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Críticas ordenadas por utilidad
17 de abril de 2006
712 de 786 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita, producida y dirigida por Ingmar Bergman, fue su primera colaboración con Liv Ullman. Se rodó en estudio y en la costa de Gotlands Lan, al sur de Suecia. Nominada a un BAFTA, ganó 5 premios.
La acción tiene lugar en un hospital y en una finca próxima al mar. Narra la historia de Alma (Bibi Andersson), de 25 años, enfermera, que atiende a Elisabeth Vogler (Liv Ullman), actriz de teatro, casada, madre de un hijo, que hace 3 meses, durante una representación de Electra, dejó de hablar. No hay causas que expliquen su postración y su silencio. La doctora (Margaretha Krook) las envía, durante una temporada, a la finca que tiene junto al mar.
La secuencia prólogo contiene referencias a 5 temas: religión (araña/dios, crucifixión, cordero pascual), sexo (falo, vagina), arte/ilusión (proyector, cine mudo, pantalla), vanidad de la vida humana (personaje que inutilmente trata de trabajar) y muerte (personaje mudo, depósito mortuorio). Parece sugerir una de las ideas centrales del autor: el ser humano, al constatar la vanidad de su destino, la muerte, trata de encontrar la inmortalidad a través del sexo, el arte y la religión. El cordero pascual muere, las manos crucificadas mueren, la araña mata, ¿puede la religión librar de la muerte? El arte, como el cine, es una ilusión finita: concluye cuando finaliza la película o se quema la cinta. El sexo engendra hijos destinados a vivir en un mundo de mentira y muerte. ¿El ser humano se engaña o se afirma cuando busca la inmortalidad? El proyector, el foco, la cinta, la pantalla y otros elementos del prólogo ponen de manifiesto que el cine no crea una realidad trascendente, sino sólo una ilusión de realidad, que puede ser inmensamente bella, pero no puede dejar de ser irreal. La obra explica que el relato en cine se puede crear sin diálogo, sin personajes y sin argumento. El diálogo se puede sustituir por un largo monólogo. Los personajes que interactúan pueden ser, en realidad, dos imágenes de una misma persona (Alma es conciliadora y locuaz, Elisabeth es obstinada e iracunda: dos perfiles o expresiones de una sola persona). La posible inexistencia de un argumento o motivo básico se explica a través de la falsa enfermedad de Elisabeth, que no es más que el reflejo de la búsqueda de un refugio hermético, que la aisle del mundo de mentiras y de muerte, que no acepta. La locuacidad de Alma es la vía a través de la que trata de huir de si misma, de su verdad, su debilidad y su oculto rechazo de la muerte. El largo monólogo de Alma recuerda "La vida es sueño", de Calderón.
La película, escrita por Bergman en un hospital durante la convalescencia de un fuerte estrés, es un relato concebido en plena libertad. La fotografía es magistral. La interpretación de Bibi Andersson es extraordinaria. La obra es una de las más depuradas y personales del director. Plantea preguntas, siembra inquietudes y disipa falsas ilusiones. Invita, sobretodo, a la reflexión y a gozar del buen cine.
La acción tiene lugar en un hospital y en una finca próxima al mar. Narra la historia de Alma (Bibi Andersson), de 25 años, enfermera, que atiende a Elisabeth Vogler (Liv Ullman), actriz de teatro, casada, madre de un hijo, que hace 3 meses, durante una representación de Electra, dejó de hablar. No hay causas que expliquen su postración y su silencio. La doctora (Margaretha Krook) las envía, durante una temporada, a la finca que tiene junto al mar.
