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Henry: Retrato de un asesino

Thriller. Terror Henry Lee Lucas tuvo una infancia muy desgraciada y acabó en la cárcel por acuchillar a su madre. Una vez en libertad, se convierte en un asesino que escoge a sus víctimas al azar y cada vez utiliza un método distinto con el fin de no ser descubierto. Otis, un tipo que conoció en prisión, es su cómplice. Un día llega Becky, la hermana de Otis, y se queda a vivir con ellos. Pronto entre ella y Henry surge un sentimiento mutuo de ... [+]
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Críticas 54
Críticas ordenadas por utilidad
6 de noviembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es malsana, perversa, agobiante, fría e inhumana como la mente de Henry. Su visión nos provoca repulsión y fascinación, como si fuera un abismo. Nos permite asomarnos o al menos así nos parece a la psiquis de un psicópata, que parece un ser humano, pero es algo más elemental, una fuerza arcaica y brutal que no conoce límites ni normas, porque parece que no logra entenderlos. Todo esto filmado con gran naturalidad, sin subrayados como si nada fuera.
rubi
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29 de diciembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que descubrí esta película leyendo Historias del Kronen, (a propósito, la famosa escena del puente no consta en la novela) donde se citaba la fascinación del protagonista (consumada al final del libro) por Henry, el psicópata y por sus actos homicidas. Desde entonces el film cobró un aura y un embelesamiento debido también a su aparente semi-clandestinidad y a su semi-descatalogación, a causa de su explicitud máxima. Un caso parejo al de Holocausto caníbal; todo ello creaba una intensa y perentoria necesidad de presenciar la película. Entonces no existían las redes p2p, ni siquiera internet, la verdad es que de hecho aún no existía el DVD; visto en retrospectiva da la impresión de que uno se encontraba poco menos que como el primate de 2001 antes de lanzar el fémur al firmamento, en los albores de la civilización. Como a la mayoría de los deseos, a estos les sucedió lo peor que les podían haber sucedido: que se consumaron. Terminé viendo Holocausto caníbal, una infamia, un engaño, un bodrio; y Henry, mucho más lograda e impactante, a pesar de transmitir la lamentable sensación de estar rodada como un largometraje de serie B.

Cada actor tiene un personaje, de entre la retahíla de actuaciones, con el que son identificados tras lustros y penurias. Tom Hanks siempre será Forrest Gump, Al Pacino Michael Corleone y Michael Rooker, aunque de menor presencia cinematográfica, siempre será rememorado como Henry, aún cuando aparezca esquivando coches de carreras en Días de trueno, en Mallrats o de defensor del sueño sureño en Arde Mississippi.
McKnight
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17 de diciembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
247/16(14/12/16) Atractiva y aterradora ópera prima del realizador John McNaughton, de hecho el mejor trabajo de su irregular filmografía, obra de culto de muy bajo presupuesto sirve cruda radiografía de la psicopatía, de un realismo y crudeza atroz, tanto es así que tuvo muchos problemas con la censura. Terror psicológico guionizado por el propio director con Richard Fire, se sigue a un asesino en serie errante que mata por azar, sin más motivo que su sociopatía, recreado con un sentido veraz desgarrador, ambientación muy conseguida en su feísmo, decadencia, negrura, oscuridad, haciendo sentirse al espectador incomodo e inquieto, sustentado en gran medida en la escalofriante actuación del protagonista Michael Rooker. Después de estrenarse con éxito atrajo la controversia, fue calificada "X" por la MPAA , aumentando su reputación de polémica, posteriormente reeditada para una versión limitada en 1990 no clasificada para mayores. Se rodó en 16 mm en menos de un mes con un presupuesto de $ 110.000. Debido a su bajo presupuesto, McNaughton no dudó en utilizar a familiares y amigos. Ganó el gran premio del festival fantástico y de terror de Sitges. Los personajes de Henry y Otis se basan libremente en la vida real los asesinos en serie Henry Lee Lucas y Ottis Toole.

Cinta impactante por la frialdad con que se muestran las muertes, por la sordidez, por la ataraxia de su protagonista, incapaz de sentir empatía por nadie, mata como medio de romper la monotonía, de desestresarse, de combatir su frigidez sexual, embarcado en especie de código retorcido (amoral) de “o ellos o nosotros”. El director intenta humanizar a la “Bestia”, lo muestra en su vida doméstica, relacionándose con un amigo y una chica, mezclándolo con sus escapadas de depredador, provoca turbación en el espectador, que ve en este sádico a un tipo de apariencia normal, educado en su comportamiento rutinario, lo hace más espeluznante, nos hace pensar que cualquiera puede ser un asesino despiadado, y más aún al ver el modo aleatorio en que elige a sus víctimas. Ello mostrado con un tono seco y adusto, de una intensidad que te cala, que diálogos vibrantes, muy descriptivos en su sutilidad del protagonista, exponiendo con vigor estremecedor el comportamiento asentimental de un asesino, de un punzamiento penetrante en el público. Su bajo presupuesto es aprovechado para dar un realismo cuasi-de documental, provocando un clima malsano que recorre cada fotograma, donde la violencia está latente todo el tiempo, en lo que es un enfoque minimalista, intimista, sin alardes visuales, de intentar entrar en la perturbada mente de un psicópata. Sabiendo el director filmar con solidez los tramos intimistas para crear cercanía con los personajes, ello compuesto de modo sibilino cuando la cámara ejecuta suaves zooms sobre los protagonistas, para acentuar la sensación de proximidad, de situarnos con ellos, provocándonos desasoiego.


