En cuerpo y alma

Tras ignorar hoy la Sección de Nuevos Directores para degustar el excelso Sushi donostiarra de Kenji, volví al Principal a las 16:00 para visionar otra perla, en esta ocasión la ganadora del Oso de oro de la última Berlinale: la húngara En cuerpo y alma, comedia romántica nigérrima dirigida por Ildikó Enyedi. Endre, un señor de mediana edad, es un hombre reservado y seco con un brazo paralizado que dirige un solvente matadero. Durante unos días reciben la visita pasajera de una nueva inspectora de calidad, la robótica, fría, torpe emocionalmente y calculadora Maria, solitaria e incomprendida desde su matemática neurosis. Tras un incidente laboral con un afrodisíaco para reses descubrirán una revelación sorprendente: se encuentran todas las noches en sueños, encarnados en ciervos que se encuentran en paisajes nevados. A partir de este vínculo tan especial comenzarán una extraña y torpe relación de amor.

La preposición "sobre" del título original da un matiz más ajustado que "en" por la que ha sido sustituida en el título español. Así pues la directora húngara en su octavo largometraje en casi treinta años, vuelve a la pantalla con una interesante y original reflexión sobre  el cuerpo y el alma. Para ello se sirve de una historia de amor de dos seres humanos en diferentes estadios de su vida, madurez y juventud, aquejados ambos de problemas físicos él y psicológicos ella y con el denominador común de la soledad asumida como inevitable.

Ambos viven para su trabajo que no es otro que un metafórico matadero de reses donde uno puede imaginar todo tipo de analogías con la vida humana amén de asistir con crudeza descarnada al final angustioso y trágico de estos animales, que probablemente hayan vivido en condiciones nada dignas para un ser vivo, solo para satisfacer nuestro desmedido e innecesario apetito carnívoro en contraposición con la supuesta vida en libertad que representan la pareja de ciervos con la que sueñan los protagonistas. No sabemos si Enyedi ha querido hacer un alegato animalista, pero la reflexión esta ahí.
Esta pareja de ciervos es la conexión onírica que conecta las almas de los dos personajes centrales. Una bella y original idea que da pie para superar los traumas de ambos y demostrar que como decía el otro: la belleza está en el interior y desde allí se puede llegar realmente a amar. Ambos iniciaran un aprendizaje por diferentes caminos desde el respeto y el descubrimiento mutuo que les llevará a soñar la vida juntos. Ya lo dijo Calderón.

Lo cuenta Ildikó con sutileza, sencillez y belleza, con atención y mimo por los detalles, humor, crudeza y poesía en un equilibrio notable donde la pareja protagonista realiza un brillante trabajo actoral y más teniendo en cuenta que para Geza Morcsányi es su debut como actor. Flamante Oso de Oro en el Festival de Berlín como dijo el presidente del jurado Paul Verhoeven, una película solo accesible desde un corazón generoso.

cineziete.wordpress.com

Maria entra a trabajar como inspectora de calidad en un matadero del cual Endre es el director financiero. Entre los dos existe una sintonía nula, aunque tienen en común el ser seres solitarios. Endre es un hombre sexagenario, tiene paralizado su brazo izquierdo, que parece estar ya de vuelta de todo en la vida. Maria, de unos 35 años, padece autismo, lo que le crea, aparte del lógico problema de comunicación, otros muchos inconvenientes al no poder expresar sus sentimientos y ser incapaz de comprender la ironía ajena. Sin embargo estas dos personas no llamadas a encontrarse lo harán al coincidir sus sueños nocturnos.

La directora y guionista de esta película, Ildikó Enyedi, quien llevaba sin dirigir cine 18 años, crea una bella y romántica fábula sobre el amor entre dos seres incapaces de relacionarse. Para ello Enyedi utiliza unos instrumentos tan variados como efectivos y complejos, lo que todo ello, muy bien ensamblado, compone un buen y bonito conjunto.

Las primeras imágenes, que transmiten sosiego, son de una belleza plástica extraordinaria, algo a lo que contribuye, de manera decisiva, la magnífica fotografía de Máté Herbai; al tiempo que se muestran carentes de todo artificio. Ese brillante y desacostumbrado comienzo será continuado a través de unas secuencias concisas y sobrias en todo momento, lo que unido a una cadencia adecuada hará transitar a esta obra de forma precisa, amable y sin sobresalto alguno; una dirección con gran pulso. La sobriedad y la frialdad expuestas hacen resaltar la hermosura manifestada.

