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Las bicicletas son para el verano

Drama El 18 de julio de 1936, estalla la Guerra Civil. En Madrid, una familia formada por un matrimonio y dos hijos comparte los avatares de la guerra con la criada y los vecinos. El niño de la casa, aunque ha suspendido, quiere que su padre le compre una bicicleta, pero la guerra hará que la compra se aplace indefinidamente. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente adaptación de Jaime Chávarri de una no menos excepcional obra teatral de ese maestro de maestros que fue Fernando Fernán-Gómez, como actor, director y escritor.
Una película bellísima, con muchos de los mejores actores del cine español de entonces y de siempre, con algunas futuras estrellas entonces muy jóvenes (Gabino Diego, Victoria Abril), y un excelente recuerdo de los primeros días de la Guerra Civil y la negrura que trajo, por medio de personajes de lo más entrañables que representan aquella España aún ingenua.
Una película excelente.
Sibila de Delfos
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15 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia familiar cuando todo su mundo se viene abajo, una historia de adolescencia cuando no sólo todo cambia por dentro sino por fuera, velozmente a nuestro alrededor...

Una mirada a la guerra civil desde la perspectiva de una madrileña casa de vecinos de clase media... baja. Cuyos habitantes se enfrentarán a la precariedad, a una escasez para la que no fueron educados... Y entre dificultades, bombardeos, estraperlo y viejas ataduras morales, van saliendo, mal que bien, adelante... Y la familia se une aún más que antes, aun cuando alguna vez discutan por dos cucharadas de lentejas... mondas y lirondas.

Una cinta muy coral, de una obra de Fernando Fernán Gómez, en la que destacan tres actuaciones memorables; la de Agustín González como un responsable, y a la vez desbordado, padre de familia, la de Amparo Soler Lear, una mujer educada para ama de casa que sólo ansía que todo vuelva a ser como antes, y por último la de Aurora Redondo como una socarrona y entrañable anciana... Pero por ello no puedo obviar el buen trabajo que realizan Gabino Diego, Marisa Paredes, Emilio Gutiérrez Caba, Guillermo Marín o Miguel Rellán, sin querer menospreciar al resto del reparto.

Una película hecha de anécdotas; anécdotas graciosas, anécdotas tristes y anécdotas amargas... Que componen un excelente cuadro costumbrista de uno de los periodos más luctuosos de nuestra historia. Pero una obra con cuyos personajes nos identificamos, en los que, aun el paso del tiempo, podemos reconocernos, y a través de ellos, reconocer nuestra vulnerabilidad si debiéramos enfrentar una situación semejante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Plácido Eldel Motocarro
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3 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excesivamente impostada, almibarada, "naif" y, por momentos hasta cómica, se muestra esta película sobre el inicio de la guerra civil española y como ello afectará a la pudiente burguesía madrileña.
Basada en la obra teatral homónima de Fernando Fernán Gómez.
Interesante, se muestra más profunda y contundente que "Las largas vacaciones del 36" de Jaime Camino, primera gran obra sobre los inicios de la guerra civil española y sus consecuencias.
Buena.
Búhofilm
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12 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En MUBI, dentro del ciclo Adaptaciones, ponen ahora esta cinta, adaptación de la obra teatral de Fernando Fernán Gómez, que no he leído ni he visto representar. Decidí verla, porque no la vi en su momento, y según tenía entendido, es una de las mejores cintas sobre la Guerra Civil. Y, la verdad, terminé un poco decepcionado, ya a medianoche…, porque no pude disfrutarla como se merece…me dormí. Como siempre que me pasa esto, me pregunto: ¿me dormí porque soy un gilipollas que siempre se duerme, o bien me dormí porque la peli es un peñazo de cuidado? Normalmente, cuando esto sucede, la culpa se la echo a la película, claro. Bien es cierto que muchas veces es mi culpa, por ver pelis tan tarde, o con sueño atrasado. Pero otras veces, y me temo que es el caso, la culpa fue del cha cha chá, quiero decir, de la peli de marras.

