American Gigoló

American Gigoló se nutre de una buena puesta en escena, presentando a Richard Gere con su impresionante físico en aquel comienzo de los ochenta, que aportaba a sus 30 años, ese punto canalla y cálido, para hacerlo creíble.

Lauren Hutton, tal vez no encaje del todo en su personaje: Su aspecto, su forma de vestir; nos la presentan como a una mujer mayor de apariencia, cuando solo contaba con seis años más que el protagonista.

¿El fallo?: Pues sí, lo hay; una guión absolutamente disperso, carente de entidad en su parte dramática, con un desarrollo fluctuante e indefinido que confunde a un espectador ya bastante desorientado.

Final convencional y previsible. Entretenida.

Poco valorado film que expone de una forma muy por encima de la realidad (con toda probabilidad), un mundo glamuroso de prostitución de altos vuelos. Es injusta la poca valoración que se le da a Richard Gere por este trabajo, parece que de una forma gratuita pues realiza un trabajo muy acertado. Es posible que su personaje sea malinterpretado o despierte envidias fijándose uno en el actor y no en el personaje. Es un film que distrae e incluso confunde pues no va realmente de lo que parece, si no que se enreda la trama creando un fino suspense de tipo policial muy estimable por lo bien llevado, y con un poli cabroncete muy acertado también.

Pero tampoco se queda en eso; puede parecer que la labor de este simpático y experto partenier, culto, políglota y de una educación exquisita, sea una labor penosa y muy sacrificada, pues se trata de hacer más llevaderas las tardes (y de paso las noches) de mujeres bien posicionadas (física y pecuniariamente hablando), alejadas de sus maridos, tanto da en la distancia como tal vez en el afecto o en el entendimiento, pero el amigo, a pesar de ello, no muestra ni una sola vez un mal gesto o una queja, como sería lo normal, al contrario, siempre está dispuesto a mostrar una sonrisa por lo que la película sabe convertirse en una historia agradable y que no deja de interesar en ningún momento, aunque no sea intensamente.

Entendemos su sacrificada labor realizando esas penosas labores pero, como decimos, no se queda tampoco ahí este valedero film, pues además de la intriga policial encierra en él una bonita historia de amor que demuestra como diferenciar el trabajo de amar, con el amor.

Película demasiado olvidada por la crítica y el público en general, a pesar de que trató temas quizás un tanto tabú a principios de los ochenta, como es que las mujeres pudientes pagan a tipos por favores sexuales. Y claro, el gigoló es un Richard Gere al inicio de su carrera, donde su trabajo casi en exclusiva era teatral, y donde valientemente aceptó el papel de Julián que había rechazado John Travolta. Y quizás realiza una de las mejores interpretaciones de toda su carrera, en una primera parte de la película dirigida por Paul Schrader donde descarnadamente vemos la vida y la preparación que necesita un hombre para dedicarse a la prostitución masculina, los sacrificios y los privilegios que tal vida le ofrecen, y lo termina con un desnudo integral de Gere que le llevó a la mítica erótica femenina.

Y pasamos en la segunda parte de esta película de un drama romántico, dada su relación con una atractiva Lauren Hutton, a un thriller de investigación policial donde Julián, a causa precisamente de sus actividades se ve envuelto en un procedimiento criminal, con incierto resultado.

Además del buen ritmo narrativo, de la acusada estética con un Gere con su desnudo integral en pantalla y elegantemente vestido por un tal Armani, y con un " Call me" interpretado por Deborah Harry de Blondie restallando en nuestro oídos en escenas clave, la dramática historia de amor entre la pareja protagonista con ese criticado "siempre quiero hacer el amor contigo" por la temática de la cinta, la termina Schreider con esa intriga tan de moda en los ochenta que llevó a acuñar un nuevo término como "thriller" para definir esta peculiaridad en la amplia jerga cinematográfica.

Mucho mejor, sin duda, de lo que la recordaba. Un notable, 7.

Gigolo no cae en el abismo por cuestiones particulares, sino por un vicio/tendencia propia de los ochenta:su montaje parsimonioso, aletargado, barroco hasta la parodia. Existen determinados elementos que, ahorasi, le juegan en contra al argumento. Uno de ellos es el guión.

Si hasta el minuto 35/40 nada había acontecido, la culpa entonces debe ser adjudicada a un pésimo ritmo por parte de Schrader: su intento por estructurar personalidades complejas, aún subordinando este policial neto, deriva en un tedio narrativo que ninguno de los involucrados, especialmente Gígolo, sabe disimular mediante la actuación. Existe como base de esta obra una depuración tan clara que por momentos yo quedaba desconcertado: no es posible que el defecto sea tan evidente y que ninguno de los encargados de la realización haya tomado cartas en el asunto. Esto es lo que me hace pensar que nuevamente, y he visto varias pelis con esta enfermedad, ciertas convenciones ganan terreno por sobre lo que un argumento exige. Gígolo es una obra tan limpia como desinflada, tan elegante como "pasiva" desde su impacto. Y con esto no pretendo exigir montajes frenéticos ni mucho menos, tan solo un poco, sí, de criterio a la hora de dirigir una peli con todos los elementos servidos en bandeja como para transformarla en un producto decente.

La película viene a decir algo como "Todo lo que no sea el amor verdadero, sabe a decepción". Y decepción es lo que parece sentir Julian Kay cada vez que se asoma por los sórdidos lugares nocturnos y las ampulosas veladas celebradas por y para gente poderosa y adinerada. Pero esa es la fauna que le proporciona la subsistencia, por lo que se puede deducir que Kay odia en realidad el entorno que le rodea, o bien, este no le gusta del todo.