La secuencia prólogo contiene referencias a 5 temas: religión (araña/dios, crucifixión, cordero pascual), sexo (falo, vagina), arte/ilusión (proyector, cine mudo, pantalla), vanidad de la vida humana (personaje que inutilmente trata de trabajar) y muerte (personaje mudo, depósito mortuorio). Parece sugerir una de las ideas centrales del autor: el ser humano, al constatar la vanidad de su destino, la muerte, trata de encontrar la inmortalidad a través del sexo, el arte y la religión. El cordero pascual muere, las manos crucificadas mueren, la araña mata, ¿puede la religión librar de la muerte? El arte, como el cine, es una ilusión finita: concluye cuando finaliza la película o se quema la cinta. El sexo engendra hijos destinados a vivir en un mundo de mentira y muerte. ¿El ser humano se engaña o se afirma cuando busca la inmortalidad? El proyector, el foco, la cinta, la pantalla y otros elementos del prólogo ponen de manifiesto que el cine no crea una realidad trascendente, sino sólo una ilusión de realidad, que puede ser inmensamente bella, pero no puede dejar de ser irreal. La obra explica que el relato en cine se puede crear sin diálogo, sin personajes y sin argumento. El diálogo se puede sustituir por un largo monólogo. Los personajes que interactúan pueden ser, en realidad, dos imágenes de una misma persona (Alma es conciliadora y locuaz, Elisabeth es obstinada e iracunda: dos perfiles o expresiones de una sola persona). La posible inexistencia de un argumento o motivo básico se explica a través de la falsa enfermedad de Elisabeth, que no es más que el reflejo de la búsqueda de un refugio hermético, que la aisle del mundo de mentiras y de muerte, que no acepta. La locuacidad de Alma es la vía a través de la que trata de huir de si misma, de su verdad, su debilidad y su oculto rechazo de la muerte. El largo monólogo de Alma recuerda "La vida es sueño", de Calderón.
La película, escrita por Bergman en un hospital durante la convalescencia de un fuerte estrés, es un relato concebido en plena libertad. La fotografía es magistral. La interpretación de Bibi Andersson es extraordinaria. La obra es una de las más depuradas y personales del director. Plantea preguntas, siembra inquietudes y disipa falsas ilusiones. Invita, sobretodo, a la reflexión y a gozar del buen cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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22 de enero de 2006
358 de 402 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita, producida, montada y dirigida por Ki-Duk Kim. El guión se escribió en 1 mes, la filmación duró 16 días y la edición 10. Ganó el León de plata a la mejor dirección y el FIPRESCI de Venecia, la Espiga de oro de la Semana de Valladolid y otros.
La acción tiene lugar en una ciudad surcoreana en un tiempo equivalente al de la filmación (2004). Narra la historia de Tae-suk (Hee Jae), vagabundo, que más por afición que por necesidad ocupa viviendas deshabitadas temporalmente. No roba, no rompe objetos, arregla útiles averiados (báscula, tocadiscos) y hace la colada de las prendas usadas que encuentra. Su vida cambia cuando en una de sus cuitas encuentra a Sun-hwa (Seoyung-yeon Lee), antigua modelo, que vive sometida por un marido maltratador.
La película, de fuerte carga simbólica, habla de la soldedad personal que afecta a personas útiles, con habilidades productivas, pero alejadas de la normalidad social a causa del rechazo de las relaciones complejas, competitivas y deshumanizadas que imperan. Habla, además, de la violencia física y psicológica que habita en el corazón gélido de personas cultas y de funcionarios corruptos. Se refiere de modo explícito y reprobatorio a la violencia doméstica, de la que es víctima la mujer (golpeada, recluída en la casa) y los hijos (juguetes bélicos). Habla, también, del amor, de su capacidad de transformación y elevación de la persona y de su fuerza integradora. Son escenas destacadas del film los contraplanos que ocultan a la vigilante Sun-hwa en la casa (de inspiración hitchcockiana), las acrobacias de ocultación que Tae-suk practica en la celda, el abrazo de los enamorados sobre la báscula, la cuidadosa mortaja. Hierro 3, nombre del palo de golf menos usado, es el símbolo de los deseos de los protagonistas de invisibilidad, ocultación y disimulo en un mundo hostil y transgresor, atento sólo a la visibilidad y la fluorescencia de hechos y personas.
