Beautiful Girls
18.589
Drama. Comedia. Romance
Para asistir a una reunión de antiguos alumnos del instituto Willie Conway, un joven de 29 años, regresa a su hogar en la pequeña ciudad de Knights Ridge. Allí tendrá tiempo para reflexionar sobre su futuro, sobre la juventud que se acaba. El dilema que tiene ante sí no es fácil: ser pianista o representante de ventas. Al mismo tiempo, Willie reconsidera su relación con su novia Tracy. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2007
247 de 279 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía pendiente esta crítica desde hace mucho tiempo, pero la enormidad me creaba un nudo en el estómago. “Beautiful girls” cambió mi forma de ver cine. A parte de algunos clásicos que caían por casa o echaban en televisión (hablamos del 96 cuando la banda ancha era un sueño y nuestro módem hacía un sonido endiablado que ahora recordamos con nostalgia) había un tiempo en que mis visitas a una sala de cine no distaban mucho del box office americano. Solía ir todos los miércoles (día del espectador por aquel entonces). Ese frío día quedé con mi colega en la puerta de un cine con tres salas. Allí mirando la cartelera decidimos, o él decidió entrar a ver una película donde salían “chicas guapas”.
Salí del cine en silencio. Sin tener muy claro lo que había visto, lo que había sentido.
- No hay tiros –le dije sonriendo mientras volvíamos a casa muertos de frío.
- No.
- No hubieron bombas.
- No.
- ¿Y las persecuciones? –él, siempre parco en palabras, se encogió de hombros.
- No ha estado mal ¿no?
- No lo ha estado. Estaban muy buenas.
- Sí –dije yo pensando en Natalie Portman.
Ya en casa mientras me quitaba la ropa y me iba a la cama seguía pensando que había visto. Pensar después de salir del cine no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Ya tumbado y mirando al oscuro techo me dije que esa película me había gustado mucho. Pero aún no sabía por qué.
Era tremendo. El despertador sonó y mi cabeza en lo primero que pensó fue en Portman patinando sobre hielo, en Uma Thurman pescando en una cabaña, en Michael Rapaport quitando la nieve que horas antes había almacenado sobre la puerta de un garaje (que escena más bonita señores), en una impresionante y pavorosa Lauren Holly, en Rosie O'Donnell dando lecciones magistrales mientras hacía la compra, en un piano, en la nieve, en el color champagne… en Natalie Portman… y en Natalie Portman.
“Beautiful girl” es una película enorme con un guión soberbio y una banda sonora magistral que en mi cabeza uno no llega a entender como puede estar descatalogada en España: Billy Paul, Pete Droge, the Diamonds, Ottis reading versioneado por Roland Gift y todas y cada una de la piezas musicales que encajan a la perfección.
Fabuloso elenco de actores que como se dice están en estado de gracia. Tocados todos por una gran varita mágica. El rescate interpretativo de Timothy Hutton que no podía despegarse de su papel de “Gente corriente” (Robert Redford, 1980) es impresionante y su relación con la fabulosa Natalie Portman algo que quedará en los anales de la historia.
A partir de entonces, pensar en los cines se convirtió en algo habitual.
Salí del cine en silencio. Sin tener muy claro lo que había visto, lo que había sentido.
- No hay tiros –le dije sonriendo mientras volvíamos a casa muertos de frío.
- No.
- No hubieron bombas.
- No.
- ¿Y las persecuciones? –él, siempre parco en palabras, se encogió de hombros.
- No ha estado mal ¿no?
- No lo ha estado. Estaban muy buenas.
- Sí –dije yo pensando en Natalie Portman.
Ya en casa mientras me quitaba la ropa y me iba a la cama seguía pensando que había visto. Pensar después de salir del cine no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Ya tumbado y mirando al oscuro techo me dije que esa película me había gustado mucho. Pero aún no sabía por qué.
