En el abismo

Otra vez los mayores los han subestimado. El poder juvenil se basa en la anarquía, la temeridad y Jimi Hendrix.
Son rebeldes con causa, la del no referente y la desidia.

¡El joven nihilista necesita jugar!

Recuerdo que en mi infancia vivía aislado en medio del desierto de mar. Cuando alguien enfermaba o iba a parir, debía ser evacuado de urgencia en helicóptero.
"No hay nada!!", maldecíamos.
Las zonas de ocio eran campo, alguna vieja pista y sobre todo la calle. Pero siempre se nos ocurrían cosas que hacer en esa nada. A veces eran prohibidas.

Muchos jóvenes se sintieron identificados con esta historia de una alejada zona residencial, paradigma de la clase media acomodada, cuya política especulativa descuidaba a un alto porcentaje de menores enjaulados, con un irremediable evasión: la rebeldía.
Un desarrollo insostenible, esta vez emocional.

Temazos de Cheap Trick, The Kiss, The Cars, Van Hallen, Jimi Hendrix o Ramones, acogen con cariño a estos niños descontrolados, contribuyendo a hacer de este un muy apreciable documento, que recomiendo por atemporal, fresco y directo.

Cuando gritas al vacío, cuando olvidan la raíz del problema juvenil al atribuir culpas. Cuando vienen los castigos, los dovermans y los toques de queda, solo hay una solución: REVOLUCIÓN!!!!

Ayer, día de NocheBuena, fui víctima de un gripazo repentino y, ante tal situación, decidí tirar de la máquina del tiempo. Entre tal pasado encontré este film interesantísimo, pues el tema que abarcaba me parecía una buena medicina para tal estado.
Antes de escribir este texto leí la única crítica existente que contiene "En el abismo". La verdad es que refleja perfectamente lo que me hubiese gustado ver, un cine de denuncia que dotáse de fundamento a esos rebeldes encarnados en niños de 15 años. Que dicha rebeldía se convirtiese en una reivindicación de la asfixia juvenil que padecían esos jóvenes ante tal jerarquía de costumbres, todas preestablecidas y supuestamente correctas, de las cuales un mínimo desviamiento suponía elegir el camino a la perdición.
Sin embargo, Jonathan Kaplan falla en su intento. Sus pretensiones son muy buenas pero su plasmación es errónea. Nos encontramos un film en el que tenemos la sensación de lo que quiere hacernos ver el director, pero a cada minuto que pasa nos vemos más incomprendidos producto de los sucesos que van ocurriendo. Y digo esto, porque que Kaplan no llena de argumentos sólidos una justificación para los actos que realizan estos "niños" o "vícitmas" de las leyes sociales. Cada acción o decisión que llevan a cabo es desmedida, excesivamente macábra o malévola y, sin duda alguna, visceral con su broche final.

En definitiva, les hago ver que tienen una crítica, la primera, de como debería haber sido "En el abismo", una denuncia rebelde bien fundamentada para comprender tales actos y, una segunda, la de un servidor, que denuncia a su director al cegarse en crear un ambiente ostil, desmedido e injustificado, olvidándose de que un buena casa se logra empezando por los cimientos.
Dejándo aún lado el argumento, debo destacar un buen repertorio de temas musicales y a un curioso Matt Dillon en sus comienzos como actor.

Over the Edge nos muestra de manera explícita la rebeldía de los adolescentes norteamericanos que, olvidados por la sociedad, utilizaban el vandalismo como vía de escape.

Si bien, en los primeros compases de la película encontramos un tono distendido y con elementos cómicos, ésta evolucionará hacia una situación dramática y un explosivo final con una gran lógica narrativa, gracias a un excelente guión que explica y contextualiza perfectamente la historia.

Gracias al buen montaje, la película posee un ritmo que la hace distraída, pero técnicamente no sobresale especialmente, incluso llegan a resultar exageradas ciertas escenas con efectos especiales excesivos que quitan realismo a las situaciones.

A pesar del coherente desarrollo del argumento, da la sensación que en ciertos momentos la cinta no acaba de transmitir el dramatismo de algunas situaciones realmente complicadas para los protagonistas; es como si esos chicos de 15 años no reflejaran en su aspecto y forma de relacionarse la maldad que en el fondo tenían sus actuaciones, por lo que resulta paradójico que en algunas situaciones el espectador tienda a sonreír, o directamente reír, en lugar de afligirse.

Al margen de este ‘desencuadre’ emocional que generan ciertas situaciones, el film cuenta con excelentes escenas como por ejemplo el flirteo entre Carl y Cory, la llegada del agente de policía a la casa en donde los jóvenes hacían una de sus fiestas o la estupenda escena final.

Es de recibo mencionar las más que decentes interpretaciones de jovencísimos actores no profesionales, así como la excelente banda sonora a cargo de grupos como The Ramones, Cheap Trick, Jimi Hendrix o Van Halen.

En definitiva, una buena película, con un excelente guión y un buen montaje que me ha dejado una sensación confusa en lo que a las emociones que pretendía transmitir se refiere.

Y es que para mí es evidente que el trasfondo de la película es idéntico al de una de las grandes obras de Kubrick, sin quitarle ni un ápice del mérito que en mi opinión tiene esta filmación.

Desesperación, drogas, adolescencia... un cóctel que está claro que va a reventar en cualquier momento, no siendo raro que está película fuera la favorita de un Kurt Cobain que posteriormente sería el idolo de la llamada "Generación X" a principios de los 90.

Más allá de que, en general, las actuaciones son mejorables y algún que otro puntito en contra he de decir que ha sido una agradable sorpresa toparme con esta película, muy entretenida y, por si fuera poco, con una banda sonora que, para los que coincidan con mis humildes gustos musicales, resulta de lo mejor.

Puede que a la película le falte algo que el director, por lo que sea, no supo encontrar para acabar de darle el empujón necesario para situarla más allá de donde justamente se encuentra. Una vez vista la sensación es que podría haberse convertido en un título más aclamado, no sé muy bien qué es lo que falla pero como espectador de sofá me quedo tan ancho asegurando que en otras manos estaríamos ante una película de culto.

Los ingredientes son ideales, porque si hay algo que siempre funciona es la imagen de una buena pandilla de jovenzuelos que topan contra la sociedad, sienten la necesidad de insubordinarse y poco importa si son rebeldes con o sin causa, si son nihilistas, anarquistas o sus actitudes son justas y sus actos razonables. La esencia del ingrediente es el mismo, y suele funcionar en el cine con bastante acierto. Observar cómo unos adolescentes verifican lo que es correcto o no y asumen según su ética si merece la pena hacer una cosa u otra, como enfrentarse a la policía, a los padres, drogarse o realizar actos vandálicos.

Los chavales tienen que responder de una manera u otra a su crecimiento como seres humanos, pasar de ser niños a no serlo, eso es en esta película y en la vida real. ¿Podría funcionar mejor?; desde luego, los actores son poco menos que los que encontraron en la misma calle y no lo hacen mal, le da frescura, otra cosa son los excesos de las escenas finales y la actitud del departamento de policía. Y que el drama se podría desatar de forma exagerada y no lo hace. Una pena, aunque tampoco es ningún desastre.