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España España · ZARAGOZA
Críticas de MAMBA NEGRA
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
4
16 de mayo de 2016
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevamos haciendo esta pregunta más de 30 años, más o menos el mismo tiempo que llevamos preguntando si la novela ha muerto, o si el teatro ha muerto. Quiero creer que cuando lanzamos esta pregunta al aire estamos pensando en la época dorada del género, es decir, mediados del siglo pasado. Si es así, la respuesta es sí, el western ha muerto. Por lo menos, ese tipo de western. Obviamente ya no se hacen esas películas del oeste que dirigía Ford, Mann, Hawks, Walsh…básicamente porque era otra época, otro estilo de producción, en definitiva, eran unos condicionantes totalmente distintos a los actuales. Sin embargo se siguen haciendo películas que se encuadran en ese género, algunas de calidad, en cuyo caso la respuesta sería no. No ha muerto el western. Inevitablemente me viene a la cabeza mi adorado Tarantino y su maravillosa “Los Odiosos ocho”, pero lo cierto es que ni la producción es tan abundante como lo fue en su época dorada, ni la calidad es tan buena salvo algunas honrosas excepciones.

“La venganza de Jane”, en mi opinión, no es una honrosa excepción, lo cual me genera dos problemas muy gordos, uno como espectador y otro como redactor. Como espectador, el problema que me genera es que me aburrí soberanamente. La película dirigida por Gavin O¨Connor (“Warrior”, “Cuestión de honor”, “El milagro”) tiene una historia muy plana que avanza con una lentitud exasperante y que unos innecesarios flashbacks aún ralentiza más. Como redactor, el problema que me genera es que ya está todo dicho y el jefe me exige un mínimo de extensión en el texto, así que hablando de planas, tengo que decirles que el grupo de ruidosas veinteañeras que compartían fila conmigo en el cine no lo eran para nada, aunque eso es anecdótico e irrelevante para lo que les quería contar. Durante todo el año estamos suspirando porque la gente vaya al cine, porque crezca el número de espectadores, porque las taquillas reflejen cuantiosos beneficios que salvaguarden el futuro de la industria, pero va siendo hora de que exijamos respeto y educación en el público. La mayoría de los que estábamos en la sala sabíamos que “La venganza de Jane” estaba protagonizada por Natalie Portman y los que no lo supieran lo vieron en los créditos iniciales o la reconocieron en cuanto apareció en pantalla. Resulta bastante molesto que la pedorra sentada 6 asientos a mi izquierda le gritara enfebrecida a su compañera “¡Mira! ¡Natalie Portman” y que esta se lo dijera a la otra y así sucesivamente hasta llegar a la que estaba a mi lado que se giró hacia mí y se encontró con una mirada asesina que hizo que se cortara la cadena. Una Natalie Portman, dicho sea de paso, que como productora del film pretende componer un personaje duro y curtido del salvaje oeste para lucimiento propio pero que está mucho más cerca de la Sra. Ingalls de “La casa de la pradera”. La acompañan Joel Edgerton (“Black Mass”, “Zero Dark Thirty”), Noah Emmerich (que debutó en “Beautiful girls” y ahora lo tenemos por series televisivas como “The americans”) y Ewan McGregor que no necesita presentación ni referencias y que en esta ocasión se encuentra muy lejos de su nivel interpretativo habitual dando vida al villano de la historia pero que no da miedo ni infunde respeto alguno.
Bueno, que no les aburro más. Solo una curiosidad sobre las tremendas dificultades del rodaje de esta película que, obviamente poco han ayudado al resultado final. La directora inicialmente elegida era Lynne Ramsay (“Tenemos que hablar de Kevin”) y el papel que interpreta Edgerton estaba pensado para Jude Law. La salida el primer día de rodaje de Ramsay y su sustitución por O´Connor provocó que parte de su equipo artístico y técnico abandonara también el proyecto, incluyendo a Dairus Khondji, su director de fotografía y al propio Jude Law. No sé si el resultado final de la película hubiera sido más satisfactorio, pero estoy seguro de que mis pedorras vecinas se hubieran gritado unas a otras “¡Mirad, es Jude Law!”. ¡Qué cruz!

