Haz click aquí para copiar la URL

Los jueves, milagro

Comedia. Fantástico Fontecilla, un pueblo que vivió tiempos de esplendor gracias a la fama de su balneario, sobrevive a duras penas gracias al campo y a un limitadísimo turismo que apenas deja beneficios; ni siquiera el tren para ya en la estación. Don Ramón, el dueño del balneario, harto de su escasa y poco aristocrática clientela, en connivencia con el alcalde, el maestro, el barbero, el dueño del hotel y don José, un acaudalado propietario, urde un ... [+]
<< 1 3 4 5 6 8 >>
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
28 de septiembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
142/17(24/09/14) El quinto largometraje del genial José Luis García Berlanga es una obra de calibrar, pues son dos películas en una, una la que quiso hacer él, o sea la primera mitad, partiendo de su esquema básico de cómo un grupo de perdedores intentan hacer fortuna por medio de la picaresca, y a través de ello Berlanga compone una desoladora estampa de la España de los 50, de la provincias arremetiendo con mordacidad contra la corrupción moral, lo hace por medio de situaciones punzantes, rebosantes de un humor fresco y chispeante, pero a mitad de escritura del guión el productor del film, Ángel Martínez vendió la compañía a una empresa vinculada al Opus Dei, esto sumado a la censura imperante durante el franquismo hizo que el sesgo crítico del relato tuviera que virar y metieron mano, metieron a un sacerdote dominico para reescribir el libreto, el padre Garau (tanta importancia tuvo que Berlanga pidió en vano que se le incluyera en los créditos del film), se anularon escenas y se añadieron otras y se alteraron diálogos en la sala de doblaje, llegando a dirigir secuencias adicionales otro director, Jorge Grau, solo de esta forma dejaron dirigir a Berlanga esta farsa adulterada, derivando en una segunda mitad, con la aparición de Martino/Richard Basehart, en una maniquea moralización sobre jugar con los símbolos religiosos, cercenando con saña los pellizcos que el director suele dar a la sociedad. Resultando además de este desbarajuste un fracaso taquillero.

Fontecilla es un pequeño pueblo de la España profunda, se encuentra en declive, ya ni el tren que antes paraba allí lo hace, antes atrái a gente su balneario de aguas medicinales, pero esto ya apenas tienen clientes. Las fuerzas vivas de la villa, el alcalde Don Antonio (buen Juan Calvo), el maestro Don Salvador (sobreactuado Paolo Stoppa), el terrateniente Don José (grande Pepe Isbert) y el dueño del balneario Don Ramón (buen Alberto Romea), y el farmacéutico Don Evaristo (buen Félix Fernández) planean revitalizar el lugar escenificando falsamente la aparición de un santo, esto prevén atraerá a multitud de peregrinos, deciden que por el gran parecido con uno de ellos, Don José con la figura de San Dimas que está en la Iglesia sea este el que se alumbre. El conejillo de indias para este “Milagro” será un vagabundo que vive en un vagón abandonado de tren, Mauro (buen Manuel Alexandre), lo realizan el jueves alertando de que se volverá a materializar todos los jueves a la noche, a pesar del caos en la escenificación Mauro se lo traga, haciendo que Mauro que poco a poco todo el pueblo este allí los jueves, a pesar de que el párroco Don Fidel (correcto José Luis López Vázques) es reticente a creerlo. Un día aparece en el pueblo un misterioso tipo, Martino (buen Richard Basehart), que parece saber mucho de la conspiración de la aparición santa, haciendo que las fuerzas vivas entren en pánico.

