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El ansia

Terror. Romance Miriam Blaylock colecciona no sólo arte del Renacimiento y colgantes del Antiguo Egipto sino, sobre todo, amantes y almas. Moderna y elegante, Miriam es una vampiro intemporal residente en Manhattan, una mujer bendecida con la belleza y maldecida con su sed de sangre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2023
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Sombra que envuelve nuestros cuerpos, entre sábanas de terciopelo, tenue luz del brillo de la saliva que de repente se mezcla con el de la sangre. Pasión violenta, posesión del cuerpo y del alma, por siempre jamás.
Los cuerpos extasiados, el legado del terror y del ansia continúa...

La esencia de ese sabor que proporciona la eternidad, sangre que quema bajo la penumbra, no podría estar expresado de una manera más profundamente sensual y más trágicamente romántica que en este pequeño clásico de culto del que una inmensa mayoría de idiotas sigue renegando todavía y sin descanso. Consagrado como director de anuncios en la compañía de su hermano, Tony Scott, ya con casi 40 años, se encuentra ante la oferta de Richard Shepherd, y por consejo del colega Alan Parker de poder encargarse de su primer y soñado largometraje, inspirado libremente en una novela en proceso.
En la época en la que el nombre de Louis Whitley Strieber era muy pronunciado, sobre todo tras la adaptación de "The Wolfen", donde se ofrecía un inusual trato sobre la estirpe de los licántropos mucho más espiritual y profunda de lo que se podía predicar aquel entonces. En "The Hunger", por debajo de las grandes dosis de violencia y sexo, versa sobre el incontrolable deseo, el horror de la muerte, la pérdida del amor, incluso el anhelo de la vida eterna desde un punto científico más propio de Crichton. Las fatalidades y ansias del legado vampírico sin tener que mencionar ni una sola vez el término.

En pleno control del arte visual, Scott se la juega y capta nuestra atención desde la primera secuencia. Humo espeso, luces de neón, juventud mimetizada con la oscuridad, cuero, punk, glamour de los bajos fondos, mientras Peter Murphy interpreta (muy convenientemente) el "Bela Lugosi's Dead" de sus BAUHAUS. Atmósfera alucinatoria que sugiere un nuevo entorno para introducir el desfasado concepto del vampirismo; muerte y sexo crudo redondean una de las aperturas más legendarias de la década de los '80, algo entre Luc Besson y Ridley Scott. Pero cuidado, todo esto es un engaño.
De repente el ritmo trepidante, la sangre, los cortes rápidos, cesan, y penetramos en la suntuosa mansión donde viven un contenido David Bowie en la actuación de su vida y una sexy Catherine Deneuve que hechiza al primer vistazo. El guión, para evitar exceso de explicaciones, se libra del tan complejo pasado de la mujer (Miriam) descrito en la novela, dejándola en el misterio; en su lugar el hombre es el protagonista, ese John que, por estar atado a ella en una maldición de cientos de años, sucumbe a un envejecimiento repentino. La muerte se siente a cada segundo en ese ambiente estilizado y de melancólico lirismo, y Bach sonando al violonchelo de fondo.

Susan Sarandon, sensual como nunca la hubiésemos imaginado, es esa científica Sarah en desesperada búsqueda por hallar una cura a la muerte de las células; su novio Tom es irrelevante aquí, al contrario que en el libro. Una vez más no se hace hincapié en el tema, no con la importancia que sí le daba Strieber, y se centra en el sufrimiento de John, arrinconado por la especie humana en una esquina en penumbra, asistiendo de testigo mudo a su propia muerte, que intenta remediar, por desgracia, con la violencia; se producen asesinatos, claro, pero ninguno justificado, pues no conduce a ninguna parte.
Queda claro que Scott no deja lugar a la lógica en esta historia. Lo suyo es la puesta en escena al servicio del arte y la estética en su más genuino concepto, absorber a su público (con las habilidades del director artístico Clinton Cavers, el director de fotografía Stephen Goldblatt y la estilista Milena Canonero) en una atmósfera etérea de sensaciones, estilizada, arañando la pura abstracción. Miriam terminará encarnando una imagen fría y moderna de "La Piedad", sosteniendo a su amante marchitado para preservarlo por siempre jamás. Si el guión se hubiese llevado con más tino, el salto no habría sido tan abrupto...

Pero lo es. Qué gran error deshacerse de Bowie. Él era el protagonista absoluto y de repente Miriam, que se mantenía en un segundo plano, provoca con su magia negra que Sarah tome su lugar; un reemplazo extraño que da pie a una división de trama cuya 2.a parte no resulta tan interesante como la 1.a. Puede que aumente el misterio, que Scott, a la manera inglesa de Adrian Lyne, se adentre en terrenos de "thriller" erótico; hay sensualidad, deseo carnal, deseo de poseer y una amenaza de peligro constante, amén de una de esas escenas de seducción entre mujeres que pasan a la Historia...pero el aura de fatalidad, tristeza y oscuridad han sido enterrados con John.
Queda el ansia, mortal y placentera, de permanecer durante siglos, de perdurar ante la fealdad del Mundo y los seres humanos; el ansia de Miriam es la de una "femme fatale" y la que lleva a Sarah a su corrupción. Por desgracia los productores de MGM, creyéndose más infalibles que los científicos de la película, exigen cambios en el libreto y el final es diferente, sin poética de muerte, sin condena a la desaparición, pensando en que tendrá un lucrativo paso por la taquilla y así poder facturar una secuela, como estaba de moda en aquellos tiempos con todos los títulos de terror.

