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La buena esposa

Drama Joan Castleman (Glenn Close) es una buena esposa, de belleza madura y natural, la mujer perfecta. Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, Joan decide desvelar su secreto mejor guardado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
1 de marzo de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela, con el mismo título, escrita por Meg Wolitzer.

Si una cosa está clara es que la película sino es por Glenn Close no tiene ningún atractivo ni encanto destacado. No es precisamente una película que esté a la altura de la actriz pero con su sola presencia e interpretación hace que merezca la pena sólo por verla a ella. Razón más que suficiente, os lo prometo. Si no, pasaría como una película más “del montón” porque, en realidad, lo que es la historia no cuenta nada interesante (aunque no deja de serlo por el hecho de descubrir los entresijos que envuelven a los días previos a la entrega de un premio tan importante como es el Premio Nobel). Una trama que hubiera dado más de sí si hubieran querido pero lo han dejado en un desarrollo bastante plano y simplón.

Nos adentra en un matrimonio aparentemente perfecto. El marido es un prestigioso escritor que recibe la sorpresa de su vida: ha sido premiado con el Premio Nobel de Literatura. Su esposa, es su mayor apoyo y siempre ha estado a su sombra apoyándole en todo momento.

Pero Joan (Glenn Close) esconde un gran secreto, que conforme va avanzando la película, vamos descubriendo poco a poco cuál es. Y en ese momento, acabas sintiendo la misma rabia, impotencia y enojo que acaba sintiendo ella.

Porque, sinceramente (y personalmente), lo más interesante de la película no es precisamente el argumento principal, que le den el prestigioso premio al escritor Joe Castleman (Jonathan Pryce), sino la historia que esconde y guarda Joan Castleman (Glenn Close), desde muchos años atrás.

Glenn Close está maravillosa, espléndida, excelente, magnífica, fascinante, impecable… y así un sin fin de calificativos buenos y positivos porque sí, porque lo merece por el buen trabajo de interpretación que ha conseguido en su papel de esposa fiel, discreta y sufridora. Sus primeros planos son de lo mejor: es impresionante lo que consigue transmitir y contarnos con la expresión de su cara y de sus ojos. A veces una imagen dice más que las palabras, y en esta ocasión, es totalmente cierto. Resulta memorable por su sencillez y efectividad en cada uno de sus gestos y movimientos. Su personaje desprende humanidad, complejidad, realismo y es muy fácil empatizar con ella. Brilla por encima de todo.

Es una lástima que el Oscar no haya sido para ella, porque se lo merecía (ya por fin). Estaba totalmente convencida (y ya no solo por todos los premios previos y críticas que lo predecían) porque después de salir de ver la película lo compruebas por ti misma que tenía que haber sido así. ¡¡Qué rabia me dio!!

Tampoco voy a desprestigiar el buen trabajo de Johnattan Pryce en su papel de escritor con éxito. Está estupendo. Y al final, conforme va avanzando la película, no sabes si quererle, odiarle, aborrecerle, detestarle, maldecirle o tenerle compasión y lástima… ¿Y vosotros?

La Buena Esposa abarca en su universo de cotidianidad todo un despliegue de sentimientos, de secretos compartidos y del agridulce sabor del amor sacrificado. Pero también se alimenta de los silencios, de los deseos y los momentos de soledad.

Como dato curioso: es la primera vez que Glenn Close trabaja junto a su hija, Annie Starke, quien hace el papel de su propia madre de joven.

La Buena Esposa la recomiendo a todo el mundo. Ver a Glenn Close ya es razón suficiente para hacerlo…

