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Nunca es tarde

Comedia. Drama Inspirada en una historia real, Al Pacino interpreta al envejecido rockero de los 70 Danny Collins, que a pesar de su edad no puede renunciar a su vida llena de excesos. Pero cuando su manager (Christopher Plummer) le descubre una carta sin entregar que le escribió John Lennon 40 años atrás, decide cambiar de rumbo y embarcarse en un inspirador viaje para redescubrir a su familia, encontrar el amor verdadero y comenzar un segundo acto. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que me daba miedo ver esta película por Al Pacino, temible desde hace décadas con su histrionismo inveterado. Sólo el tema de la carta de John Lennon me espoleó a seguir adelante. Y bien que hice. La mejor interpretación del astro en años, sensible, controlada, utilizando las manos sólo cuando es necesario, sintiendo los diálogos. La patética historia de un dinosaurio del rock que, ya en su segunda o tercera juventud, descbre al hijo al que nunca quiso ver y recibe la llamada de la paternidad. Sí, lo sé, es un cuento de hadas, pero no temáis, la sacarina está controlada. Pacino cuenta con la inestimable colaboración del gran Christopher Plummer, otro que en su vejez dejó aflorar al gran actor que llevaba dentro, y de la sublime Annette Benning, una vez más dando una lección de madurez, serenidad y buen gusto. Elegante, grácil, flexible en su interpretación, esta mujer no ha sido reconocida todavía en lo que vale, tal vez por cargar con el marchamo de esposa de Warren Beatty.
Bobby Cannavale se esfuerza en su papel (ahí es nada dar la réplica a Al Pacino), y Jennifer Garner está difuminada, sin carnaza donde hincar el diente. Como habéis notado, hablo sobre todo de actores. Es una película que se sostiene por ellos. Y por la música, claro. Una peli humilde muy recomendable, y no sólo para amantes del rock.
Eduardo
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12 de octubre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia quasi real sobre un viejo músico de éxito, hastiado de su vida y su carrera hasta que su manager le entrega una carta que le escribió nada más y nada menos que John Lennon al inicio de su carrera, y que se quedó en el camino tras la muerte del Beatle, por obvios motivos.

Al Pacino se mete en el personaje y clava una actuación de las que tienen fundamento en esta comedia dramática, quizás la mejor de los últimos tiempos, donde demuestra para los que lo dudaban lo extraordinario actor que es, y todo lo que le queda por regalarnos a pesar de su pésima elección de papeles últimamente.

Bien secundado por secundarios de lujo, y por una niña que interpreta a su nieta, que es todo un amor, la joven
Giselle Eisenberg, nos relata la redención de un viejo músico drogadicto y alcoholizado, papel que clava.

Muy recomendable, un 6. La disfrutarán, sin duda.
andeltor
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6 de marzo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vejez y mala conciencia por lo visto, van irremediablemente unidos.

