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La mujer en la luna

Ciencia ficción Treinta años atrás, el profesor Georg Manfeldt fue ridiculizado por sus colegas cuando asegura que hay más oro en cualquier montaña de la Luna que en la Tierra. Pasadas esas tres décadas, Wolf Helius retoma la idea e intenta construir un cohete para ir a la Luna. Al proyecto se van uniendo más personas. Una empresa que controla el mercado del oro se compromete a financiarlo, pero tiene unas intenciones ocultas: poder controlar la oferta ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
11 de octubre de 2013
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oh, tío, qué mal. Tenía unas ganas tremendas de comentar esta película con alguien cuando pasó a fundido a negro al final del todo, pero no conozco a casi nadie que haya visto este proyecto de 1929, aunque sea TAN interesante.

Vale. Fritz Lang fue el director de esto. Y la escritora su mujer Thea von Harbou. A este tándem se le conoce mucho más por su obra maestra: "Metrópolis". Oh, esa sí que es incontestablemente buena. "La Mujer en la Luna" no es tan perfecta, pero por ello se presta lo mismo, o incluso más, a un cine-fórum tras su visionado. Y al menos está completa, no como la anterior, a la que lamentablemente le faltan partes hoy en día.

"La Mujer en la Luna", en su versión completa, dura 2 horas y 40 minutos. Por lo que he leído, se considera importante (en ciertos círculos) por ser una de las primeras obras de ciencia-ficción "dura", es decir, aquella que tiene énfasis en la especulación científica, aquella que tiene más de "ciencia" que de "ficción", aún contando un relato ficticio; metamos en esta descripción a "2.001: Una Odisea del Espacio", "La amenaza de Andrómeda" y la mayoría de "Star Trek". Es por lo visto la primera que incluye una cuenta atrás en el despegue de un cohete. That's cool.

¿Conocéis el cómic de Tintín en dos partes, "Objetivo: La Luna" y "Aterrizaje en la Luna" o su correspondiente adaptación televisiva? ¿O un cómic de Osamu Tezuka de los años 40 que se llama "Lost World"? En todos estos trabajos la historia está dividida en dos partes cuyo nexo es el lanzamiento del cohete en el que van los protagonistas. En la primera parte, más realista y con los pies en la Tierra, siempre hay una trama de gángsters que quieren beneficiarse del proyecto o destruirlo. Y en la segunda parte siempre se descubren polizones en el cohete, se aluniza, y hay un enfrentamiento tras el cual los personajes van a tener complicaciones para volver a su planeta. Todo esto es muy clásico, quizá provenga de la literatura, o quizá el origen esté en esta obra de Lang.

Lo menos interesante de "La Mujer en la Luna" es toda la primera hora, aunque no es mala. Pensé que se centraría en la construcción del cohete, o en las teorías sobre qué se pueden encontrar en la Luna, y todo ello se menciona, pero el énfasis en su lugar está en una trama más del estilo del cine negro, donde un misterioso personaje intenta sabotear o unirse al proyecto de Helius.

El segmento más interesante del filme comienza con la cuenta atrás del cohete y comprende todo el viaje por el espacio hasta que llegan a su destino. Son muy bonitos los planos espaciales de la Luna, y un plano en particular del Sol saliendo desde detrás de la Tierra. También es curioso que la gravedad se mantenga en el interior del cohete hasta después de que se hayan alejado del planeta madre, se vaya durante un corto periodo de tiempo donde su falta se representa de forma muy divertida, y luego regrese cuando se acercan a la Luna.

Como aficionado de la ciencia ficción no puedes dejar pasar esta joya del género, representativa de su tiempo en la Historia de la investigación científica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
FJ García
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10 de noviembre de 2011
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue, Georges Meliés, el primer realizador cinematográfico que imaginó su propia aventura con dirección al satélite de la tierra cuando, en 1902, realizó “El viaje a la luna”, una encantadora fantasía, desbordante de imaginación. De seguro, Meliés, como luego Fritz Lang, sabían del libro de Jules Verne “De la tierra a la luna”, porque todos ellos, como muchos entre nosotros, alguna vez sentimos en lo más profundo del corazón, el deseo de viajar a aquella luminosa esfera que tan fascinante resulta cuando nos sentimos embriagados de romanticismo.

Y creo que es esto lo que, finalmente, interesa a Fritz Lang en esta historia que comienza como un complot donde, un grupo de poderoso$ malandrines, con el único afán de apoderarse de la supuesta riqueza aurífera existente en la luna, está dispuesto a expropiar, amenazar y matar, con tal de hacer parte del proyectado viaje que tienen entre manos el científico Georg Manfeldt y el profesor Wolf Helius.

Con estos, terminarán en la nave, una pareja de astrónomos comprometidos en matrimonio (Friede Velten y Hans Windegger), y junto a ellos, Walter Turner, el representante de los ambiciosos… y un polizón inesperado que aparecerá luego.

Infortunadamente, Lang dedica mucho tiempo en la exposición de la incipiente técnica astronáutica, a la que él mismo junto a su esposa y guionista Thea von Harbou, dedicó largas horas indagando cuanto había… pero no era todavía lo suficiente. Esto lleva a que la película, en sus aspectos científicos, luzca hoy un tanto primitiva y hasta risible para particulares espectadores, cuando bastaría asumir un pequeño esfuerzo de ubicación en la época, y sobre todo, una cierta capacidad de trascender la parafernalia, para poder disfrutar de una historia que nos ofrece personajes de gran solidez moral, de notable calidez humana, y con diáfanos propósitos en beneficio de la ciencia.