Mi valoración: 7/10 ★★★★★★★

retalesdeacetato.wordpress.com
retales_de_acetato
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16 de octubre de 2017
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film sueco, con una magnífica Glenn Close y un siempre buen actor Jonathan Pryce, todo un drama en toda regla, sordo pero en ebullición al comienzo, explosivo al final.
Una estupenda historia cuyo interés va in-crescendo, que goza de un magnífico guión de Jane Anderson, que adapta con precisión la novela de Meg Wolitzer.
Muy entretenida en todo momento, resulta modélica por cuanto está muy bien realizada por Björn Runge, al amoldar los elementos que tiene a su alcance para mostrar una dura historia de renuncias, de frustraciones cotidianas durante toda la vida, sin apenas reconocimiento y mínimo agradecimiento.
La película se sigue con verdadero interés desde el minuto uno hasta su final, gracias a los sabrosos y certeros diálogos y a unas excelsas interpretaciones, no sólo de la gran pareja protagonista, sino también de todos los demás, incluyendo un Christian Slater como biógrafo que pretende descubrir y escribir para el mundo la verdad, un secreto que él sabe on certeza pero no puede desvelar sin el consentimiento de la protagonista. Un personaje que puede que a muchos espectadores les caiga mal, pero que en mi opinión sólo pretende hacer bien su trabajo.
En fin, que me ha gustado mucho la cinta y creo que es una muy dign digno colofón, a la finalización del Festival Internacional de Cine de Donostia-San Sebastián 2017.

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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21 de diciembre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joan Castleman (Glenn Close) es la esposa buena, una mujer con una belleza natural que encarna a la ‘mujer perfecta’. Joan lleva cuarenta años en una labor sacrificada y silenciosa para que se mantenga viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce), un hombre claramente soberbio entre otras. Pero todos esos sacrificios y renuncias parecen llegados a su límite cuando a su esposo le conceden el Premio Nobel de Literatura, los acontecimientos se precipitan y Joan desvela asuntos muy delicados.

El sueco Björn Runge dirige con luces y sombras esta película de corte existencial. Con un estilo clasicista de nivel medio, esta coproducción sueco-británica tiene un atractivo psicoemocional. Ese abordaje de aspectos diversos del espíritu humano, comienza de manera tranquila para, en un crescendo, abrir la trama a distintas trayectorias.

Me ha gustado el Guion Jane Anderson, adaptación de la novela escrita por la estadounidense Meg Wolitzer, “The Wife”. Es una obra más teatral que narrativa. Al principio, los esposos son presentados como una pareja feliz y bien avenida. Pero unos flashbacks y un personaje, a la sazón escritor, van revelando los fundamentos de la relación matrimonial sobre la cual la ‘buena esposa’ mantiene en un hermético silencio. La verdad sólo se irá evidenciando con el transcurrir de la obra.

También es, obviamente, una película feminista, que trae a la memoria casos lamentablemente semejantes. La historia de una mujer alienada y en la sombra, capaz de darlo todo por un hombre de manera poco racional.

El reparto es de enorme calidad con una Glenn Close muy capaz y convincente en el papel de esposa con la mirada hacia sí misma, hacia un interior vencido: todo un recital interpretativo. Y un rol muy bien trabajado el de Jonathan Pryce como esposo ególatra, vividor y furibundo.

Recuerdo ahora una afirmación sexista muy humillante que dice que «detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer». En esta película podemos visionar con la impudicia del dicho, cómo ante un infumable y engreído esposo, ella queda en posición marginal, abatida por la presunta superioridad moral masculina. Joan Castleman queda fuera de ‘campo’ abatida por la arrogancia de su ‘gran’ marido, supuestamente escritor en la cumbre y galardonado con el Nobel. Pero en realidad el buen señor es, entre otras, que un vividor, mujeriego, y antisocial por demás. En el film podemos visionar a una Glenn Close replegando el cuerpo que adelgaza el gesto sin dejar de resultar tenso, para que el espectador entienda claramente una vida de profunda rendición teñida de un amor ilimitado hacia su esposo.