La música, de Slvian, se apoya en una partitura bien construída, rica en sutilezas y de gran belleza, sabiamente dosificada. La fotografía es el recurso expresivo principal de la obra. Usa una paleta de colores matizados, luces predominatemente doradas en las escenas íntimas y manchas intensamente negras en los interrogatorios. Destacan las expresiones de los rostros, la importancia de la imagen fotográfica como decoración y el uso que de ella hacen los protagonistas. El guión se caracteriza por la brevedad de los diálogos y la extensión de los silencios compartidos de unos personajes que se comunican con la mirada, el gesto y la acción. La obra está hecha para ser contemplada, observada y saboreada, con ánimo sosegado y abierto a la reflexión. La interpretación es sobresaliente. La dirección construye un relato sorprendente, original y estimulante.
Estrenada el 15-X-2004, es posterior a "Samaritan Girl" y superior a ella. Propuesta interesante, cautivadora y movilizadora de la emoción y del pensamiento.
La acción tiene lugar en una ciudad surcoreana en un tiempo equivalente al de la filmación (2004). Narra la historia de Tae-suk (Hee Jae), vagabundo, que más por afición que por necesidad ocupa viviendas deshabitadas temporalmente. No roba, no rompe objetos, arregla útiles averiados (báscula, tocadiscos) y hace la colada de las prendas usadas que encuentra. Su vida cambia cuando en una de sus cuitas encuentra a Sun-hwa (Seoyung-yeon Lee), antigua modelo, que vive sometida por un marido maltratador.
La película, de fuerte carga simbólica, habla de la soldedad personal que afecta a personas útiles, con habilidades productivas, pero alejadas de la normalidad social a causa del rechazo de las relaciones complejas, competitivas y deshumanizadas que imperan. Habla, además, de la violencia física y psicológica que habita en el corazón gélido de personas cultas y de funcionarios corruptos. Se refiere de modo explícito y reprobatorio a la violencia doméstica, de la que es víctima la mujer (golpeada, recluída en la casa) y los hijos (juguetes bélicos). Habla, también, del amor, de su capacidad de transformación y elevación de la persona y de su fuerza integradora. Son escenas destacadas del film los contraplanos que ocultan a la vigilante Sun-hwa en la casa (de inspiración hitchcockiana), las acrobacias de ocultación que Tae-suk practica en la celda, el abrazo de los enamorados sobre la báscula, la cuidadosa mortaja. Hierro 3, nombre del palo de golf menos usado, es el símbolo de los deseos de los protagonistas de invisibilidad, ocultación y disimulo en un mundo hostil y transgresor, atento sólo a la visibilidad y la fluorescencia de hechos y personas.
La música, de Slvian, se apoya en una partitura bien construída, rica en sutilezas y de gran belleza, sabiamente dosificada. La fotografía es el recurso expresivo principal de la obra. Usa una paleta de colores matizados, luces predominatemente doradas en las escenas íntimas y manchas intensamente negras en los interrogatorios. Destacan las expresiones de los rostros, la importancia de la imagen fotográfica como decoración y el uso que de ella hacen los protagonistas. El guión se caracteriza por la brevedad de los diálogos y la extensión de los silencios compartidos de unos personajes que se comunican con la mirada, el gesto y la acción. La obra está hecha para ser contemplada, observada y saboreada, con ánimo sosegado y abierto a la reflexión. La interpretación es sobresaliente. La dirección construye un relato sorprendente, original y estimulante.
Estrenada el 15-X-2004, es posterior a "Samaritan Girl" y superior a ella. Propuesta interesante, cautivadora y movilizadora de la emoción y del pensamiento.
23 de octubre de 2006
344 de 411 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de Allen rodada integramente fuera de NY. Escrita y dirigida por el autor, la filmación se inició en julio de 2004 y se prolongó 7 semanas, en Londres y alrededores, una casa de campo en Buckingham y los estudios Ealing. Nominada a un Oscar (guión original), ganó el Goya y el David de Donatello (película extranjera). Se estrenó el 18-XI-2005.
La acción tiene lugar en Londres durante algo más de un año (2003/04). Narra la historia de un joven tenista, retirado de la competición internacional, establecido en Londres como profesor de tenis de un club de clases altas. Movido por la ambición, contrae matrimonio con Chloe (Emily Mortimer), hija de un rico empresario, pese a la pasión obsesiva que siente por Nola Rice (Scarlett Johansson), norteamericana, de 20 años, excéntrica, neurótica, fascinante, frustrada por el fracaso de sus deseos de triunfar como actriz, con pasión compulsiva por el sexo.
