso… Una buena historia que mezcla intriga y drama, pero hay cosas que escapan a mi entendimiento. Desde luego no la voy a volver a ver por segunda vez ni me voy a leer el relato de Peter Anthony de Alarcón.

>>Escuche: Nos encontramos a un juez que conoce a una mujer en un viaje en diligencia. Le habla de música, de poesía y ella se adelanta y le pega un corte: “Si ahora toca hablar de amor, que sepa que paso de usted” le dice más o menos; y él, en vez de ponerse a mirar el paisaje por la ventanilla, sigue insistiendo. Y, como verá, Watson, la constancia es una virtud porque al final ella se enamora de él. ¿Me sigue?

—Sí, sí… Perfectamente Holmes —dijo el rudo médico militar estirándose en su butaca, pues a punto estuvo de quedarse dormido viendo la película.

—Llegan a su destino y se separan… —Siguió Holmes dando vueltas por la habitación meditando—. A continuación, el juez, paseando por las afueras del pueblo, un sitio en el condado de Castilla The Old, parecido a Surrey, descubre una calavera que se ha caído durante el traslado de un féretro… Chocante, ¿no le parece, Watson? La estudia detenidamente y aprecia que tiene un clavo atravesado en su interior, de lo que deduce que esa calavera perteneció a un hombre que fue asesinado con un clavo que permaneció oculto en su cabeza.

>>¡Supondrá que este hecho excita mi imaginación! Un crimen cometido mediante el ingenioso procedimiento mientras la víctima duerme de incrustarle un clavo en la cabeza desde el hueso parietal hasta prácticamente el paladar supongo que realizado de una manera clásica al estilo de un albañil, dándole al clavo con una maceta, martillo o algo así, porque no lo especifican, y de un solo golpe meterlo hasta el fondo, algo propio de alguien con mucha determinación, fuerza y habilidad. El autor esconde este crimen y la víctima aparece al día siguiente en la cama tieso como una vela. El forense dictamina que fue un paro cardíaco… Una apoplejía, muerte fulminante debido a un cabreo sumo. Un forense corto de vista, desde luego.

>>Nunca nos hemos enfrentado a un criminal que haya utilizado esta argucia. Es totalmente novedoso… No he oído jamás que nadie fuera asesinado de este modo, lo cual convierte esta película en algo ingenioso y de valor… Una película muy instructiva.

>>Pero…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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