La idea de la historia parte de Berlanga que se inspira en las apariciones marianas en el pueblo de Virgen de las Cuevas en Castellón, escriben el guión el propio realizador valenciano junto a José Luis Colina (“Novio A La Vista” o “Plácido”) para darnos una visión en formato sátira irreverente sobre nuestro país en la dura década de los 50, haciendo chanzas hiriente contra el ardor religioso que mueve masas cual borregos arrastrados por creencias arraigadas en la incultura y la pobreza, expone con cinismo como el fervor religioso lo pueden manejar unos pocos cual maestros de marionetas para manejar cual marionetas a las gentes, ataca la codicia de los poderosos, ataca a la enseñanza de entonces por basarse en el palo y la zanahoria, exhibe una España rural anclada en el pasado más doliente de miserias y dominada por el catolicismo más opresor que les hacia resignarse a su condición. Se burla con ingenio de las Fuerzas Vivas que dominaban los pueblos cuasi-aislados, pivotes del poder central franquista. Esto lo hace Berlanga con una presentación de relato y personajes brillante, con un ritmo fluido, en constante movimiento, con diálogos inteligentes, rebosantes de humor e ironía, con situaciones excelentes en su poder de combinar risas, pulla y acidez, con una coralidad de escenas apabullantes, pues bien, el ritmo se mantiene en su segunda mitad, pero el tono cambia radicalmente con el absurdo giro de argumento, se convierte en un panfleto proreligioso alejado del modo de hacer cine berlanguiano. Es otra cosa que apenas deja atisbar al Berlanga del primer tramo, duele pensar que esta podría haber sido una Obra Maestra que por mor de la hedionda censura se convirtió en un ser mutilado, se ve que es Berlanga en su rostro (la mitad primera) pero no se mueve como él (la segunda), le han cortado las piernas y por ello no llega a meta en condiciones, lo hace arrastrándose con una conclusión chapucera y metida con calzador, una cucharada masticada regurgitada.

La puesta en escena bebe claramente del neorrealismo italiano que tanto ha influenciado a Berlanga, rodada en los exteriores de los zaragozanos pueblos de Alhama de Aragón y Bubierca, siendo muchos lugareños extras en el film. La fotografía de Francisco Sempere (“El Pisito”) en glorioso b/n maximiza esta sensación de autenticidad, con fenomenales planos secuencias de los que gustan de mostrar a Berlanga, con planos corales estupendos donde hay que estar atento a lo que pasa no solo en primer plano si no en segundo, exquisito.

Pepe Isbert impresionante, el defecto es que se le echa en falta más tiempo en pantalla, lo único salvable de la segunda mitad es ver convertido en un altruista filántropo divertidisimoa su personaje. Richard Basehart resulta fuera de lugar, un elemento extraño que aporta un rol que lastra el prometedor relato. Tampoco el italiano Paolo Stoppa dota de realismo a su maestro escolar, demasiado histriónico... (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de mayo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinta película de nuestro genial director García Berlanga. No es con mucho la mejor de los que realizó, comparado con la rodadas en 1951, Esa pareja feliz; ¡Bienvenido Mr. Marshall!! (1953); en 1961, Plácido; o, de 1963, El verdugo. Pero no deja de ser una cinta esperpéntica, con el inequívoco sello berlanguiano y fuerte carga satírica a pesar de la censura, aunque se echa en falta la acidez crítica de su gran colaborador en tareas de guión, Rafael Azcona.

Esta la película pasó por episodios auténticamente sorprendentes y curiosos. Originalmente el inicio de esta obra tuvo su origen cuando Berlanga acudió con su familia a Cuevas de Vinromá, un pueblo de Castellón, a presenciar un supuesto milagro que tenía lugar allí. Cada jueves, la Virgen se aparecía a unos niños. Basado en este hecho nuestro director inventa un pueblo, Fontecilla (modernismo del nombre Fuentecilla), unos señores codiciosos y un santo al que apelar, San Dimas, un santo medio inventado que representa supuestamente al buen ladrón que, según el evangelio de San Lucas murió a la diestra de Jesús crucificado, a quien le prometió el Paraiso..