A partir de un hecho real, ocurrido en tiempo pasado, del que no se tiene conocimiento ni control de acto, se crea una historia fantasiosa de redención y expiación de las culpas por una vida llena de excesos, egoísmo e insensibilidad plena, la de una estrella del rock que cumple con el estereotipo de vicios, desorden y mala vida; una carta nunca recibida cuestiona el comportamiento de los últimos cuarenta años y abre la posibilidad de ese suculento juego, donde el condicional y sí..., deja espacio al descanso de una mente que se agarra desesperadamente a esa frase no resuelta, de ejecución por siempre imposible, pero cuyo pensamiento calma, sosiega y hace que uno no se vea tan miserable, mezquino ni horrible persona.
El veterano Al Pacino, que se divierte como nadie ejerciendo su perfeccionada profesión, al comando de esa iluminación que deshace maletas, interrumpe giras y deja volver a estar decente y a gusto con uno mismo; fuera alcohol, jovencitas y lo siguiente en el escalafón de la perdición, pasos de conocido recorrido llevados con la sencillez, amabilidad y dulzura de gustar, enternecer y no complicar mucho el asunto a una audiencia cómoda y encantada, que reconoce el relato ha sido confeccionado para agrado y estima de la misma.
Es bonachona, sentimental y de poco lío, no vayamos a editar un drama profundo, seco y austero que rompa esquemas y costumbristas moldes; todo en su punto, ligero y ameno, servicial y amable, se presente el menú estipulado y no obvia ni un detalle en su resurrección, encuentro, rechazo, traspiés, insistencia, necesidad y arreglo familiar pues, es lo que vende, es lo que importa, es lo que el público espera.
“Nunca es tarde”..., si la dicha es buena, y aquí la fortuna de su válido consumo es el placer y deleite de ver a una gloria de la actuación seguir acaparando plano, aunque no cambie ni varíe en exceso su registro en sus últimos trabajos, pues Al sigue siendo un pilar fuerte y robusto que convierte, una sencilla y modosa historia de televisión o dvd, en algo digno de estrenarse en la gran pantalla.
¡No hay más!, beatitud y generosidad por parte de un espectador que perdona la candidez e ingenuidad de todo el tinglado por ver a un padrino que da igual el texto, la dirección o las instrucciones recibidas, simplemente se sitúa delante de la cámara, espera oír el pistoletazo de salida y se deja llevar por la acción para regocijo personal de quien no tiene nada que demostrar, únicamente actúa y tú, como fiel admiradora, le sigues allá donde se mueva.
No es el texto, es quien lo expresa; no es la letra, es quien pone su voz en ella; no es lo narrado, es quien desfila por las tablas del celuloide teatro; admirado actor que da igual las candorosas y garrulas frases que le proporcionen, las dice como nadie.
No emociona, no crea lágrima, no surge la risa, no medita ni suspira por un abrazo, sólo es Al Pacino, de centro de diana, para regodearse todo lo que le venga en gana, rodeado de necesarios secundarios pues, incluso él, necesita de ayudantes que le den replica, aunque estén de decorado y paso para el gran invitado.
No es Danny Collins quien interesa y apetece, o cuya carisma motiva; es Al Pacino, así de sencillo.

Lo mejor; ver a Al Pacino mofarse de si mismo.
Lo peor; la inocencia y virginidad de un texto dócil y manso.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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26 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que se te pasa volando sobre un cantante que se da cuenta que ha tenido de todo menos familia y arrepentido de sentirse encasillado y vacio quiere cambiar y ofrecer lo mucho que tiene que ofrecer, sentirse bien con uno mismo.
Y esto Al Pacino lo borda, el solo se lleva la película y la hace totalmente disfrutable sabiendo lo que es y lo que ofrece. Buena pelìcula muy entretenida y que se te pasara volando. Un placer.
Megustaelcine
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16 de mayo de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante las últimas semanas les he trasladado mi preocupación por el hecho de estar en el punto de mira del jefe y, como consecuencia de ello, tener que sufrir los encargos más lamentables. A pesar de ello he tratado de dignificar mis trabajos y ustedes han sido cómplices de mi esfuerzo y de mi dedicación. Pues bien, cuando ya creía haber conseguido el objetivo, cuando ya tenía al Sr. Asín comiendo prácticamente de la palma de mi mano, me encuentro con que el resto de compañeros me hacen luz de gas. Deben de sentirse amenazados o les corroe la envidia al ver cómo Alfonso me recompensa por mi tenacidad y se dedican a zancadillearme sin pudor. Esta semana, tras el reparto de tareas, iniciaron una serie de maniobras y cambios en la asignación de películas a comentar de forma que, de golpe y porrazo me encontré anoche con la obligación de ver “Nunca es tarde”, horrorosa traducción del original “Danny Collins”, ya que mi crítica tenía que estar encima de la mesa del director hoy mismo. Ayer me resultaba imposible ir al cine ya que tenía una cena con una señorita cuya identidad no puedo desvelar. Si supieran de quién estoy hablando entenderían perfectamente que arriesgara mi puesto en la redacción de habladecine. Así que aturdido por la puñalada sufrida por mis compañeros pero esperanzado por la noche que se me presentaba por delante, acudí a mi cita, como siempre con cierta anticipación para poder tomarme un par de cervezas que me ayudaran a recuperar el ánimo algo alicaído ante la perspectiva de un despido más que seguro.