La película muestra cómo un joven irlandés, Christopher "Chris" Wilton (Jonathan Rhys Meyers) aprovecha todos los medios a su alcance para prosperar, ayudado por la suerte. Miente, engaña y simula, en un intento desesperado de combinar el estatus social que le da el matrimonio y la pasión obsesiva que siente por Nola. La obra glosa la importancia de la suerte en la vida, convertida en diosa pagana que rige el destino de las personas. El imperativo del azar plantea dudas inquietantes al protagonista, que se siente desolado porque no sabe si en el mundo existe la Justicia, la que debería castigarle para poder recobrar la fe perdida en el trabajo, el sacrificio, el esfuerzo y el talento. Si la suerte reparte, de modo caprichoso e inapelable, prosperidad e impunidad, ¿qué sentido tiene para la Humanidad la honradez, la amistad, el amor, la solidaridad? A destacar la acertada referencia a "Crimen y castigo", de Dostoievski, y al film argentino "Diarios de motocicleta" (2003), de Walter Salles.
La música sustituye el jazz por fragmentos de arias de óperas italianas ("Rigoletto", "La Traviata", "Il Trovatore"), francesas y portuguesas, que marcan el desbordamiento de la pasión, la tragedia y la fatalidad. No hay arias de Wagner. La fotografía se apoya en un dibujo sólido, de gran belleza, y en una paleta de colores crema y pastel que realzan la belleza rubia y clásica de Nola. El guión, muy trabajado y cuidado, desarrolla un crescendo dramático de gran fuerza, que culmina en una escena terrible. El humor, caústico e irónico, está presente a lo largo del metraje, aunque en menor medida que en otros films del autor (los policías, los proyectos de viajes, la tropeza manual de Chris, la reiteración de llamadas telefónicas, la errónea referencia a Cerdeña, el enfretamiento de Nola con Chris en la calle, etc.). Johansson encarna brillantemente seducción y pasión, celos y desesperación. La dirección trabaja con convicción y apasionamiento.
Película que conmueve y emociona. Obra mayor de Allen.
La acción tiene lugar en Londres durante algo más de un año (2003/04). Narra la historia de un joven tenista, retirado de la competición internacional, establecido en Londres como profesor de tenis de un club de clases altas. Movido por la ambición, contrae matrimonio con Chloe (Emily Mortimer), hija de un rico empresario, pese a la pasión obsesiva que siente por Nola Rice (Scarlett Johansson), norteamericana, de 20 años, excéntrica, neurótica, fascinante, frustrada por el fracaso de sus deseos de triunfar como actriz, con pasión compulsiva por el sexo.
La película muestra cómo un joven irlandés, Christopher "Chris" Wilton (Jonathan Rhys Meyers) aprovecha todos los medios a su alcance para prosperar, ayudado por la suerte. Miente, engaña y simula, en un intento desesperado de combinar el estatus social que le da el matrimonio y la pasión obsesiva que siente por Nola. La obra glosa la importancia de la suerte en la vida, convertida en diosa pagana que rige el destino de las personas. El imperativo del azar plantea dudas inquietantes al protagonista, que se siente desolado porque no sabe si en el mundo existe la Justicia, la que debería castigarle para poder recobrar la fe perdida en el trabajo, el sacrificio, el esfuerzo y el talento. Si la suerte reparte, de modo caprichoso e inapelable, prosperidad e impunidad, ¿qué sentido tiene para la Humanidad la honradez, la amistad, el amor, la solidaridad? A destacar la acertada referencia a "Crimen y castigo", de Dostoievski, y al film argentino "Diarios de motocicleta" (2003), de Walter Salles.
