Henry: Retrato de un asesino

Un duro rodaje, con la búsqueda de financiación y un proyecto por los que poco confiaban se acabó convirtiendo en toda una película de culto que incluso hoy en día, en perspectivas de los que aman el “realismo sucio” heredado de sublimes literatos como Raymond Carver o Charles Bukowski pregonarían como el respirar de una realidad apabullante día a día.. . ¿Cómo son las calles de esas pestilentes cloacas de la América suburbana en que se agazapan sigilosos asesinas como Henry? ¿En que el crimen atroz te llama a la puerta de casa con intención de fumigar o venderte seguros para el hogar? ¿En que si necesitas un arma solo tienes que llamar por teléfono y pedir una? ¿O con una sonrisa de respuesta a la camarera que sirve café aguado?

Ese oscuro universo realista queda plasmado en el film de Naughton (director de las estimables “La Chica del Gángster” (1992) y “A Normal Life” (1996)) como carta de navegación adecuada para una cinta extraña, obviamente entregada al mal rollo y con la carta de presentación de por aquel entonces desconocido Michael Rooker (relegado a secundario pero inolvidable con su cara de malo) que se convierte de la noche al día en lo que es un asesino en serie que trabaja a tiempo parcial, que se pasea (con los recurrentes chillidos en off de sus asesinatos previos a las secuencias de los lugares donde ha perpetrado sus macabros actos).

Plasmando momentos de ficción con realidad (la relación de Henry con otro asesino llamado Otis (interpretado por el también maloliente Tom Towles) aquí es turbadora aunque en la vida real parece que practicaban sexo entre ellos para “aliviar tensiones” como diría Torrente-Segura, y otra persona que se cuela en sus vidas, Becky (Tracy Arnold) una chica que ha dejado el pueblo, un marido borracho en prisión y que quiere hacer una nueva vida ignorando las actividades de su hermano Otis, dejado llevar por la rabia maníaca de Henry, un asesino marcado por su rostro. Como el frío objetivo de la cámara golpea en cada secuencia un film turbio, realista, que no deja paso al thriller, ni al terror, sino al horror mundano, posible e irrespetuoso. Y los pocos medios ayudan a crear obras así.

Absurda, burda, insultante, estúpida...que es de la única manera que se le puede calificar a esto!!!. Primero la película muestra a un Henry asesino como tambíen podrían haber dicho que era un repartidor de helados, mata pues por que si, no muestra ningún tipo de motivo ni una historia o algo que le obligue a hacerlo... nada (que te sientes mal colega, pues no pasa nada vámonos a dar una vuelta y matamos a tiros al primero que veamos y además en un sitio donde pasan coches). Y luego el tío acaba matando al cabrón de su amigo psicópata por una tía que es más fea que pegar a un padre!!!, deprimente....
Los actores resultan totalmente aburridos e insípidos al más puro estilo sábados por la tarde en antena 3 (no me extraña que ninguno llegase a nada), luego el director (con grandes joyas a sus espaldas), dirige la película con absoluta rudeza y save dotarla de un intriga y emoción comparable con ver a tu padre pasearse en calzoncillos.
Leí en esta página una crítica que decía que Henry si que daba miedo y no el Annibal Lecter del genial Anthony Hopkins...me parece que confundes a actores mediocres con los grandes y el miedo con la pena.
En conclusión una pérdida de tiempo y un retrato que no es ni un simple esbozo

Recoge los demoledores y truculentos crímenes que cometieron la pareja de asesinos en serie más tristemente célebre de América, la formada por Henry Lee Lucas y Ottis Toole.
Rodada con bajo presupuesto, exprime al máximo sus posibilidades, para presentar una obra oscura, truculenta, fría, distante, impactante y aterradora, que pretende retratar el perfil de un psicópata.
Recrea con frialdad los asesinatos y se olvida de adornar la historia con ningún tipo de artificio, ofreciendo una visión clara y retorcidamente contundente de los atroces crímenes que llegaron a cometer.
Obra de matices sobrios, con una ambientación y dirección sórdida, brusca y conscientemente seca, que comete el error de limitarse a ofrecer secuencias e imágenes morbosas, olvidándose de generar un argumento sólido.
Se limita a recrear los asesinatos, pero entre ellos no existe un nexo de unión que mantenga el interés por el desarrollo de la historia, que acaba por resultar inconexa.
Cae en una descripción sencilla de unos personajes, que a priori podrían haberse desarrollado con mayor hincapié, evitando caer en las típicas justificaciones, que se apoya en los malos tratos y abusos sexuales vividos en la infancia.
Lo más destacable sin duda la interpretación fría y seca que ofrece Michael Rooker, para encarnar a un personaje que tiene la capacidad de matar sin ofrecer un atisbo de culpabilidad, con la misma facilidad de quien va a comprar unas cervezas.
Se limita a ofrecer un retrato superficial del asesino Henry Lucas, con una imagen casi documental que genera una atmósfera áspera, que conduce a los infiernos de la maldad, pero que resulta únicamente resulta morbosa, vacua e inconexa.

Es lo que tiene ver una película de culto a través de los ojos de un inculto (servidor).

Lo que más se ha aplaudido de la película es el personaje principal. Que es cierto decir que Rooker cumple pero en general las actuaciones son de película de Antena3 el fin de semana después de comer.
Luego dicen que es muy realista. Me fascina ver como la gente que ha escrito una crítica de esta obra son todos expertos criminólogos, psicólogos e incluso algún dermatólogo. Más si tenemos en cuenta que se cuenta de forma tan simple que se puede resumir en "mata porque está muy loco eh". Eso si que es un perfil elaborado y no el de Falete.
Mato, hablo, cerveza, hablo, mato, cerveza, hablo, cerveza, mato. Esto pero sin las comas muestra un elaborado guión.

En algo más de hora y cuarto apenas ocurre nada interesante y se hace eterno llegar a ese final que supongo dejó a muchos en shock. A mí también me ocurrió al ver el reloj tras la tortura y ver que me daba tiempo de sacar al perro y ducharme ya que solo habían pasado unos 80 minutos.

Como conjunto ha envejecido extremadamente mal y solo incultos como yo cometemos la locura de marcar a Henry como una película tan aburrida como sobre valorada y olvidable.

El Sr. Scorsese dijo de esta película que era una de las mejores operas primas que había visto (imagino que dijo esto nada más verla), coincido con él.
La película narra la historia de Henry Lee Lucas y Ottis Toole dos asesinos en serie que actuaron por bastantes estados de Norteamerica durante varios años, en cuanto a los hechos reales es dificil saber cómo es de exacta la película ya que sobretodo Henry llegó a confesar más de 200 asesinatos por lo que ni el mismo sabía que fué verdad y qué no, pero si puedo decir que la elección (física) de los 2 es incorrecta Ottis era muy fuerte y Henry más bien pequeño y le faltaba un ojo (párpado izquierdo caído).
Quitando esto a mí la película me parece la mejor sobre serial killers, es brutal esa forma de enseñar los asesinatos, la música, la atmósfera, la muy buena interpretación del protagonista (que le valió la fama), con poco dinero se hizo una gran película.