Cierto es que la película carece de ritmo y deja subtramas a medio desarrollar. Pero lo más cierto de todo es que esta obra quiere recordar a todas esas esposas que lo dejaron ‘todo’ por el esposo y la familia. Sin olvidar el peso dramático que en el film tiene una excelsa Glenn Close, que ofrece un gesto sonriente y a la vez triste, y una mirada perdida; una mujer que reclama desde lo más profundo de su ser, su propia voz y protagonismo.
Kikivall
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3 de marzo de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En sus aspectos más básicos, el guión me hizo recordar a 45 años (2015), película dirigida por Andrew Haigh, que se refiere a una pareja que próxima a festejar sus 45 años de casada, es anoticiada de un evento del pasado del marido, que afecta negativamente a su mujer. Por su parte, La buena esposa relata la crisis que sobreviene a una pareja de muchos años, como consecuencia de una distinción que otorgaron al marido (un Premio Nobel) que remueve en la mujer sentimientos reprimidos durante años por un secreto entre ambos. Hasta aquí el paralelo que puedo establecer entre ambas películas, ya que 45 años me pareció mucho mejor que La buena esposa. Esta película cuenta con dos buenos actores en los roles principales, particularmente Glen Close que destaca por su interpretación, en particular por el manejo de su mirada de la que pueden salir fuego, chispas de alegría, ondas de ternura o amargura, dotando a su personaje de una maravillosa expresión. Por lo demás considero que es una película que entretiene y prolija en sus aspectos técnicos, pero sin nada mas para destacar.
Para no develar el secreto final, en el apartado de spoiler comento una historia de la vida real, que en esencia es la misma que se cuenta en esta película, pero con matices más impactantes, demostrando la veracidad de la vieja frase "la realidad supera a la ficción".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dora
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25 de marzo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja recibe una llamada en medio de la noche,él acaba de ganar el Nobel de Literatura. Comienzan a saltar como niños en la cama, de repente ella detiene la celebración, allí nos damos cuenta que algo no encaja, algo no está del todo bien.


Así arranca The wife (La buena esposa), un film basado en el libro homónimo de Meg Wolitzer, donde vemos a una pareja, aparentemente felíz… Se apoyan el uno al otro, son amigos, confidentes y, especialmente, cómplices. Como toda buena obra de intensidad dramática, la narrativa, casi teatral de la misma, se apoya en irnos revelando poco a poco, con guiños y primerísimos planos, las grietas de esta relación.

La dirección de Runge está cuidada, muy medida, sin embargo poco imaginativa, es una pieza diseñada a medida para que todo el peso de la misma recaiga sobre los hombros de sus intérpretes. La composición de sus planos, casi siempre iguales, dice mucho sobre nuestro personaje principal, ubica a Joan (Glenn Close) en el centro del mismo, una serie de interlocutores en un extremo quienes le pasan por encima para comunicarse con su célebre esposo Joe (Jonathan Pryce), ella es una espectadora de su propia vida.

El primer acto nos da indicios de que Joan parece ser alguien que se conformó, como muchas esposas, con poner en pausa su vida y su brillante futuro para ser el motor de la vida de su esposo, un demonio encantador pero súper talentoso al que todo se le perdona, incluso sus infidelidades. Un escritor (Cristian Slater) que parece ser el stalker designado del famoso autor, insistirá en acercarse a la pareja, gradual y constantemente, con el fin de dar certeza a sus sospechas.

El film se vuelve en momentos lento, pero cuyo placer radica en las revelaciones que nos va soltando gota a gota, a través de flashbacks, gestos, miradas. Glenn Close ha llegado a un punto fantástico en su interpretación, muy comparable a aquella de Relaciones Peligrosas (1988) o Atracción Fatal (1987), indudablemente es muy fácil visualizarla con ése Oscar en su mano, su única competencia deberia ser Olivia Colman de La Favorita (2018). De igual manera su compañero, Jonathan Pryce, se luce en el papel del escritor, forman una dupla perfecta.

Lo desdeñable para mí es que, a fin de que todo gire alrededor de la historia principal, se descuidan las subtramas que orbitan en torno a ésta, esa relación de constante tirantez de Joe (Pryce) con su hijo escritor merecía más centimetraje que nos ayudase a comprender el por qué de las cosas, el director solo se limita a presentarlo como un hecho y ya.

Si no la han visto, háganlo y conviértanse en fan de Glenn Close, esta película les dará todas la razones para ello.

http://elestimulo.com/blog/detras-de-un-gran-hombre/
Toti
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