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Sólo el fin del mundo

Drama Tras doce años de ausencia, un joven escritor regresa a su pueblo natal para anunciar a su familia que pronto morirá. Vive entonces un reencuentro con su entorno familiar, una reunión en la que las muestras de cariño son sempiternas discusiones y la manifestación de rencores y reproches. Adaptación de una obra teatral de Jean-Luc Lagarce. (FILMAFFINITY)
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Volver al hogar familiar después de doce años de ausencia no es fácil para Louis (intimista Gaspard Ulliel), el joven dramaturgo protagonista de la última creación del gran artista canadiense Xavier Dolan que con solo 27 años expone historias con la profundidad que da la adultez. El asunto se torna más dificultoso porque las noticias no son buenas: viene a anunciar que morirá pronto.
La madre (atractiva Nathalie Baye) lo espera terminando de pintarse las uñas, preparando canapés que cree le gustan a los chicos como él (homosexuales) y con todo lo que cree es necesario para el evento: la vuelta a casa de su hijo triunfador. También están su pequeña hermana con la que casi no ha tenido contacto (emotivo trabajo de Lea Seydoux), un hermano mayor violento (eficaz presencia del contundente Vincent Cassel) y su cuñada (profunda interpretación de la maravillosa Marion Cotillard).
Nadie fue a buscarlo al aeropuerto y ahora ya ha llegado a casa. El primer paso es el saludo, un beso, un abrazo, una palmada en el hombro. Ha pasado mucho tiempo y es momento de alegría por el reencuentro (aunque sin saber el por qué de la vuelta de Louis) pero también de reclamos, peleas y algunos breves silencios.
Habrá mucho grito, pero poco será lo que puedan decirse: el hogar familiar ha cambiado mucho y el tiempo sin verse los dejó desconocidos. Dolan adaptó esta obra de teatro de Jean-Luc Lagarce y creó un intenso clima de opresión en donde la mayor parte de la trama se desarrolla en la casa familiar, con algún respiro en un travelling y dos o tres flashbacks (con la estética de videoclip y algunos realentados clásicos del realizador) que nos permiten ir descubriendo algo de la historia familiar y de la vida de Louis.
Con una estética y una música muy atinada y un elenco soñado, Dolan logra construir el relato en un in creyendo efectivo y un espacio más que interesante para que el espectador pueda completar la historia y enjuiciar aquello que sólo se ha puesto en escena.
jimrix
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25 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Xavier Dolan nos sorprende con una EMOTIVA historia, un drama cargado de sentimientos, no de sentimentalismo, que es muy distinto. Recoge varias emociones de cada personaje y las pone a bailar al ritmo de una música con el volumen muy muy bajo durante las conversaciones y muy muy alto durante los recuerdos de Louis.

Nada de lo que vemos o escuchamos está forzado, nada llega porque sí, todo gira con armonía, los momentos tristes, los momentos duros, de enfado y algunos de alegría que duran poco para dar lugar a otra escena dramática. Los buenos momentos que viven la familia siempre acaban escondidos bajo la sombra de la desesperación.

Un trabajo excelente el de los 5 actores, que más que una película parece que estén en una obra de teatro, siempre en el mismo escenario, haciendo que estén todos juntos, sin dar tiempo apenas a que se enfríen las situaciones fuertes, y eso es maravilloso. Cómo Suzanne habla con Louis de cosas que no sabe porque no le conoce, cómo Louis intenta ver la agresividad de Antoine, cómo su madre trata de saber a qué ha venido después de tanto tiempo sin verse, y como la esposa de Antoine, Catherine, intenta darle a Louis algo de alegría que no encuentra en los demás miembros de la familia. Imposible quedarse con uno solo, yo si que es verdad que siento una admiración demasiado especial por Léa Seydoux, pero eso no hace que vea a Marion Cotillard o Vicent Cassel como extras de Gaspard Ulliel, todos tienen su momento, todos hablan con Louis y podemos ver los sentimientos a flor de piel de todos.

Solo el fin del mundo no alcanza la perfección, quizás algunos diálogos se me hicieron demasiado largos, o quizás es que no esté acostumbrado a ello. Irónicamente, con diálogos largos, la película se me hizo muy corta, eso no es malo, significa que me entretuvo de principio a fin, pero un poco más de duración me habría encantado. En cualquier caso creo que el mundo se está perdiendo muy buen cine, pero también pienso que mientras nosotros veamos éstas películas y nos gusten es suficiente, no podemos pedir tanto. Cuidado mi Ellen Page, que con ésta peli me acabo de confirmar a mi mismo que Lea Seydoux me encanta, a ver si a este paso te quita el puesto en mi alma...
Filmarius
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26 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He terminado de ver la película para poder hacer la crítica, solo para eso, pero es que esta película es repetitiva, constantemente cuenta lo mismo y además no puedes coger empatía con ninguno de los personajes.

Están todo estupendo, ya que consiguen lo que se supone que pretenden, mostrar una familia desagradable y con la que no creo que pudiese aguantar casi nadie más de una mañana.

El problema es que el guion es repetitivo, cuenta lo mismo una y otra vez. Yo me he aburrido al rato de empezar y he entendido al protagonista nada más empezar la película, no necesitaba tanto tiempo para entenderle.

Ni la cámara ni la fotografía es bonita, tiene una luz blanca y fea y vemos a los actores muchas veces de espada con lo que no les podemos ver.