VALORACION:

Banda sonora: 4

Fotografía: 5

Interpretación: 5

Dirección: 4

Guión: 3

Satisfacción: 3

NOTA FINAL: 4
MAMBA NEGRA
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6
5 de agosto de 2016
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para que mi jefe no me volviera a acusar de apático, esta semana fui el primero en levantar la mano en la redacción de habladecine. En cuanto nombró “Nuestros amantes” como primer estreno de la semana me mostré solícito e impetuoso para encargarme de su crítica. Yo creo que gané puntos. En el fondo subyacía la idea de que al ser una película interpretada por Eduardo Noriega, el número de espectadoras femeninas podría ser importante. Es la misma táctica que la de los pubs. Hay que ir a los que tienen de camareros a un montón de chavalotes jóvenes y musculados. En un bar con unas camareras de diseño solo te encontrarás decenas de clientes masculinos que van allí a husmear como perros en celo, mientras que en el de los camareros de portada de revista, la clientela será mayoritariamente femenina y allí hay que estar… por si acaso. Pero eso es otro tema. El caso es que creo que gané puntos. También influyó en mi decisión que el director de la película, Miguel Angel Lamata, es paisano mío, más o menos de mi edad y lo veía muy a menudo durante mi adolescencia en el Centro Natación Helios, club deportivo de Zaragoza en el que yo jugaba a tenis, a la pocha y bebía porrones, mientras él jugaba al ajedrez con aspecto de friki. Jamás tuvimos un contacto más allá del vernos con mucha frecuencia quizás porque no había feeling o no vivíamos en los mismos círculos. Yo lo veía como un solitario distraído y el seguramente pensaría de mí que era uno de esos pijos del tenis que se paseaba por el club con sus rizos al viento (¡qué tiempos aquellos en que tenía rizos! Es más, ¡qué tiempos aquellos en que tenía pelo!). Tengo que añadir que sus tres trabajos anteriores me parecen muy flojos: “Una de zombies”, “Isi & Disi. Alto voltaje” y “Tensión sexual no resuelta”. Pues bien, a pesar de todo esto que les cuento, en el fondo admiro a Miguel Angel Lamata y deseo de corazón que triunfe. No sé por qué. Será porque los dos llevamos tiempo sufriendo con un Real Zaragoza que nos da disgustos año tras año, será porque me parece encomiable haberse abierto camino en una ciudad que hasta hace pocos años estaba mucho más alejada de Madrid y de Barcelona que ahora, o será por un extraño e injustificado orgullo de pertenencia por el mero hecho de haber compartido un mismo espacio físico durante años.

El caso es que fui a ver “Nuestros amantes” con ganas y con animus gustandi, si me permiten que me invente un latinajo. Y tengo que reconocer que Lamata consiguió atraparme desde el primer plano porque, tratando de imitar lo que Woody Allen hace con Manhattan, el director aragonés convierte Zaragoza en el personaje principal de la película. Lo hace con un plano aéreo que nos muestra el Coso con el Teatro Principal y sus alrededores para ir descendiendo hasta la cafetería “La bendita” convertida en la película en una librería-café a la que entra Eduardo Noriega y en la que conoce al personaje interpretado maravillosamente por Michelle Jenner. A partir de ese momento poco me importa que la primera hora de la película se quede en una pueril imitación de los brillantes diálogos que Richard Linklater escribiera para Ethan Hawke y Julie Delpy en su excelente trilogía “Antes del amanecer”, “Antes del atardecer” y “Antes del anochecer”. A diferencia de estas, los personajes de “Nuestros amantes” recitan unos diálogos que, parece que Lamata escribiera cuando era joven entre partidas de ajedrez y que le parecieran tan brillantes que los haya tenido guardados para incluirlos en un guión en cuanto le fuera posible, pero que resultan forzados e irreales de manera que los actores parece que estén recitando en lugar de interpretando. Poco me importa también que Eduardo Noriega, Fele Martinez, Gabino Diego y Amaia Salamanca no consigan la naturalidad que alcanza Jenner en una milagrosa pirueta interpretativa. Poco me importa todo eso. Los planos de la Plaza de España, del Parque Grande, de la Calle Alfonso, de algunos conocidos restaurantes de mi ciudad…me cautivaron durante todo el metraje de la película hasta el punto de que en un momento dado se me olvidaron todos los defectos, todas las taras, toda la pretenciosidad de este trabajo ya que me sentí plenamente identificado con uno de los personajes y, por lo tanto, pensé que la trama me podía suceder a mí. Y no hablo de Noriega, ni de Jenner, ni de Martinez, ni de Diego. Hablo del personaje principal de “Nuestros amantes” que no es otro que la preciosa y luminosa Zaragoza, ciudad en la que vivo, de la que estoy enamorado y que, a pesar de que un año más tendrá al equipo de futbol en la segunda división, es una ciudad de primera, por sus calles, sus restaurantes, su gente, su cierzo, su Virgen del Pilar, su Río Ebro y sus famosos como Miguel Angel Lamata, aunque no consiga conectar ni con él ni con su obra.

