Viudas

Después de un debut poderoso con ‘Hunger’ y una muy buena segunda película con ‘Shame’, McQueen ingresó a la liga de los grandes presupuestos con ’12 Years Slave’, su película menos convincente pero que le valió el premio Oscar, ahora con ‘Viudas’ recupera su buen paso en una película que reúne a un verdadero dream team en su reparto.

Veronica (Viola Davis) es la esposa Harry Rawlings (Liam Neeson), ella solía no involucrarse en las actividades criminales de su marido hasta que éste muere en un atraco que salió mal. Cuando se aparece por su casa Jamal (Brian Tyree Henry), candidato a un cargo político que le reclama un dinero que Harry le habría robado, Veronica se ve forzada a juntar una gran cantidad de dinero ante la amenaza de Jamal.

Para ello, Veronica recluta a Alice (Elizabeth Debicki) y Linda (Michelle Rodriguez), ambas viudas de ladrones que murieron con Harry, con el fin de realizar lo que sería el siguiente golpe de su difunto marido, lo que les permitiría a ellas resolver algunos de sus problemas.

McQueen realiza el guion de ‘Viudas’ junto a Gillian Flynn, autora del guion de ‘Gone Gilr’ de David Fincher, basándose en una miniserie británica de los años 80, logrando una película que bebe de la gran tradición de las heist movies, con la particularidad de que los atracadores en este caso es un grupo de mujeres, como sucedía en ‘Ocean´s 8’, pero lejos de la frivolidad de la película estelarizada por Sandra Bullock.

La de McQueen es una película solemne, quizá demasiado, liderada por una Viola Davis siempre con un gesto adusto, que la vuelve por momentos muy densa, lo que le resta méritos a una película que, por otro lado, se sirve de las convenciones de este tipo de películas para ser efectiva como un thriller de venganza que contiene una fuerte carga política, representada en los personajes de Colin Farrell y Robert Duvall.

Como lo dice el nombre, el elenco principal está integrado por mujeres, en una película donde los papeles masculinos se reducen a tipos despreciables, ambiciosos y violentos, pero que logra cierto equilibrio con la trama criminal y el buen hacer de su director que la vuelven una película donde lo positivo termina por imponerse a sus varios aspectos negativos.

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Excelente adaptación de una serie británica de los ochenta, británica, pero que Steve McQueen lo lleva a Chicago.
Y lo hace de maravilla con la ayuda de Gilliam Flynn, tocando todos los palos, dándole bien a todo lo que de sucio, negativo y corrupto se mueve, tanto en las vidas domésticas de cuatro mujeres, como en la política.
Se manifiestan hechos de rabiosa actualidad como el racismo, los malos tratos a la mujer, las componendas entre políticos, o el cómo se trata a los negros, por parte de la policía, respecto a hechos irrelevantes.
Aparentemente lo principal, lo que se vende, es el robo que preparan las protagonistas, pero en realidad esto no ocupa más allá de un cuarto de hora o así. Lo principal es la relación entre ellas, sus dimes y diretes, viendo el espectador/a por medio de inteligentes y fáciles flash-backs cómo eran sus vidas pasadas y cómo han llegado a su actual situación.
Excelente dirección de McQueen, que conjunta de forma muy amena las escenas de acción como las más intimistas, sin obviar, al contrario, escenas crueles como casi todas en las que aparece un Daniel Kaluuya que da miedo cada vez que sale en la pantalla.
Pero también hay humor, sobre todo en diálogos donde la ironía y el sarcasmo afloran, sacando la franca sonrisa y hasta risa del/a espectador/a.
Los intérpretes están maravillosos, sobre todos las féminas, punto y aparte, como siempre, para Viola Davis, toda una diosa de la interpretación, que a mi personalmente me conmueve cada vez que la veo en pantalla. Hay escenas que con sólo mirarla, sin que hable, comprendes su dolor y rabia.
La cinta dura algo más de dos horas y ni te enteras. Si llega a durar una hora más te la tragas como si nada, tal es su interés desde el comienzo hasta el final.
Recomendable, por supuesto.

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Steve McQueen vuelve a ponerse detrás de la cámara para retratar la soledad, la incertidumbre que se abre en la existencia de un grupo de mujeres, que han perdido a sus respectivos maridos mientras huían de las autoridades, tras cometer un atraco.

No es en la muestra de las penalidades de estas mujeres, ni en sus problemas económicos, ni en la nostalgia producida ante la ausencia del ser querido, en dónde la cinta encuentra su lugar. No me enganchan los vaivenes que sufre la existencia de estas viudas. Habiendo situaciones impostadas, no llego a creérmelas del todo. Luce la cinta un sólido reparto para introducirnos en un thriller al uso, bien filmado y narrado con el brío necesario para no desviarse de lo comercialmente correcto.

A la trama se le unen elementos como la corrupción política, con dos candidatos disputándose un puesto de concejal en la ciudad de Chicago. Corrupto y sin valores uno, delincuente y mafioso el otro, en una rivalidad que me resulta entre artificial y grotesca.