Si el director no se da cuenta de todo esto, es que la dirección no es buena. No sabe narrar, no sabe componer, eso sí, dirige bien a los actores.

Lo mejor de la película, cuando salen los créditos, es que ya ha terminado.
Andres Camara
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7 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen día, Louis decide terminar con su vida.
Se trata de una decisión aparentemente razonada, que llega antes de tener oportunidad de conocerle, pero es una decisión por la que, irónicamente, ya se le puede conocer.
Es lo que hay, llegó el final, solo queda un tiro y más vale acertar, aunque sea más difícil que nunca poder hacerlo.

'Sólo el Fin del Mundo' no es, paradójicamente, el fin del mundo.
"Sólo" es una cena en familia, "sólo" es un reencuentro entre personas largo tiempo olvidadas, "sólo" es una vuelta a una casa familiar que hace mucho dejó de serlo.
Es el fin del mundo, pero es relativo, el fin de un mundo cotidiano y palpable, mil veces visto y otras tantas contado, que puede darse cualquier noche de cualquier año.

Lo más triste, o quizá lo más nostálgico, es que en ese conjunto de alegre rutina parece haber, a trozos, a pequeños vistazos, claridades de algo a lo que a Louis le habría gustado pertenecer, si las cosas hubieran salido de otra manera: ahí está la tímida Catherine hablando de un hijo al que le ha puesto su nombre, la joven y rebelde Suzanne ya es toda una mujercita que pide el entendimiento de un hermano mayor, su madre Martine no deja de amenizar la comida como solo una madre sabría hacer, y hasta los comentarios su hermano Antoine, ariscos y desafortunados, se echarían de menos si no estuvieran ahí.
Pero no pudo ser, o si se pudo siempre faltó algo que decir, eso mismo que más tarde Louis derrochó en los artículos con los que ganarse la vida y granjearse cierta admiración en la distancia por parte de sus hermanos ("¿escribías postales porque querías que el cartero viera lo que escribías?"). Porque siempre estamos dispuestos a darlo todo a todos, menos a los nuestros.
Louis vuelve al lugar que dejó atrás, y se da cuenta de que nunca llegó a conocerlo, por mucho que un par de postales le dieran la tranquilidad de que seguía existiendo un vínculo con él.

Se hace presente el viejo tópico de "nunca olvides tus raíces" pero, a la vez, se hace patente que es imposible olvidarlas: cómo borrar la tradición de los domingos o las historias de siempre contadas una y otra vez, aunque solo sea porque tenemos la maldita manía de revivirlas cada vez que nos juntamos.
Louis intenta saldar su deuda con el pasado, a la vez que quedarse tranquilo para afrontar su negro futuro, y sin embargo solo consigue rescatar recuerdos desordenados de canciones del ayer que se convierten en dulces y cotidianas intimidades familiares, que no rellenan el hueco de silencio y resentimiento que permanece entre unas personas a las que se sigue sintiendo inexplicablemente conectado.
Me sale la tentación de llamar a todo esto "zulo de mierda" como dice Antoine, pero sería hipócrita negar que todos llevamos esta mierda propia, y que quizás nos pasamos la vida huyendo de ella con éxito, o por el contrario logramos abrazarla para hacer las paces con ella.
Porque la familia es lo que es, pero, a la vez, demasiadas veces, también es mucho más: un refugio al que intentamos volver, aunque esté arrasado y comido por los estragos del tiempo, mientras todos sus miembros intentan mantenerlo a flote a su manera.

Quizá lo mejor sea hacer caso a Antoine (el que menos parece pensar, pero también el que más da qué pensar) y dejarse de historias, ir directos al grano sin rodeos, porque la familia nunca los necesita, y la vida en general tampoco debería necesitarlos: hay ciertas "mierdas" que son lo que son, y por mucho verbo florido que les añadamos o significado que queramos darles, mierdas se van a quedar, y mierdas habrá que quererlas.
Pero también me quiero quedar con el ejemplo de Martine, que como toda buena madre sabe cuándo hacer el tonto y cuándo decir las cosas, exclamando que valen las promesas, las palabras de ánimo y las sinceridades, aunque solo sea porque no vayan al saco de cosas que nunca se han dicho.

Louis, como todo buen observador artístico, pero también como miembro del hogar familiar, intenta conciliar ambas posturas, pero la conclusión final queda en el aire, lista para ser vista según cada cuál.
Puede que nunca se salga de los lazos familiares, e incluso que solo nos aten a nuestros recuerdos. También puede ser que, mirado de lejos, solo haya un barullo de gente intentando entenderse, y fingiendo que tienen que escucharse por alguna tradición que dejó de tener sentido.
Pero no pasa nada, como dice Martine... "saldrá mejor la próxima vez".

Es lo que tienen los fines del mundo.
Que "solo" son tan importantes como queramos que lo sean, o como se ven cuando alejamos lo suficiente la foto familiar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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14 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve a sorprendernos Dolan con otra película un tanto extraña en sus formas. Drama bien realizado y con unas interpretaciones muy buenas en especial las de sus cinco actores principales. Duro debe de ser el regreso a casa después de tantos años y mas cuando tienes que anunciar algo así. La película se hace llevadera, incluso a mi se me ha hecho corta. En definitiva buena historia, buenos diálogos e interpretaciones y bien finalizada, para mi es recomendable.
juanmartin2705
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