La cuestión es que Berlanga iba a acabar la película con una escena en que el protagonista Mauro en éxtasis espera inútilmente un milagro de San Dimas que no se iba a producir. Pero hete aquí que cuando ya el guión estaba casi escrito, el productor Ángel Martínez, por dificultades financieras, vende la compañía a una empresa vinculada al Opus Dei, que consideraban el final que Berlanga había pensado, inaceptable. Así, se suprimieron y añadieron escenas, intervino otro director –Jorge Grau Solá- en el rodaje de imágenes adicionales, se introdujeron cambios de diálogo en la mismísima sala de doblaje y el lioso desarrollo del proyecto culminó hace unos años en el descubrimiento por la Filmoteca Nacional de dos versiones distintas.

Luis García Berlanga realiza con estos mimbres “retocados” por la censura, una película propiamente de su estilo, una cinta extravagante en un entorno rural, graciosa y a la vez con dobles y triples lecturas. El guión de esta co-producción italo-española fue reescrito por el propio García Berlanga (y el impuesto por la censura José Luis Colina), con argumento de Berlanga, de manera muy ingeniosa y cargada de ironía, concluyendo en un divertimento de primer orden. Excelente música de Franco Ferrara y meritoria fotografía en blanco y negro de Francisco Sempere.

Se puede decir que este film, de manera cauta y camuflada, se burla de muchas cosas. Se burla del gregarismo a que es inducido el fervor religioso de la gente sencilla y manipulada; de la misma religión, tan presente y activa en la sociedad civil, de su capacidad de influjo; se mofa del modo en que la religión se utiliza como instrumento de poder; de la cultura pícara y oportunista de los ricachones, de su egoísmo; se guasea de la la mirada obtusa de los gobernantes y gente de dinero que no buscan el bienestar del pueblo sino su beneficio particular inmediato. Y nos habla Berlanga de la pobreza intelectual, de los pobres contenidos que se transmiten en la escuela, contenidos absurdos, el recurso al castigo físico; y evidencia la dificultad de comunicación entre personas y grupos sociales, mostrando el machismo y la misoginia reinante manifestada en la exclusión de la mujer de los papeles protagónistas.

El reparto es de lujo para la época, con grandes actores como José Isbert (genial como siempre, como Don José-San Dimas), el norteamericano Richard Basehart (muy correcto como San Dimas), elevado nivel del italiano Paolo Stoppa, Alberto Romea encomiable, Juan Calvo, José Luis López Vázquez (joven y talentoso como el párroco del pueblo), Félix Hernández, Manuel Alexandre (magnífico como Mauro, el tonto), Mariano Ozores (grande), Luisito Varela (que es el conocido actor teatral, de doblaje y TV Don Luís Varela de niño), estupenda Guadalupe Muñoz-Sampedro y Félix Briones.

Este es uno de los casos cinematográficos más evidentes de lo que pudo ser y no fue. Con la temática de las apariciones, tan típica de nuestra sociedad de los cincuenta a los setenta, esta cinta habría podido ser una de las películas más grandes, críticas y lacerantes de Berlanga.

El escandaloso dato sobre esta película es así: aunque se había estrenado por primera vez en 1957 en Italia con el título Arrivederci Dimas, en España se estrenó el 2 de febrero en 1959 en el Cine Capitol de Madrid con el título que ya sabemos: Los jueves, milagro; permaneció diez días en cartel; significó el mayor fracaso en la carrera de Berlanga; la película recaudó sólo 9.075 pesetas (algo menos de 60€); asistieron 236 espectadores. En fin, desde la finalización de esta película, Berlanga tardaría cuatro años en dirigir una la siguiente, cuando realizó Plácido. Así eran las cosas en aquellos entonces.

Pero a pesar de todas estas contingencias, y de que no tuvo éxito en su momento ni el suficiente reconocimiento posterior, o de resultar mermada en su causticidad por la censura de la época en su último tramo, estamos ante una obra cómica muy divertida y de hondo calado social, incluso me atrevo a decir que una obra cumbre.