¿Qué es lo que pasa aquí? Claro que el comienzo, cuando salen los créditos iniciales, te engaña, porque parece que será una peli de acción, en donde se verán escenas de guerra, todo muy animado. Pero luego, apenas empieza la peli, resulta que todo es muy teatral, se nota que está basada en una obra de teatro (y encima, no fue FFG el autor del guión). Es decir, que hay buenos diálogos, los actores y actrices son muy buenos, pero poco más. Es cierto que la ambientación está conseguida…, pero es casi toda en interiores. Todo se rodó en Madrid, en interiores y exteriores, como se indica al final de los créditos. Y está muy bien, muy conseguido. Lo malo es que, cuando empieza la guerra (y va para tres años), las escenas ya son todas en interiores, ya sea el bloque o finca de viviendas en donde se desarrolla la acción; o bien en refugios antibélicos, o sitios así cerrados. No me hagáis mucho caso, porque desde la hora y cuarto o así estuve dando cabezadas, pero me da que esta obra, en teatro, estaría mucho mejor. Tres años es mucho tiempo, para contarlo a través de las imágenes, que piden acción, movimientos, espacio, amplitud de miras, perspectiva. Y aquí todo huele a gato encerrado y a berza, por no decir cocido, ¡o lentejas! Esa profundidad de campo está ausente, y uno se acaba durmiendo.

No sé si las bicicletas son para el verano, yo nunca tuve, nunca me compraron una. Y nací en 1972, cuando Franco estaba ya en la recta final. Vaya si duró el invierno. Luego llegó una extraña primavera, el Verano del Exceso, las drogas y toda esa mierda que ya sabemos. Lo que Chávarri nos cuenta, sotto voce incluso, con un impagable Agustín González (y todo el resto del reparto, que ya digo, está magnífico, incluso los más secundarios), es esa resistencia pasiva, digamos, esa lucha por la vida, esa vida digna que se tenía antes, y que pronto fue exterminada por culpa del fascismo nacional. El retrato de esta familia es maravilloso, y toda esa primera parte, cuando aún hay luz, es imborrable. Luego aparecen los bombardeos y, como alguien dice en otra reseña, poco a poco el ambiente se oscurece. Y uno entra al sueño, como al idilio de un paseo con niñas y flores y algún claxon de bicicleta, y hay mujeres hermosas y hay fiesta y teatro, cómicos, y hasta la maravillosa música de Francisco Guerrero. Pero eso al otro lado, en el sueño…
Lukas
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28 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
25/25(27/01/24) Grácil adaptación de la obra teatral homónima de 1977 del polifacético artista Fernando Fernán Gómez, que extrañamente está desvinculado de la adaptación, incluso estuvo en desacuerdo con su tono, que consideraba marcadamente atenuado su ideario anarquista. La he visto con motivo del 40 aniversario del estreno (20/Enero/1984). Excelente obra teatral de Fernando Fernán Gómez. El montaje teatral llegó en 1982, fue un éxito de crítica y público, por lo que la adaptación cinematográfica se hizo, del reparto originario solo se mantiene un Homérico Agustín González como el patriarca, borda su rol con un carisma apoteósico, me recuerda en cierta medida al Atticus Finch de “Matar a un Ruiseñor”, es la voz permanente de la razón, es nuestra brújula moral, sensacionales sus diálogos cargados de sabiduría, tipo mordaz, el que tiene las mejores frases como, "En este país si las cosas van bien se bebe vino y si están mal se bebe más". Como Atticus, a todos nos hubiera gustado tener un padre como Don Luis, sublime, derrochando filosofía de vida como cuando comenta a su mujer sobre el affaire de su hijo con la criada, como cuando habla con su esposa en la cama sobre que su hija quiera ser actriz, como en la reunión familiar paras destapar al roba-lentejas, o por supuesto en la estremecedora escena final, Titánico.

El guion estuvo a cargo de Lola Salvador Maldonado (“El crimen de Cuenca”), optó por cambiar los interiores del original por localizaciones exteriores, convirtiendo así la ciudad de Madrid en un personaje en sus cambiantes exteriores. Decidió sustituir algunos diálogos por escenas metafóricas, como la del juego de la guerra que abre la película. También se suprimieron algunas líneas argumentales secundarias.