LO MEJOR: El retrato de Zaragoza. (Tampoco me importa que haya photoshop)
LO PEOR: Los diálogos forzados y grandilocuentes.
MAMBA NEGRA
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2
16 de mayo de 2016
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Les aseguro que estas últimas semanas me he sentido identificado con los jugadores de fútbol. Me refiero a los profesionales, a los que salen en la tele con Messi, Ronaldo y compañía. Como componente de la plantilla de redactores de habladecine.com, he estado cada viernes esperando la lista de convocados para ver si nuestro director me levantaba el tácito castigo al que he sido sometido, en mi opinión injustamente, por haber realizado unas declaraciones en mi última crítica que pudieron ser malinterpretadas. Ya no sé si han sido dos, tres o cuatro viernes los que han pasado sin que se contara conmigo, pero lo cierto es que el desánimo ya se había apoderado de mí. Por eso, cuando el jueves pasado, Alfonso me citó en su despacho se me aceleró el pulso. Inicialmente se reprodujo la escena de “¡Qué bello es vivir!” en la que el Sr. Potter intimidaba desde su trono al pobrecito George Bailey, pero cuando se sacó el puro de la boca y me dijo displicente “este fin de semana vas a escribir”, mi mundo se volvió del revés y sentí que mi suerte había cambiado. ¿Sería la nueva de los Coen? ¿El superhéroe de Marvel? ¿La película colombiana nominada al Oscar? “A ver qué me cuentas de “Mejor…solteras”, me dijo indicándome donde estaba la puerta.

Tengo que reconocer que en principio me sentí frustrado y espero que no me tachen de prepotente si les confieso que pensé en lo que podría sentir Sergio Ramos si Zidane lo convocara para jugar en el filial, pero hice un ejercicio de reflexión, decidí afrontarlo como un reto y me dispuse a darlo todo. Me reservé el lunes por la noche para ir a ver la película y, como durante todo el día estuve nervioso, no pude evitar tomarme un par de cervezas antes de entrar. Bueno, quizás fueran tres o cuatro. Me pasó como con los viernes que llevaba sin estar convocado y perdí la cuenta.

Entré en la sala diez minutos antes y allí estaba yo solo. Todo el cine para mí. Supongo que las sesiones del lunes por la noche no son las de máxima audiencia, pero no iba a dejar que eso me influenciara. Estaba decidido a concentrarme en el film para sacarle todo el jugo y bordar la crítica posterior.