Esperaba más del director que debutó mostrando la agonía vivida por Bobby Sands en su martirio hacia la muerte en la magnífica “Hunger”, y que se consagró en “12 años de esclavitud” narrando el periplo de un negro sojuzgado. Estamos ante una obra menor en la corta, pero fructífera carrera de un talentoso director. Aquí, esas virtudes se despliegan con cuentagotas

El interesante cineasta británico Steve McQueen (nada que ver, obviamente, con el famoso actor norteamericano cuyo nombre comparte) ya ha demostrado un sorprendente poderío narrativo, pese a que su filmografía todavía es reducida. Debutó en 2009 con el largometraje “Hunter”, obteniendo el premio BAFTA al mejor director relevación y varios premios en el prestigioso Festival de Cannes. Después filmó la corrosiva, contundente e impactante cinta “Shame”, que arrasó en la Mostra de Venecia de 2011, ofreciendo un brillante conjunto de interpretaciones sobresalientes. Y con la demoledora “12 años de esclavitud” obtuvo tres Oscars en 2014, entre ellos el de mejor película. Por tanto, cabe afirmar que todos sus proyectos pueden contarse como aciertos y muestran que McQueen no es el típico realizador que se limita a contentar a productores y a espectadores. Muy al contrario, se afana en remover las entrañas del público poniendo el dedo sobre incómodas llagas para, desde ahí, ofrecer una obra compleja y reflexiva. Posee la extraña habilidad de, pese a incomodar con sus propuestas, lograr que las personas salgan satisfechas de la sala de proyección. Por ello, le considero uno de los directores de cine más atrayentes en la actualidad.
Ahora llega a las pantallas con el estreno de su cuarto título, “Viudas”, un thriller que pretende responder a los tradicionales cánones del género, pero aportando esa carga adicional de análisis sociológico. McQueen arrastra al tradicional protagonista de las cintas de acción hasta posicionarle en el rol de tipo normal a cargo de una vida ordinaria, aunque desordenada. No puede negarse que en esta ocasión se ha dejado llevar por un mayor número de convencionalismos que en anteriores trabajos. En ese sentido, se aprecian algunos tópicos y se intuyen ciertas rendiciones esporádicas a fórmulas más habituales, con el fin de conseguir un espectáculo más efectivo. No obstante, sólo es posible llegar a esta conclusión comparando “Viudas” con sus obras anteriores, por más que tanto su energía narrativa como su estilo singular se mantienen. El londinense atesora suficiente categoría como para imprimir su personal sello artístico a todas sus filmaciones, siendo capaz de transformar una historia insulsa y repetitiva en un ejercicio cinematográfico de alto nivel.
El relato está basado en una miniserie británica de 1983 donde los personajes centrales son cuatro mujeres cuyo único punto en común es la deuda que han heredado como consecuencia las actividades criminales de sus difuntos esposos. La existencia de cada una de ellas es completamente diferente pero, dadas las circunstancias, deciden tomar las riendas de su destino y conspirar para forjarse un futuro con reglas propias en el que no se vean arrastradas por ese destino tan poco propicio que les aguarda.
Tal vez no nos hallemos ante el mejor trabajo de Steve McQueen. Sin embargo, le sirve para consolidarse como uno de los referentes del moderno Séptimo Arte. Su tendencia a dotar de intensidad cada plano lo eleva por encima de muchos de sus colegas de profesión y este último film destaca sin apenas dificultad sobre el resto de thrillers de la presente temporada.
El reparto está encabezado por la siempre acertada Viola Davis, actriz todo terreno con una inmensa virtud para abordar los más diversos papeles en géneros de todo tipo. Ganadora de la estatuilla dorada de Hollywood gracias a su extraordinaria interpretación en “Fences”, cuenta en su haber con un ramillete de emblemáticos papeles y de secuencias memorables, lo que la convierte en una apuesta segura dentro de cualquier elenco. En esta ocasión, su actuación constituye uno de los motores de la narración, mientras que el resto de viudas -Elizabeth Debicki, Michelle Rodriguez y Cynthia Erivo- le van a la zaga. Dentro del apartado masculino figuran algunos nombres muy destacados que, pese a su participación secundaria dentro la trama, iluminan cualquier cartel y culminan este casting de lujo. Se trata de Liam Neeson, Robert Duvall y Colin Farrell.
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@gerardo_perez_s

No me gustó, pero lo más molesto, en mi opinión, fueron las expectativas y el resultado final: la pérdida de tiempo.

Tan innecesarias muchas de sus escenas como el propio cartel que se ofrece oscuro y deslavazado.
Se ve que no he visto el mismo espectáculo que la mayoría de críticos profesionales. Me fío más de los aficionados a esta página, entre los que encuentro mayor coherencia, en alguno de ellos.

Giros "ingirables" que se vuelven a girar sobre ellos mismos para ofrecer un nuevo giro...