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Perder la razón

Drama Un generoso médico lleva a Bélgica a un joven marroquí, a quien educa como si fuera su hijo. Cuando el joven se enamora y decide fundar una familia, su esposa se encuentra encerrada en un clima afectivo irrespirable que tendrá un desarrollo insidioso. Con la llegada de los hijos, la pareja se hace cada vez más dependiente del médico. El altruismo sin límites del doctor se convierte en poder. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2014
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Una nueva vuelta de tuerca a una circunstancia cada vez más usada a la hora de exponer un drama social y familiar.

Perder la razón, no es más que otra cinta con una trama algo ya machacada y que en este caso Joachim ha podido distribuir un poco màs en Europa. La cinta arranca de una forma lenta y desigual, con continuos saltos en el tiempo que no dejan focalizar bien en lo que se quiere centrar, con algún momento y detalles que poco a poco se hilarán, pero sin crear muchas expectativas. Su tramo màs contundente, es el final con el que nos muestra un final previsible pero intenso, que deja al descubierto el verdadero drama hilado desde el inicio,

Sus personajes, son en general poco creíbles con un padre que aparece y desaparece sin muchas explicaciones, dejando que seamos nosotros mismos quienes cavilemos muchas de las situaciones y respuestas que deberían responder. Por otro lado esta el " abuelo" que tampoco convence demasiado, ya que, por el no pasa el tiempo despúes que haya en la película varios saltos y ni siquiera se la haya caído un pelo màs. Y por último tenemos a la madre, y es en ella donde radica el todo o la nada, con una actuación que va de menos a màs, y que gracias a ella el visionado de la cinta merece la pena.

Como conclusión se puede decir que te trata de una película dirigida a personas que sientan más empatía, hacia estos tipos de dramas familiares, ya que sin lugar a dudas si verán absorbidos desde casi el inicio.
fauno21
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3 de mayo de 2018
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Este largometraje del director belga Joachim Lafosse, tras su obra Propiedad privada (2006), está basada en un caso real de la crónica negra ocurrido en Nivelles, una ciudad belga del Brabante valón, la Bélgica profunda, en febrero de 2007. En su momento, el entorno familiar que rodeaba a la protagonista de esta trágica historia, se mostró en contra del film por parecerle tendencioso. Y no hay duda de que Lafosse se introduce en un mundo oscuro, para encontrar una explicación dudosa a lo en principio inexplicable.

El director Joachim Lafosse hace una película inquietante y extremadamente dramática, ejecutando sin embargo el desenlace de una manera tan sutil y a la vez tan cruda, que quien vea esta cinta no olvidará fácilmente lo que sus ojos ven. Aunque desde mi modo de ver, la obra podría interpretarse como tendenciosa o que extrae conclusiones sociales y antropológicas un tanto precipitadas.

El guión lo escriben Thomas Bidegain, Matthieu Reynaert y propio Lafosse, como decía basado en acontecimientos reales. El libreto está muy bien llevado y sabe trasladar al espectador el clima asfixiante que se vive en ese extraño hogar donde conviven diferentes edades, distintas culturas y diversidad de religiones.

La música de Adriano Giardina acompaña la trama y tiene una excelente fotografía de Jean-François Hensgens.

El cuadro actoral lo preside sin duda una excelente Émilie Dequenne que está soberbia en el papel de esposa en decadencia personal. Tahar Rahim cumple medianamente con el rol de marido. Y Niels Arestrup construye de manera excelente el rol de padre posesivo: gran actuación del veterano actor francés.

Lafosse declaró que quiso recrear "temas como la feminidad, el poder, el dinero, la falta de autonomía y la tragedia que surge del altruismo cuando esconde una relación perversa, pues el infierno está empedrado de buenas intenciones". Y verdaderamente lo consigue, de manera que sin estridencias ni lugares comunes, compone una sobrecogedora sinfonía sobre los infinitos recovecos del alma humana y el afán de dominio.

Me deja pensando esta cinta en el sentido de que al narrar sucesos reales con tintes dramáticos y ángulos insondables del espíritu humano, más allá de los valores del film, creo conveniente decir que no se pueden sugerir e incluso apuntar causas meridianas para conductas patológicas, sobre todo cuando no hay más prueba que la especulación y el discurso “psi” o antropológico-cultural, etc.