No se puede decir si el consiguiente fracaso fue un alivio o una lástima ya que "El Ansia" no era igual que esos títulos, era otra cosa, un híbrido de impulso y atracción extraño, aberrante pero delicada imaginería gótica, sensación. Imposible pensar en continuar con ella a base de una saga de explotación mediocre.
Los espíritus quedan vagando entre las cortinas, eternos sin existir, la condena del vampiro, que no se menciona. Por siempre jamás. Scott, por otro lado, no sale contento de la experiencia; las críticas, que son demoledoras, le duelen lo suficiente como para meditar sobre dejar el negocio del cine...
Chris Jiménez
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16 de septiembre de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comenzaré diciendo que el argumento de esta película del sub género vampírico es de lo más típico, porque se utiliza la sed de sangre y las ansias de vida eterna como móvil principal de los dos personajes protagonistas. Pero hasta aquí llegan mis puntos “negativos”.

Disfruté mucho de la peli porque tanto el equipo artístico (director, guionista, reparto) como el técnico (banda sonora, montaje, dirección artística) están acertados y te mantienen atento a la pantalla. Tony Scott no es de mis directores favoritos pero creo que en este caso demuestra pericia con movimientos de cámara bastante sobrios, equilibrados, para que veamos lo que es necesario a cada momento. Y el montaje no es el tan denostado "montaje ochentero videoclipero" (salvo en los primeros minutos), cosa extraña teniendo a David Bowie en el reparto, sino que se ve con fluidez, los planos duran lo que tienen que durar.

Todo el film queda envuelto en un ambiente de sueño-pesadilla lisérgica, pero al mismo tiempo muy relista, muy creíble, como si los vampiros fueran los vecinos de esa casa extraña cercana a la tuya que siempre tiene las cortinas cerradas. Aquí se encuentra la conexión con David Lynch, el director de las historias extrañas y retorcidas de la gente normal de la América profunda, gente a la que puedes conocer de vista, pero que puede transformarse nada más cruzar el umbral de la puerta de entrada de su hogar.
cinéfilo compulsivo
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30 de noviembre de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica ambientación, con glamour y cuidada estética, sin alharacas y sin las exageraciones del cine actual. Una maravilla para los sentidos, y para la reflexión del espectador.
Si Ridley Scott hizo su BLADE RUNNER, su hermano Tony filmó su THE HUNGER, con el mismo punto de mira focalizado en la inmortalidad, en el sentido de la existencia y los porqués de la vida y la muerte.
Sensual Deneuve, maravillosa, plena de vida y de muerte, carnal, deseable hasta el infinito.
Magnífica Sarandon, estupenda como médico, como vampiro, como amante, como seducida e inocente víctima.
Estupendo Bowie, creíble, amante traicionado, ávido por la vida, incontestable en la muerte.
Música inolvidable, con ambientación perfecta para una obra maestra del cine de los ochenta. Quien lo niegue, es porque la envidia le está matando; como una cepa venenosa que se aloja en su interior...
p1471789
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18 de junio de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de vampiros emocionales. Con un reparto más que decente: Catherine Deneuve, David Bowie, Susan Sarandon, y Willem Dafoe, entre otros.
Tony, a diferencia de lo que me pasa con su hermano, que me parece extraordinario cuando está cen trado en lo que debe estar centrado, me parece bueno a ratos. Ridley es bueno casi siempre.
Esta es su primera película, más allá de una cinta muy corta (26 minutos) que dirigió con su hermano ("Uno de los desaparecidos", 1969) y de otra película llamada "Amados recuerdos" (1971).
Una muy joven Susan Sarandon, en una de sus primeras 30 películas de las más de cien que tiene, prácticamente en todos los géneros.
Con un guapísimo David Bowie, en su primera película, o segunda porque ese mismo año intervino en otra muy conocida: Feliz Navidad, Mr. Lawrence, de Hagisa Óshima. Me ha gustado mucho Catherine Deneuve, tan guapísima como siempre, cuando ya era una consagrada actriz. 144 película dice Filmaffinity que ha hecho. También interviene Willem Dafoe, en una de sus primeras cintas.
Envejecimiento, longevidad, vampirismo... los efectos de la falta de sueño en el envejecimiento en el ser humano, y la consideraicón del envejecimiento como una enfermedad de la sangre es el tema de la película. Una vampiresa de edad indefinida pero siempre igual a lo largo de los años infecta a un chico joven y guapo. Este contacta con una investigadora del sueño de un instituto de investigación para que le ayude a no envejecer, pues su deterioro físico es más que evidente. Interesante propuesta, supongo que consolidada por el público, que en aquellos años gustaba de este tipo de temáticas. Además es razonable pensar que fue bien de público porque le permitió abordar otras películas, luego éxito incontestables de público... Sería interesante preguntar cuál de los dos hermanos tuvo más éxito de público, en taquilla y en relación al presupuesto concedido para realizar cada película. A lo mejor nos llevábamos una gran sorpresa.
Él envejece pero ella no, y aquí radica la gracia del asunto. Él le pide qu ele le mate, pero ella no lo hace, no es capaz. Algo de música sicodélica, sonidos más que melodía, primeros planos de la cara de ella, espectacular, como siempre y poco más.
ÁAD
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2 de enero de 2013
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ansia es una rareza vampírica con la que debutaba el irregular Tony Scott. Un insufrible bodrio con aires de película de culto protagonizada por un trío estelar. David Bowie que en aquella época triunfaba como actor (Feliz Navidad Mr. Lawrence) y cantante (Let´s dance), Catherine Deneuve estrella del cine francés y musa de Luis Buñuel y Susan Sarandon. También tienen una aparición fugaz Willem Dafoe y el grupo de rock británico Bauhaus que con su canción "Bela Lugosi is dead" aportan lo mejor a la película. Todo lo demás es una paja mental de tres guionistas empastillados hasta las cejas.
Harold Angel
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