Poco después un genio de las letras llamado Rafael Azcona se cruzaría en su vida, y entre ambos cambiarían para siempre el cine español con películas como las que he mencionado al principio de esta crítica.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de mayo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar del enorme talento que tenía Luis García Berlanga es como decir que respirar es necesario. Pero en esta ocasión, este prodigioso director demostró que en un país donde se hacía únicamente cine de folklore, era capaz de realizar una película de una gran calidad.
Una película de gran complejidad, ya que hablamos que España era un país bastante religioso en esa época; y tratar el tema de las falsas apariciones con toque de humor es bastante difícil.
Con este maravilloso film uno se adentra en la historia de esa España profunda, que poco a poco va quedándose anclada en el pasado al ver como avanzan las tecnologías y las grandes ciudades dejan los pueblos vacío.
El director nos presenta la historia de un pueblo pequeño en el que ni siquiera el tren para. Un pueblo que sueña con que los turistas vuelvan a sus balnearios. Un pueblo que sueña con ese pasado de esplendor, y que ve un futuro incierto.
Con ese comienzo, se nos presentan unos personajes interpretados de manera genial por sus actores (sobre todo José Isbert), los cuales intentarán salvar a su pueblo de la perdición que se avecina. Para ello se plantea la recreación de la falsa aparición de San Dimas.
La crítica es brutal, y uno tiene que rascar dentro de todas esas escenas cómicas y situaciones surrealistas, para descubrir ese transfondo que nos quiere contar su director.
En fin, gran joya del cine español que por desgracia no se la tiene en tan alta estima por el público como debería. Una película muy recomendable de ver con la que uno se divertirá y reflexionará.
icaro_81
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los jueves, milagro de Luis García Berlanga, es una comedia que satiriza la vida rural a costa de la religión. Dirigida con un ritmo dinámico y enérgico y al modo característico del director, es admirable y asombrosa por llevar a cabo una idea habil de forma intachable y fantástica. Realizada de modo ingenioso y perspicaz, tiene un resultado arrollador y divertido que satisface, no solo a los seguidores del genial director, sino a todos los públicos en general.
La fotografía en blanco y negro, es evocadora a lo rural de la época, con imágenes competentes e idóneas, que están estéticamente trabajadas para transportar al espectador a la época y lugar en cuestión. La música, es simpática y melódica, con sonidos intrigantes y encantadores que son usados con un agrado sugerente que acompaña de manera oportuna el film. Destacando notablemente, un trabajo técnico de movimientos de cámara y planos con gran uso de seguimiento, generales, acercamiento, reconocimiento, avanti, generales y detalle en una dinámica y acertada labor.
Las actuaciones, son genuinas y auténticas. Contando con las brillantes y carismáticas interpretaciones de Pepe Isbert, y excelentes acompañamientos de Richard Basehart, Paolo Stoppa, Alberto Romea, Juan Calvo, José Luis López Vázquez, Félix Fernández, Manuel Alexandre y Mariano Ozores entre otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones elegantes e impecables, bien detallados en una adecuada dirección artística. Contando con unos diálogos dinámicos y espontáneos, que gustan por su ocurrencia, y por ser divertidos y simpáticos.
El guion, escrito por el mismo director junto con José Luis Colina, tiene un emotivo mensaje en su interior, que es una gran mezcla entrañable e hilarante, capaz de calar en el espectador por tener una diversión acertada y sustanciosa en una historia sin desperdicio. Utilizando una narrativa característica y afable del director al principio como es habitual en sus películas, que es simpática y acogedora, creando en el público buenas vibraciones.
En conclusión, la considero una cinta indispensable y esencial en la filmografía de Berlanga, y de la comedia sátira en general, por tener un buen mensaje en su interior, y por calar y entretener con su típico humor, siendo por tanto, una de sus obras más reconocibles. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, música, movimientos de cámara y diálogos, que hacen de Los jueves, milagro, un film notable, ameno y jocoso, de uno de los mejores directores de la historia de España.
Elcinederamon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este verano volví a ver Los jueves, milagro, un clásico del Cine español dirigido por Luis García Berlanga (autor de los inolvidables El verdugo, Plácido o Bienvenido Mr Marshall y protagonizada por muchos de los grandes actores de la época como Pepe Isbert, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre o Mariano Ozores, entre otros.

