¡Vivir!

¡Qué tiempos aquellos en los que se me ponía la piel de gallina cuando me decidía a ver la última obra de Zhang Yimou! esto no puede acabar bien

Perdido ahora el director en laberínticos asuntos más al estilo occidental, cuánto me agrada contemplar por fin uno de sus clásicos. Y empleo clásico en el sentido más esencial de la palabra, porque Yimou, al igual que a mediados del pasado siglo hicieron los autores japoneses Ozu, MIzoguchi o el primer Naruse, le da de nuevo significado a lo que es y simboliza el clasicismo cinematográfico, ese que nada tiene que ver con el exceso interpretativo o de planificación del Hollywood de los años dorados. Yimou, como ya hiciera en Sorgo Rojo, Ju Dou y de manera clara en La linterna roja, bebe de las fuentes argumentales de Ozu en lo referente a mujeres fuertes y de alguna manera independientes (más mérito tiene el director japonés que ya se dedicaba a dar cera a principio de los años 30 del siglo pasado) y rueda verdaderas tragedias bajo una lluvia torrencial crítica hacia el régimen chino al que tantos quebraderos de cabeza le ha dado, y que le acerca más a los filmes despiadados y desesperanzadores de Mizoguchi, también a nivel narrativo con similitudes evidentes en su crudeza a sus inolvidables Naniwa u O'Haru. El sufrimiento no provoca llanto, sino indignación e impotencia, que es bastante peor (*spoiler).

No puedo dejar de nombrar, o me sentiré culpable el resto de mis días, la maravillosa película Malu Tianshi (1937, Yuan Muzhi), a mi corto entender la mejor película china de la historia (al menos de las que he visto), y que sin duda ha sido referente en la filmografía de Yimou y del resto de realizadores orientales.

Vuelve a tus orígenes Zhang, a no obviar el símbolo de quemar títeres al igual que siempre intentaron destruir tus obras; pero éstas eran demasiado inmensas.

De mi director preferido una película que enriquece el alma, tal vez por momentos es densa pero siempre en cada instante esta película deja una enseñanza inmensa.
Totalmente simple pero conmovedora, y como dice el titulo, se trata de vivir.
Una historia que toma varios giros, donde una familia es destruida por parte del padroe por su arrogancia y desinterés, con una madre ejemplar que nunca pudo dejar de ser esposa y a pesar de los errores de su marido vuelve, y con dos hijos hermosos, que a partir de que la película corre ellos toman importancia.

Bella como todo lo que hace Yimao

Gran historia, bonita y conmovedora, contada a través de la historia de china durante cuatro décadas. Muestra las consecuencias que se pueden dar a lo largo de una vida al tomar unas decisiones u otras y todo lo que conlleva. Drama correctamente realizado con creíbles interpretaciones y una fotografía que no es tan buena como se podia esperar de una película de estos orígenes. Película en conjunto buena, sobre todo por su historia y la forma de contarlo. A pesar de la historia no se posiciona en ningún lado políticamente hablando y eso es de agradecer, además de melodrama tiene algún ligero toque de comedia que suaviza la dura realidad que atraviesan los personajes. En general película agradable de ver y que recomendaría sin dudarlo.

Me siento obligado a poner en tela de juicio el supuesto e indiscutible gran valor de esta película. No dudo en reconocer los valores de la obra del director chino pero creo que de forma un poco incomprensible se ha elevado esta película a nivel de obra maestra, así como otras de Yimou. A decir verdad veo mas valor a otras de sus películas como “La casa de las dagas voladoras” e incluso “Héroe”, ¿Y por que?, pues a pesar de que estas dos películas mas recientes carezcan prácticamente de un guión elaborado o esté sea una mera excusa, me parecen de mucho mas valor artístico gracias a su innovación y su talento visual casi insólito hasta entonces.

Ahora bien, vivir es una buena película marcada por la sencillez, tanto de historia como de diálogos. Bastante realista y bien ambientada, se echan en falta diálogos con sustancia, algo más ágiles y relevantes. La película transcurre sin pena ni gloria intentando transmitir las ganas de vivir ante las adversidades pero no evoca sentimientos intensos, no siento lastima, emoción, rabia o ningún sentimiento fuerte, quizás por lo ajena que me resulta la cultura china o quizás por la falta de expresividad de los actores, falta la energía que nos involucre con los personajes.

No llega a aburrir y me da la sensación que el contexto histórico de la revolución de Mao esta llevada con bastante credibilidad, tal vez esté sea el punto fuerte del film, una pequeña mirada a la transición de la sociedad china, pero simplemente se queda en eso, las penurias de una familia en plena revolucion, nada más.

No deberíamos menospreciar nuestro cine, no es necesario irse hasta China para ver buen cine. Tenemos que quitarnos nuestro complejo de inferioridad y valorar lo que tenemos. Hay miles de películas en España con más que contar que “Vivir” y sin embargo las despreciamos como si no merecieran las más mínima atención. Si nos quitamos la venda de los ojos comprobaremos que muchas películas nos atraen por ser exóticas y pertenecer a otras culturas pero yo estoy dispuesto a romper una lanza a favor de nuestro cine y decir que tenemos muchos mejores películas que por ejemplo ésta y directores con mas talento que Yimou.

Sin ir mas lejos: Buñuel, Berlanga, Almodóvar, Amenábar, Saura, Erice, Medem, Cuerda y así hasta un largo etcétera. Resumiendo, hay ciertas obras que aunque intente ser objetivo me decepcionan, como “Vivir”, que no es una mala película ni mucho menos pero que la puedan considerar como una de las mejores películas de la historia del cine, me parece una grandísima idiotez. Para unos la gloria y para otros el desprecio, así de injusto es el cine

¿Cómo decirlo? No me ha gustado nada. Pero nada de nada. Hago balance y no alcanzo a dilucidar qué cojones me han contado, por lo que la cinta me ha parecido básicamente un coñazo. Mis disculpas. Los motivos son varios y muy personales, como siempre. Y es que al parecer soy el único que nota toda la película a destiempo. Porque lo soy, ¿no? Quiero decir, si no he conectado con ella en ningún momento se debe a tres factores, que son a) unas actuaciones de risa, así como suena, salvo la de la mujer, que algo de intensidad le pone (no puedo empatizar con unos tíos con semejante cara de peleles, sean chinos o guatemaltecos); b) los saltos continuos que da la trama sin aviso ni justificación estética o narrativa más que hacer avanzar la historia, por lo que yo los aprecio torpes, sin más; c) el ya mentado hecho de que todo sea a destiempo. Y me explico:

El inicio ya descoloca muy mucho: el protagonista es un completo idiota. Salto temporal. Toma el relevo entonces una desidia que lo inunda todo y una calma mal entendida que busca, digo yo, la fallida evocación y el lirismo sin poesía, pues no la veo en sus imágenes ni mucho menos en diálogos y acontecimientos. Comienza luego una avalancha de muertos, propios y extraños, y una situación política inestable: no la siento. Sus muertos no hablan ni transmiten desazón o sentimiento; vaya mierda de efectismo. Ya sea en el campo de batalla o en las mismas calles del principio, el tono es siempre indefinible, para mal. Los gestos de esa familia condenada por algún dios porculero distan mucho de conmover o encontrar implicación, al menos por mi parte. Todo sigue igual sin ser lo mismo; nada cambia y es todo distinto. Vivir, lo llaman algunos... Yo lo llamo empanamiento.

En fin, que me ha dejado igual que estaba.

PD. Fotografía y dirección, de tan clásicas, sólo duermen los sentidos.