Las brujas de Eastwick

"Las brujas de Eastwick" es una película que no hay que tomarla en serio. Es una ida de olla de las gordas. No tiene un argumento medianamente decente, ni tampoco ofrece una aportación ni al cine en general ni al mundo de las brujas en particular, pero tiene un no sé qué que te atrapa. Lo que comúnmente llamamos encanto.

El reparto es de lujo. Es lo que hizo grande a esta película. Tres de mis actores favoritos son los protagonistas, así que para qué más... y luego tenemos a Cher, que ni ha sido ni es ni será una buena actriz, aunque se empeñe Hollywood. Parece que las brujas vayan a ser las auténticas estrellas de la película, pero ahí está Nicholson para arruinarles el plan. El actor consigue el personaje mejor definido, mientras que el tridente femenino tiene que currárselo para destacar con esos personajes con tan poca personalidad. Me da rabia que no les hayan sacado más partido.

¿Qué quiere contar el director? Pues no lo sé.

Pero es entretenida, alocada, descarada, feminista ya en aquellos tiempos, para pasar un buen rato, con un reparto brutal y un ambiente a pueblo casposo norteamericano muy conseguido. De los efectos especiales mejor no hablo...

Película de George Miller, venerado por la saga de Mad Max (“Mad Max. Salvajes de autopista”, 1979; “Mad Max 2. El guerrero de la carretera”, 1981; “Mad Max 3. Más allá de la cúpula del trueno”, 1985; y “Mad Max. Furia en la carretera”, 2015).

Típica película de los ochenta, palomitera, con un guión sencillo y con un final que no da a lugar a interpretaciones, cargado de star systems, con el histriónico Jack Nicholson dando lo mejor de sí, con un buen ritmo y, lo que más me sorprende, siendo de 1987, con unos efectos visuales que han envejecido muy bien.

Acompañada de la magnífica “Nessun Dorma”, pese a que Puccini ara considerado el reggaeton de la Ópera por ser excesivamente comercial.

Una vez finiquitado la aventura de Mad Max con la cúpula del trueno, el realizador australiano George Miller cambió a Mad Max por Mad Nicholson y también con el apocalípsis sobrevolando por ahí a su cómica manera en esta 'Las brujas de Eastwick'.

Cher, Susan Sarandon y la poco a poco consolidada en esa época Michelle Pfeiffer serán las que tengan que vérselas con Daryl Van Horn (Nicholson), la respuesta a sus plegarias de que llegue un hombre que les anime su aburrida existencia. El gran Jack anima tanto la vida de las tres protagonistas como la de la propia película que en manos de un actor no tan bueno o que no se adaptase a su papel hubiese salido una cinta olvidable tirando a infumable.

Y es que Jack Nicholson es uno de los grandes aciertos del reparto. Su papel como el diablillo Van Horn le sienta como a Cenicienta su zapato por su arrolladora personalidad y capacidad para el histrionismo que en este filme son cualidades más que necesarias para dar vida al objeto de deseo de las tres chicas y objeto de habladurías del pueblo de Eastwick. Acompañando al por entonces doble ganador del Oscar están Cher, Michelle Pfeiffer y Susan Sarandon que son bastante buenas actrices; aunque para esta no logran estar a la altura de Nicholson y no destacan especialmente para el talento que tienen para la actuación.

Quien si consigue destacar es Veronica Cartwright como una de las puritanas del pueblo que termina sintiendo los efectos de la presencia de Van Horn y la misma actriz consigue dar mal rollo en algunas escenas cuando pierde el control de sí misma. Una interpretación más destacada que las de las actrices principales, a mi modo de ver.

Aún con buenas interpretaciones, 'Las brujas de Eastwick' no es un hito para el cine ni para la carrera de ninguno de los involucrados. No pasa de ser un mero divertimento bien construido, narrado e interpretado con una banda sonora de John Williams que hace honor a su reputación; pero cuando empiezan los créditos finales no deja la sensación de ser una maravilla, solamente un buen entretenimiento para matar el tiempo.

Lo mejor de ver esta película a día de hoy es descubrir los milagros de la cirugía estética. Si, como leéis, han pasado 20 años y las 3 protagonistas poco tienen que envidiar a día de hoy de su imagen en la película. No han sabido envejecer con dignidad y sus cirujanos deben estar muy contentos. A parte de esto la película es fantasiosa, salen brujas y trucos, y Jack Nicholson hace un papelón de malo malísimo y las seduce una a una. Es entretenida, pero nada más.

Me cansa ver a Jack Nicholson haciendo siempre el mismo papel a lo largo de los años ... y las décadas. Siempre con su carita de esquizofrénico, desbaratando órdenes preestablecidos, arrasando con todo y levantando faldas a su paso.
En este caso, no se sabe si interpreta al Maligno o al menos es su más fiel discípulo, soliviantando a tres pacatas damas que descubren todo su potencial superando al maestro. Poco más para decir de ésta película que ha desperdiciado elenco en un intento de hacer cine a medio camino entre lo comercial y lo pseudo académico. Prescindible.