El maestro del agua

Se nota que Russell Crowe ha estado presente en algunos de los títulos más representativos de las dos últimas décadas, y se intuye lo mucho que ha aprendido de gente como Ron Howard, Peter Weir o Ridley Scott.
Su salto a la dirección se salda con un sólido resultado, que aún siendo una historia algo manida en su desarrollo, logra con méritos propios atrapar de sobremanera al espectador.
La película denota cine clásico de aventuras de toda la vida. Un cine ambientado en lugares exóticos, con un tono costumbrista y cultural, mezclado con los elementos propios del melodrama desgarrador, pero sin cruzar excesivamente la línea.
La historia de este buscador no tiene nada que envidiar a muchas de las propuestas similares realizadas hasta la fecha, aunque ignoramos su grado de implicación como director, ya que detrás de la cámara se rodea de un equipo nada desdeñable.
Turquía se presenta como un país desfragmentado, por culpa de las secuelas de la Gran Guerra. Una tierra proclive a la cimentación de grandes héroes y porque no, de grandes aventuras.
Todo ello sin olvidar ese aroma a cine de buenos sentimientos y que a más de uno le hará emocionar en su tercio final. Y es que en el fondo no hay mejor implicación para un espectador, que cuando vemos en la pantalla a un personaje que nos cae bien, sufriendo por sus hijos desaparecidos.
Un auténtico viaje del héroe que contiene aventura, un poco de romance y otro poco de exotismo.
El tiempo dirá si Crowe se labra una carrera como director, mucho me penaría que no volviera a intentarlo de nuevo.

Sobre todo, si la película tiene un componente político. En este caso, la primera guerra mundial y los inmediatos años de ocupación anglo-francesa, principalmente. No sé si han obligado a Russell Crowe a que les dore la píldora o es que les ha salido propagandístico por su propio deseo personal. No sólo ni se menciona el genocidio armenio, ni tampoco el también genocidio griego, sino que los nacionalistas aparecen como unos caballeros heroicos a los que los "malos", es decir los Aliados imperialistas, le han hecho la guerra sin comérselo, ni bebérselo. De paso, los griegos son descritos como bandidos que aterrorizan al pueblo turco. Pues no. A finales de agosto de 1914 Inglaterra, Francia y Rusia le garantizaron al Imperio Otomano su integridad e independencia a cambio de mantenerse neutral, pero lo que hicieron los turcos fue atacar a traición a los rusos en Sebastapol y en Odesa entrando así en la Primera Guerra Mundial voluntariamente.

El ejercicio de propaganda pro-turca me asquea pero si dejamos al margen la cuestión ideológica lo que tenemos es un trabajo muy blando, predecible y aséptico. A fin de cuentas a Joshua Connor (Russell Crowe) le preocupa casi tanto el niño y su madre que sus propios hijos, y por su puesto, cualquier otro aspecto de la convulsa situación del país, sobre la que es poco más que un espectador. La fotografía en algunos momentos es bonita y Olga Kurylenko, que podía haber hecho perfectamente de rusa, es guapa, pero ahí se quedan las virtudes. Me temo que para glorificar una época o un lugar hay que amarlo y a Crowe le deja indiferente la Constantinopla de 1919, que por otro lado está viviendo un momento apasionante, en el mundo de una época, 1912-1922, que es fascinante al máximo pero que le da igual a Crowe. Por eso no transmite nada. Por supuesto, muy por debajo de "Gallipoli" (1981), como también de "Testamento de Juventud" (2014).

El debut en la dirección de Russell Crowe se da con un relato ambientado en un capítulo de la Primera Guerra Mundial en Turquía y de proporciones épicas, propuesta que se antoja un tanto arriesgada y pretenciosa por igual, pero sabiendo del paso del actor por este tipo de filmes, ésta decisión termina de entenderse, aunque no se justifica.

Crowe protagoniza su ópera prima en la que da vida a Connor, un granjero australiano que sufre la pérdida de su esposa a quien le promete traer de vuelta a sus hijos, quienes han sido declarados desaparecidos en la guerra, en la batalla de Gallipoli contra el Ejército del Imperio otomano, por lo que debe de viajar a Turquía a buscarlos.

Teniendo como antecedente el filme ‘Gallipoli’ protagonizado por Mel Gilbson en 1981 y que dirigió Peter Weir (quién además dirigió a Crowe en ‘Master and Commander’) el relato se divide en tres etapas, la primera mientras está Connor con su esposa en Australia, luego su llegada a Estambul donde conocerá a una mujer interpretada por Olga Kurylenko con quien tendrá una historia romántica, y su viaje a Gallipoli para buscar a sus hijos, momentos que carecen de uniformidad aunque Crowe se las arregla para unificarlos narrativamente a través de numerosos flashbacks donde se muestran los momentos de los hijos en plena guerra.

La primera película de Russell Crowe bebe de referencias al cine en el que se puso a las órdenes de Ridley Scott y del mismo Peter Weir, resultando un filme emotivo aunque sobrepoblado de momentos lacrimógenos, resultando excesivos los flashbacks casi siempre cargados de melodrama y momentos manipuladores, en una relato disperso ante tantas subtramas.

Y es que Crowe pretende contarlo todo, y lo pone en pantalla, desconfiando de las tantas posibilidades narrativas del cine, así vemos un episodio al inicio donde el encontrará agua en un lugar un tanto improbable (conectado de forma absurda con un momento posterior), después vemos a los hijos de chicos y posteriormente en la guerra, otros momentos con la esposa, su nuevo romance, Connor en medio del fuego cruzado y etc., convirtiendo al relato en un ir y venir constante.

Sin embargo, la película alcanza sus mejores momentos cuando entra en escena el personaje de un general turco llamado Mayor Hazam, interpretado por Yilmaz Erdogan, quien dominado quizás por la culpa y su posible responsabilidad en el destino de los hijos de Connor, consigue momentos llenos de tensión con un personaje que busca redención.

Un buen intento aunque por demás ambicioso, de un actor buscando ampliar sus horizontes.

http://tantocine.com/promesa-de-vida-de-russell-crowe/

Russell tiene un rostro noble y lo aprovecha. Gracias a él se da vida a una persona de buenos sentimientos y te pone a favor sobre lo que te quiere contar. La ambientación es muy buena pero la historia es demasiado convencional. Allí cuando la acción requiere un cambio de escenario, se arregla la situación con unas escenas que apenas se sostienen acorde a la lógica. Son las buenas interpretaciones las que van prestando ayuda a un guion que busca levantar emociones. Paso al spoiler.

Una de las pocas películas que he visto este año que no te hace mirar el reloj, que no quieres que se acabe, que te demuestra la miseria de la guerra, así como la forma de vida en Turquia en esos años, es una película comercial, romántica, bélica, acción, emotiva y a veces es dura. Película de palomitas.