Un subgénero el de cómo se viven las grandes guerras en la retaguardia civil que ha dado buenas películas como “La Sra. Miniver” (1942) de William Wyler, la de David Lean “La vida manda” (1944), “Esperanza y Gloria” (1987) de John Boorman. Son las experiencias vividas por Fernán Gómez, nacido en 1921, vivía en Madrid y tenía 14 años cuando comenzó la Guerra Civil, retrata en la obra originaria sus vivencias en la capital española durante estos convulsos tres años. Creando un crisol de historias centrado en el barrio de Chamberí, con núcleo en una familia acomodada, alrededor de ellos hay vecinos, amigos, conocidos, parientes y compañeros de clase, y alrededor de ellos surgen historias donde se mezcla lo mundano del día a día con sus amores, despertares sexuales, amistades, problemas de trabajo, con el trasfondo de las penurias del conflicto que termina maltratando las vivencias diarias a través del hambre, y de la represión política.

Film al que se le agradece no cargue las tintas en ser un panfleto revisionista políticamente, juega al realismo, es contra todas las guerras, sin ser propaganda izquierdista, que es lo fácil en el tiempo de solo 10 años de la muerte del dictador Franco, y siendo producida por RTVE, en aquellos momentos regida por el partido socialista. Es sutil en remarcar que todo es fruto de en qué lado del telón estabas, quien era el dominador absoluto, y aquí estamos en el Este, dominado por los republicanos y la represión era algo normal. No busca culpables, no busca las causas, solo el retrato de unos supervivientes, y lo hace con una fluida mezcla de drama y humor castizo.

Un retrato humanista de una familia y los satélites que se cruzan con ellos. Relato cargado de nostalgia, partiendo de la preguerra, para desembocar en el grueso que es la Guerra vista desde el lado civil, pero elegantemente nunca cae en lo sentimetaloide, nunca vemos muertos, derrumbes, traiciones por delaciones, son personajes todos que transpiran realismo. Exponiendo un edificio de apartamentos como una comunidad que se ayudan en lo que pueden unos a otros con lo que tienen, símbolo de ello es el anís que toman al principio, luego deja de aparecer por no haber. Sutilmente vemos esos márgenes de la lucha con carteles de ‘NO PASARÁN’ colgados orgullosos por las calles madrileñas, y al final como metáfora hay unos niños que juegan con los girones de estos carteles. Siguiendo con la metáfora, la más evidente la titular, la bici como símbolo de la libertad juvenil, la pureza de espíritu, el verano como señal de Felicidad, de ahí las palabras sentenciadoras finales de Don Luis. Se deja caer la persecución eclesiástica por medio de la casera Doña María Luisa, tiene un negocio de iconos cristianos y en una secuencia la vemos destrozando todas las figuras en el patio interior, despertando a los vecinos que observan impactados desde sus ventanas, nadie comenta nada, pero todo se sabe, demostrando síntesis y capacidad de explicación sin tener que dárnoslo todo masticado. También en este sentido hay una gráfica secuencia del sentir polarizados de la población civil, cuando durante un bombardeo oímos las bombas caer cerca y en un refugio la gente se arrodilla frente a una imagen de la Virgen, mientras Luis se mantiene en pie observando frío.

Historia salpicada de momentos que te llegan por su naturalidad, donde las consecuencias de la guerra se entremezclan con lo mundano, como la chispeante escena de cuando las tres amigas (Doña Dolores, Antonia a la que da vida una notable Alicia Hermida y Marcela encarnada por una formidable Aurora Redondo) beben anís alrededor de una mesa camilla, y la anciana Marcela comenta: ‘(me divorcio) Por incompatibilidad de caracteres… Hombre!, a ver si después de cuarenta años de matrimonio no voy a saber yo si nuestros caracteres son incompatibles... o no.’ Y es que el sentido del humor forma parte de la vida, y sale a relucir siempre en las peores de las situaciones, de lo contrario la vida sería demasiado áspera para respirarla. Todo entrelazado con gran sentido dramático.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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