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Un buen partido

Romance. Comedia Después de haber alcanzado en Europa un gran éxito profesional y mediático George Dryer (Gerard Butler), un apuesto ex-jugador de fútbol venido a menos, viaja a los Estados Unidos con la intención de reconciliarse con su ex-mujer (Jessica Biel) y con su hijo, que viven en Virginia. Al tener que empezar de cero, sin trabajo y con poco que hacer, George decide entrenar al equipo infantil en el que juega el chico, para disfrute de las madres del colegio. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
11 de julio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como si jugando al fútbol entraran a partirte las piernas, «Un buen partido» va a por la roja directa. Ni mi apuesto Gerard Butler puede curar el golpe en plena espinilla con todos los tacos que supone esta historia romántica, digamos, sobre un ex jugador de fútbol a quien le acosan las mujeres. Básicamente.

Vale, en honor a la verdad debo decir que también hay una trama sobre compromiso en la paternidad más visto que el tebeo y de ascenso en el trabajo repetidas tropecientas veces. Todos sabemos cómo va a acabar la historia aun antes de empezar. El papel de Catherine Zeta-Jones lo intuimos desde que conocemos el reparto, con quién va a ser feliz y comer perdiz el protagonista lo adivinamos en el primer minuto de metraje, su recorrido vital podemos explicarlo punto por punto al minuto siguiente... Ahora que lo estoy pensando: ¿por qué puñetas he visto la película?

De haber cambiado de canal, podría haberme ahorrado la indignación que he sentido ante el insulto y maltrato al que someten al género femenino. Mujer, ¿no te sientes denigrada viendo este retrato chapucero, servil, débil, sumiso y estúpido de nuestro bello sexo? Pues yo sí. Una es la ex esposa devota y perfecta que, claro, llegará un momento en que tendrá que agachar la cabeza y aguantar; la otra la mujer cornuda y florero que calladita está mejor; la de aquí la histérica que, visto el desenlace, parece que cualquier hombre le sirve; y la de más allá la leona acosadora en un matrimonio plagado de infidelidades. Todas muy sonrientes, ¿eh?, orgullosas de su condición de felpudo para que el macho se limpie los zapatos emporcados en ellas y luego las aparten de un puntapié. Pero sin dejar de sonreír, que en eso consiste la liberación femenina: en sonreír siempre, porque sonriendo es como si no te hicieran la faena que te están haciendo ni te estuvieran tratando como el objeto sin valor de usar y tirar que eres.

Por lo menos Gerard Burtler presume de pelazo y feeling sexual, lo que siempre es un aliciente para ver cualquier película. El resto disgusta.
Kaori
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12 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el tren veo "Un buen partido", una película que el director Gabriele Muccino, deja que se le vaya de las manos y se convierta en una simple comedia de enredo entre un antiguo jugador de fútbol profesional -eterno Peter Pan- metido a entrenador de niños/as y unas cuantas madres maduritas. Gerard Butler, a pesar de que se compromete con el personaje, está perdiendo su imagen de actor respetable que remontó con "300" y "Coriolanus"; Jessica Biel nos regala una actuación plana acompañada de un pésimo vestuario; Uma Thurman, sobreactúa; Catherine Zeta-Jones, aunque irreconocible por los retoques, está correcta; Dennis Quaid sigue jovial pero abusa de la cara de amargado y Judy Greer compone una interpretación creíble, en esta fábula sobre estar en el momento adecuado en el lugar apropiado. Guión previsible en esta película simple, insensible y nada interesante.
amaya pujana levy
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6 de julio de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nefasta comedia romántica masculina y la dulzonería de Gabriele Muccino se dan la mano para un drama romántico, más que comedia, pues no tiene ni un solo gag, que aunque malo, transmite una filosofía progresista terrible. Y digo bien "progresista" y no sólo por la caricatura al que se supone que es el personaje representativo del conservadurismo republicano de los Estados Unidos, Carl (Dennis Quaid). Al final, lo que Muccino defiende es el amor a la pasta, convertir a las mujeres en bobas tragasables y el vil utilitarismo. Es decir, no hago X no porque esté mal sino porque no voy a logar Z/Y.

El caso es que Muccino dibuja una nueva jerarquía humana, que si hemos visto ya en otras ocasiones, el italiano la expone de forma integral. En la cúspide, el niño, semidios al que todos tienen que mimar y complacer. Luego que nadie se extrañe que salgan tiranos cuando su padre le enseña "Haz lo que te haga sentir bien", o que cuando le falla, le hace un regalo. A continuación, el hombre triunfador, que es el que tienen dinero y se acuesta con el máximo mujeres posibles. En tercer lugar, el hombre corriente, que si le hace la pelota al otro, también puede conseguir hembras, además de dólares.