Lo primero que se me viene a la cabeza a la hora de comentarla es un pensamiento nostálgico. Aquello era Cine de verdad, con guiones bien hilvanados -aunque presupuestos escasos-, contando con actores vocacionales e interpretaciones espectaculares. Luego vendrían los años de la transición (en el Cine español llamados "del destape" por razones obvias) y se perdió la frescura de aquellas cintas que fueron sustituidas por un cine soez, monotemático (mejor dicho, bitemático: República o sexo, teniendo también cabida una conjunción de ambas). No obstante, parece que desde hace unos años esta tendencia ha cambiado y vuelven a apreciarse productos de cierta calidad, lo que permite confiar en que verdaderamente ese sea el futuro...

Hecho este desahogo vamos a la miga, al contenido espiritual del film. Para quien no conozca a Berlanga, es preciso aclarar antes que sus películas en los años de la dictadura intentan ser un reflejo crítico de una sociedad costumbrista, clasista y conservadora. Todo ello realizado desde la sátira y la ironía, para esquivar la censura del periodo franquista. Esta película -y las mencionadas anteriormente- son fiel reflejo de ello. En España se vivía por aquel entonces un nacional-catolicismo que imponía unas normas y costumbres que muchas personas interiorizaban pero que otras vivían como un barniz superficial bajo el que se ocultaban sentimientos no muy acordes con la moral cristiana. Aprovechando esta característica un poco esquizoide, el film puede tener siempre dos lecturas, una la directa (afín al cristianismo, de ahí que los censores la permitieran) y otra subliminal, con un mensaje soterrado de crítica a la institución y a la fe en sí.

El argumento nos presenta varias claves. Las "fuerzas vivas" de un pueblo perdido, Fontecilla (alcalde, maestro, barbero y varios empresarios) deciden inventar un milagro al estilo de Lourdes o Fátima para aprovechar el balneario del pueblo y dar un impulso a la escasa actividad económica en que el pueblo está sumido desde que el tren no pasa por allí. Para ello organizan apariciones de San Dimas (Pepe Isbert) al loco del pueblo y la posterior venta de recuerdos y agua del balneario. Lo que comienza siendo un engaño mal urdido se transforma en un negocio excelente ante la llegada de un extraño personaje y la aparente curación de varias personas del pueblo.

Como toda obra genial, la película fue acogida con desagrado por todos. Fue un fracaso total en la taquilla, con solo 10 días en cartel en Madrid y 236 espectadores. La crítica especializada no se ponía de acuerdo. Los más conservadores se quejaban de las aviesas intenciones que el film deja entrever. Los más progresistas, por el contrario, criticaban a Berlanga por haber realizado una película aparentemente favorable a la fe cristiana y ser cómplice de esa manera de la propaganda franquista. Más de 60 años después, la película sigue viva, fresca como una lechuga y abierta a todo tipo de interpretaciones, lo que la convierte sin duda en una joya del Cine de nuestro país.

Como curiosidad se puede añadir que en 1994 se descubrió en la Cinemateca Real Belga una copia con dos minutos más de duración que la original, con escenas que no fueron censuradas como un milagro durante un partido de fútbol, alusiones a Fátima o cánticos marianos. Los Blue Ray actuales han rescatado esas diferencias que hoy pueden ser visualizadas como se rodaron inicialmente. Entre ellas destacan también la escena inicial, con la voz en off que contextualiza la película (ausente en la obra original) y un final alternativo, en la que la fotografía que se muestra del extraño personaje es una ficha policial, con lo que se deja entrever que es un criminal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaime salado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 6 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow