Escrito bajo el sol

Vi anoche esta película, presentada por José Luís Garci en una cadena de TV. No había visto esta magnífica obra del indigne y superlativo John Ford, y a fe que me encantó.

En la película un piloto americano entregado de pleno a la vida militar, tras diversas y múltiples historias, sufre un accidente rompiéndose la columna vertebral y quedando paralizado. Es aquí cuando comienza una carrera como escritor, incluso como guionista en Hollywood. Y cuando había decidido rehacer su vida familia, vino el bombardeo de Pearl Harbour por los japoneses, y se alista como oficial en la guerra aportando ideas novedosas en el sistema de portaaviones. Finalmente volverá con los suyos por una baja médica.

Sensacional dirección de John Ford con un gran libreto de Frank Fenton y William Wister Haines. No le va a la zaga la música de Jeff Alexander y la excelente fotografía de Paul Vogel.

El reparto es de súper lujo con un John Wayne que inunda la pantalla con presencia y bien hacer. Magnífica Maureen O’Hara como la esposa amorosa. Y acompañando actores como Dan Dailey, Ward Bond o Ken Curtis, entre otros. Todos de diez para arriba.

Es como si hubiera varias películas en un ejemplo de magisterio y sabiduría narrativa del maestro Ford que acierta a trascender un argumento que al inicio habría podido parecer de poco recorrido, para llevar a la pantalla una historia dramática apasionante. Aunque en honor a la verdad, es una cinta que pasa con gran agilidad de una escena amable o humorística a otra de profundo dramatismo, lo cual que Ford acierta a crear un insuperable equilibrio del que sólo son capaces pocos directores del cine universal.

El trabajo de Wayne es de una enorme intensidad y fuerza en el personaje de un hombre comprometido con las fuerzas armadas y con su país. Y el talento y la genialidad de Ford crean una puesta en escena que, por sí sola, llena de pasión un relato que llega a conmover.

A mí me ha emocionado y admirado poder visionar esta joya del cine. No entiendo como algunos se atreven a calificarla como “obra menor” de Ford: ¡ya querrían tantos y tantos cineastas poder hacer obras como esta!

Una película dirigida por el maestro de maestros, John Ford, interpretada por su actor fetiche John Wayne, por una estupenda siempre, mitica, Maureen O'Hara y con Ward Bond o Ken Curtis entre los secundarios no puede ser nunca desdeñada.

Y es que no está entre las cinco mejores, quizás tampoco entre las diez mejores películas que dirigió el maestro. Pero con todo y eso estamos ante una comedia dramática o más bien ante una comedia, a ratos, y un drama, en otros momentos, de gran calidad y originalidad.

Sin dejar de ser un biopic sobre la vida del guionista amigo personal de Ford, Frank Wilbur "Spig" Wead, que anteriormente sirvió en la Armada estadounidense, sin dejar tampoco de ser una exaltación de la vida militar (típico en Ford), de la amistad entre hombres (sello Ford) y de la abnegación por la patria (ADN Ford), estamos ante una película con escenas memorables, rodada con mucho vigor y con un punto de rebeldía ante el canon de rodaje de un melodrama.

Una gran película que parece algo oculta a los espectadores.

Esta película nace por el deseo de John Ford de rendirle tributo a un amigo íntimo suyo, colaborador de algunos de sus guiones como “No eran imprescindibles”.
Es una especie de biopic, a lo Ford, de Frank “Spig” Wead, piloto de las fuerzas armadas y después guionista de cine que supeditó todo (familia incluída) a su carrera profesional.

Aunque posee la fuerza de Ford, y está llena de momentos brillantes, no me parece uno de sus trabajos más redondos. Todavía estoy pensando en si su marcada ruptura comedia-drama (pasa del slapstick inicial a casi un melodrama) es otra genialidad más o una manera de captar al espectador. Quizá ambas cosas. Lo que sí se nota, y mucho, es la pasión que pone Ford en esta película. Su devoción por la Marina es patente hasta el último plano.
Hay escenas bélicas con material documental auténtico de la Segunda Guerra Mundial, lo que menos me ha gustado pues resultan algo descompensadas. Luego están las peleas a tartazo limpio, no me parece lo mejor de la filmografía de Ford, a pesar de su característico tono humorístico.

Es por esto que la película no me ha maravillado a tiempo completo, pero hay momentos inolvidables. La última colaboración de John Wayne- Mauren O´hara- John Ford es impresionante. No hay duda de que la película ha ido ganando con el tiempo. Mauren O´Hara es una esposa moderna, que se siente abandonada, aunque no renuncia a la vida social, aunque ello conlleva a veces descuidar su hogar. Queda patente su alcoholismo, aunque parece ser que fue recortado bastante a petición de las hijas de Wead.

Las escenas de ellos dos, con las frecuentes reconciliaciones son antológicas, especialmente cuando están tumbados juntos. Los flash-backs, por ejemplo uno de Mauren O´hara en bañador, fantástico. Y luego están las secuencias del hospital, magníficas.
Aparece, además, un personaje que interpreta al propio John Ford, una especie de alter ego, el cineasta que contrata al propio Wayne para escribir sobre la Marina. Muchas de las cosas de su oficina eran del propio director como los Oscars. Impagable.

Puede que no sea una de mis favoritas de Ford, pero siempre hay muchos motivos para ver una película suya.

John Ford realiza en esta gran película la biografía fílmica de Frank "Spig" Wead (fantásticamente encarnado por John Wayne), piloto del ejército estadounidense y guionista de Hollywood que llegó a colaborar con el propio Ford en "Hombres Sin Miedo" (1932) y "No Eran Imprescindibles" (1945).

En este estupendo film, el genial cineasta norteamericano muestra con sensibilidad y humor la camaradería dentro de la Marina estadounidense, además de exponer una comedia dramática fundamentada en la amistad y la superación personal ante las adversidades físicas y los problemas de tipo emocional.
Incluso la película tiene algo de autoparodia, ya que el director interpretado con mucha gracia por Ward Bond (actor fordiano donde los haya) parece una clara caricatura del propio Ford.

Injustamente catalogada por algunos como título menor dentro de su filmografía, "Escrito Bajo El Sol" no es más que otra obra extraordinaria del maestro de ascendencia irlandesa, con momentos inolvidables como las iniciales incursiones cómicas con resonancias del slapstick del cine mudo, las poderosas imágenes de combate en el clímax con apariencia de documental, y el consabido magisterio narrativo de su autor con algún apunte agridulce, además del mencionado aporte autoparódico.

Para mí se trata de una gran película de John Ford, y en absoluto se puede meter en ese cajón de sastre de las "obras menores" que los críticos de cine se sacan de la chistera de vez en cuando, con algunos cineastas, para distinguir lo bueno de lo menos bueno. Es una obra que hace reír y que hace llorar, por muy alejado que se esté del mundo militar y sus códigos y valores. Es un film sobre derrotas dentro de las victorias y sobre victorias dentro de las derrotas; es un largometraje sobre la dignidad que, pese al calvario que sufre, mantiene el personaje protagonista, interpretado por John Wayne; y es una cinta sobre la familia, sobre el amor, sobre la desgracia, sobre la superación personal, y sobre el inexorable paso del tiempo. Pese a ser una biografía, se trata de un trabajo muy personal, y muy fordiano, y cuenta con momentos de un sorprendente intimismo y de una enorme fuerza dramática. En suma, es un título muy recomendable.