Star Trek IV. Misión: salvar la Tierra

Hay que decir que el argumento de esta película es realmente original, y que toda la parte en los ochenta es realmente cómica, muy muy buena.

El nivel de efectos visuales se mantiene, y la historia esta vez poco tiene que ver con el espacio, pero el mezclar a los personajes del futuro en un ¨presente¨ que no entienden, es tan demencial como brillante.
La acción no decae, tiene escenas realmente hilarantes y la parte final está realmente bien. Vale la pena verla.

La única manera de poder aprobar un guión con el grado de delirio que posee esta cuarta parte es ser un fan incondicional de la saga, el cual con tal de ver a sus héroes en pantalla se tolera cualquier variante.
En esta 4 entrega la misión es salvar la Tierra, la clave son las ballenas. Para ello los personajes viajarán al pasado -a San Francisco precisamente- para lograr cumplir con la misión salvífica.
El argumento se torna delirante en determinados pasajes: puede que arranque alguna sonrisa el ver a los personajes de la saga viajando en colectivo, visitando un museo marítimo, diciendo groserías, comiendo en un restaurante, lidiando con un hippie, negociando con empresarios, o el ver a Kirk enamorarse de una ecologista y demás ocurrencias.
Pero la cinta pierde desde la ciencia ficción para centrarse en muchos pasajes como una comedia que indirectamente lanza mensajes pro-ecologistas y críticas hacia el mal comportamiento general de la humanidad la cual se convierte en la responsable de su propia destrucción.
También resulta simpático el choque de tecnologías y de conocimientos entre las civilizaciones del futuro y las de la década del ochenta.
Pero la cinta se torna demasiado larga, cansa también en su pretendida comicidad y apenas logra entusiasmar desde la intensidad de la misión de salvar la Tierra, la cual es más efectiva desde su gracia y jocosidad que desde su grado de magnetismo en lo estrictamente ficticio.
En fin, regular porque en ese cambio de registro de ficción a comedia pierde en su carácter central y llega incluso a ridiculizar a sus personajes.

Prosiguen las aventuras de Kirk, Spock, McCoy, Chejov y el resto de tripulantes del Enterprise. Esta vez se las tienen que ver con un misterioso objeto de origen desconocido (algo así como una réplica en cilindro del monolito de "2001") que desprovee de energía a todo planeta u objeto que entorpezca su paso. ¿Su próxima víctima? La Tierra. ¿Consecuencias? Días sin Sol y catástrofes naturales. ¿Respuesta efectiva ante tal amenaza? Responder con las mismas señales que emite el intruso y que solamente pueden emitir las ballenas, desgraciadamente ya extinguidas en estos tiempos de años y fechas estelares. ¿La solución? ¡El Enterprise con viaje en el tiempo, garantizado en la ida!

Los Klingon, que aquí tienen un papel más mediador y político, desaparecen de escena porque la misión de nuestros amigos es recalar en el siglo XX, cazar una ballena, llevarla de nuevo en "su" presente y asunto arreglado. Curiosa metáfora, si salvas las ballenas hoy, salvarás a los "trekkies" y, a su vez, la paz y la armonía entre raza del Universo, en el mañana.

Nimoy es ecologista de corazón y dirige a sus anchas uno de los capítulos más infantiles pero también abiertos a un público más amplio. Pero de corazón, poco. Sigue como director y tal vez por esto degrada a Kirk de almirante a capitán. Bromas aparte, esta cuarta entrega está sugerida como un "divertimento" aparte y alegrará a todos los públicos.

Cualquiera que lea el título de esta película espera que sea una aventura galáctica, con persecuciones, disparos. naves espaciales y acción, no una misión de rescate de unos animales.

En esta ocasión no han utilizado tantos efectos especiales y la película se hace entretenida precisamente por ofrecer algo diferente en el universo Star Trek, aunque por el título se espere otro tipo de trama. Las actuaciones no son muy destacables, pero sí me han parecido algo mejores que en las anteriores películas. Lo mejor de la película son los toques de humor que las anteriores no tienen, y en el spoiler escribiré las dos cosas que menos me han gustado, a las que hay que añadir que en esta cuarta película de repente Chekov tiene acento ruso en el doblaje español, cuando en las tres anteriores no lo tenía.

Cuarta entrega de la que bauticé entonces como la hermana pobre de "La Guerra de las Galaxias", es decir, "Star Trek", y al parecer una de las más exitosas de la toda la franquicia. Con casi 170 millones de dólares recaudados logró el quinto puesto del mercado norteamericano. Es decir, que estaría a punto de jugar la UEFA, si el ganador de la Copa del Rey ocupara un puesto superior, cuando la UEFA era un torneo serio y no la porquería que han dejado en la actualidad para contentar a los equipos medianos. Sea como fuere, la película tiene un aspecto visual más moderno, de hecho tuvo cuatro nominaciones a los Oscars por aspectos técnicos pero lo más sorprendente de todo es que a los creadores se las va a la olla, con un trama extraña con un viaje en el tiempo a 1986 y un desarrollo que cambia la ciencia ficción en comedia de los 80.

No obstante, "Star Trek IV" resulta simpática porque no tiene excesivas pretensiones y porque por una vez, sustituyen los sesudos diálogos de los personajes por charlas ligeras, autorreferencias culturales y el contraste entre un futuro lejano hipertecnológico del siglo XXIII con la realidad del San Francisco de 1986. Aunque he de decir que hay un momento de terror cuando desde el cuadro de operaciones nos informan no sé qué en... Leningrado. Es decir, que en el año 2286 ¡La Unión Soviética habrá resurgido de sus cenizas!, cambiando de nuevo el nombre de San Petersburgo por Leningrado, la ciudad en honor de Lenin, ese notorio criminal, líder de la Revolución de Octubre de 1917 y padre de la Rusia Soviética. En fin, este episodio ballenero-ecologista no pasará a la historia de la ciencia ficción pero puede entretenernos unas dos horas.