La película empieza con una insulsa y rápida presentación de las cuatro protagonistas, una de las cuales es Dakota Johnson, conocida por protagonizar el bodrio de 2015 “50 sombras de Grey” y más aún por ser la hija de Don Johnson y Melanie Griffith. Las amigas son Rebel Wilson, oronda actriz australiana que participó en “Dando la nota” y su secuela, Leslie Mann, esposa de Judd Apatow que hemos podido ver en “17 otra vez”, “Lío embarazoso” y “Si fuera fácil”, y que aquí interpreta el papel de la hermana de Dakota, y Sarah Ramos, que nada tiene que ver con el jugador del Real Madrid antes mencionado y que para mí era una absoluta desconocida. La acción se desarrolla en Nueva York y la película empieza con Dakota Johnson diciéndole a su novio que necesita espacio, conocer a otras personas, tener nuevas experiencias, en fin, lo de siempre. Lo que pasa es que en ese momento alguien se sentó a mi derecha dejando en el medio un asiento libre para los abrigos. Inevitablemente me giré para curiosear quién había llegado tarde a una sesión nocturna y la semioscuridad de la sala me devolvió la silueta de una chica joven, alta, con pelo largo y vestido ajustado. Por un momento fantaseé con la idea de que ella fuera como una de las protagonistas de “Mejor…solteras” y se tratara de una mujer sin complejos dispuesta a hacer cualquier cosa por tener una relación. Y cuando digo cualquier cosa me refiero básicamente a beberse media docena de copas para acostarse con un tío y amanecer en su cama al día siguiente con tan pocos recuerdos como compromisos y sin ninguna explicación o justificación convincente. Me estoy despistando sin darme cuenta de que me estoy jugando la titularidad. No puedo desperdiciar la confianza del mister así que me centro en la pantalla. ¡Mira! Dakota y la gordita en la sauna manteniendo una charla que pretende ser profunda y divertida a la vez. A ver cómo lo resuelve el director… La verdad es que estar en una sauna con una par de chavalas es una de mis fantasías, si me permiten que se lo confiese. El calor unido al olor de la madera y al hecho de disfrutar de la visión de dos cuerpos semidesnudos siempre me ha resultado sumamente erótico. ¡Joder! ¡No hay forma de centrarse en la trama! Así no puedo ir a ningún lado. Me giro con disimulo para ver si mi compañera de sala muestra interés pero veo que está mandando mensajes con el móvil. Deduzco que la película también le está resultando un rollo y se me ocurre que podría invitarla al salir a tomar una copa y hablar de lo que hemos visto. Trataría de resultar ingenioso, culto y experto cinéfilo diciéndole que la película me había parecido insoportable; que pretendía ser “Sexo en Nueva York” y “Bridget Jones” pero que no se acercaba al glamour de la primera ni a la chispa de la segunda ni por asomo. Que Rebel Wilson parece una burda imitación de Melisa McCarthy a la que no le llega ni a la suela de los zapatos. Que el director, Christian Ditter, el de “Los imprevistos del amor”, no tiene personalidad y podría haber sido sustituido por un cámara del telediario. Que los guionistas Abby Kohn y Marc Silverstein (“¿Qué les pasa a los hombres?”, “Historias de San Valentin”,) son incapaces de hacer un diálogo o generar una escena medianamente atractivos, o con algo de gracia, o con algún destello por mínimo que sea. Seguramente habrán visto y disfrutado las películas del clan James Franco, Jonah Hill, Channing Tatum y habrán querido hacer una comedia gamberra como la de este maravilloso grupo pero en femenino. Pero les ha salido un engendro soporífero que me hubiera dejado con la sensación de haber tirado a la basura dos horas de mi vida de no ser por esta copa que me estoy tomando contigo.
El caso es que se encendieron las luces y al mirar a mi lado ya no había ni abrigo, ni chica, ni nada más que una sensación insoportable de vacío.
MAMBA NEGRA
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9
5 de agosto de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Titulo el presente artículo con el original de la película ya que, además de parecerme mucho más adecuado que su traducción “Espías desde el cielo”, me recuerda a la mítica canción de Alan Parsons Project que tantas veces escuché a principios de los 80. La canción no tiene nada que ver con el film del que vamos a hablar ya que no suena en ningún momento y, aunque el concepto en sí del sintagma sea el mismo en el fondo, el objetivo de la celeste mirada todopoderosa es muy diferente en una y otra. Pero no me digan que no se han trasladado mentalmente a esa maravillosa década en la que nuestras únicas preocupaciones eran saber si Borg superaría a McEnroe en Wimbledon y juntar unas pesetas para tomar un par de cubatas el sábado por la tarde/noche en los bares en los que se estrenaban los últimos vídeos de Michael Jackson y a los que acudían tarde o temprano las compañeras del colegio por las que todos suspirábamos durante la semana. Bueno, eso siempre y cuando sean ustedes de mi generación y se sigan sorprendiendo con las nuevas tecnologías y con todo tipo de avances que no por conocidos nos resultan poco menos que increíbles.
El haberme remontado a mi adolescencia tiene otra explicación más aparte del recuerdo del tema musical que hemos mencionado. Y es que hablamos de una etapa de nuestras vidas y de unos años en los que la capacidad de asombrarnos era tremenda, lo cual, parafraseando al Maestro Yoda vendría a significar algo así como que el asombro nos lleva a prestar más atención, la atención incrementa nuestra concentración y la concentración nos conduce, no al lado oscuro sino todo lo contrario, al deleite de los sentidos y a la iluminación absoluta.
“Espías desde el cielo” es una película que ha conseguido captar toda mi atención de manera que, en esta ocasión, no les puedo hablar de espectaculares mujeres que hayan entrado en la sala, ni de pedorras que se dediquen a hablar en voz alta unas con otras, ni de maleducados que estuvieran iluminando la sala con las pantallas de su móvil. Gavin Hood, que con su película “Tsotsi” ganó en 2005 el Oscar a la mejor película de habla no inglesa para Sudáfrica y que ahora llevaba un par de años sin trabajar tras el fiasco de la adaptación de la exitosa novela de ciencia ficción “El juego de Ender”, nos atrapa en esta ocasión imprimiendo un ritmo certero a una interesante historia llevada a la pantalla gracias a un soberbio guión de Guy Hibbert (“Cinco minutos de gloria”). Ya les he confesado algunas veces que procuro entrar a la sala sabiendo lo mínimo de la película que voy a ver. En esta ocasión lo he conseguido totalmente. A ello ha contribuido mucho el hecho de haber pasado 72 horas celebrando un cumpleaños en una playa de Castellón y yo les recomiendo a ustedes que lo hagan así si pueden. Primero porque estar 72 horas seguidas bebiendo y comiendo con buenos amigos es algo que no tiene precio. Y segundo porque si van sin prejuicios al cine, sin referencias y con la cabeza virgen, podrán dejarse atrapar por esta maravillosa película. Así que no seré yo quien les dé ni una sola pista de la trama (el resumen de 5 líneas en alguna prestigiosa web les destripa la película entera), pero como me da un poco de vergüenza cerrar la crónica sin haber hecho ningún comentario técnico, les diré que el elenco de actores está perfecto. Todos y cada uno de ellos cumplen a la perfección con su cometido. He leído por ahí que destaca Hellen Mirren, pero tal afirmación me parece injusta puesto que Alan Rickman (a quien se le dedica esta película ya que falleció antes de su estreno), Aaron Paul, Phoebe Fox, Barkhad Abdi (si alguien tenía dudas de si lo de “Capitan Phillips” fue una casualidad, apuesto a que con este trabajo se le borran), Iain Glen (nada que ver con el Jorah Mormont de “Juego de Tronos”), todos, en definitiva, están tan brillantes como la oscarizada dama británica.
O sea que tenemos una interesante historia plasmada en un soberbio guión y con unas maravillosas interpretaciones. Si a ello le añadimos la contribución a crear una gran atmósfera de tensión con la fotografía del chipriota Haris Zambarloukos (“Thor”, “Locke”, “Mamma Mia”) y la música de los sudafricanos Paul Hepker y Mark Kilian con los que ya trabajó el director en la premiada “Tsotsi”, el resultado solo puede atraparnos y sorprendernos como si fuéramos unos adolescentes que con un cubata en la mano y Alan Parsons de fondo clavábamos nuestros eyes en los skies de las chavalotas ochenteras.
LO MEJOR: El ritmo y la atmósfera. La tensión generada. El guión. Los actores. ¡La película, coño!
LO PEOR: Saber más cosas de las debidas antes de su visionado
MAMBA NEGRA
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6
16 de mayo de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante las últimas semanas les he trasladado mi preocupación por el hecho de estar en el punto de mira del jefe y, como consecuencia de ello, tener que sufrir los encargos más lamentables. A pesar de ello he tratado de dignificar mis trabajos y ustedes han sido cómplices de mi esfuerzo y de mi dedicación. Pues bien, cuando ya creía haber conseguido el objetivo, cuando ya tenía al Sr. Asín comiendo prácticamente de la palma de mi mano, me encuentro con que el resto de compañeros me hacen luz de gas. Deben de sentirse amenazados o les corroe la envidia al ver cómo Alfonso me recompensa por mi tenacidad y se dedican a zancadillearme sin pudor. Esta semana, tras el reparto de tareas, iniciaron una serie de maniobras y cambios en la asignación de películas a comentar de forma que, de golpe y porrazo me encontré anoche con la obligación de ver “Nunca es tarde”, horrorosa traducción del original “Danny Collins”, ya que mi crítica tenía que estar encima de la mesa del director hoy mismo. Ayer me resultaba imposible ir al cine ya que tenía una cena con una señorita cuya identidad no puedo desvelar. Si supieran de quién estoy hablando entenderían perfectamente que arriesgara mi puesto en la redacción de habladecine. Así que aturdido por la puñalada sufrida por mis compañeros pero esperanzado por la noche que se me presentaba por delante, acudí a mi cita, como siempre con cierta anticipación para poder tomarme un par de cervezas que me ayudaran a recuperar el ánimo algo alicaído ante la perspectiva de un despido más que seguro.

