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Cuerno de cabra

Drama Bulgaria, siglo XVII, tierra dominada por los turcos. Una joven pareja que vive en un pequeño pueblo cerca de las montañas tiene una hija de corta edad. Un día el padre, que es pastor, sube a las montañas con su rebaño, mientras que la tragedia se abate sobre su familia: un grupo de turcos entra en su cabaña y violan y matan a su mujer en presencia de su pequeña hija. El padre, desolado, lleva a su hija a las montañas y la educa como si ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
13 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvaje, brutal, indomable, pura, atemporal.
También tierna, fraternal, expresiva y sorprendente.
Se me acaban los adjetivos para describir 'Cuerno de cabra'. Y cualquier sinópsis sobra para definirla; no es necesaria.

Una auténtica joya del cine, que como ya ha comentado algún compañero anteriormente, se aleja del cine erudito para llevarnos a los más primario y original de nuestra existencia: la supervivencia, el instinto, la venganza y la eterna dicotomía humana entre protección y destrucción.

¡No dejen de verla!
brais_gp
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12 de noviembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trama se desarrolla en la Bulgaria del siglo XVII, un momento en la Historia búlgara dominada por el Imperio Otomano, cuando los turcos musulmanes tenían sojuzgado el país y sumido éste en la tiniebla. Aún hoy Bulgaria se hace eco de aquella historia con animadversión meridiana hacia los turcos, según comprobé de primera mano en una visita al país hace años. La historia de esta película cuenta que tras la marcha de Karabian, un pastor joven, a la montaña a cuidar del ganado, unos hombres turcos entraron en la casa donde yacían su esposa y su pequeña hija Maria, violando y matando a la mujer mientras la hija lloraba aterrorizada. Cuando el hombre retorna a toda prisa avisado de la tragedia, prende fuego a la casa con la esposa dentro y se lleva con él a la pequeña.

Se trata de una cinta cruda y brutal. El relato de un hombre que se debate entre el amor a su hija y el temor a que le ocurra alguna tropelía a manos de los hombres. Además, Karabian, motivado por los tremendos sucesos que le han ocurrido se convierte en un personaje cruel, que a veces trata desalmadamente a su pequeña, como cuando delante de sus ojos mata al cabrito blanco favorito de la niña. Y así transcurre la cinta, con un pastor cegado por el ansia de venganza, lleno de ira y de dolor.

Aislada la niña de todo contacto humano su padre la intentará transformar en una especia de hombrecito pues, como le repite en diversas ocasiones: “Este no es un mundo para mujeres”. La entrenará con gran rigor en las lides de la lucha cuerpo a cuerpo. Su padre no quiere que a su hija la violenten. Pero también anhela que se vengue de los violadores y asesinos de la madre. El instrumento que empleará será un cuerno de cabra y junto al cadáver de cada hombre muerto por la mano de ambos, en el lugar quedará como testigo mudo ese ‘cuerno de cabra’, de ahí el título de la obra.

En el reparto destacan dos protagonistas principales: Katya Paskaleva y Anton Gorchev. La Paskaleva interpreta tanto a la madre como a la hija superviviente del drama, luego crecida y joven luchadora; Paskaleva hace un gran trabajo como actriz dotando a su personaje Maria de toda la tristeza, angustia y rencor posibles; la ya fallecida actriz búlgara acertó a entender su papel de mujer joven marcada por el destino, la sinrazón y la locura, asumiendo dramáticamente los rasgos del personaje. Muy buena la actuación de Anton Gorchev en el rol del padre, el rudo, exigente y resentido Karabian.

Vuelta a ver esta película con el transcurrir del tiempo, no me cabe duda de que es una película intensa, dirigida con un gran sentido del ritmo por Metodi Andonov.

También incorpora aspectos psicológicos propiamente de género, merced a un curioso guión de Nikolai Haitov, libreto amén de trepidante, de pocas palabras. La cuestión es que la protagonista, niña primero, luego mujer, es ferozmente entrenada por su padre como si de un chico se tratara; la prepara para la lucha y para matar, y sus ropajes y sus mañas son masculinas. Sin embargo, en el transcurrir del relato observamos que se van produciendo cambios en su carácter y su temperamento, cuando vive el contacto con un hombre. Es el descubrimiento de su femineidad, que ella es sobre todo una mujer. Karaivan no puede evitar que los naturales instintos femeninos afloren en momentos clave de la vida de su hija. Esto será lo que lleve a los protagonistas a un final de hondo e intenso dramatismo.