La música sustituye el jazz por fragmentos de arias de óperas italianas ("Rigoletto", "La Traviata", "Il Trovatore"), francesas y portuguesas, que marcan el desbordamiento de la pasión, la tragedia y la fatalidad. No hay arias de Wagner. La fotografía se apoya en un dibujo sólido, de gran belleza, y en una paleta de colores crema y pastel que realzan la belleza rubia y clásica de Nola. El guión, muy trabajado y cuidado, desarrolla un crescendo dramático de gran fuerza, que culmina en una escena terrible. El humor, caústico e irónico, está presente a lo largo del metraje, aunque en menor medida que en otros films del autor (los policías, los proyectos de viajes, la tropeza manual de Chris, la reiteración de llamadas telefónicas, la errónea referencia a Cerdeña, el enfretamiento de Nola con Chris en la calle, etc.). Johansson encarna brillantemente seducción y pasión, celos y desesperación. La dirección trabaja con convicción y apasionamiento.
Película que conmueve y emociona. Obra mayor de Allen.
10 de marzo de 2007
325 de 378 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizada por Cart Theodor Dreyer (1889-1968), la película se basa en la obra teatral "Ordet" (1932), del pastor Kaj Munk, asesinado por los nazis. Fue adaptada por el propio Dreyer, autor del guión. Se rodó a finales de 1954. Ganó el León de oro de Venecia, extensivo a toda la obra del autor. Producida por Dreyer, Erik y Tage Nielsen, se estrenó el 10-I-1955 (Dinamarca).
La acción tiene lugar en Jutlandia Occidental (Dinamarca), en torno a 1930. En el seno de una pequeña comunidad rural, el granjero Morten Borgen (Henrik Malberg) está enfrentado al sastre, Peter Petersen (Ejner Federspiel) por cuestiones religiosas. El granjero encarna el espíritu de la reformada Iglesia Danesa Luterana, mientras el sastre representa a la Iglesia de la Misión Interior, de moral severa y creencias rígidas.
La película desarrolla el drama de una familia rural. Hace uso de pocos personajes y pocas localizaciones, que sitúa en un ambiente dotado de cierta irrealidad. Está considerada como una de las principales obras sobre religión de la historia del cine. El realizador vuelca en ella sus angustias religiosas, incentidumbres filosóficas y dudas morales, que explica con respeto y sinceridad. Plantea preguntas sobre el sentido de la fe del teólogo, la de los niños inocentes, la que nace de la bondad de Inger (Brigitte Federspiel), la del loco Johannes (Preben Lerdoff), antiguo estudiante de Kierkegaard, la que se oculta en el buen corazón del agnóstico Mikkel (Emil Haas Christiansen). Siembra interrogantes sobre la intransigencia religiosa, las peleas de religión, las disputas sobre cuestiones como el perdón, el valor moral de la alegría, el amor humano como expresión del amor divino. Hace referencia a las relaciones entre religión y religión (la luterana reformada y la de la Misión interior), religión y ciencia, religión y fe, religión y vida, que invitan a su libre consideración. La muerte inesperada de Inge conmueve a todos e introduce un tema nuevo: la existencia o no de milagros. En los momentos culminantes de la vida, nadie cree en los milagros, dice Dreyer, salvo el loco Johannnes (la fe más allá de la razón) y la niña Maren (la inocencia en la que anida la fe). En la pieza de teatro no hay milagro, en el film posiblemente si o tal vez no. Pero lo más importante no es el milagro, lo que más vale es el amor, el de la pareja fundida en un abrazo físico prolongado, que exalta la vida. Posiblemente los milagros más importantes son los que llevan a la reconciliación, la concordia y la paz. Posiblemente la fe auténtica es las que más cree en la vida como expresión de trascendencia.
La música aporta cánticos religiosos populares y melodías (cuerda y viento) de gran belleza. La fotografía ofrece movimientos panorámicos de grúa, planos generales, tomas largas y composiciones inspiradas en la estética del pintor danés Hammershoi. Evita los efectos especiales y toda artificiosidad. La ambientación es de una sobriedad cautivadora.