Al principio estaba solo en el restaurante, pero con la segunda cerveza llegó una familia tradicional (matrimonio y dos hijos, chico y chica) que se sentó en la mesa de al lado. Llegaban discutiendo dentro de un orden. La proximidad física hizo que resultara imposible no escuchar toda su conversación: “A mí me parece que Al Pacino hace tiempo que perdió el norte” decía la hija, una veinteañera con aspecto de intelectual que se expresaba con cierta suficiencia. “Últimamente siempre está sobreactuado”. “Pues a mí me parece que esta vez se ha controlado bastante. Sobre todo si tienes en cuenta que el personaje que interpreta es el de un viejo rockero que vive de los éxitos de su pasado y siempre está drogado o borracho. Hubiera sido muy fácil resultar histriónico hasta decir basta y, sin embargo a mí no me lo ha parecido” defendió la madre. “Di que sí, mamá” intervino el chaval adolescente mientras chocaba los cinco con su padre. “Al Pacino está de puta madre”. “De hecho lo nominaron a los Globos de Oro por este papel” confirmó el padre. “Los Globos de Oro los entregan un centenar de abuelos que trabajan en la prensa extranjera de Hollywood” contestó la chica medio indignada. “Para mí no tienen ninguna credibilidad”.
Viendo que estaban hablando de la primera película como director de Dan Fogelman, me enderecé en mi asiento y agudicé el oído con disimulo. No solo me podía servir para salvar los muebles, sino que en verdad me interesaba saber qué pensaba esta familia del debut como director del guionista de la maravillosa “Crazy, Stupid Love” o de las dos entregas de “Cars” para la Pixar.