La suerte de triángulo amoroso que se da entre Wolf, Friede y Hans, es manejado con gran holgura moral, dejando ejemplarizado un esquema de comportamiento que luego repetirían otros notables realizadores. El sentimiento y el comportamiento asumido contra el agresor, develan una apreciable fortaleza espiritual; y la lealtad a la amistad se asume con gran entereza por todos los protagonistas.

Queda reconocer que algunas composiciones escénicas están muy bellamente logradas. Hay espacio para, al menos, un par de entretenidas notas humorísticas. El efecto visual de la transformación de Turner está muy bien logrado, y queda ese gusto a toque humano que, en mi caso, supera casi cualquier fallo técnico.

Si entiendes que más allá de lo físico hay cosas mucho más relevantes, estoy seguro que disfrutarás viendo “LA MUJER EN LA LUNA”.
Luis Guillermo Cardona
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30 de enero de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra tiene algunas peculiaridades que la hacen especialmente interesante. Por ejemplo es la primera película en la que el despegue de la nave se acompaña de los númros de la cuenta atrás para dar tensión. Algunos efectos especiales son sorprendentes como el momento de ingravided del niño. Fue hecha con bastante rigor científico para la época, hasta el punto de que Hitler la censuró por las similitudes de la nave con el proyecto V1 y V2. El título es evocador se justifica al final y es un gran acierto.
elfuturoyaeshistoria
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1 de marzo de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La luna, ese satélite que podemos ver todas las noches desde las ventanas de nuestras casas y que tantas veces hemos podido ver representada en cuadros, fotografías y sobre todo en la gran pantalla.
En esta obra que aquí tenemos, la luna aparece en la primera parte como un fin el cual parece que no va a llegar jamás. En cambio, en la segunda parte vemos como aparece el satélite con todo su esplendor.
No son ninguna maravilla los efectos especiales, pero tenemos que pensar que estamos hablando de una película del año 1929. Donde los avances de la tecnología no estaban ni por asomo a la orden del día (no como ahora). Pero aun así, esos efectos son más que creíbles. Los despegues y aterrizajes están muy logrados. Al igual que está muy logrado el tema de la ingravidez dentro de la nave espacial.
La luna se presenta en el film como una nueva mina de oro que tan solo el ser humano tiene que ir y servirse uno mismo. Aunque eso no es lo que engancha de la película, es el fin último de ese “viaje”.
Pero después de ver esta película, sales del cine, miras al cielo e inconscientemente la buscas. Buscas la luna, para ver si allí arriba hay algo más que cráteres…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nun Taw
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9 de agosto de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película de ciencia ficción rodada con una base científica (relativamente) sólida, al menos hasta ese tercer acto en el que Lang vira hacia terrenos más afines a la literatura fantástica de Verne o a 'Viaje a la Luna' (1902, George Méliès), con una atmósfera lunar respirable, cuevas misteriosas repletas de pequeños socavones rellenos con líquidos burbujeantes y minas de oro escondidas en pasadizos subterráneos.
Tras ser ridiculizado y condenado al olvido por la comunidad científica a causa de sus teorías sobre la existencia de oro en la Luna, el profesor Georg Manfeldt (Klaus Pohl) es rescatado de la mendicidad por el filántropo millonario Wolf Helius (Willy Fritsch) que le ayudará a financiar su viaje al satélite. Pero justo cuando éste, un matrimonio de ingenieros (Gerda Maurus y Gustav von Wangenheim) y el profesor están a punto de llevar a cabo su proyecto, una élite financiera secreta que controla el mercado del oro tratará de obligarles a trabajar para ellos o renunciar para siempre a la búsqueda.
No conviene ignorar, pese al prisma irreal que impregna una aventura espacial a principios del siglo XX, el sugerente tono oscuro en que se apoya el primer tramo del relato -de nuevo recurriendo al socorrido truco expresionista de las sombras y las manos que acechan en la oscuridad- previo a los preparativos del despegue del cohete, en que el complot por la obtención de los planos para efectuar la gran hazaña cósmica brinda momentos que rozan sin disímulo los caminos de un folletín criminal, practicado por Lang de manera más evidente en sus episodios -anteriores y posteriores- sobre el Dr. Mabuse, 'M, El vampiro de Dusseldorf' y, muchos años después, en sus aportaciones al género negro norteamericano. A ese tono de ambigüedad y misterio también contribuye la eficacia con que Fritz Rasp, como el repelente Der Mann, adopta permanentemente una estoica y amenazante posición de cinismo, abordando a un villano perfecto capaz de inspirar tanta antipatía como lástima. Las circunstancias técnicas de una obra silente de 1927 también empujan a un actor a reforzar su grado de versatilidad, dicho sea de paso.
Con 'Metropolis' y 'M, El Vámpiro de Dusseldorf' me atrevería a afirmar que la producción del realizador entre 1927 y 1931 alberga el periodo más fecundo y relevante de su filmografía alemana. En lo tocante a 'La Mujer en la Luna' (1929, Fritz Lang), además, me cuesta mucho encontrar ejemplos de obras cinematográficas recientes que, acercándose a las 3 horas de duración, proporcionen tan altas dosis de entretenimiento. Claro que tampoco estamos hablando de una película normal, sino de una incontestable obra maestra.
antonio lopez herraiz
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