La acción tiene lugar en Jutlandia Occidental (Dinamarca), en torno a 1930. En el seno de una pequeña comunidad rural, el granjero Morten Borgen (Henrik Malberg) está enfrentado al sastre, Peter Petersen (Ejner Federspiel) por cuestiones religiosas. El granjero encarna el espíritu de la reformada Iglesia Danesa Luterana, mientras el sastre representa a la Iglesia de la Misión Interior, de moral severa y creencias rígidas.
La película desarrolla el drama de una familia rural. Hace uso de pocos personajes y pocas localizaciones, que sitúa en un ambiente dotado de cierta irrealidad. Está considerada como una de las principales obras sobre religión de la historia del cine. El realizador vuelca en ella sus angustias religiosas, incentidumbres filosóficas y dudas morales, que explica con respeto y sinceridad. Plantea preguntas sobre el sentido de la fe del teólogo, la de los niños inocentes, la que nace de la bondad de Inger (Brigitte Federspiel), la del loco Johannes (Preben Lerdoff), antiguo estudiante de Kierkegaard, la que se oculta en el buen corazón del agnóstico Mikkel (Emil Haas Christiansen). Siembra interrogantes sobre la intransigencia religiosa, las peleas de religión, las disputas sobre cuestiones como el perdón, el valor moral de la alegría, el amor humano como expresión del amor divino. Hace referencia a las relaciones entre religión y religión (la luterana reformada y la de la Misión interior), religión y ciencia, religión y fe, religión y vida, que invitan a su libre consideración. La muerte inesperada de Inge conmueve a todos e introduce un tema nuevo: la existencia o no de milagros. En los momentos culminantes de la vida, nadie cree en los milagros, dice Dreyer, salvo el loco Johannnes (la fe más allá de la razón) y la niña Maren (la inocencia en la que anida la fe). En la pieza de teatro no hay milagro, en el film posiblemente si o tal vez no. Pero lo más importante no es el milagro, lo que más vale es el amor, el de la pareja fundida en un abrazo físico prolongado, que exalta la vida. Posiblemente los milagros más importantes son los que llevan a la reconciliación, la concordia y la paz. Posiblemente la fe auténtica es las que más cree en la vida como expresión de trascendencia.
La música aporta cánticos religiosos populares y melodías (cuerda y viento) de gran belleza. La fotografía ofrece movimientos panorámicos de grúa, planos generales, tomas largas y composiciones inspiradas en la estética del pintor danés Hammershoi. Evita los efectos especiales y toda artificiosidad. La ambientación es de una sobriedad cautivadora.
2 de julio de 2006
320 de 371 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film independiente, cuarto de los hermanos Coen. Se rodó en los estudios Culver, City Hall y LA (California), con un presupuesto de 9 M dólares. Nominado a 3 Oscar, ganó en Cannes 3 premios (Palma de oro, director y actor).
La acción tiene lugar en NYC y en LA, en 1941, época dorada del cine americano. Narra la historia de Barton Fink (John Turturro), autor teatral de cierto éxito en Broadway, reclamado como guionista de películas B por un estudio de Hollywood. Empeñado en escribir obras que reflejen el alma del ciudadano medio, recibe el encargo de elaborar un guión sobre la vida del púgil de lucha libre Wallace Berry. Alojado en una habitación del hotel Earle, viejo y sombrío, cae en un estado de colapso creativo que le sume en la postración y desmoralización. A esto se añaden ruídos extraños, las visitas intempestivas del huésped de la habitación contigua, Charlie Meadows (John Goodman), la falta de apoyo del realizador Ben Geisler (Tony Shalhoub), los desoladores consejos del veterano guionista W.P. Mayhew (John Mahoney), la retórica hueca del presidente de Capitol Pictures, Jack Lipnick (Michael Lerner) y la visita de dos agentes de policía que investigan los crímenes de Karl Mundt, "Mundt el loco".
