Las brujas de Eastwick

Una comedia bastante interesante que de alguna manera enfrenta a la mujer algo sumisa y "conquistable" con el inmediatamente venidero "girl power".

Las brujas de Eastwick nos trae un reparto formidable en manos de un George Miller cada vez más familiar y alejado de su violencia de carretera. Jack Nicholson en una especie de prolongación parodiada de su personaje en El Resplandor tendrá que currárselo para conquistar a una rubia, una morena y una pelirroja, pero sobre todo para sobrevivir a ello. El argumento en sí es disparatado y funciona como una apuesta decente de cine pseudofamiliar de sobremesa, aunque precisamente todo este disparate quede en dosis demasiado pequeñas.

Y es que en Las Brujas de Eastwick se otorga demasiado poco tiempo a lo verdaderamente divertido, y la película es algo larga para lo que realmente ofrece. Tendremos una hora de conquista de Nicholson, media hora de convivencia y una parte final bastante buena que viene a ser el principal reclamo para el espectador -al menos para mí lo era-. Hubiera sido interesante un poco más de ese tramo final y menos de lo demás.

Sigue estando bien, pero envejece por segundos. Dentro de diez años hasta podría considerarse por algunos sectores una película ofensiva.

Qué guapas estaban, crujientes, las tres (bueno, las cuatro si sumamos acertadamente a Veronica Cartwright, tremenda), en su prime, en el punto justo de cocción, a punto de caramelo, en el momento cumbre de maduración, terne, al dente.
Belle Époque y La casa de Bernarda Alba y El diablo sobre ruedas y Las brujas de Salem y El crisol y Aquelarre y Prácticamente magia.
Las mujeres desean sexo (sí, polla, hablan de ella) y dinero (no lo citan, pero tampoco molesta jugar al tenis de vez en cuando o que te sirva un Fidel de entre tantos) no se chupan el dedo, plegarias atendidas, vale, de acuerdo, dolce farniente, a la sopa boba, perfectamente, lo malo es que se pasa de una aparente sátira jocosa dionisiaca y libérrima y fastuosa (por excesiva, cantidad que no calidad) a una crítica del puritano cerril burgués provinciano protestante ciudadano medio yanqui a... no se sabe muy bien el qué cojones es porque en el último tramo lamentablemente descarrila tuerce mala lamentablemente hacia el sinsentido, la gratuidad, el absurdo involuntario. La transición entre el despelote primero y la toma de conciencia posterior de ellas y su postrera solución, todo ese proceso es bochornoso, está muy mal desarrollado, ah, carajo, que se ha vuelto malote y ahora nos llaman zorras en la misma cara las del pueblo, acabáramos, crueldad intolerable, ya no le queremos, vade retro, esto es un infierno.
O sí, o tal vez en ese último rato se quiere hablar de la hipocresía morrocotuda de las mujeres, de que lo quieren todo, a dios y al diablo, darse gusto, alegría macarena, y, a la vez, guardar las apariencias, la esposa del césar, o no, o quizás nos desean mostrar su inmarcesible bondad, su alta moralidad, que su propio gozo individual no sea incompatible con el bien de la comunidad.
Qué será, será (lo que tiene el negro). O que el diablo solo pa un rato. El anillo pa cuándo. O que los hombres solo sirven para usar y tirar, material desechable. Mejor solas que mal acompañadas. Puede ser.

El director George Miller, nos cuenta la historia de tres amigas que viven en una apacible comunidad, cada una con una situación diferente, una es viuda, otra ha sido abandonada por el marido y la tercera se ha divorciado (interpretadas por Cher, Susan Sarandon y Michelle Pffeiffer). Una tarde, a modo de juego, conjuran lo que para ellas sería el hombre ideal, y fruto de ese conjuro aparece Daryl Van Horne (Jack Nicholson), un curioso tipo (bajo cuya apariencia se esconde el diablo) que consigue seducir a las tres.

La actitud de Daryl y la de las tres amigas será mal vista por la estricta moral por la que se rige Eastwick. Miller intenta realizar una visión alegórica más general sobre la hipocresía moral de la sociedad en que vive, no sólo de la pequeña comunidad sino que el discurso tiene aires más generales. Lástima que dicho discurso se encuentre totalmente sepultado en favor de un acercamiento excesivamente comercial para aprovechar el gancho del cuarteto protagonista, por lo que queda demasiado suavizado dicho mensaje y su resultado es una comedia, con afán de moralina, y una excesiva sobreactuación por parte de Nicholson, repartiendo (y repitiendo) tics por doquier.

A pesar de su punto de partida, Miller rebaja considerablemente los aspectos más espinosos, y deja lo justo para dar una cierta pretensión moral a su producto, pero no consigue superar el listón de las típicas comedias/dramas norteamericanas.

Peli gamberra, divertida y malévola muy entretenida y con muchas cosas disfrutables: los actores, protagonistas y secundarios (Richard Jenkins y Verónica Catwright), la banda sonora, algunos planos...

Hilarante comedia negra en la que tres mujeres se deciden a invocar al hombre perfecto... Dios les da su merecido ... y les envía al Diablo. Un fenómeno interpretando a Paganini (Cap. 16), Daryl parece no tener límite cuando de fascinar se trata.

Con una personalidad increíblemente multifacética, Van Horne (Nicholson) se encuentra demasiado bien representado por uno de los más grandes y geniales actores en la historia del cine. La película es toda una oda a la guerra de los sexos, al machismo, al feminismo, como una perfecta obra de Shakespeare pero con el Diablo como epicentro y gran protagonista de la historia. Fenomenal la escena de la iglesia, ya me gustaría poder hablar así en público.

¿Por qué la puntuación? Paganini, Nicholson, tres fabulosas actrices y muchísimo humor inteligente y por demás variopinto.

Joya del VHS