Es verdad que tiene mucho más de típica película de suspenso británica y muy poco de cine negro, lo cual no está mal, nada mal. La violencia no se ve, la relación entre los personajes es sutil, no hace falta decir mucho y tiene una fuerte carga sexual pero marcada entre líneas. Pero lo sumamente recomendable es la actuación extraordinaria de Robert Montgomery, infantil, sádico, burlón, psicótico,misterioso. Su nominación al Oscar fue realmente merecida. La Russell perfecta como siempre y Dame May Whitty está que se sale en su papel de viejecilla tiránica que cree haber encontrado en el "encantador" Dany su asistente perfecto, la felicidad de su vejez. Ja.

Epstein es verdaderamente uno de los grandes. Ver Coeur Fidele es casi lamentarse de que haya desaparecido el cine mudo. Con una luz solar radiante y unos exteriores en el puerto de Marsella de composición cuidada y casi hiperrealista que tienen la nostalgia de lejanos países por los que suspiramos, nos deja atravesados por la belleza de sus primeros planos. La belleza felina de Gina Manes que parece nacida para la exploración de la cámara y el estudio de la subjetividad de todos los personales a través de la reposada inspección de sus rostros es única en la historia del cine. Las famosas imágenes del tiovivo que inspiraron filmes posteriores están maravillosamente logradas, nos sumen en la misma confusión que a la protagonista. Es imprescindible verla. Epstein fue un genio.Sólo un 10 la califica.

Realmente me sorprende la alta puntuación a este film de Aristarain. El cine se supone que es algo más que una catarata de palabras, ya que que los argentinos hablamos mucho -otro lugar común-. La contraposición entre la entereza ideológica del personaje de Luppi y la vida frívola y hueca de su hijo "vendido" al sueño capitalista es tan básica, tan de manual, y tan infantil...se soslayan todas las variables políticas, económicas e históricas de procesos tan complejos como las crisis recurrentes de países gobernados a los tumbos. No puede faltar el "guiño" a la "épica" Revolución cubana donde el socialismo es una realidad, de acuerdo a la trasnochada opinión de una joven ignorante. Luppi, como siempre haciendo de sí mismo...es un actor que tiene un solo registro. Muy buenos en cambio la siempre excelente Mercedes Sampietro y Carlos Santamaría.

El arca rusa. Que increíble, asombrosa, enigmática, humana, preciosista película! Para mí fue una experiencia única, Sokurov vino a traernos a los cinéfilos una estética nueva, una nueva forma de contar historias. Sus películas me han conmocionado -la joya intimista y sobria que es Madre e Hijo, la revelación de lo banal en la vida de hombres poderosísimos: Moloch y El sol- y por fin esta Arca Rusa donde nos convertimos en testigos de siglos de historia. Transitamos por pasillos oscuros para presenciar furtivamente escenas casi adivinadas -Pedro el Grande asesinando a su hijo-, vemos correr por la galería a las hijas del último Zar como bellas ninfas, se abre una puerta y vemos una sala polvorienta donde alguien fabrica ataúdes para los soldados muertos en la Segunda Guerra, nos sorprende la presencia de Catalina de Rusia, vemos el esplendor irreal de la Corte en la recepción de un embajador extranjero, admiramos obras maravillosas (¡esa Danae de Rembrandt!)y por fin bailamos, bailamos la maravillosa música de Glinka, antes de desaparecer para siempre en la niebla de la historia. Sólo un 10 la califica.

Pocas veces el cine ha logrado captar como en este filme la fragilidad, banalidad e intrascendencia de la existencia. No pasa nada, como en la vida, pero las lágrimas brotan, lastimosas y tenés un nudo en la garganta. Así la ví yo, con un nudo en la garganta, testigo de como esta película maravillosa nos transmite la angustia del tiempo, la soledad que no es la simple soledad en una ciudad ajena sino en un universo ajeno, que no es más que un sueño, sueño del que atrapamos fragmentos, espejismos, reflejos, deseos imposibles y destellos de felicidad, atisbos del paraíso perdido. En mi humilde opinión es simplemente una película metafísica, que nos habla en un susurro de lo inexplicable de la existencia. Murray y Johansson están perfectos, su relación es puro amor, sin por qué y sin destino, un tibio encuentro entre un hombre y una mujer, entre un padre y una hija.