Entre tinieblas

De “Entre tinieblas” se rumorea que surgió como un encargo del productor Luis Calvo, a fin de promocionar la carrera de su pareja, Cristina Sánchez Pascual. Resulta, cuando menos, extraño, toda vez que un cineasta como Almodóvar, poseedor de un universo estético y temático tan personal, no parece la opción más conveniente. Mucho menos en 1983, en pleno esplendor de la “Movida”, de la que Almodóvar era a la sazón flamante y desbocado cronista estrella. A resultas de todo lo cual llegó la delicia transgresora e hilarante en que se erige esta “Entre tinieblas”.
Ni que decir tiene que su inoperante protagonista, a cuya mayor gloria se supone que se quería la cinta, tarda muy poco en ser fagocitada por el talento y el carisma de sus compañeras de reparto; sobre todo la terna bizarra que integran unas impagables Marisa Paredes, Carmen Maura y Chus Lampreave en los lisérgicos hábitos de, respectivamente, Sor Estiércol, Sor Perdida y Sor Rata de Callejón. Mención aparte merece la Madre Superiora lesbiana, heroinómana y traficante que compone una Julieta Serrano, sin embargo, todo candor. El aullido desgarrador con que pone punto final a la historia produce un efecto expresivo mucho más hondo que cualquier subrayado musical.
Porque, en efecto, “Entre tinieblas” es un melodrama en el que la drogadicción y —cierto que quizá algo menos— la homosexualidad lumpen debían de haber jugado un papel crucial. No obstante, la arrolladora comicidad del Almodóvar de entonces —qué lástima, la pérdida progresiva, o abandono voluntario, de la misma— y la frescura con que se desenvuelve la mayoría de sus intérpretes acaban por adueñarse, a golpe de carcajada patidifusa —o “Patty Diphusa”, en terminología almodovariana—, no sólo de la película, sino del corazón de los espectadores.

“Entre tinieblas” es un film cargado de intenciones, aunque no tanto de contenido. Por eso, no ha envejecido demasiado bien. Almodóvar muestra su lado más salvaje y depravado, fiel al espíritu gamberro de sus obras primerizas, aunque con un discurso más elaborado e idealista. El problema, como el de muchas obras de la llamada Movida, es la sensación de que la provocación es lo más importante. Para mí, la película adolece de tener un argumento más bien flojo, y con una actriz protagonista muy plana, poco digna del genio que exige el director manchego (según he leído, la elección vino dada por imposiciones de producción). Con ello, es difícil que el conjunto aguante...

Hay situaciones deliberadamente irreverentes, que quizá eran indecorosas según los códigos imperantes en la época, pero que ahora sólo generan, como máximo, curiosidad o simpatía. Pasados los años, prevalece el personal sentido religioso que el propio Almodóvar quiso darle, de modo que el director, más allá de mostrar a monjas drogándose, deja patente qué es lo que para él la Iglesia debería ser. Eso sí, ya en esta película Almodóvar deja pinceladas de su desgarrador estilo, y entre los momentos de exceso destacan escenas verdaderamente emocionantes, y otras rabiosamente divertidas. Y, sobre todo, nos regala un personaje como el de la madre superiora, con una excelente Julieta Serrano, que supone lo mejor de esta película irregular, tan escandalosa como tierna.

La película ENTRE TINIEBLAS (1983) es una OBRA MAESTRA de Pedro Almodóvar que reimagina El Final de La Movida Madrileña tomando a un convento como el final de una Era que se abre a los excesos, donde muchos no supieron manejar tanta libertad y sucumbieron como monjas drogadictas, lesbianas, traficantes, prostitutas...
Tremendamente imaginativa, reflexiva y divertida desde el humor más negro negrisimo que equilibra lo blafemo con el esperpento.
RECOMENDADA.
PRONTO una nota en el blog de Lecturas Cinematográficas.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/

Almodóvar es marca por películas como Entre Tinieblas y su genialidad se refleja en cada una de ellas. Pero además de arte es un reflejo social e histórico de una realidad tamizada con su especial visión pero a la vez muy fidedigna.
Un crítico de Los Ángeles dijo que en esta película los chistes no funcionan. Lo que ocurre es que hay que entender el lenguaje para comprender el mensaje. Y llamar "chistes" a los diálogos de Almodóvar es insultar a uno de los directores más importantes de la actualidad a nivel internacional. Entre Tinieblas es una de las muestras de por qué Almodóvar encaja a la perfección en la definición de genio: Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables. (RAE) Hay muchas cosas que se parecen pero nadie crea como él.

Una sorpresa este film olvidado de Almodóvar, que para mi gusto es irreverente pero deja una buena sensación en el espectador, ya que consigue principalmente entretener, sorprender y dejar algún que otro punto para la reflexión. El argumento es similar al de una Sister Act a la española: lo típico, una chica que busca refugio en un covento para escapar de una situación anterior. Lo bueno son los personajes que el director se ha inventado para poblar el convento; un convento, por otra parte en plena decadencia, como están muchos hoy en día y no tanto en los años 80. Así, podemos ver cómo cada una de las monjas muestra una diferente personalidad; cuál es la estrámbotica o inadecuada debilidad de cada una y como intentan solventar los problemas que van apareciendo, muchos de ellos relacionados con la falta de dinero. En resumen, se trata de una película que da una visión estrafalaria de la vida religiosa, pero no se hace molesta porque tiene buenos diálogos y la mezcla de temas es, cuando menos, sorprendente. A destacar, por supuesto, el trabajo de las actrices. Es una delicia escuchar a Julieta Serrano y a Mary Carrillo; creo que es una lástima que hoy se haya perdido el afán por intentar hablar correctamente. Y luego está Chus Lampreave, que también está fantástica (me encanta la escena en que revisa la biblioteca de la hermana). En conjunto no es una mala película.