Las bicicletas son para el verano

Muerto Franco se imponía hacer justicia histórica. Así proliferaron las cintas sobre la guerra civil. Pero en este caso no estamos ante una película bélica, sino ante la intrahistoria de unos vecinos de escalera, que van sorteando como pueden los duros avatares de la retaguardia del conflicto. Los temores y esperanzas de la gente común, arrollada por el devenir de los acontecimientos, se expresan sin acritud alguna, destacando, a mi juicio, el gran personaje de Agustín González, al que da gusto oír lo que dice. La lección de comprensión y humanidad que da su personaje es para mí lo más destacado, logrando que, a pesar de la dureza de las situaciones que experimentan los personajes, acabes la película con un buen sabor de boca, dado sobre todo por el mensaje principal: Merece la pena vivir. Hagámoslo.
El gran Fernando Fernán Gómez es el autor de la obra homónima. Algo sabía de ello, ya que vivió ese tiempo con la edad del joven protagonista.

Las bicicletas son para el verano (1984) es sin duda la obra maestra escrita por Fernán Gomez. Una peli que nos habla sobre las miserias de nuestra guerra civil pero contada desde el bando republicano y sobretodo nos cuenta como era la vida en aquella España de la república, como era la vida durante la guerra y como era la vida para aquellos que se aferraron al bando republicano y por supuesto perdieron la guerra como todos sabemos. La peli es una joya porque cuenta con un reparto de lujo como era Agustin Gonzalez, Amparo Soler Leal, Victoria Abril , la gran Marisa Paredes o Aurora Redondo entre otros. Sin duda si hay algo que destacar de esta peli es con la amabilidad y la dignidad que cuentan esta historia tan dura a través de los ojos de una comunidad de vecinos donde cada uno tiene un pensamiento político distinto pero todos conviven en paz y armonía durante aquellos años donde el hambre era el autentico protagonista. Una muy buena peli puntuada por mi con un 10. Me encanta la escena en la que el bando republicano baja por la cuesta de la calle donde viven estos vecinos cantando y todos los vecinos asomados al balcón despidiendo a sus soldados.

Confieso que supe a priori que la película estaba basada en una obra de teatro escrita por Fernán Gómez, aunque no he leído la obra. Nunca sabré si ya estuve condicionado, pero me ha llamado la atención la calidad de los diálogos. Tiene su mérito, también, el saber integrar tan magna creación artística en un metraje cinematográfico.

Esto nos lleva a una serie de moralinas edificantes dignas de ser expuestas en cualquier atrio didáctico que se precie: las guerras que aparecen en cualquier momento, el absurdo motivo de querer una bicicleta, el amor de un tonto, la llamada de la carne a los quince años, el hambre de la cucharada, "apaguen las luces o bajen las persianas", la explicación que destripa la composición de unas rimas inocentes... y así hasta un sin fin de perlas inolvidables.

Para más goce, tenemos para el deleite la actuación de un nunca decepcionante Agustín González. Siempre es un placer verle. Curioso lo que descubrí al curiosear. En estos años se marcharon alguno de los grandes:
2005, Agustín González
2007, Fernán Gómez
2009, López Vázquez
2010, Manuel Aleixandre
2013, Alfredo Landa

Yo, que nací disfrutando de estos mitos, me cuesta creer que, alguna vez, envejecieron o se convirtieron en polvo, porque para mí, siempre es hoy para estos seres inmortales.

Fernando Fernán Gómez, salvando las distancias, fue una especie de Leonardo da Vinci español. Salvando las distancias, digo. Maravilloso actor, excelente director, anarquista sereno y genio sin parangón, es uno de los escritores del panorama internacional con los que se puede reír, reflexionar... y llorar.
LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO, una de las grandes creaciones del grande creador, nos adentra en el Madrid de la Guerra Civil; un Madrid que, en la película, es luminoso antes y triste, tristísimo, después. A cambio, compensando las sombras, las ilusiones truncadas y los recuerdos borrados, el fenomenal Agustín González (quiero estar siempre a tu lado), la fantástica Amparo Soler Leal (quiero a tu lado estar siempre), los sublimes Alicia Hermida y Gabino Diego (quiero estar frente a sus ojos) y la bella bellísima Victoria Abril (quiero estar frente a sus dientes).
Fenomenal, fantástica, sublime y bellísima. No se pudo tratar de una forma más delicada, ni más indulgente, el horror de un abismo que a todos nos ha separado.

Sinceramente, tenía un vago recuerdo de haber visto esta película cuando se estrenó pero ahora me entran dudas si no me habría confundido con Las largas vacaciones del 36 que es de la misma época y cuenta una historia similar. Como sea, es como si la hubiera descubierto ahora y me ha encantado. La transcripción a la pantalla de la obra teatral homónima del enorme Fernando Fernán Gómez, basada en sus propias vivencias adolescentes, constituye un entrañable retablo de esa Madrid provinciana e inocente que aprendió de la peor manera que los malos tiempos no estaban sino empezando con el final de la contienda. Con buen pulso narrativo Chavarri muestra los conflictos de esas familias, vecinas de un edificio madrileño, intentando sobrevivir al conflicto del que son actores y victimas involuntarias. Excelentes actuaciones de Amparo Soler Leal, Agustín González y unos jovencísimos Gabino Diego y Victoria Abril.