La película parodia el mundo de Hollywood, poblado de directivos fatuos e incompetentes; realizadores sin ideas; muchos más guionistas de los necesarios; el alcoholismo como respueta a la frustración; la búsqueda obsesiva del éxito de público; la reiteración de temas y argumentos tópicos. En un nivel más profundo se explica el papel del buen guionista ("que trabaja con dolor, sacando a la superficie verdades ocultas de la vida"). En un tercer nivel se critica con sorna el antisemitismo, el militarismo, la fuerza bruta, las burlas del trabajo intelectual, la violencia doméstica. Mediante símbolos se explica el desmoronamiento interior de Barton (papel de la pared, cola derretida), el coito de Barton y Audrey (lavamanos), el alcoholismo a la romana (urinario), las masturbaciones de Barton (manchas del muro), la mente en blanco de Barton (gafas sobre almohada) y la presencia de la locura asesina (incendio dantesco). Destacan los ambientes sórdidos y opresivos, reforzados con la presencia de elementos perturbadores, como el vuelo invisible del mosquito, mosquitos necrófilos, paquetes misteriosos, llamas que no consumen lo que queman, timbres de sonido interminable.
La música ofrece composiciones sutiles y pausadas, con abundantes solos, que evocan sentimientos del protagonista. La fotografía se apoya en encuadres muy cuidados, movimientos de cámara sorprendentes, planos picados y "travellings" cenitales, preferencia por la geometría y por los marrones, grises y dorados. El guión contiene diálogos de dobles y triples intenciones, con toques de humor negro y macabro. La interpretación de Turturro, premiada en Cannes, es excelente y es brillante la de Goodman.
Densa y compleja, es una de las obras más reconocidas y estimadas de los Coen.
La acción tiene lugar en NYC y en LA, en 1941, época dorada del cine americano. Narra la historia de Barton Fink (John Turturro), autor teatral de cierto éxito en Broadway, reclamado como guionista de películas B por un estudio de Hollywood. Empeñado en escribir obras que reflejen el alma del ciudadano medio, recibe el encargo de elaborar un guión sobre la vida del púgil de lucha libre Wallace Berry. Alojado en una habitación del hotel Earle, viejo y sombrío, cae en un estado de colapso creativo que le sume en la postración y desmoralización. A esto se añaden ruídos extraños, las visitas intempestivas del huésped de la habitación contigua, Charlie Meadows (John Goodman), la falta de apoyo del realizador Ben Geisler (Tony Shalhoub), los desoladores consejos del veterano guionista W.P. Mayhew (John Mahoney), la retórica hueca del presidente de Capitol Pictures, Jack Lipnick (Michael Lerner) y la visita de dos agentes de policía que investigan los crímenes de Karl Mundt, "Mundt el loco".
La película parodia el mundo de Hollywood, poblado de directivos fatuos e incompetentes; realizadores sin ideas; muchos más guionistas de los necesarios; el alcoholismo como respueta a la frustración; la búsqueda obsesiva del éxito de público; la reiteración de temas y argumentos tópicos. En un nivel más profundo se explica el papel del buen guionista ("que trabaja con dolor, sacando a la superficie verdades ocultas de la vida"). En un tercer nivel se critica con sorna el antisemitismo, el militarismo, la fuerza bruta, las burlas del trabajo intelectual, la violencia doméstica. Mediante símbolos se explica el desmoronamiento interior de Barton (papel de la pared, cola derretida), el coito de Barton y Audrey (lavamanos), el alcoholismo a la romana (urinario), las masturbaciones de Barton (manchas del muro), la mente en blanco de Barton (gafas sobre almohada) y la presencia de la locura asesina (incendio dantesco). Destacan los ambientes sórdidos y opresivos, reforzados con la presencia de elementos perturbadores, como el vuelo invisible del mosquito, mosquitos necrófilos, paquetes misteriosos, llamas que no consumen lo que queman, timbres de sonido interminable.
La música ofrece composiciones sutiles y pausadas, con abundantes solos, que evocan sentimientos del protagonista. La fotografía se apoya en encuadres muy cuidados, movimientos de cámara sorprendentes, planos picados y "travellings" cenitales, preferencia por la geometría y por los marrones, grises y dorados. El guión contiene diálogos de dobles y triples intenciones, con toques de humor negro y macabro. La interpretación de Turturro, premiada en Cannes, es excelente y es brillante la de Goodman.
Densa y compleja, es una de las obras más reconocidas y estimadas de los Coen.
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