Film interesante con conclusiones veladas y probablemente desacertadas. Película seca y sobria, lo cual juega en su favor, pero de forma deliberada hurta información y presupone argumentos incomprobables
Kikivall
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4 de mayo de 2022
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El belga Joachim Lafosse pertenece a esa raza de realizadores, casi todos europeos, que disfrutan fabricando películas incómodas, dolorosas, con frecuencia incluso desagradables y tóxicas. 'Perder la razón' no llega a tanto, pero sí es incómoda, con personajes algo estereotipados comportándose de forma muy cruel, hasta un terrible final narrado de forma un tanto torpe. Inmensa Émilie Dequenne, como siempre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ojka
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1 de diciembre de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás el tema básico de la película pueda llevar equívocamente a la conclusión de que es intrascendente hasta su desenlace final.
Yo creo que no. Posee para mí una fuerza narrativa dentro de la lentitud del "aquí no pasa nada" aparente que sube en intensidad a medida que se desarrolla el metraje.
Uno ya percibe, ya avanzada la proyección, de que algo no está bien. Algo no está funcionando en esa pareja idílica del comienzo que decide compartir su vida matrimonial con un tercero, una especie de mecenas que les va a ir resolviendo todos los problemas materiales hasta que aparece lo que no puede variarse ni con todo el dinero del mundo: el hastío, la rutina, el sacrificio personal y todo lo que puede implicar, para muchas personas, llevar adelante su matrimonio en la vida real.
En esta espera de que algo ocurra, el espectador puede gozar (y lo remarco para los que priorizan el despeño actoral) de tres interpretaciones principales de lujo: Émilie Dequenne, una sonriente, linda y tierna novia que cualquiera desearía haber tenido y que va paulatinamente y sin tropiezos hacia un cambio de personalidad sorprendente, afectada por el enorme peso de la vida cotidiana; Tahar Rahim, un presunto "carilindo" que te demuestra con creces no ser un Ben Affleck, con una expresión facial poco frecuente en la generalidad de actores que no pueden superar con talento su estigmatización y encasillamiento de galanes (deténganse, por ejemplo, en su reacción ante el anuncio del cuarto hijo de su mujer) y un talentoso Niels Arestrup, cara conocida del cine francés, al que ya que está de más elogiar porque lo dice todo con su sola presencia.
El director Lafosse conduce todo con acabada solvencia, para darnos un producto que llama a ser visto más de una vez, luego de que uno se reponga del tocante final donde genialmente contrasta una situación límite y de sugerido horror con la inocencia de un dibujo animado de una televisión encendida. Creo que merece, en mi criterio, la nota que he elegido.
AQUILANO
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17 de septiembre de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perder la razón es un puñetazo. Un drama sumamente trágico de los que ya no se hacen, de los que duelen como la vida misma.
Joachim Lafosse, partiendo de una historia de amor interracial aparentemente normal, nos presenta cómo un romance de cuento de hadas puede convertirse en una pesadilla cuando la familia ejerce sobre la pareja una tremenda y asfixiante presión emocional. Hay algo de traumático en todo lo que sucede en pantalla desde el comienzo, acentuado en secuencias esclarecedoras como la de la vista al hospital del matrimonio con su primera hija, que nos indican claramente que se está mascando la tragedia en la cabeza de Murielle y también de la familia entera. La película estalla en intensidad en pequeños momentos que componen un fresco fascinante y agobiante, que es precisamente lo que busca, incomodar al espectador porque, ¡oye!, quizás nuestras vidas tampoco son tan diferentes de las de estos personajes...
Pero nada, napa puede hacer sombra al recital de Émilie Dequenne. La actriz, mayúscula de principio a fin, ofrece uno de los más desgarradores, emotivos, patéticos y terribles retratos de la maternidad nunca vistos en una pantalla de cine, con una rotundidad dramática poderosísima pero nada exagerada que mueve a las lágrimas al espectador sin ningún esfuerzo. Dequenne consigue dar vida a esta mujer al límite, Murielle, sin juzgarla y, lo que es más importante, sin que los espectadores puedan juzgarla. No parece la misma persona al inicio de la película que al final, y con eso ya queda todo dicho.
Es sin duda lo mejor de un drama casi sobresaliente

Lo mejor: Emilie Dequenne, estratosférica, y la angustia emocional que transmite el guión de forma magistral.
Lo peor: Podría haber sido más corta y más dinámica en el ritmo y no hubiera pasado nada.
Sibila de Delfos
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