Era tremendo. El despertador sonó y mi cabeza en lo primero que pensó fue en Portman patinando sobre hielo, en Uma Thurman pescando en una cabaña, en Michael Rapaport quitando la nieve que horas antes había almacenado sobre la puerta de un garaje (que escena más bonita señores), en una impresionante y pavorosa Lauren Holly, en Rosie O'Donnell dando lecciones magistrales mientras hacía la compra, en un piano, en la nieve, en el color champagne… en Natalie Portman… y en Natalie Portman.
“Beautiful girl” es una película enorme con un guión soberbio y una banda sonora magistral que en mi cabeza uno no llega a entender como puede estar descatalogada en España: Billy Paul, Pete Droge, the Diamonds, Ottis reading versioneado por Roland Gift y todas y cada una de la piezas musicales que encajan a la perfección.
Fabuloso elenco de actores que como se dice están en estado de gracia. Tocados todos por una gran varita mágica. El rescate interpretativo de Timothy Hutton que no podía despegarse de su papel de “Gente corriente” (Robert Redford, 1980) es impresionante y su relación con la fabulosa Natalie Portman algo que quedará en los anales de la historia.
A partir de entonces, pensar en los cines se convirtió en algo habitual.
6 de febrero de 2007
121 de 153 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la primera y última vez que he visto "Beatiful girls" fue en su estreno, buen recuerdo tengo de esta peli. Y si pasan los años, y al recordarla se te esboza una sonrisa, es que algo tiene.
No es una comedia al uso, es de esas que te limitas a verla con media sonrisa en la boca y al acabar te deja un agradable regusto.
Sorprendente interpretación de Natalie Portman. Hace que no te sientas raro enamorándote de una niña de 13 años. No se, te dan ganas de decirle: "Oye, dentro de 5 años paso a recogerte"
La recomiendo tanto que incluso me la recomiendo a mí, que hace mucho que no la veo. Y apostaría que no vuelve a defraudarme.
No es una comedia al uso, es de esas que te limitas a verla con media sonrisa en la boca y al acabar te deja un agradable regusto.
Sorprendente interpretación de Natalie Portman. Hace que no te sientas raro enamorándote de una niña de 13 años. No se, te dan ganas de decirle: "Oye, dentro de 5 años paso a recogerte"
La recomiendo tanto que incluso me la recomiendo a mí, que hace mucho que no la veo. Y apostaría que no vuelve a defraudarme.
11 de abril de 2008
96 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo diré una cosa: si alguna vez te has enamorado de una chica (da igual de que edad o si nunca llegásteis a estar juntos), si te parecía la más guapa del mundo a pesar de ser consciente de sus imperfecciones y te hacía sentir especial por esos pequeños detalles que no sabes expresar porque nunca os dijistéis grandes frases pero algunos momentos vividos con ella los recordarás toda la vida, esta es tu película.
Llevo meses sin ver a Sarah, pero lo que más me gustaba de ella era que le salían una arruguitas preciosas en los extremos de los ojos cuando sonreía. Nunca se lo dije.
Te lo digo ahora.
Llevo meses sin ver a Sarah, pero lo que más me gustaba de ella era que le salían una arruguitas preciosas en los extremos de los ojos cuando sonreía. Nunca se lo dije.
Te lo digo ahora.
5 de enero de 2007
75 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ultrapeliculón.
La he vuelto a ver después de unos años y ya con treinta me sigo quedando petrificado con lanaturalidad de Natalie Portman. La música muy buena, mi canción favorita la del lago con Natalie patinando y Timothy alucinando de camino a la caseta.
Es una peli de esas que se disfrutan viéndolas solo en casa, antes de salir un sábado...luego vas por la calle con la sensación de saber que cosas son las que merecen la pena en la vida.
En fin, vaya peliculones hacen los americanos.
La he vuelto a ver después de unos años y ya con treinta me sigo quedando petrificado con lanaturalidad de Natalie Portman. La música muy buena, mi canción favorita la del lago con Natalie patinando y Timothy alucinando de camino a la caseta.
Es una peli de esas que se disfrutan viéndolas solo en casa, antes de salir un sábado...luego vas por la calle con la sensación de saber que cosas son las que merecen la pena en la vida.