Al principio estaba solo en el restaurante, pero con la segunda cerveza llegó una familia tradicional (matrimonio y dos hijos, chico y chica) que se sentó en la mesa de al lado. Llegaban discutiendo dentro de un orden. La proximidad física hizo que resultara imposible no escuchar toda su conversación: “A mí me parece que Al Pacino hace tiempo que perdió el norte” decía la hija, una veinteañera con aspecto de intelectual que se expresaba con cierta suficiencia. “Últimamente siempre está sobreactuado”. “Pues a mí me parece que esta vez se ha controlado bastante. Sobre todo si tienes en cuenta que el personaje que interpreta es el de un viejo rockero que vive de los éxitos de su pasado y siempre está drogado o borracho. Hubiera sido muy fácil resultar histriónico hasta decir basta y, sin embargo a mí no me lo ha parecido” defendió la madre. “Di que sí, mamá” intervino el chaval adolescente mientras chocaba los cinco con su padre. “Al Pacino está de puta madre”. “De hecho lo nominaron a los Globos de Oro por este papel” confirmó el padre. “Los Globos de Oro los entregan un centenar de abuelos que trabajan en la prensa extranjera de Hollywood” contestó la chica medio indignada. “Para mí no tienen ninguna credibilidad”.
Viendo que estaban hablando de la primera película como director de Dan Fogelman, me enderecé en mi asiento y agudicé el oído con disimulo. No solo me podía servir para salvar los muebles, sino que en verdad me interesaba saber qué pensaba esta familia del debut como director del guionista de la maravillosa “Crazy, Stupid Love” o de las dos entregas de “Cars” para la Pixar.

“A mí me ha hecho pasar un buen rato, cariño” decía la madre tratando de atenuar el supuesto enfado de su hija. “Es una historia que resulta muy amable, que demuestra no tener excesivas pretensiones y que disfrutas con la sonrisa en la boca durante muchos minutos”. “Ya, pero previsible a más no poder” espetó la chica. “Se sabe lo que va a pasar desde el minuto uno”. “Sobre todo porque está basada en hechos reales, listilla” le vaciló el hermano. “Tú que lees esas revistas tan raras de cine y música seguro que ya sabías lo que le pasó al auténtico rockero que recibió esa carta de John Lennon”. “Eso es lo que más vale de la película”, se defendió la hermana. “La banda sonora con las canciones de Lennon. Bueno, y la música de Theodore Shapiro y Ryan Adams acompaña bastante bien”. El padre me miraba de reojo dándose cuenta de que estaba al tanto de su conversación. O quizás lo hacía porque envidiaba mi soledad, pero aprovechó un momento para intervenir. “Yo lo que he echado en falta es que los secundarios hubieran tenido algo más de desarrollo. Están todos magníficos. Christopher Plummer, Jennifer Garner y, sobre todo Annette Bening. Mira que me ha gustado siempre a mÍ esta mujer. Tan natural, sin retoques, sin artificios. Un bomboncito” “¡Papaaaaaa! ¡Que es una abuela!” le reprocho su hijo. “La que estaba buena era la novia que sale al principio en la ducha”. “¡Qué patán eres!” le reprochó su hermana ignorándole al instante. “A mÍ el que me ha llamado la atención es Bobby Cannavale. Es tan distinto su papel al de Boardwalk Empire y Blue Jasmine… Eso es una demostración de que tiene varios registros”.

Vi que entraba por la puerta del restaurante mi cita toda vestida de negro y con la melena recogida en una cola de caballo que me resultó sumamente seductora. Antes de que se inclinara para saludarme con dos besos y mostrarme un generoso escote que me permitió comprobar que llevaba la ropa interior a juego, me dio tiempo a escuchar a la hija filosofando acerca de las segundas oportunidades, a la madre destacar lo complicado que son las relaciones familiares y al padre suspirar que en la película también se hablaba de lo que piensas que va a ser tu vida y lo que la realidad te devuelve. Y mientras lo decía su mirada pasaba de desear los pechos de mi pareja a envidiarme y por último a resignarse mientras el chaval empezaba a tararear “Baby Doll” moviendo las caderas como Pacino en la película.

LO MEJOR: Todos los secundarios y la contención de Al Pacino

LO PEOR: La traducción del título

VALORACION:

Banda Sonora: 9

Fotografía: 6

Interpretación: 8

Dirección: 6

Guión: 6

Satisfacción: 6´5

NOTA FINAL: 6´91
MAMBA NEGRA
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