A pesar de que apenas tiene banda sonora, sí se pueden escuchar unos bonitos cánticos a cargo de cristalinas voces femeninas, que transmiten cierto sentimiento de aridez y pesimismo, música a cargo de Mariya Neykova.

Resulta aventurado recomendar esta película, sobre todo a almas cándidas o corazones sensibles. Menos aún es una película para pasar ningún buen rato. Al contrario, más bien traslada sentimientos de desazón y angustia. La obra es un cúmulo de amargura, nihilismo y páramo. O sea, tatúa sin anestesia los rasgos más extremos y feroces de la naturaleza del hombre. De lo cual resulta una despiadada experiencia para el espectador que se adentre en este cuerno que, más que de cabra, parece del diablo.

Relato de venganza con rasgos shakesperianos, bella estética e interpretaciones destacadas. El amante al cine no debe perdérsela.
Kikivall
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30 de abril de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
138/35(29/04/22) Film a reivindicar, proveniente de un país tan poco dado a dar películas loables como es Bulgaria. Una cinta de culto dirigida hace medio siglo (14/02/1972) por Metodi Andonov, adaptando un guión de Nikolai Haitov, en un relato ambientado en la Bulgaria del siglo XVII (durante la ocupación del imperio otomano de Bulgaria), donde la esposa (Katya Paskaleva) de Karaivan (Anton Gorchev) es violada y asesinada por cuatro amos feudales otomanos locales. Entonces Karaivan huye a las montañas con su hijita pequeña (de mayor interpretada también por Katya Paskaleva) a la que educa durante 10 años como a un chico (“Este no es un mundo para mujeres”, le dice el apdre; y le corta el cabello y la viste como hombre) para luego comenzar una espiral de venganza contra los responsables del vil crimen. Convirtiéndose en un estudio sugestivo sobre lo tóxico de la venganza como deux machine, emitiendo desesperanza, opresión, amargura, nihilismo, ello potenciado por su ingeniosa ambientación en medio de la naturaleza tallando a los personajes en su atavismo.

Todo esto desarrollado con apenas diálogos, siendo maravillosa la carta de amor al poder incisivo-dramático de las imágenes, gracias a la buena labor en la cámara en glorioso b/n de Dimo Kolarov, tanto que sus pocas conversaciones y frases podrían fácilmente quedarse fuera y la película sería totalmente entendible, ello también gracias al poder del sonido, la naturaleza con sus vientos, el agua de los ríos y cascadas, los cencerros, los secos golpes en los cuerpos, las llamas del fuego redentor, etc. Obra de escasos medios que son aprovechados de forma exquisita en pos de provocar emociones en el espectador, un retrato bonito del costumbrismo en estas montañas. Manejando los simbolismos de forma notable, ya desde ese cuerno de cabra como arma de muerte, conectando al ser humano con los instintos básicos ancestrales.

Siendo ensalzable como el director desarrolla el personaje de Maria, verdadero epicentro de la historia, de una niña feliz en el ‘Paraíso’ de su hogar familiar, el giro con la entrada del mal en su hogar, luego tenemos la educación que le da el padre, centrada en hacer de ella una máquina de matar fría, donde no aniden en ella más sentimiento (sensacional el tramo en que Maria da cariño a una oveja y a continuación su padre la degüella, devastadora alegoría de cómo este quiere anular los sentimientos de amor de ella) que el asesinar. Esto lo hace Andonov regando muchas secuencias de las dudas humanas que anidan en esta joven (esto claro desde que no es capaz de matar al primero de los objetivos, y es el padre con rabia el que lo hace, recriminándoselo), sus dilemas internos, y como su yo femenino (que el padre quiso extirpar), termina emergiendo, sus deseos carnales (inherentes a todo ser), salen a flote y con ello desembocamos en el trémulo rush final, de ribetes shakesperianos.

Un análisis clásico de cómo el círculo vicioso de la violencia solo termina acarreando más violencia, envenenando a los ‘vengadores’. Donde incluso se pueden llegar a ver implicaciones religiosas, con elementos como ese ‘Edén’ que es al principio la granja de Karaivan, donde vemos una bucólica estampa de la familia durmiendo cómodamente en una cama, con el esposo, mujer e hijita, levantándose felizmente una mañana, la mujer preparando las cosas a su esposo, él tratando con cariño a su niñita antes de marcharse al trabajo, trabajo nada menos que de pastor de ovejas, de claras resonancias bíblicas. Para a renglón seguido entrar la Serpiente del Mal en el ‘Edén’ para destrozarlo, y con ello entrar el ‘Pecado Original’ de la venganza en escena. Estos tintes religiosos se pueden atisbar en el ‘bautismo de fuego’ de la muerte para la joven se da durante un carnaval de disfraces, una fiesta pagana para dar comienzo la travesía de asesinatos.

