Atrapa a un ladrón

Sí, tiene a Hitchcock, a Grant y a Kelly. También tiene una hermosa fotografía de los pictóricos paisajes de la riviera francesa. Y tiene, como de costumbre en las producciones americanas del maestro británico a esas alturas de su carrera, todos los recursos a su mano para conseguir lo que él necesitase a nivel técnico. Y, pese a todo, no consigue ser siquiera entretenida.

Atrapa a un ladrón es de esas películas que dan coraje porque no aprovechan el tener todos los ingredientes para ser una magnífica pieza de su género. Los actores hacen lo que pueden y Hitchcock rueda tan bien como siempre, con un uso creativo de la cámara, buscando la sofisticación visual desde la elección de planos hasta el diseño de producción, en definitiva, con la misma elegancia y gusto exquisito de siempre.

Pero el guión es malo porque la trama no funciona ya que no está bien estructurada (amen de ser muy previsible), pasan los minutos sin dar la sensación de que ocurra nada que le importe al espectador, y esto hablando de una película de suspense es grave, y vergonzoso si esa peli de suspense la filma un tipo obsesionado con experimentar nuevas formas de producir reacciones en el espectador. Es rara una peli de Hitchcock que deje frío, pero este es el caso. En fin, una pena.

Pues tanto obra menor, obra menor, y ahí tiene más de un siete de nota media. A golpe de apellido y renombre se puede conseguir cualquier cosa. En este caso, el apellido es Hitchcock, quien ya puede hacer un tostón de película, que seguirá ganando adeptos. Ay, ladrón.

Grace Kelly es bella, elegantísima e irrepetible, aún cincuenta años después de su aparición en pantalla. Y a Cary Grant en serio que no le veo tan mayor, cosas peores se han visto. Él mantiene el tipo a pesar de los cincuenta, la piel bronceada le sienta de maravilla y la clase que desprende es algo que se ha perdido por completo en el firmamento hollywoodiense. Es un placer verles.

Sin embargo, ver la película es ya otra cosa. Que película más mala, de verdad. Ya otros han dicho sabiamente que no tiene guión, pero es que tampoco tiene diálogos, ni un mínimo de coherencia; ni siquiera un poco de ritmo, de chispa, de encanto, a pesar del envidiable paisaje en la que se desarrolla. De hecho, esos dobles sentidos sexuales que se comentan, no los he visto por ningún lado. Además, sigo sin enterarme del papel de la policía en todo este enredo, cuyo comportamiento es inaudito; aquí más que nunca hay que exclamar con tonito sarcástico: ¡que bien hacen su trabajo las fuerzas del orden!

Lo dicho, un tostón ridículo que pasa completamente desapercibido y se olvida con asombrosa rapidez.

¿Tú no te darías una vueltecita en un Sunbeam Alpine de la serie I, el estilizado descapotable de la persecución? ¿No pasarías unos días en la Costa Azul, en una villa modernista, alimentándote bien, sintetizando torrentes de vitamina D bajo el cálido sol del Mediterráneo y esa luz que le da vida a todo?

¿Acaso no acariciarías el afeitado rostro de Cary Grant, y besarías su mejilla para aspirar con delectación el aroma de Floyd Massage? ¿Es posible que no se te descolgara la barbilla, y perdieras cualquier aspiración de control sobre tu laxo maxilar, si apareciera ante ti Grace Kelly con un “palabra de honor” y te iluminara con su sonrisa?

Pues déjate de si es o no es una obra menor de Hitchcock y dale al play, que de lo que he dicho, ya no hay.

208/15(20/09/12) Trabajo menor del gran Alfred Hitchcock, un insustancial thriller romántico que solo se sostiene por el tremendo encanto de su pareja protagonista Grace Kelly y Cary Grant, incluso el orondo realizador ingles la definió en una entrevista como <un film de vacaciones>, o sea que su extraordinario ingenio se tomó un descanso en la Costa Azul, para regalarnos postales turísticas de la zona, el argumento es el mayor de los McGuffin que Hitch ha perpetrado, todo un bluff superficial, previsible, tramposa, con más agujeros que un queso gruyere. John Robie (galán Cary Grant) reside apaciblemente en una casita rural de la Costa Azul, antes de la WWII era un experto ladrón de guante blanco, conocido como ‘El Gato’, con la contienda se unió a la resistencia gala y con sus hazañas expió sus fechorías, ahora hay una serie de robos de joyas con su mismo modus operandi por lo que las sospechas recaen sobre él, viéndose obligado a atrapar al imitador mientras la policía le pisa los talones, en medio de sus pesquisas se le cruza en el camino Francie Stevens (bellísima Grace Kelly), hija de una acaudalada mujer. Vuelve el director a explorar sus lugares favoritos, en este caso ‘El Falso Culpable’ perseguido y acosado que debe demostrar su inocencia, y por supuesto la dulce y hermosa rubia a su lado como elemento fetichista, pero esto lo hace con frialdad, sin implicarse, sin poner el alma, no hay profundidad, unos personajes mal dibujados, un guión trilero pues que Robie escoja al azar una posible víctima del caco y acierte es de traca. Esto sobre el papel da para una prometedora película pero el resultado no pudo ser más fatuo, un guión muy débil, una simplona historia de amor sin el menor rigor, todo me queda forzado, nada creíble, el juego que establecen entre los dos por momentos atenta a la inteligencia y se escapa de la menor razón, transmitiendo cero emoción, en el apartado de intriga y suspense todo es previsible y ramplón, coronado con un final absurdo. No es que sea mala es que es de un Genio y se espera mucho más, nos queda un ameno entretenimiento escapista sin más anhelo que trasladarnos a un mundo idealizado, curiosamente con todas sus taras fue la más taquillera de HuItchcock hasta la fecha. (Continua en spoiler sin)

Película bastante chula cuyo mayor acierto es la estética glamurosa y sofisticada de unos personajes residentes en la Côte d'Azur. Conforman, así pues, una interesante y variopinta colección de individuos de la jet set marcándose muy bien sus distintas personalidades así como anhelos y deseos.

El único punto flaco de importancia que le veo es el montaje y solo en tres o cuatro escenas.

No es la mejor película de Hitchcock, pero es muy entretenida, interesante y agradable de ver.

PD: Parece que tras ver esta película, el entonces príncipe Rainiero III de Mónaco, se quedó prendado de Grace Kelly, quien más tarde se convertiría en su esposa.