Y llegamos a la parte baja, formada como no por las mujeres, primero por las "decentes", aquellas que obtienen cierto respeto masculino a cambio de tragar con todos los desmanes e infidelidades de su "hombre" (ella lo perdona aunque que crea que ha tenido un aventura, que al final, por cobardía de Muccino, no tiene. Es más, siempre lo ha querido). Por último, la hez de la sociedad, que son las chicas/señoras guapas, a las que ponen los cuernos o sirven como divertimento sexual (¿por qué tienen que ser estudiantes de enfermería?) o un peldaño para que el hombre superior avance en la vida.
Reaccionario
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15 de diciembre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me temo que hay que borrar a Gabriele Muccino de la lista de jóvenes promesas dignas de seguimiento, condición que obtuvo que 2002 gracias a la versión italiana de “El último beso” y con la que ganó un premio en el prestigioso Festival de Sundance y varios “David di Donatello”. El motivo de tal eliminación no se debe a su edad, próxima a la cincuentena, ya que, como demostraron en su momento José Saramago (que comenzó a escribir pasado el medio siglo de vida) o Clint Eastwood (cuyas mejores obras como director las ha realizado con los sesenta cumplidos). El verdadero argumento es que la evolución artística de este cineasta italiano ya acumula más decepciones que expectativas y apunta claramente hacia la mediocridad. A partir del año 2006, fecha del estreno de “En busca de la felicidad”, largometraje protagonizado por el popular actor Will Smith, la carrera de Muccino puede calificarse de errática y carente de interés. Ni sus producciones europeas –como “Baciami ancora”- ni las norteamericanas –como la presente “Un buen partido”- ofrecen un mínimo de creatividad, destacando más bien por su ausencia de originalidad y por una construcción narrativa sustentada sobre los endebles cimientos de una emotividad que se ve a la legua que es artificial.
Se puede entender que, de entrada, la cinta atraiga gracias al elenco de actores que forman su reparto, desde un Gerard Butler haciendo de galán a unas Jessica Biel, Catherine Zeta Jones y Uma Thurman como atractivas compañeras de trama, unidos a un niño monísimo para un relato familiar y a una atrayente historia sobre enredos amorosos. En otras palabras, adornos suficientes para llamar la atención de aquel espectador que, dinero en mano, busca en la cartelera dos horas de diversión y entretenimiento. Pero, una vez que ha picado el anzuelo y ha asistido a algunos minutos de proyección, la sensación de no haber acertado en la elección es patente.
El supuesto tirón de sus intérpretes no basta para mantener el interés durante la siguiente hora y tres cuartos. Sus contados “gags” cómicos, repartidos a cuentagotas a lo largo del metraje valen, como mucho, para un corto pero no para un largo. La sensiblería del pequeño que necesita un padre, del padre que necesita una novia o de la joven que necesita una pareja pueden, a lo sumo, generar una buena predisposición inicial. Pero, a medida que la cinta avanza, la impresión de haber visto eso mismo infinidad de veces es inevitable. No hay originalidad en el mensaje ni credibilidad en los personajes y tanto el guionista como el realizador se han limitado a exagerar el tono dulzón hasta hacerlo insoportable. Es más. Uno acaba por plantearse con tristeza determinados interrogantes: ¿Qué pinta Uma Thurman ahí? ¿Es la misma Uma Thurman que encandilaba a la cámara en “Pulp Fiction”? ¿Son éstas las ofertas profesionales que recibe Catherine Zeta Jones después de ganar el Oscar de Hollywood? ¿Se puede dedicar un presupuesto de treinta y cinco millones de dólares a un rodaje así? Creo que es preferible no saber las respuestas.
A pesar de ello, Gabriele Muccino suena con fuerza como uno de los artífices de la próxima iniciativa de “Cities of Love”. Después de "Paris, je t'aime" y de "New York, I love you" se va a poner en marcha “Shangai, I love you”, con firmas tan prestigiosas como las de Jim Sheridan (“En el nombre del padre”, “Mi pie izquierdo”, “En América”) o Lu Chuan (ganador del Festival de Cine de San Sebastián 2009 con su “Ciudad de vida y muerte”). Pero, visto lo visto, yo no tengo demasiadas esperanzas de que el capítulo que encarguen al realizador romano esté a la altura del resto.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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13 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que para Gerard Butler, la oportunidad de desplegar todos sus encantos y lucir tipo, es motivo suficiente para elegir realizar esta superflua y vacía comedia romántica que no aporta ninguna novedad a sus hermanas antecesoras -excepto la copia idéntica de guión y relato-; pero, para el resto de los espectadores, la entrada del cine valía un poco más de respeto. Rodeado de actrices guapas y famosas, cliché puro de la vida de un ex-deportista de élite venido a menos, los acontecimientos son tan previsibles, en absoluto repentinos o sorpresivos, que puedes ir narrando la continuación de la historia sin esperar a verla. Por momentos se traslada desde la pura inopia, pura pobreza argumental, para dar un giro y conseguir algo de decencia en su transcurrir, para, una vez más, volver a un deambular lacrimoso y triste que estropea lo visto anteriormente. Tantos tumbos, vacilación de la altura a la bajeza, es algo que confunde y que no permite otorgarle mucha puntuación a la susodicha película. Buena para un rato sin muchas exigencias, da más la talla de película de clase B que de gran pantalla en los cines, aunque, tanto nombre famosito supongo que tiene su peso! Fácilmente olvidable.
lourdes lulu lou
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