Historia de cómo el odio y la ira son el motor de vida de un hombre, capaz de ‘inocular’ esto de modo brutal en su hijita, donde el amor de padre se difumina en pos de convertirte en manipulador para anular la personalidad de esta y que sea lo que tu quieres y no lo que ella guste. Esto lo encarna Anton Gorchev de forma arrolladora en sus vigorosos ententes con su hija, como la trata de modo marcial, sin atender a lo que ella siente, la veja, humilla, maltrata, todo para hacerla una ataráxica, el actor imprime una energía y electricidad tremenda a su rol; Katya Paskaleva como Maria es la que tiene la labor más complicada, al tener el arco de desarrollo, la que sufre cambios, la que duda, la que hierra, la que tiene sentimientos, la joven que no puede mostrar emocione con su padre, y eso la actriz lo encarna con gran intensidad, sabiendo mostrar toda una gama de sentimientos (rabia, desorientación, ira, amor, dolor, angustia, y por último resignación al sacrificio) en su muy expresivo rostro, como lo es el crucial encuentro con ese pastor con el que siente los picores y con ello aflora la mujer que lleva dentro, muy buena.

Cabe preguntarse (siendo pejigueras), como sabía Karaivan los que violaron y asesinaron a su esposa. Y si lo sabía por qué la niña (fuera de plano) se lo dijo (no sé cómo), porque esperar 10 años para vengarse, si tanta Ira llevaba ardiéndole dentro no tiene sentido espere una década. Lo normal es que quiera matarlos lo antes posible y no querer que sea la hija dos lustros después quien lo haga, no tiene mucho sentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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18 de noviembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver esta pelicula. Ante todo me ha sorprendido su sencillez. Historia sencilla sin muchos recovecos. Me ha gustado mucho el estilo impresionista de muchas escenas de interior (quizás por estar rodada en B/N) y el estilo realista de muchas escenas de exteriores recordando al Pasolini de Medea, Edipo, etc....
Interpretes muy adecuados que realizan una buena interpretación.
Sin embargo considero un tanto fallida el uso de la naturaleza como elemento que remarca la evolución de la protagonista. En resumen, pelicula más que interesante, sencillamente rodada y cuyos escasísimos diálogos le confieren una tensión muy adecuada a la trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pluma iberica
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24 de agosto de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inmediatamente después del visionado de "Cuerno de cabra" uno queda perplejo y fascinado de la belleza, la sencillez, la crudeza y la profunda honestidad con la que se filmó. Es una de esas obras que quedan en el recuerdo porque ya sabes que lo que has visto es una obra artística de un profundo calado intelectual, poético y moral.

Una joven pareja y su hija de unos 6-7 años viven en paz y armonía en una casa idílica situada en una zona montañosa. En el momento en el que se desarrolla la obra, Siglo XVII, la zona está dominada por los turcos. Estos, a base de saqueos, violaciones y matanzas campan a sus anchas por la región. Cuando el marido, que es pastor, sale con su rebaño a la montaña, su mujer e hija quedan solas en el hogar. Al final del quehacer diario y dispuesta a descansar junto a su hija, la mujer es sorprendida por un grupo de turcos que entran a la casa. Dentro, la violan y la asfixian ante la presencia de la hija, completamente abatida y desconsolada.

A partir de este argumento, la historia gira en torno a la venganza, aunque en el fondo esta es solo un pretexto para contar un drama trágico sobre cómo un hombre desesperado movido por la ira y la frustración intenta convertir a su hija en alguien que no es. Una educación que gira en torno a la violencia, la falta de empatía o la ausencia de afecto y amor y que convertirá a Maria en una persona infeliz.
Así que la historia, aunque con la venganza como telón de fondo, tiene como temas principales el amor (que todo lo redime) y la relación entre el padre y la hija, que aunque tiene momentos divertidos e incluso tiernos, es tortuosa e incluso cruel, debido a la obsesión y fijación del padre, que se convierte en un auténtico verdugo.

Me han dejado absolutamente maravillado la forma en que está rodada, con unos planos absolutamente magistrales (spoiler), el realismo de la historia (la película apenas tiene banda sonora), la bellísima fotografía en blanco y negro, y sobre todo, las impresionantes actuaciones de los dos protagonistas.

Por cierto, la película me recuerda mucho al Bergman del Manantial de la doncella (la historia se le parece al principio) y también al mejor Parajanov, por su retrato costumbrista en la segunda parte de la obra.

Grandísima película. No se la pierdan
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Raul
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