McNaughton demuestra sutilidad e ingenio al no mostrarnos al principio los actos de violencia de Henry, esta se produce fuera de campo, ejemplo el macabro inicio en el que vemos un encadenado de atroces muertes, en medio de escenarios domésticos, alternado con un Henry flemático tranquilo, tras sus crímenes, provocando una sensación trémula de rutina en este enfermo, para cuando aparece por primera vez el asesinato en cámara ser neurálgico, zozobrante. Escalofriante el recurso de la videocámara, primero para grabar sus “hazañas”, ello en una escena con claras influencias a “La naranja Mecánica” en el allanamiento de la casa de la familia, haciéndonos sentir en plan subjetivo más cerca de la descarnizada acción, y luego para regodearse viendo la filmación en tele una y otra vez.

El realizador proyecta un mundo sórdido, sombrío, lúgubre, desolador, lleno de personajes tristes, donde no parece haber lugar para el bien, donde campan a sus anchas asesinatos, violaciones, incestos, robos, descuartizamientos, donde las fuerzas de la ley ni están ni se les esperan, donde la muerte te puede esperar cuando prestas ayuda a alguien, donde la piedad y empatía natural de las personas es su peor debilidad ante depredadores humanos. Donde mejor se despliega la controvertida personalidad del protagonista es en su “tierna” relación con Becky, sus conversaciones delatan su carácter voluble, como él inventa sobre la marcha, él le abre su corazón contándole su tétrico pasado con su madre, pasado que le ha marcado, como parece sentir algo por ella, como ella lo acaricia y él lo rechaza (denotándose los traumas que le hacen disfuncional), y en como él intenta al final protegerla del mal, parece que ha encontrado un sentido a su vida, se podrá reformar la bestia? O la bestia está arraigada sin modo de extirparla? La relación de Henry con Otis es manejada para que a través de cómo inocula el primero en el segundo los efectos “desestresantes” de asesinar, cual es el código modus operandi (así lo denomina él, es latín, le espeta al paleto Otis), incluso esta asociación se maneja para dar una cierta ética buena a la Bestia, pues Henry al lado del paleto Otis, parece un tipo bondadoso, un caballero salvador de mujeres desvalidas (¿?).

Michael Rooker hace una actuación extraordinaria, su faz rígida, lacónico, sin dejar traslucir sentimientos, con pose despreocupada, nada le afecta, su encarnación es brutal, como emite nula empatía, como husmea a sus víctimas, primero educadamente y luego sádicamente, fascinante.
Tom Towles está brillante con su rol de redneck, de paleto primario, de aspecto desaliñado, un hillbilly que encuentra en el modo de vida de Henry un sentido a su mezquina vida, no parece esté actuando la simbiosis con el personaje es pavorosa, un tipo repulsivo de sonrisa horrenda, extraordinario. Tracy Arnold como la cándida chica, enamoradiza e ingenua, muy patética actuación, como busca el amor en monstruo sin saberlo, una perdedora hasta el final, conmovedora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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3 de diciembre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno tras otro todos van cayendo, algo que no es nuevo en el cine, a estas alturas ya estaba todo inventado. ¿Qué es lo novedoso?; ¿qué es lo que la hace diferente, o mejor que otras?; lo bueno aquí es que las motivaciones de Henry son desconocidas, lo bueno es que él mata porque sí, prácticamente por instinto, como el que sale a pasear, como quien respira, como si fuera una necesidad corporal a la vez que no parece importarle mucho hacerlo. Su distanciamiento absoluto respecto a la compasión no lo hace distinto al resto de asesinos en serie que se han visto por la pantalla, Henry es uno entre tantos desde este punto de vista. Es un tipo en apariencia normal, eso si da miedo, Henry es un asesino campechano.

Sin embargo la película genera un mal rollo que crece y crece, hay un momento en el que Henry confiesa que su anarquía a la hora de matar, la ausencia de método y de móvil, es lo que hace que no le pille la policía. Un día raja, otro día estrangula y el siguiente muere a balazos. Así, sin patrón y moviéndose de aquí para allí, es invisible para cualquier agente de la ley. Y precisamente eso, la ausencia de una investigación, de alguien que se dedique a buscarlo, es lo que echo más de menos. Entiendo que una película tan limitada de presupuesto no se pudiera permitir la aparición de un estamento policial burlado por las actividades de Henry, y es una lástima, estaría bien conocer la cara de un inspector que no entiende nada.

Henry da miedo porque puede ser real, un día paras el coche al lado de otro averiado, o paseas a tu perro, o eres asaltado en tu casa... Y se acabó porque el azar te puso delante de un malnacido como él. Da mal rollo, es una película que demuestra lo peligroso que es este planeta. Cualquier día puedes ser tú. Mal rollo...
Luisito
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6 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demoledora película basada en la historia real de un asesino en serie marcado por una infancia traumática. La película rezuma una estética bizarra a medio camino entre el porno de los 80 y la serie b. A pesar de varias escenas de casquería barata, la verdadera fuerza de esta película reside en la aparente cotidianeidad de los hechos que relata, lo que provoca una inquietante sensación de indefensión en el espectador.
COKE
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