En fin, vaya peliculones hacen los americanos.
28 de marzo de 2009
66 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué tendrá eso que llamamos nostalgia, que tanto arrastra... Será que nos pasamos la mitad de nuestra vida mirando a la mitad que hemos dejado atrás. Recuerdos mezclados con lo que nunca hicimos. Sueños, unos más diáfanos, otros más imprecisos, que se van quedando en algún punto kilométrico de la carretera que no cesamos de recorrer desde que nacemos. Un kilómetro, y otro, y otro... Bifurcaciones en las que hemos decidido tirar hacia un lado, porque te dicen que siempre hay que tomar una opción, para pasarte el resto de tu viaje preguntándote por la opción que no elegiste. No puedes detenerte, ni dar media vuelta, porque la carretera se va deshaciendo en el aire a medida que vas avanzando por ella. Todo el tramo que has pisado se esfuma como un espejismo. Apenas puedes verlo unos segundos antes de que pase a formar parte del reino de tu memoria.
De modo que tienes que seguir adelante.
Más kilómetros, más desvíos, más bifurcaciones. Vas eligiendo por dónde continuar. Algunas veces dudas y te detienes unos minutos porque no tienes claro hacia dónde tirar. Pero eso es lo normal. Lo raro es que sepas de antemano qué camino tienes que elegir. Eso es privilegio de quienes tienen algo claro en su vida. Y no hay muchos de ésos.
La mayoría somos como Willy, como Paul, como Mo, como Tommy, como Sharon, como Marty, como Andera, como tanta gente corriente. Gente que, cuando llega a un punto muerto del recorrido, cuando no puede ver la carretera por delante, necesita pararse y pensar. O no pensar. Regodearse en sus fracasos, revolcarse en ellos, aceptar lo que se lleva encima en el viaje, añorar lo que se perdió y aguardar algo que podría traer el mañana. Madurar. O disfrutar liberándose del barniz de la madurez por unas horas y volver a ser un rapaz inconsciente. Enamorarse como un adolescente. Enamorarse como alguien mayor. Mantener alguna de las pequeñas ilusiones que se alimentan desde la niñez, por tontas que parezcan. Desear que el tiempo se detenga. Desear que el tiempo pase más deprisa.
Desear que nada cambie.
O que cambie todo.
Descubrir que es mejor tratar de ser feliz con las opciones elegidas, que lamentarse por las que no se escogieron.
En Jnight's Ridge todo sigue igual.
O no.
De modo que tienes que seguir adelante.
Más kilómetros, más desvíos, más bifurcaciones. Vas eligiendo por dónde continuar. Algunas veces dudas y te detienes unos minutos porque no tienes claro hacia dónde tirar. Pero eso es lo normal. Lo raro es que sepas de antemano qué camino tienes que elegir. Eso es privilegio de quienes tienen algo claro en su vida. Y no hay muchos de ésos.
La mayoría somos como Willy, como Paul, como Mo, como Tommy, como Sharon, como Marty, como Andera, como tanta gente corriente. Gente que, cuando llega a un punto muerto del recorrido, cuando no puede ver la carretera por delante, necesita pararse y pensar. O no pensar. Regodearse en sus fracasos, revolcarse en ellos, aceptar lo que se lleva encima en el viaje, añorar lo que se perdió y aguardar algo que podría traer el mañana. Madurar. O disfrutar liberándose del barniz de la madurez por unas horas y volver a ser un rapaz inconsciente. Enamorarse como un adolescente. Enamorarse como alguien mayor. Mantener alguna de las pequeñas ilusiones que se alimentan desde la niñez, por tontas que parezcan. Desear que el tiempo se detenga. Desear que el tiempo pase más deprisa.
Desear que nada cambie.
O que cambie todo.
Descubrir que es mejor tratar de ser feliz con las opciones elegidas, que lamentarse por las que no se escogieron.
En Jnight's Ridge todo sigue igual.
O no.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here