El núcleo de 'En cuerpo y alma' es lo principal y único de este trabajo, es decir, lo secundario resulta prescindible, siendo un simple acompañamiento de un tono que no deja de ser monocorde, y eso es un defecto a tener en cuenta. Otra deficiencia, a mi entender, es el hecho de que las metáforas utilizadas (por ejemplo, el asemejar lo que acontece en el interior de un matadero con la triste realidad, en contraposición al idílico mundo onírico) resultan demasiado evidentes.

En definitiva, un drama romántico, que no cae en el melodrama, que aparte de sus valores ya mencionados muestra fielmente, lo que no es nada sencillo, el dolor de la persona autista aunque este no sea exhibido por el sujeto que lo padece.

A "En cuerpo y alma" le rodea ese halo difuso que acompaña a las obras maestras del cine. Una historia de realismo mágico, de encuentro entre dos personas donde el espectador comprende en profundidad lo que les sucede y por lo tanto se implica sentimentalmente en el asunto, aunque es una historia tan extraña que no tiene claro cual puede ser el final; esto favorece al film, ya que te hace pegarte a la pantalla para tratar de averiguar cual será el destino de la peculiar pareja.

Él un hombre ya curtido en amores, director comercial de un matadero, y ella una mujer que repele cualquier contacto físico, solitaria y bastante autista, con una extraordinaria memoria, revisora de control de calidad en el matadero. El flechazo surge al momento de conocerse. El film desarrolla, con rigor, seriedad y espritu poético esa relación. Sus "almas" son hermanas y se muestra mediante sus bellos sueños comunes, el un ciervo macho y ella una cierva que corretean libres por el bosque nevado, comen juntos y beben juntos, como un reflejo de lo que ambos desean hacer en la realidad diurna.

Ahí se podría quedar el film, pero la directora se empeña en darle más empaque poniendo como contrapunto el propio trabajo en el matadero, sangre, carnes muertas, agonia de espera a la muerte, en fin, algo bastante fuerte, sin llegar a ser gore para nada.

Así pues, con esos tres ingredientes: los ciervos felices del bosque, el matadero como telón de fondo y la relación de pareja, se construye una película que te atrapa por su montaje en paralelo, un excelente guión y unas interpretaciones muy sentidas, de forma que el conjunto fluye suevemente pero con energía hasta ese final que nadie podría asegurar dadas las circunstancias.

“Me quemo, y en mi corazón antes vacío reina el Amor”. (Uror, et in vacuo pectore regnat Amor)
Ovidio

El amor es una forma de locura, como buena parte de nuestras existencias también. El amor banalizado por el cine es lo normal. Son muy pocas las películas que exploran éste sentimiento de una manera artística y genuina. No es el caso de la película “En Cuerpo y Alma”, una auténtica sorpresa agradable en el firmamento cinematográfico actual.

Estos “enamorados”, los protagonistas de ésta película húngara, ya están rotos por dentro. Y la incapacidad por rehacerse es apenas una posibilidad remota, algo que por cierto, es el desiderátum aprehensivo de los miles de corazones despechados y ávidos del elíxir de Venus. Del desencuentro al encuentro hay una vuelta de tuerca fantástica a través de los sueños premonitorios o de la autorrealización cumplida. Ambos son náufragos y damnificados. Ella debe tener algún tipo de autismo en grado menor que le impide socializar y le hace ser extrañamente metódica y arisca a cualquier contacto humano; él, es un hombre maduro curtido en mil batallas desde una sabiduría del desgano que le otorga un talante sabio y comedido aunque con ilusiones adormecidas. El ambiente laboral que propicia el encuentro es de paso malsano y brutalmente repelente: un matadero de bovinos.

Lo inesperado de ésta historia es su rareza conceptual sobre un enamoramiento único donde los opuestos se atraen y repelen por una desconfianza instalada desde heridas abiertas y profundas. Estos adultos atareados en una cotidianidad pobre y sin incentivos, desde una tristeza como escalada, redescubren las posibilidades de una vida plena desde el amor romántico sin florituras al estilo de las películas de Julia Roberts.

“En Cuerpo y Alma” sobra la ternura. Y sobra el encariñamiento como un pacto sagrado de la naturaleza cuya pureza se construye desde los defectos y la imperfección. No hay reproches entre los amantes sino miedos sobrellevados desde una soledad terrible asumida estoicamente y sin la cursilería acostumbrada de las telenovelas latinoamericanas. Teniendo todos los motivos para llorar y estremecerse en la desgracia ésta pareja no lo hace y encara el tormento del enamoramiento con estricta sobriedad y autenticidad. Autenticidad como clarividencia de un destino humano posible.

Esta película, a nuestro criterio, debió haber sido la ganadora en los Oscars pasados en el renglón de Mejor Película Extranjera.