“A mí me ha hecho pasar un buen rato, cariño” decía la madre tratando de atenuar el supuesto enfado de su hija. “Es una historia que resulta muy amable, que demuestra no tener excesivas pretensiones y que disfrutas con la sonrisa en la boca durante muchos minutos”. “Ya, pero previsible a más no poder” espetó la chica. “Se sabe lo que va a pasar desde el minuto uno”. “Sobre todo porque está basada en hechos reales, listilla” le vaciló el hermano. “Tú que lees esas revistas tan raras de cine y música seguro que ya sabías lo que le pasó al auténtico rockero que recibió esa carta de John Lennon”. “Eso es lo que más vale de la película”, se defendió la hermana. “La banda sonora con las canciones de Lennon. Bueno, y la música de Theodore Shapiro y Ryan Adams acompaña bastante bien”. El padre me miraba de reojo dándose cuenta de que estaba al tanto de su conversación. O quizás lo hacía porque envidiaba mi soledad, pero aprovechó un momento para intervenir. “Yo lo que he echado en falta es que los secundarios hubieran tenido algo más de desarrollo. Están todos magníficos. Christopher Plummer, Jennifer Garner y, sobre todo Annette Bening. Mira que me ha gustado siempre a mÍ esta mujer. Tan natural, sin retoques, sin artificios. Un bomboncito” “¡Papaaaaaa! ¡Que es una abuela!” le reprocho su hijo. “La que estaba buena era la novia que sale al principio en la ducha”. “¡Qué patán eres!” le reprochó su hermana ignorándole al instante. “A mÍ el que me ha llamado la atención es Bobby Cannavale. Es tan distinto su papel al de Boardwalk Empire y Blue Jasmine… Eso es una demostración de que tiene varios registros”.

Vi que entraba por la puerta del restaurante mi cita toda vestida de negro y con la melena recogida en una cola de caballo que me resultó sumamente seductora. Antes de que se inclinara para saludarme con dos besos y mostrarme un generoso escote que me permitió comprobar que llevaba la ropa interior a juego, me dio tiempo a escuchar a la hija filosofando acerca de las segundas oportunidades, a la madre destacar lo complicado que son las relaciones familiares y al padre suspirar que en la película también se hablaba de lo que piensas que va a ser tu vida y lo que la realidad te devuelve. Y mientras lo decía su mirada pasaba de desear los pechos de mi pareja a envidiarme y por último a resignarse mientras el chaval empezaba a tararear “Baby Doll” moviendo las caderas como Pacino en la película.

LO MEJOR: Todos los secundarios y la contención de Al Pacino

LO PEOR: La traducción del título

VALORACION:

Banda Sonora: 9

Fotografía: 6

Interpretación: 8

Dirección: 6

Guión: 6

Satisfacción: 6´5

NOTA FINAL: 6´91
MAMBA NEGRA
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